-
(Campana)
-
(Campana)
-
(Campana)
-
Buenos días, querida sangha,
-
¿me oyen todos bien?
-
Bien.
-
¿La traducción va bien?
-
Bien.
-
Hemos tenido tres días muy hermosos.
-
El sol brillaba
-
y puede disfrutar de verdad
del otoño sin pasar mucho frío.
-
Las hermanas me decían:
'Viene lluvia'.
-
Así que disfruto mucho del sol
y me preparo para la lluvia.
-
Bien, espero que hayan pasado
una mañana maravillosa
-
y hayan podido disfrutar algo del sol,
-
paseando en nuestras aldeas,
-
bien sea Upper Hamlet,
Lower Hamlet o New Hamlet,
-
y tomarse un tiempo
para regresar a uno mismo
-
y disfrutar de los pasos
y de la respiración.
-
Hoy llevo puesta mi chaqueta de la OI.
-
Porque este invierno estamos
dando una serie de charlas del Dharma
-
sobre los 14 entrenamientos
de la plena conciencia
-
de la Orden del Interser.
-
Los miembros de la OI,
de la Orden del Interser,
-
llevan esta chaqueta
como parte de su uniforme.
-
La primera vez que la vi,
-
yo... Me fijé en ella al instante.
-
Me gusta mucho el corte
y la sencillez de esta chaqueta.
-
Es muy simple, líneas claras, sin adornos.
-
Me gustó mucho.
-
Y le pregunté a una hermana:
'¿Dónde puedo conseguir una?'
-
No sabía que tienes que...
-
No sabía que debes seguir una trayectoria
-
antes de poder llevarla.
-
No sabía que tienes que ser
miembro de la OI para llevarla.
-
Así que podrías decir
que tomé los 14 entrenamientos
-
para poder llevar esta chaqueta.
-
(Risas)
-
Cuando era más joven
veía a las animadoras, ya saben.
-
Jugadores de baloncesto, y...
-
No es que quisieras ser animadora
del equipo de un deporte que te gustara,
-
era solo el uniforme.
-
(Risas)
-
Algunos pueden sentir lo mismo
por el hábito monástico, no sé.
-
(Risas)
-
Pero saben, cuando por fin
tomé los 14 entrenamientos,
-
ya era monástica.
-
Dos años después de tomar los hábitos,
antes era así.
-
Empezamos tomando
los 14 entrenamientos también,
-
porque los 14 entrenamientos
son tanto para laicos
-
como para monásticos.
Es una orden de cuatro brazos.
-
Es decir, hombres laicos, mujeres laicas,
y monásticos monjes y monjas.
-
Cuando tomé los 14 entrenamientos,
-
siendo monástica,
-
y obtuve el derecho
de llevar la chaqueta,
-
no podía hacerlo.
-
Porque había una especie de estigma
-
acerca de que los monásticos
llevaran la chaqueta de la OI.
-
Si llevabas esta chaqueta,
era como si te hicieras pasar
-
por alguien demasiado maduro
para tu edad monástica.
-
Algo de eso.
-
Eran más bien las hermanas y hermanos
mayores quienes llevaban esta chaqueta.
-
Y hoy he dudado si ponérmela,
-
porque no quería hacer ver
que soy mayor dentro de la comunidad.
-
(Risas)
-
Pero quería ponérmela para mostrarles
cómo es una chaqueta de la OI,
-
ya que hablamos de la Orden del Interser,
-
los 14 entrenamientos
de la Orden del Interser.
-
De todas formas, es como una presentación.
-
Hace unas semanas, una hermana mayor
iba a dar una charla del Dharma
-
y también dudaba si ponerse la chaqueta.
-
Todos decían: "Pareces demasiado madura
con la chaqueta puesta'.
-
Pero no sé si madura significa
que te hace vieja, una cuestión de edad
-
y si demasiado madura significaba
-
que te jactas de ser una persona sabia,
-
o si demasiado madura significa
-
que aparentas más de lo que eres.
-
No sabía qué significa demasiado maduro
cuando te pones esta chaqueta.
-
Pero hoy me siento muy cómoda llevándola.
-
Me gusta.
-
Lo admito.
-
Así que si eres nuevo y tienes curiosidad
-
sobre la historia de los 14 entrenamientos
de la Orden del Interser,
-
cómo se creó,
-
o sobre todos los entrenamientos
-
de los que hemos hablado este invierno,
-
puedes ir a nuestro canal de YouTube,
-
Plum Village Online Monastery,
-
para lograr esa información.
-
Hoy, yo,
-
me han pedido que hable
de los entrenamientos 8, 9 y 10.
-
Al final de cada fila
hay hojas con los entrenamientos.
-
Si pueden pasárselos,
los leeremos juntos.
-
Leo primero el octavo entrenamiento:
-
"Verdadera comunidad y comunicación.
-
Consciente de que la falta de comunicación
siempre trae separación y sufrimiento,
-
me comprometo a entrenarme
-
en la práctica de la escucha compasiva
y el habla amorosa.
-
Sabiendo que una verdadera comunidad
tiene sus raíces en la inclusión
-
y en la práctica concreta de
ver, pensar y hablar con armonía,
-
practicaré compartir
mi comprensión y experiencias
-
con mi comunidad para alcanzar
una visión profunda colectiva.
-
Estoy determinada a aprender a escuchar
profundamente sin juzgar ni reaccionar,
-
y me abstendré de usar palabras
que puedan crear discordia
-
o sean causa de ruptura en la comunidad.
-
Siempre que aparezcan dificultades
-
permaneceré en la sangha y practicaré
observar hondamente en mí y en los demás
-
para reconocer las causas y condiciones,
incluida mi propia energía de hábito,
-
que han originado dichas dificultades.
Me responsabilizaré
-
de toda contribución que yo haya hecho
al desarrollo del conflicto
-
y mantendré la comunicación abierta.
-
No me comportaré como una víctima,
-
sino que buscaré vías de reconciliación y
resolución en todo conflicto,
-
incluidos los pequeños.
-
Noveno entrenamiento de la plena
conciencia: Habla amorosa y veraz.
-
Consciente de que las palabras pueden
crear felicidad o sufrimiento,
-
me comprometo a aprender a hablar con
verdad, con amor y de forma constructiva.
-
Usaré solo palabras que inspiren
alegría, confianza y esperanza
-
de modo que promuevan la reconciliación y
la paz en mí misma y en los demás.
-
Hablaré y escucharé
-
de modo que pueda ayudarme a mí
y a los demás a transformar el sufrimiento
-
y a encontrar salidas
a las situaciones difíciles.
-
Estoy determinada a no mentir
en interés propio o
-
para impresionar a otros, ni a pronunciar
palabras que causen división u odio.
-
Protegeré la alegría y armonía
de la sangha
-
absteniéndome de hablar sobre
las faltas de otra persona en su ausencia
-
y siempre me preguntaré
si mis percepciones son correctas.
-
Hablaré solo
con la intención de comprender
-
y ayudar a transformar la situación.
-
No propagaré rumores
-
ni criticaré o condenaré
cosas de las que no esté segura.
-
Haré todo lo posible para denunciar
situaciones de injusticia,
-
incluso si hacerlo amenazase mi seguridad
o me acarrease dificultades.
-
Décimo entrenamiento de la plena
conciencia: Proteger y nutrir la sangha.
-
Consciente de que la esencia
y el alma de una sangha
-
es la práctica de la comprensión
y de la compasión,
-
estoy determinada a no usar la comunidad
budista para lograr poder o ganancia,
-
ni a transformarla
en un instrumento político.
-
Sin embargo, como miembro
de una comunidad espiritual,
-
tomaré una postura clara
contra la opresión y la injusticia.
-
En un conflicto, me esforzaré por
cambiar la situación sin tomar partido.
-
Me comprometo a mirar
con los ojos del Interser
-
y aprender a verme a mí y a los demás
como células del cuerpo de la sangha.
-
Como verdadera célula
del cuerpo de la sangha,
-
al generar plena consciencia,
concentración y visión profunda
-
para nutrirme y nutrir
a toda la comunidad,
-
soy también una célula
del cuerpo de Buda.
-
Seré activa en la construcción
de la hermandad, fluiré como un río
-
y practicaré para desarrollar
los tres poderes verdaderos,
-
amor, comprensión y capacidad
de cortar con las aflicciones,
-
para llevar a cabo
el despertar colectivo."
-
Podemos escuchar el sonido de la campana.
-
Pueden respirar con estos entrenamientos,
-
cómo entenderlos,
-
estar de acuerdo con ellos o no,
-
pero tómense unos instantes
para regresar al cuerpo,
-
regresar a la respiración
-
y disfrutar del momento presente.
-
(Campana)
-
(Campana)
-
Vi que estos tres entrenamientos
eran demasiado para una charla.
-
Dado que los hemos leído,
pueden ver por qué.
-
Así que pensé que empezaría
por el noveno entrenamiento.
-
Habla amorosa y veraz.
-
Me gusta mucho...
En la introducción de los entrenamientos,
-
la última frase dice:
-
"Los 14 entrenamientos nos ayudan a
cultivar concentración y visión profunda,
-
que nos liberan del miedo
y de la ilusión de un yo separado'.
-
Esta idea de liberarse del miedo y
de la ilusión de un yo separado
-
siempre me ha inspirado.
-
Al practicar estos entrenamientos,
-
cuanto más los practico o
pienso en ellos en la vida diaria,
-
más puedo reconocer los diversos miedos,
-
o las percepciones erróneas
que están en la base,
-
que son el origen de mis actos
de cuerpo, palabra o mente.
-
Es una práctica que no tiene fin.
-
Porque hay tantos miedos.
-
Hace poco experimenté
un miedo en particular.
-
Un tipo de miedo. Les hablaré de él.
-
Un día tuve un sueño.
-
En ese sueño, yo estaba...
-
Yo estaba durmiendo y entró una hermana,
así que me desperté,
-
y me dijo: 'Anoche oí que escuchabas
música muy fuerte'.
-
Y yo dije: '¿Qué?'
-
Dije: 'Debe haber sido...'.
Porque duermo
-
con el aparato cerca para ver la hora.
-
Y le dije: 'He debido de... Se habrá
encendido por accidente'.
-
Y la música sonaba.
-
Y... Me desperté del sueño.
-
Era un sueño muy simple.
-
Pero me alteró bastante.
-
Porque me di cuenta
-
de que en el sueño
no era fiel a la verdad.
-
Y me preocupó que en sueños
no dijera la verdad.
-
En el sueño,
-
me dí cuenta de que
contaba una verdad a medias.
-
Porque vi que el aparato...
-
Esto es en el sueño.
Que se encendió por accidente,
-
pero decidí escuchar la música.
-
En fin, es una larga historia,
-
porque antes de hacerme monja,
solía oír mucha música.
-
Todo tipo de música.
Música suave, música fuerte.
-
Música lenta y rápida.
-
Pero desde que me ordené,
hace mucho tiempo
-
que no escucho música
-
o tengo ganas de escucharla.
-
Me di cuenta
-
que escuchar música provocaba
muchas cosas en mí,
-
como tristeza, desesperación, ira.
-
Muchos elementos.
No toda la música tenía ese efecto,
-
mucha música también despierta en mí
-
cosas maravillosas, como la alegría,
la conexión o la comprensión
-
de mí misma y de los demás.
-
Pero desde que me hice monja,
tengo menos necesidad
-
de escuchar música. Porque veo
que escuchar música era...
-
La música que entonces sonaba
en mi cabeza todo el tiempo
-
dibujaba un paisaje.
-
Y añadía un nuevo elemento
a mi experiencia,
-
a mi experiencia del momento presente
que yo sentía como auténtico.
-
Así que dejé de oír música hace tiempo,
-
y desde hace años circulan en mi mente
todas las canciones de Plum Village.
-
'Siente la felicidad'.
-
'Inspirando, espirando'.
-
Quizá podemos cantar alguna
para que tengan una muestra.
-
(Risas)
-
En realidad, hay una canción que me gusta.
-
'Cultiva la paz hora a hora'.
-
Hermano, ¿conoces esa canción?
¿Flor a flor?
-
¿Puedes empezar a cantárnosla?
-
Podemos cantar juntos.
-
(Canción)
-
# Cultiva alegría
hora a hora,
-
# sonrisa a sonrisa,
flor a flor.
-
#Siembra alegría
entre la angustia y la pena,
-
# cultiva alegría
y la alegría vendrá.
-
# Cultiva alegría
y la alegría vendrá.
-
# Cultiva paz,
hora a hora,
-
# sonrisa a sonrisa,
flor a flor.
-
# Siembra paz
entre el odio y el miedo,
-
# cultiva paz
y la paz se hará.
-
# Cultiva paz
y la paz se hará.
-
# Cultiva amor,
hora a hora,
-
# sonrisa a sonrisa,
flor a flor.
-
# Siembra amor
en lo duro y lo frío,
-
# cultiva amor
y el amor brotará.
-
# Cultiva amor
y el amor brotará. #
-
En fin, ese es el tipo de música
que ha sonado en mi cabeza
-
desde hace mucho tiempo.
-
Por eso, cuando tuve ese sueño
donde escuchaba música muy alta,
-
con muchos bajos,
-
(Risas)
-
me dije: '¡Vaya! estaba dormida,
ahora soy monja'.
-
Esto pasaba en el sueño.
-
Cuando desperté,
-
es decir, en el sueño me despertaba.
Y una hermana me decía:
-
'Anoche te oí escuchar música
a todo volumen'.
-
Pensé que sería por accidente.
-
Pero no lo era. Es decir,
elegí seguir escuchando después de...
-
En el sueño, elegí escuchar
después de que se encendiera.
-
Y lo más gracioso,
-
es que incluso en sueños recordé
que contar una media verdad
-
era más creíble que contar una...
-
No sé, que no contar una media verdad.
-
Al despertar estaba preocupada
por ese comportamiento
-
y esa forma de pensar
que tuve en mis sueños.
-
Y vi por qué.
-
Porque pensaba que el sueño
-
era el lugar más seguro
para ser cualquier cosa,
-
pensar cualquier cosa, hacer,
sentir cualquier cosa.
-
¿Quién se enteraría?
-
¿Quién sabría lo que pasa en mis sueños?
-
Nadie lo sabría aparte de mí.
-
Y aún así, en el sueño seguía sintiendo
una necesidad de proteger mi imagen.
-
En el sueño, esa necesidad
-
de contar una media verdad,
-
y me di cuenta de que era
para protegerme,
-
se daba esa necesidad.
-
Al despertarme, pensé:
'Si me pasa esto en sueños,
-
¿qué estaré haciendo despierta?'
-
Es algo que me ronda la cabeza
-
desde hace unos meses.
-
Observar cómo actúo,
cómo pienso, cómo hablo.
-
Y cómo, si me mueve...
-
Si mis palabras y actos
están motivados por este
-
miedo.
-
Ha sido muy divertido observar mi mente,
-
y todos los miedos que aún
-
me lastran.
-
No sé si quiero usar esa palabra,
lastre. Algo que aún me afecta.
-
Así que he estudiado mucho
-
mi habla, sobre todo mi habla
estos meses en mis horas de vigilia.
-
Y me he visto cada vez que esta necesidad
de decir algo, de dar explicaciones,
-
o,
-
sí, de justificarme,
y de tener cierta apariencia,
-
o de sonar como si
yo fuera de cierta forma.
-
Tengo que tomarme un instante
y respirar con ello.
-
Y a menudo no puedo parar a tiempo,
y acabo, estos meses últimos,
-
diciendo cosas como:
'Perdón, no es eso lo que quería decir'.
-
No era eso, lo que quería decir era...
-
Y entonces hablo de las sensaciones
-
que temía que esa otra persona no pudiera
-
comprender o recibir.
-
Esa ha sido mi práctica
durante los dos últimos meses,
-
y tiene relación con este entrenamiento,
-
habla amorosa y veraz.
-
Al reflexionar sobre estos entrenamientos,
-
pensé: '¿Por dónde
empiezo a hablar de...?'
-
Al momento, recordé ese sueño.
-
Supongo que lo importante para mí
-
quizá sea hablar de este proceso
por el que he pasado,
-
aprender a conocerme,
-
aprender a ser más fiel a mí misma,
-
aprender a ser más amable conmigo misma.
-
Pero, ¿cómo? ¿Cómo podemos empezar a ser
más fieles y amables para con nosotros?
-
No se trata solo de hablar, hablarte,
-
comunicar conmigo misma
y escuchar lo que estoy diciendo.
-
Debo poder hablar conmigo misma.
-
Me doy cuenta
-
de tener conmigo una comunicación tierna
-
no consistía solo en hablar,
-
se trataba de reconocer
lo que pasaba en mí.
-
Reconocer lo que pasa en mi cuerpo,
-
en mis sensaciones, en mis percepciones,
-
en mis formaciones mentales,
en mi conciencia.
-
¿Qué está pasando en mi cuerpo?
-
¿Acaso sé lo que ocurre en mi cuerpo?
-
¿Escucho lo que ocurre en mi cuerpo?
-
¿Soy consciente
de lo que ocurre en mi cuerpo?
-
Quizá haya dolor en algún lugar.
Quizá haya tensión en algún lugar.
-
¿Sé cómo aliviar el dolor de mi cuerpo?
-
¿Sé cómo
-
cuidar de la tensión de mi cuerpo?
-
¿Y qué ocurre en mis sensaciones?
-
¿Qué siento ahora mismo?
-
¿Sé cuidar de la sensación que aparece?
-
Si es una sensación agradable,
¿Sé disfrutar de ella?
-
¿Sé hacer que dure?
-
Si estoy enojada, ¿conozco la manera
-
de reconocer mi ira?
¿Respirar con mi ira?
-
¿Llevar mi ira a dar un paseo?
-
Formaciones mentales, percepciones.
-
¿Qué clase de percepciones
se están produciendo en mi mente?
-
¿Qué clase de percepciones
tengo ahora mismo?
-
Esas percepciones, ¿me nutren?
-
¿Aportan alegría a mi vida?
-
¿Me ayudan estas percepciones
a conectar conmigo misma
-
o con mis hermanas y hermanos?
-
¿Con mi familia?
-
O añaden más separación.
-
Aislamiento.
-
Si acaso esas percepciones alimentan
mi soledad, mi sufrimiento.
-
Esas son las preguntas que surgen en mí
cuando comunico conmigo misma.
-
Y comunicar con uno mismo,
se puede hacer en cualquier momento
-
del día. Estoy segura de que
al venir a Plum Village han aprendido
-
muchas prácticas que los ayuden
a regresar al cuerpo,
-
a regresar a la mente.
-
Y escuchar lo que ocurre.
-
Cuando caminamos meditando,
-
tenemos una oportunidad
de comunicar con uno mismo.
-
Porque en cualquier instante,
pasan muchas cosas
-
en el cuerpo, en las sensaciones,
en las percepciones.
-
Y en cualquier momento
siempre puedes hacer algo
-
para cuidar de lo que ocurre
en tu cuerpo, o en tus sensaciones,
-
o en tus percepciones.
-
Siempre puedes hacerte preguntas como:
-
¿qué puedo hacer para aliviar
la tensión de mi cuerpo?
-
¿Qué puedo hacer
para calmar mis sensaciones?
-
¿Qué puedo hacer
para calmar mis pensamientos?
-
¿Qué puedo hacer para alegrar mi mente?
-
Siempre podemos
-
preguntar a algún monástico cómo hacerlo,
-
si quieren aprender a hacerlo.
-
Así que veo
-
comunicación, habla.
-
Si quieres hablar bien,
debo aprender a escuchar bien.
-
Y primero, escucharme a mí,
escuchar lo que está pasando,
-
como dije, en el cuerpo,
en las sensaciones, en las percepciones,
-
formaciones mentales, conciencia.
-
¿Qué está pasando?
-
Y cuando podemos escuchar
lo que ocurre en nosotros
-
y cuando también sabemos
cómo cuidar
-
de todas esas áreas, esas cosas
que aparecen en nosotros,
-
es mucho más fácil escuchar a los demás.
-
De otro modo, a veces parece
-
que tú eres un bebé que llora y
la otra persona es otro bebé que llora,
-
y es una competición,
a ver qué bebé grita más alto
-
para poder ser oído.
-
Es muy importante aprender
a regresar a nosotros mismos,
-
aprender las diversas maneras
de cuidar de nosotros,
-
regresar a nosotros
y ralentizar lo suficiente
-
para poder reconocernos.
-
En la vida diaria, debemos crear ocasiones
para ir más despacio,
-
y para, como decimos,
generar tranquilidad.
-
Es muy importante
en nuestra sociedad actual
-
que cada cual sepa como regresar a sí,
-
y generar tranquilidad.
-
Allá donde mires,
todo el mundo está ocupado.
-
Allá donde mires,
-
hay mucha actividad,
se va mucho hacia fuera,
-
fuera de nosotros mismos.
-
Y muy poca gente sabe cómo entrar,
-
cómo regresar y reconocerse,
-
saber cómo son.
-
Saber lo que son en ese momento.
-
En esta sociedad, creo que hemos...
-
Hay una palabra que oigo mucho
últimamente,
-
estos años. La palabra 'auténtico'.
-
Queremos ser auténticos.
-
Queremos ser leales a nosotros mismos.
-
Queremos ser...
Quiero ser fiel a mí misma.
-
Pero, qué quiere decir eso?
-
Porque a menudo, me parece
-
que cuando se habla
de ser fiel a uno mismo,
-
se supone la existencia
de una especie de yo permanente.
-
La idea que subyace,
según me parece,
-
es que hay algún tipo de ser
que tú debes llegar
-
a conocer, a alcanzar.
-
A veces oigo cosas como esta:
-
'Cuando actúo así,
no soy fiel a mí misma'.
-
'Si hago eso, no soy fiel a mí mismo'.
-
'Cuando hablo así,
no soy fiel a mí misma'.
-
'Cuando pienso así,
no soy fiel a mí misma'.
-
Pero me lleva a preguntarme:
¿cuál es tu verdadero yo?
-
En las enseñanzas budistas,
-
a cada momento somos
nuestro verdadero ser.
-
Incluso en ese momento en que
expresas una gran ira,
-
en realidad estás siendo fiel a ti
en ese momento.
-
O cuando estás cansada, o...
-
Sea como sea que nos manifestemos.
-
En cada momento, somos ya
nuestro verdadero yo.
-
Esta es la enseñanza
de la ausencia de objetivo.
-
Porque en cada momento
-
manifestamos lo que somos.
-
Todo lo que hemos acumulado,
todo lo que en algún momento...
-
Todo. Lo bueno, lo malo.
-
Lo saludable, lo no saludable.
Lo beneficioso, lo no tan beneficioso.
-
En cada momento manifestamos realmente
la totalidad de nuestro ser.
-
La totalidad de nuestras semillas,
de nuestros potenciales.
-
La suma de nuestras energías de hábito.
-
A cada momento manifestamos
la suma de nuestras energías de hábito.
-
La suma de nuestro ser.
Así que no hay
-
un yo auténtico al que ser fiel.
-
En todo momento eres ya
tu ser verdadero.
-
Esta es una enseñanza
que es importante comprender.
-
Thay cita a menudo:
'L'homme est la somme de ses actes'.
-
No sé quién lo dijo.
-
¿Puedes decirlo más alto? Porque
no sé pronunciar ese nombre.
-
Jean Paul Sartre. Thay lo cita a menudo.
-
'L'homme est la somme de ses actes'.
-
El hombre es la suma de sus actos.
-
Creo que es una buena noticia.
-
Porque
-
en cada momento estamos
-
expuestos a cosas nuevas y bellas.
-
O quizá expuestos a cosas
no tan nuevas ni hermosas.
-
Pero en cada instante somos la suma
de todo lo que somos.
-
La suma total de lo que somos
cambia a cada instante.
-
Y creo que es una muy buena noticia.
-
Porque implica que si recojo
elementos de eso a lo que aspiro,
-
entonces, finalmente,
-
o en ese momento,
la suma total de mí ya se convierte
-
en lo que yo quiera ser.
-
Si quiero ser más bella,
-
si quiero ser más amorosa,
si quiero ser más amable,
-
solo tengo que exponerme a eso.
-
Expongo mi habla a eso,
-
expongo mi pensar a eso,
expongo mis actos a eso
-
También me expongo al habla,
pensamiento y actos de otras personas.
-
Yo no soy una matemática.
-
Y creo, que cuando digo que somos la suma,
que cambiamos a cada momento
-
y que cambia la suma total de nosotros...
-
Temía que algún matemático se riera de mí.
-
De mis simples cálculos.
-
Pero creo
-
que esta ha sido mi verdadera experiencia
-
en mi práctica.
-
Lo que intento decir es
que la transformación es posible.
-
Sobre todo, cuando observamos nuestros
patrones de habla y comportamiento,
-
comportamientos.
-
La primera vez que vine a Plum Village,
-
recuerdo que fui
a mi primer compartir del Dharma.
-
Hablamos en grupos en donde
cada cual habla con sinceridad.
-
Yo estaba muy incómoda.
-
Oír a todos hablar de sus sentimientos
sobre algo,
-
era algo que me daba miedo de verdad.
-
No sabía cómo manejarlo,
Estaba casi paralizada.
-
'¿Cómo puede esa hablar así
de su tristeza?
-
¿Cómo puede ese hablar así
de su ira?'
-
Estaba muy... Sí, se puede decir
que en ese momento estaba algo paralizada,
-
en aquel compartir del Dharma,
escuchando hablar a todos.
-
Porque por entonces,
-
no sabía cómo hablar
de mis sentimientos.
-
Recuerdo que antes de venir a Plum Village
-
cada vez que sentía una emoción fuerte
-
o me enfadaba con mis padres y hermanos
-
me era muy difícil expresarlo.
-
Recuerdo aquella ira como si tuviera
un nudo en la garganta,
-
aquella frustración.
Y no era capaz de verlo.
-
Porque el diálogo que había en mi cabeza
-
hablaba de castigar.
-
Quería de verdad afrontar mi ira,
-
pero en realidad la forma
en la que quería hacerlo
-
era hacer saber a la otra persona
que yo estaba enojada,
-
'Has hecho esto y eso y eso,
y por eso estoy enfadada'.
-
Ese diálogo. Y quería decirlo
de la forma más dura.
-
Así que no era muy útil.
Y lo que pasaba al fin
-
era que no podía decirlo,
porque al mismo tiempo
-
una parte de mí no quería,
-
no quería herir a la otra persona.
-
Al mismo tiempo, sabía que decirlo
sería de gran ayuda.
-
Así que una parte de mí
no quería hacer daño
-
a las personas que amaba.
-
Por eso a menudo me quedaba callada.
-
En cierto modo te anulas,
quieres castigar a alguien
-
y al mismo tiempo no quieres hacerlo.
-
Y entonces no sabía cómo hablar
de ese sentimiento
-
de forma constructiva.
-
Y resultó que tras muchos años
sin hablar de ello,
-
acabé haciéndome callar.
-
Y por eso creció esa especie
de nudo en mi garganta.
-
A veces las emociones se manifiesta
en el cuerpo, en algún lugar.
-
Si regresas al cuerpo,
-
puedes escucharlo, puedes sentir
dónde has acumulado mucha tensión.
-
O puedes sentir dónde has acumulado
algún dolor.
-
Ansiedad. A veces descubro
algo de ansiedad justo aquí.
-
Las emociones fuertes se me acumulan aquí.
-
El estrés por no ser capaz de hacer algo,
sobre los hombros.
-
Puedes divertirte al regresar al cuerpo
e identificar
-
dónde acumulas todo. Tu cuerpo
almacena todo tipo de cosas.
-
Yo descubrí que no podía hablar
de mis sentimientos,
-
y venir a Plum Village y asistir
a un compartir del Dharma fue...
-
Era una nueva forma de tortura.
-
Pero poco a poco lo fui descubriendo,
con solo estar en el círculo
-
y escuchar a otros hablar
de sus sensaciones
-
que nadie del círculo
-
reaccionaba de forma negativa,
-
con algún modo de censura.
-
Que el círculo era lo bastante grande,
-
que era suficiente para absorber
todo lo que se decía.
-
Me dije: '¡Vaya! Puedes hablar
de tus sentimientos sinceramente
-
y no pasa nada'.
-
Nadie te respondería diciendo
que quisiera castigarte
-
con sus palabras.
-
Sí, no pasaba nada.
-
Y poco a poco descubrí
que era capaz de hablar
-
un poquito sobre cómo me sentía.
-
Recuerdo que tardé mucho en hacerlo.
-
Cada compartir al que acudía
era como otra parte de mí.
-
Y aunque entonces me pareciera enorme,
-
ahora que pienso en ello,
no era gran cosa.
-
Era decir qué tiempo hacía en mí,
¿lo conocen?
-
Pero para mí era muy duro
hablar de mis emociones.
-
Y mucho menos hablar de lo triste
que me sentía por algo.
-
No era fácil.
-
Pero con los años, aprendí,
poco a poco fui aprendiendo
-
cómo expresar mis sentimientos
en un entorno seguro.
-
Y cuanto más regresaba a mí misma,
más aprendía a hablarme a mí misma.
-
Solo reconocer qué pensamientos
hay en mi cabeza,
-
y decir, bien,
-
quizá podamos
-
hacerlo mejor.
-
O, este pensamiento: ¿me está ayudando
ahora mismo?
-
Puedo pensar de otra forma,
-
reconocer que podía elegir
cómo sentirme, qué pensar,
-
cómo percibía las cosas,
que yo no era una víctima
-
de esos pensamientos
o percepciones o sensaciones.
-
A medida que aprendía a hacerlo,
aprendí también
-
a abrirme poco a poco a mi familia,
a mi familia biológica.
-
Fue mucho más fácil
para mí que para ellos.
-
Porque, claro, yo estaba
expuesta a la práctica.
-
Yo estaba en Plum Village,
y ellos
-
nunca vinieron a Plum Village
ni conocieron la práctica.
-
Puedo imaginarme que la primera vez
-
que les dije: 'Te quiero' a mis padres,
les tuvo que resultar chocante.
-
Todavía recuerdo sus caras de sorpresa.
-
Porque no solemos decirlo.
Somos asiáticos, somos...
-
No me refiero al estereotipo.
-
es que vengo de un pueblo
en el que no hay costumbre de decirlo,
-
decir 'Te quiero' a tus padres o a nadie.
-
Así que me llevó tiempo
aprender a decirlo, ¿saben?
-
Sí. Hablábamos por teléfono,
así fue más fácil.
-
Lo dije y colgué al momento.
-
(Risas)
-
Me llevó más tiempo decirlo en persona.
-
Pero al fin lo hice.
-
Aprendí a decir 'te quiero' a mi madre
y a mi padre sin que nadie llorara
-
o se emocionara.
-
Recuerdo que cuando era más joven,
-
cada vez que alguien de mi pueblo,
-
padres, hijos, familiares,
-
alguien, que unos padres dijeran
a su hijo 'te quiero',
-
o que el hijo dijera a sus padres
'te quiero',
-
se montaba un gran lío.
-
Todo el mundo se emocionaba,
era algo...
-
Algo muy impactante.
-
quizá ahora la sociedad
está inmunizada a esas palabras,
-
pero, mi primera experiencia
de ello, fue algo...
-
Y no fue hace tanto tiempo,
-
hace solo unos 17 años.
-
Fue bastante difícil.
-
Pero al final,
-
tanto yo como mi familia,
mis padres, nos acostumbramos,
-
nos acostumbramos a oírlo y a decirlo,
-
'Te quiero', o,
-
'¿Cómo estás hoy?'
No, solemos decir: '¿Qué tal estás?',
-
pero no respondemos ni decimos
cómo nos sentimos de verdad.
-
Me llevó un tiempo entrenarlo,
acostumbrarme.
-
Y,
-
cuando era joven,
no hablaba mucho con mi padre.
-
Porque así era la relación
entre padres e hijos.
-
En el pueblo del que vengo,
no se daban relaciones
-
en las que se hable mucho
unos con otros. Sí, preguntabas:
-
'¿Ya has comido?,
¿has ido a la escuela?'
-
Cosas así, ese tipo de preguntas
-
y diálogos sí se dan, pero rara vez
hablamos de nuestros sentimientos,
-
o de lo que pensamos sobre algo.
-
O de nuestra aspiración en la vida,
de nuestros sueños.
-
Así que estoy muy agradecida por
ser monja y haber aprendido esto.
-
Todas las maneras en las que podía
comunicarme con mi padre y preguntarle
-
cómo se sentía, para empezar.
-
O preguntarle
-
sí, qué es la cosa más importante que
tiene que hacer en ese momento.
-
Preguntas que antes no sabía cómo hacer.
-
Y no sabía por dónde empezar.
-
Pero creo que al estar en Plum Village,
poco a poco,
-
me entrené, creo.
-
Porque aquí lo oyes todo el tiempo.
-
¿Cuál es tu mayor alegría?
¿Cuál es tu mayor felicidad?
-
Antes de ser monja no había aprendido
a hacer esas preguntas.
-
Así que me hace muy feliz
haber podido aprender
-
y comunicarme con mi padre
de esta forma antes de que muriera.
-
Sin embargo, hay algo que me pesa.
-
Este verano, un recuerdo
-
apareció,
-
algo entre mi padre y yo.
-
Creo que pasó cuando yo tenía 10 años.
-
Recuerdo haberlo visitado en prisión.
-
No sé si alguno de ustedes ha visitado
a alguien en la cárcel alguna vez.
-
Hay una barrera, un cristal,
creo que es plexiglás.
-
Vas, y el prisionero está
al otro lado, y tú estás...
-
El visitante está a un lado,
y el preso al otro lado.
-
Y hay un teléfono.
-
Y tienes que descolgar y
se habla a través de ese teléfono.
-
Mis hermanos y yo teníamos que ir
a ver a papá a la cárcel.
-
Lo hacíamos por turnos.
-
Yo me oponía a hacerlo.
-
Porque me afectaba mucho.
Tenía ese nudo en la garganta.
-
Cuando me llegó el turno,
me levanté.
-
Mi papá está aún al teléfono
está esperando que tome el teléfono.
-
Yo agarro el teléfono
y tan solo nos miramos.
-
Y solo recuerdo ese nudo en mi garganta.
-
No podía hablar.
-
Después de unos diez minutos,
-
no me salía nada. Estaba...
-
Ni siquiera aire.
-
Creo que si intentaba hablar,
hubiera sonado
-
un jadeo o algo así.
-
Así que yo estaba como congelada,
con el teléfono en mi oreja.
-
Y solo miraba a mi padre.
-
Pasaron diez minutos y entonces colgué.
-
Y la visita se ha acabado,
y él regresa
-
a su celda, o donde fuera.
-
Y este verano, este recuerdo apareció.
-
Y pensé: '¡Vaya! Fue algo
muy importante en mi vida,
-
y en la vida de mi padre.
-
Pero, ¿por qué no le pregunté nunca nada?
-
Nunca pensé en preguntarle. ¿Y qué pasó
ese día después de que nos fuésemos?
-
¿Qué te pasó cuando regresaste a tu celda?
-
(Campana)
-
(Campana)
-
¿Qué pasó cuando regresaste a tu celda?
-
¿Se te hizo más duro estar en la cárcel?
-
O preguntas como,
-
¿tenías algún amigo
mientras estabas allí?
-
¿Alguien te ayudó?
-
¿Qué problemas tuviste?
-
Cuando recordé aquello
me inundaron las preguntas.
-
Pero ya no se las podía hacer,
-
porque había muerto.
-
Hace tres años.
-
Y la pena que tenía era
-
darme cuenta de que me faltaba madurez
mental para hacerle esas preguntas.
-
De alguna forma, era...
-
Esa palabra me ha estado rondando mucho,
'madurez'.
-
Madurez mental,
cómo tener relaciones maduras.
-
Qué significa tener relaciones maduras
-
con nuestras hermanas,
hermanos, parientes.
-
¿En qué consiste?
-
Desde que recordé aquel suceso
este tema ha surgido en mí,
-
esta idea de madurez,
-
porque creo que estos entrenamientos
ayudan bastante a desarrollar
-
más madurez, creo,
la clase de madurez mental
-
que te permita comunicarte con los demás
a un nivel más profundo,
-
a un nivel más significativo.
-
Así que yo,
-
yo he contado esta historia una vez
-
en un compartir del Dharma.
-
Y descubrí que...
-
En realidad me sorprendió ver que
no era la única que carecía de madurez
-
para hablar con mis padres, ya saben,
-
tener el tipo de comunicación
que me hubiese permitido comprender
-
a mis padres de forma más profunda.
-
Pensaba que era la única, pero
cuando hablé de ello me sorprendí.
-
Había gente de más de 50, 60 o 70 años
-
que nunca les habían preguntado
a sus padres
-
sobre cosas importantes
que les habían ocurrido en la vida.
-
O, sí.
-
Ni siquiera una pregunta tan simple como
¿cuál es tu sueño? ¿Tu mayor sueño?
-
Ser capaz de hacerles a tus padres
o a tu hijo esta pregunta
-
expresa esa madurez de mente.
-
Así, que, ¿tenemos la madurez mental
-
para aprender más
sobre las personas que amamos?
-
Poder reconocer esto me hizo muy feliz,
-
porque aún tengo a mi madre.
-
Y ahora la bombardeo de preguntas.
-
A veces me da un poco de pena.
-
Por todas las preguntas inquisitivas
que le hago. No son fáciles de responder.
-
Preguntas sobre los celos.
-
Saben, no sé.
-
Creo que yo...
-
Sé que no me queda mucho tiempo.
-
Lo que intento decirles,
-
ya que veía que no podía abarcar
los tres entrenamientos,
-
es que los entrenamientos
se pueden entrenar.
-
El habla amorosa se puede entrenar.
-
La amabilidad se puede entrenar.
La compasión se puede entrenar.
-
La madurez mental se puede entrenar.
-
Y me hace feliz que allá donde mire,
-
veo en todos los sectores de la sociedad
un enorme interés por la comunicación.
-
O cómo comunicarse mejor.
-
Pero a menudo es para la diplomacia
o para hacer mejor el trabajo.
-
Pero creo que aquí nos interesa más
la conexión.
-
Para aquellos de ustedes interesados
en el habla y en la ciencia del discurso,
-
espero
-
que podamos concebir una ciencia
del discurso que nos ayude a sanar.
-
Porque sé que existe una forma de hablar
que puede ayudarnos a sanar.
-
Que puede ayudarnos
-
a madurar y a estar mejor conectados.
-
Llegar a ser más completos.
-
Y quizá estos 14 entrenamientos
pueden ser el punto de partida
-
de esa ciencia del discurso.
Sé que hay muchas organizaciones,
-
muchos grupos por ahí
que están interesados
-
en investigar el habla,
-
en hablar sobre el tipo de habla
que es más
-
sanador, que nos ayuda
a conectar con los demás mejor,
-
como la comunicación no violenta.
-
Creo que la semana pasada vi
-
en la web de la ONU,
la web de Naciones Unidas,
-
es muy interesante. Había
-
una sección sobre lenguaje
inclusivo de género.
-
La ONU está formando a sus empleados
-
para que hablen de forma que sea
más inclusiva de género.
-
Pensé: es parte de nuestro entrenamiento,
habla amorosa, escucha profunda,
-
cómo hablar para que los demás
se sientan más integrados.
-
Es parte de nuestro entrenamiento aquí.
-
Porque también queremos
desarrollar la inclusión.
-
Eso es en la ONU.
Pero también estoy muy...
-
Tuve una clase de inglés
con las hermanas hace unas semanas,
-
y hablamos algo
del lenguaje de los milenials.
-
Estoy muy impresionada con los milenials,
-
han inventado muchas palabras
-
que expresan de cierto modo
el sufrimiento de nuestro tiempo,
-
o arrojan luz para cambiar una situación
-
gracias a las palabras que inventan.
-
Una de esas palabras que aprendieron
las hermanas es 'machoexplicación'.
-
Machoexplicación es cuando un hombre
explica algo a una mujer
-
pero de una forma no muy amable.
-
De una forma que muestra
que ella es inferior a él.
-
Es solo una palabra.
-
Pido perdón si ofendo a alguien
por hablar de esta palabra.
-
Cuando hablé de ella con las hermanas,
-
enseguida se pusieron muy creativas.
-
'¿Podemos decir monjexplicación?'
-
(Risas)
-
'¿Y qué tal monjaexplicación?'
-
Y más palabras.
-
Me di cuenta al momento
que no era una cuestión de género.
-
Esta cuestión de hablar con desdén
excede al género, o
-
a las especies.
-
Pero lo que quiero decir es
-
que ahora en la sociedad hay
se pone más atención al habla.
-
Y creo que hay...
-
Estoy agradecida por
todos los movimientos de base
-
que introducen más formas de hablar,
-
nuevas formas de hablar,
nuevas maneras de hablar,
-
que ayudan a la gente
a conectar mejor,
-
y también ayudan a comprenderse
a uno y a los demás mejor,
-
hablando de forma tal
-
que sean posibles
el amor y la comprensión.
-
Creo que se ha acabado el tiempo.
-
Sí, mi mensaje hoy es
que todo discurso se puede entrenar.
-
(Risas)
-
También se puede entrenar la verdad.
-
Cuando podemos reconocer los miedos,
podemos aprender cómo hablar
-
con ausencia de miedo.
-
Y no quiero decir hablar de tal forma
-
que digamos lo que sea sin temer
lo que los demás puedan pensar.
-
No es eso lo que quiero decir
cuando hablo de ausencia de miedo.
-
Podemos aprender a hablar sin miedo
-
reconociendo los miedos que motivan
nuestras palabras y actos.
-
Y saber ayudar a los demás a hablar
-
sobre su verdad sin miedo.
-
Gracias por escucharme hoy.
-
Disfruten del día.
-
Quería decir que después
tenemos una meditación caminando.
-
Les ruego que aprovechen esta oportunidad
-
para comunicar consigo mismos.
-
Cada paso que damos es una forma
de comunicarnos con nosotros mismos.
-
Tan solo reconocer
cómo estamos dando un paso,
-
qué ocurre en nuestro cuerpo, nuestras
sensaciones, nuestro pensamiento, etc.
-
Y cuando sabemos cómo regresar
a nuestros pasos, al caminar,
-
conectar con uno mismo, con la comunidad
que nos rodea, con la naturaleza,
-
estamos aprendiendo a comunicar,
a estar en comunión
-
con todo.
-
Gracias.
-
Disfruten del día.
-
(Campana)
-
(Campana)
-
(Campana)
-
(Campana)
-
(Campana pequeña)