-
EL VELO PINTADO
-
LONDRES
DOS AÑOS ANTES
-
- Hola.
- Hola.
-
Me preguntaba...
-
¿Qué?
-
Lo siento. Me preguntaba
si querrías bailar.
-
¿Por qué no?
-
Kitty, ¿quién era ese joven
con el que bailabas anoche?
-
¿Cuál?
-
El callado, serio.
-
Ah, él.
-
Supongo que tú lo invitaste, madre.
-
No sé de quién hablas.
-
Yo lo invité.
-
Es el doctor Fane.
Dirige un laboratorio del gobierno...
-
- ... en Shanghai.
- ¿Funcionario estatal?
-
Como sea.
Vino a casa el domingo pasado.
-
Conversamos un rato.
Le dije que vuelva cuando quiera.
-
No suelen agradarte
los jóvenes que elijo.
-
Bueno, ¿te gusta?
-
- No mucho.
- ¿Qué tiene de malo?
-
- ¿Está enamorado de ti?
- No lo sé.
-
Pensé que a esta altura sabrías
si un hombre está enamorado de ti.
-
Lo que importa es si yo enamorada
de él o no. Y no lo estoy.
-
Ten cuidado, jovencita.
El tiempo pasa, ¿sabes?
-
Basta, madre. En serio.
-
La idea de que una mujer
debe casarse con cualquiera...
-
...sin importar que lo ame o no,
es simplemente prehistórica.
-
¿Cuánto tiempo más esperas
que tu padre siga manteniéndote?
-
- Hola.
- Hola. Yo...
-
Yo... Solo venía a...
-
Tu padre me invitó.
-
Estoy por salir.
-
¿Puedo acompañarte?
-
Justo a tiempo.
-
¿A qué te dedicas exactamente?
-
Soy bacteriólogo.
-
Debe ser fascinante.
-
No tienes idea de lo que es, ¿cierto?
-
No, me temo que no.
-
No tienes por qué saberlo.
-
Estudio microorganismos
que transmiten enfermedades.
-
Qué encantador.
-
No, en realidad, no.
Es exactamente lo opuesto.
-
¿Entramos?
-
¿Te gustan las flores?
-
No exactamente, no.
-
Es decir, sí.
Pero no solemos tener en casa.
-
Según mi madre, ¿para qué gastar
en algo que crece gratis?
-
Y en realidad,
tampoco las cultivamos.
-
Parece una tontería.
Dedicar tanto esfuerzo a...
-
...algo que va a morir.
-
Me gustaría decirte algo.
-
Vine a verte para pedirte
que te cases conmigo.
-
Me dejas totalmente sorprendida.
-
¿No notaste
que estoy enamorado de ti?
-
Nunca lo demostraste.
-
Es que...
-
Yo...
Quería hacerlo. Es difícil. Yo...
-
Pero está ahí.
-
Claro.
-
No sé si esa es la forma de decirlo.
-
No. Ya ves lo torpe que soy.
-
Soy pésimo para estas cosas. Pero tengo
que regresar pronto a China.
-
No tengo tiempo para ser cauto.
-
Nunca había pensado en ti
de ese modo.
-
- Mejoro mucho con el trato.
- Seguro que sí...
-
Haría cualquier cosa
con tal de hacerte feliz.
-
Cualquier cosa.
-
Te va a gustar Shanghai.
-
Es bastante emocionante.
-
Muchos bailes.
-
No esperarás que te conteste
ahora mismo.
-
No te conozco para nada.
-
Sí. Teníamos grandes esperanzas...
-
...pero no sabíamos
que se le declararía tan rápido.
-
Sí. Una encantadora boda otoñal.
-
Mi querida Doris hizo muy bien.
-
Al menos a una de ellas
le fue bien.
-
No, hace años
que me di por vencida con Kitty.
-
Sí.
-
Sí. Sé que me entiendes.
-
Sí.
-
¿Y bien?
-
¿Es más pequeña
de lo que imaginabas?
-
No estoy segura
de lo que imaginaba.
-
¿No tienes piano?
-
No. No toco el piano.
-
- ¿Quién es?
- Soy yo.
-
Pasa.
-
Solo quería ver
que estuvieras instalada.
-
Entonces, ¿estás cómoda?
¿Necesitas algo?
-
No. Estoy bien. Gracias.
-
Bien. Bien.
-
Me hace tan feliz que estés aquí.
-
- ¿Apago la lámpara?
- ¿Para qué?
-
Tengo que apagar la lámpara.
-
Está diluviando.
-
Dije que está diluviando.
-
Sí, te oí.
-
- Podrías haber contestado.
- Lo siento. Me...
-
Me acostumbré a no hablar
si no tenía nada que decir.
-
Si nadie hablara a menos
que tuviera algo que decir...
-
...la raza humana pronto
perdería la facultad del habla.
-
Walter.
-
Lo siento.
-
Tienes razón. ¿Qué...?
-
¿Qué hacemos? Quizás...
-
¿Jugamos a algo?
-
No te gustan mis juegos.
Te aburres.
-
Tonterías.
-
Juguemos a las cartas.
-
¿Te gustaría salir una noche?
-
Tenemos una invitación
para el sábado.
-
- ¿De quién?
- De los Townsend.
-
Dorothy Townsend.
-
¿Ella no te cae bien?
-
Solo la vi una vez, pero no sé
por qué se da esos aires.
-
- ¿Sí?
- Sí. No tengo idea por qué.
-
Creo que porque estuvo casada
con un vicecónsul.
-
Francamente, la sociedad
de Shanghai es absurda.
-
A mi madre no se le ocurriría
invitar a cenar ni a la mitad.
-
Me llevo ese cinco negro.
-
Bueno. Está bien.
Pensé que te gustaría pero...
-
...no tenemos que ir.
-
Me da lo mismo.
-
¿Ir adónde?
-
- ¿Kitty Fane?
- Hola, Dorothy.
-
- Me alegra tanto que vinieras.
- Te presento a Walter.
-
- Encantado.
- Y él es mi esposo.
-
Charlie, cállate y ven
a saludar a nuestros invitados.
-
- Ya conoces al señor Fane.
- Charlie.
-
- Doctor Fane, querida.
- Cielos.
-
- Discúlpeme, doctor Fane.
- No es nada.
-
Y ella la esposa
del doctor Fane, Kitty.
-
Señora Fane.
-
- Señor Townsend.
- Le ruego me disculpe, doctor Fane.
-
Supuse que trabajaba con Charlie
en el consulado.
-
No, nada tan glamoroso.
Trabajo en el Laboratorio Civil.
-
¿El laboratorio del gobierno?
Fascinante.
-
¿Lo está disfrutando?
-
Nunca vi nada parecido.
-
Cada gesto tiene un significado.
-
¿Ve cómo se cubre la cara
con el velo?
-
Está llorando su mala suerte.
-
¿Qué le pasó?
-
La vendieron como esclava.
-
Condenada a una vida
de desesperación y monotonía...
-
...en una tierra extraña
lejos de su hogar.
-
¿Ve las cadenas?
-
Representan el sometimiento
de su pobre alma prisionera...
-
...del cual no puede escapar.
-
Y por eso llora.
-
Llora por la chica alegre,
y llena de vida que fue...
-
...por la mujer solitaria
en que se convirtió...
-
...y sobre todo, llora
por el amor que nunca sentirá...
-
...por el amor que nunca dará.
-
¿En serio eso es
lo que está diciendo?
-
En realidad, no tengo
idea de lo que está diciendo.
-
No hablo chino.
-
¿Qué fue eso?
-
Quizás fue el...
-
Se fueron.
-
- Nos escuchó.
- ¿Quién?
-
Walter.
-
Walter. ¿Y qué si era él?
-
- Podrías estar durmiendo.
- ¿Con la puerta cerrada?
-
Kitty, querida, necesitas un trago.
-
Y si fue así, me da la impresión
de que no va a hacer nada.
-
Qué halagador.
-
Sabe muy bien que no va
a ganar nada con un escándalo.
-
¿No se te ocurrió
que mi esposo me ama?
-
Tengo la impresión
de que vas a decir algo horrible.
-
Es solo que...
A menudo, las mujeres piensan...
-
...que los hombres las aman
mucho más de lo que es real.
-
No pensaría ni un segundo
que tú me amas.
-
En eso te equivocas.
-
¿Te gusta el regalo?
-
Es bastante lindo.
-
¿Charlie?
-
¿Te hago tan feliz como tú a mí?
-
Por supuesto, querida.
-
Te extraño
Papá
-
- ¿Hassan?
- ¿Sí?
-
- ¿Quién trajo este paquete?
- El doctor Fane.
-
- ¿Cuándo?
- Mientras usted dormía.
-
Ya casi es mediodía.
-
Podríamos detenernos aquí,
bajo los árboles...
-
...pero preferiría continuar
si no te molesta.
-
No debería preocuparte
mi comodidad.
-
Bien. Entonces continuaremos.
-
Con Charlie Townsend, por favor.
-
Charles Townsend.
-
Necesito verte.
-
Kitty, me es imposible.
Tengo una reunión en una hora en el club.
-
¿Qué pasa?
-
Tengo que colgar.
-
¿Qué estás haciendo en casa?
-
Lo siento,
necesito hablar contigo.
-
En realidad,
estaba por darme un baño.
-
Es importante, querida.
No puedo esperar.
-
Siéntate.
-
¿Conoces un lugar
llamado Mei-tan-fu?
-
No.
-
Bueno...
El otro día apareció en el periódico.
-
Es un pueblito del interior,
a la vera del río Yangtze.
-
Allí se declaró un brote de cólera.
-
Es la peor epidemia vista
en mucho tiempo.
-
El funcionario médico chino
ha fallecido.
-
Unas monjas francesas
están manejando el hospital.
-
Hacen todo lo posible,
pero la gente cae como moscas.
-
Me ofrecí como voluntario
para ir allí y hacerme cargo.
-
- ¿Por qué?
- Porque necesitan un médico.
-
Pero tú no eres médico.
Eres bacteriólogo.
-
Soy licenciado en Medicina.
Y que sea científico...
-
...en este caso es mejor.
-
¿No es terriblemente peligroso?
-
Supongo que sí.
-
Mei-tan-fu queda a diez días.
La primera parte se hace en tren.
-
Pero hay que seguir en carruaje,
y después iremos en palanquín.
-
¿Iremos?
-
- Claro, tú y yo, por supuesto.
- No esperarás que yo vaya.
-
Como yo voy, esperaba
que tú también quisieras.
-
No es lugar para una mujer.
-
Sería una locura que fuera.
-
¿Por qué debería ir?
-
¿Para darme ánimo y consolarme?
-
No. No, no voy a ir.
-
Es monstruoso
que siquiera me lo pidas.
-
Bien. Entonces mañana presentaré
la demanda de divorcio.
-
Creíste que era más tonto
de lo que soy.
-
No sé de qué hablas.
-
¿No?
-
Me voy a divorciar de ti por adúltera.
-
Nombraré a Charles Townsend
como tu amante.
-
Lo siento, Walter.
Sé que esto es muy desagradable.
-
Pero no lo convirtamos
en algo más feo de lo que es.
-
Por supuesto.
¿Qué propones que hagamos?
-
Deja que me divorcie de ti
discretamente.
-
¿Tú divorciarte de mí?
-
- ¿Por qué motivo?
- Es lo que haría un caballero.
-
Dame una razón por la que debería
molestarme por ti.
-
Por favor, Walter,
no seas tan odioso.
-
No quisimos lastimar a nadie.
-
Pero Charlie y yo nos amamos.
-
- Quiere casarse conmigo.
- ¿En serio?
-
Sabía que no eras
la más inteligente...
-
...pero no supuse
que fueras tan tonta.
-
Si te hace sentir mejor,
entonces adelante, lastímame.
-
Pero es mejor que te acostumbres.
Nos amamos.
-
Y estamos hartos del secreto
y de conformarnos con poco.
-
Ahora maldices el día
en que me conociste.
-
No te burles de mí.
-
No tengo otra respuesta para
este patético comportamiento.
-
Es gracioso.
-
Cuando pienso en todo
lo que hice para hacerte feliz.
-
Rebajándome al pretender que los chismes
me interesaban tanto como a ti.
-
- No tengo por qué escuchar esto.
- Y ser tan ignorante del mundo...
-
Si me interrumpes de nuevo,
te voy a estrangular.
-
Siéntate.
-
Cuando me casé contigo sabía
que eras egoísta y malcriada.
-
Pero te amaba.
-
Sabía que solo te casabas
para alejarte de tu madre...
-
...pero esperaba que algún día
sintieras algo más.
-
Me equivoqué.
-
No tienes esa capacidad.
-
Si un hombre no tiene lo necesario
para que una mujer lo ame...
-
...es culpa suya, no de la mujer.
-
Como quieras.
-
Mañana partimos, o presento
la demanda de divorcio.
-
No es en serio. No puedes meterme
en medio de una epidemia de cólera.
-
¿Te parece que no es en serio?
-
Dios mío.
-
Eso es lo que quieres, ¿no?
-
¿Crees que Charlie
va a dejar que hagas esto?
-
No creo que Charlie
pueda decir mucho al respecto.
-
Todo lo que dijiste es cierto.
-
Todo.
-
Me casé contigo
aunque no te amaba.
-
Pero tú lo sabías.
-
¿Acaso no eres tan culpable
como yo por lo que pasó?
-
Muy bien.
-
Esto es lo que voy a hacer.
-
Caballeros, aquí todos tenemos
bienes que proteger.
-
Las acciones del señor Nagata
crearon un problema apremiante.
-
Fue un lamentable incidente,
pero era inevitable.
-
- Su capataz mató a un empleado.
- Era un alborotador.
-
Era chino.
-
Usted habrá sofocado
una pequeña huelga...
-
...pero, al hacerlo, ha iniciado
una gran manifestación.
-
Necesito su pluma, por favor.
-
- Aquí tiene, señorita.
- Gracias.
-
¿Chiang Kai-shek nos apoya?
¿De qué lado está él?
-
Es nacionalista.
Se pondrá del lado de China.
-
Por eso se llaman nacionalistas.
-
Disculpe.
-
Para el señor Townsend.
-
Creo que está subestimando
la situación.
-
Tres de mis fábricas
están paralizadas por la huelga.
-
- Se habla de boicots.
- ¿Qué es lo que propone?
-
Un manojo de soldados
no es una demostración de fuerza.
-
Con permiso.
-
Señora Fane.
Qué sorpresa agradable.
-
Me rescataste
de una reunión de pesados.
-
No hubiera venido
si no fuese necesario.
-
¿Estás bien?
-
Tenía que verte. Lo siento.
-
No es el momento
más oportuno para que...
-
Charlie. Lo sabe.
-
Claro.
-
Después de usted, señora Fane.
-
- Hola, Charlie.
- Hola, George.
-
- Hola, Townsend.
- Disculpe.
-
Quiere el divorcio.
-
No te comprometiste, ¿no?
-
- ¿No admitiste nada?
- No.
-
- ¿Estás segura?
- Bastante segura.
-
Bueno...
-
Estamos metidos en un gran lío.
-
Dice que tiene pruebas.
-
Lo negaremos.
No puede probar nada.
-
Además, no le haría ningún bien
crear un escándalo.
-
Pero no va a haber escándalo.
-
Walter aceptó que pida
el divorcio discretamente.
-
No es tan terrible, ¿no?
-
- ¿Puedes abrazarme?
- Claro.
-
Dios.
-
¿Charlie?
-
Su ofrecimiento tiene una condición.
-
- No soy un hombre rico.
- No quiere tu dinero.
-
Aceptó dejar que me divorcie
si Dorothy se divorcia de ti.
-
Y si...
-
¿Qué?
-
Si prometes casarte conmigo.
-
Querida, pase lo que pase,
Dorothy no debe enterarse.
-
¿Qué quieres decir?
-
No podemos pensar
solo en nosotros.
-
Conozco a Dorothy. No se va
a divorciar por nada del mundo.
-
No quieres divorciarte de ella.
-
- No se trata de mi matrimonio.
- Entonces, ¿de qué?
-
¿Tienes idea de la importancia
de mi posición aquí? Si me...
-
¿Por qué te ríes?
-
No creo que Walter haya
tenido intención de divorciarse.
-
Sabía que me defraudarías.
-
- Trata de entender.
- Entiendo muy bien.
-
Kitty. Kitty, por favor.
Lo arreglaremos, lo prometo.
-
- Voy contigo.
- Bien. Pensé que así sería.
-
Debo llevar ropa de verano, ¿no?
¿Y un velo?
-
Le dije a Hassan lo que necesitas,
y ya está empacando.
-
Yo, en tu lugar, no tocaría eso.
-
Podrían haber muerto en esta cama.
-
Este puede ser tu cuarto.
-
Usted debe ser la esposa del médico.
-
Acabo de conocer a su esposo
y me invité a cenar.
-
Le dije a la cocinera de los Watson
que se quedara. No es mala.
-
También será su amah.
-
Aquí no abunda el personal.
-
Lo siento, me llamo Waddington.
-
Sí, claro. Kitty Fane.
-
- Soy el subcomisionado.
- Por favor.
-
Entiendo que usted es
uno de nuestros vecinos.
-
El único vecino, me temo.
El único que queda.
-
¿Watson era el misionero
que vivía aquí?
-
Sí. Buen tipo. Estadounidense.
Una familia encantadora.
-
Mañana, si quiere,
le mostraré sus tumbas.
-
Qué amable.
-
Espero que el viaje
no haya sido tan duro.
-
Viajamos durante dos semanas.
-
¿Dos semanas?
-
- ¿Cómo vinieron? ¿Nadando?
- No, no vinimos por el río.
-
- Vinimos por tierra.
- ¿Por qué?
-
Queríamos ver
un poco de la campiña.
-
Tomar un poco de sol.
¿No es cierto, querida?
-
¿Alguien quiere un cóctel?
-
Suerte.
-
Me dijeron que podría obtener ayuda
del oficial del lugar.
-
El coronel Yu, ¿no?
-
Buena suerte con él.
No le gustan los británicos.
-
Escuchen...
Les advierto...
-
Las cosas son peligrosas,
incluso aquí.
-
Si el cólera no nos mata, quizás
lo hagan los nacionalistas.
-
Traté de que las monjas se fueran,
pero se negaron.
-
Quieren ser mártires,
malditas sean.
-
Y usted, ¿por qué se quedó?
-
Me asignaron a este lugar.
Así de simple.
-
Quedé helado cuando supe
que se ofreció como voluntario.
-
Una oportunidad
para la investigación.
-
No podía dejarla pasar.
-
Sí. ¿Y usted?
-
No creo que haya venido
a Mei-tan-fu a investigar.
-
Mi esposo es el científico.
-
Ya lo creo.
-
¿Tuvieron alguna reacción
a la vacuna?
-
- ¿Se vacunaron?
- Sí, por supuesto.
-
No hay garantía.
Los Watson estaban vacunados...
-
...y no les sirvió de mucho.
-
¿Trajeron discos
para el gramófono?
-
- No, lamentablemente no.
- Qué lástima.
-
Estoy harto de los míos.
-
Escuchen.
¿Qué es todo ese ruido?
-
Del otro lado del río.
Tratan de ahuyentar a la muerte.
-
Bajaré a la aldea por la mañana,
a echar un vistazo.
-
Imagino que querrás descansar.
Puedo vacunarte más tarde.
-
- ¿Te vacunarás tú?
- No, creo que no.
-
- No te preocupes por mí.
- Como quieras.
-
Dime, Walter...
-
...¿la muerte de cólera
es larga e interminable?
-
No. Pierdes todos los líquidos
durante las primeras 36 horas.
-
Mueres por deshidratación.
Es una muerte sucia y dolorosa.
-
Pero relativamente rápida.
-
Buenas noches.
-
Es una desgracia.
-
Pensé que quizás
usted y su esposa...
-
...querrían tomar precauciones
en caso de tener que irse.
-
¿Realmente cree
que esto es necesario?
-
Ya ve el panorama.
-
Pensé que querría tranquilizar
a su esposa ante la situación.
-
Es el coronel Yu. Representante
del Kuomintang.
-
Pondrá a uno de sus hombres
a vigilar la casa.
-
¿Soy una prisionera?
-
No. En realidad fue idea
del señor Waddington.
-
- Cree que deberíamos cuidarnos.
- ¿Cuidarnos de qué?
-
Hace unos días,
las tropas británicas dispararon...
-
...a unos trabajadores chinos
que manifestaban en Shanghai.
-
Murieron once.
-
Acabamos de enterarnos.
-
Esos volantes fueron pegados anoche
por todo el pueblo.
-
Muerte a los asesinos forasteros
-
Yo no me preocuparía tanto.
-
Hasta los nacionalistas
temen al cólera.
-
¿Sacan agua del pozo?
-
¿Puede mostrarme
de dónde sacan el agua?
-
Cerdo imperialista.
-
Bien, para empezar, hay que evitar
que la gente use este pozo...
-
...hasta que pueda analizarlo.
-
¿Entiende?
-
Sí, entiendo, doctor Fane.
-
Recibí la instrucción militar
en Moscú.
-
Si no le gusta el inglés,
podemos hablar en ruso.
-
El inglés está bien. Gracias.
-
Tome. Ya ha visto el cólera,
¿no, doctor?
-
- Claro, en el laboratorio.
- Me refería a un paciente.
-
No. No tuve la oportunidad.
-
No soy médico clínico.
¿No se lo dijeron?
-
Soy especialista
en enfermedades infecciosas.
-
- ¿Entramos?
- Después de usted, doctor.
-
No, está bien. Estoy bien.
-
Bueno, vamos.
-
sin ti, es insoportable
-
No lo necesito.
-
Regrese.
-
¿Señor Waddington?
-
Estoy buscando
al señor Waddington.
-
Espere aquí, ¿sí?
-
¿Hola?
-
¿Señor Waddington?
-
¿Señora Fane?
-
Buenos días.
-
¿En qué puedo ayudarla,
señora Fane?
-
Le traje un disco.
-
Stravinsky. Muy moderno.
Gracias.
-
¿Quería algo más?
-
Sí. Quería saber
cuándo llega el correo.
-
Es para Shanghai.
-
Lamentablemente,
desde la epidemia...
-
...los cobardes no cruzan
el puerto fluvial.
-
Pero démela a mí.
-
Un comerciante que conozco
viajará el viernes.
-
Townsend.
-
- ¿Charlie Townsend?
- Sí.
-
Es un conocido de mi esposo.
-
- ¿Lo conoce?
- Lo conocí años atrás.
-
Ambos fuimos asignados
al consulado de Shanghai.
-
Una esposa encantadora.
-
Sí. Son muy populares, ¿no?
-
La popularidad es
casi una ciencia para él.
-
- ¿Así que conoce a su familia?
- Bastante bien.
-
Dorothy me cae bien.
-
Sí, son una pareja muy unida.
-
Él tenía sus aventuritas.
-
Pero nada serio.
-
Una vez la oí decir
que le parecía muy halagador...
-
...que las amantes de su esposo
siempre fueran tan de segunda.
-
Bueno, que disfrute el disco.
-
¿Señora Fane?
-
La carta.
-
Cierto.
-
Sí, me acabo de dar cuenta
de que el viernes ya es tarde.
-
Gracias igualmente.
-
¿Puedes pasarme la sal, por favor?
-
Disculpa, ¿dijiste algo?
-
¿Puedes pasarme la sal?
-
Gracias.
-
Entonces así es como va a ser.
-
Pasando sus noches en silencio.
-
Walter.
-
Walter.
-
Me pregunto
si no te habrás vuelto loco.
-
- No lo está cocinando.
- Déjalo.
-
Déjalo.
-
Gracias.
-
¿Estás contemplando el suicidio?
-
El pozo del pueblo
está contaminado.
-
Esto está sucio. Sucio.
-
¿Qué?
-
¿Señor Waddington?
-
¿Señora Fane? ¿Señora Fane?
-
¿Señora Fane?
-
Aléjese. Aléjese.
-
¿Qué le pasa a Te-Ming?
-
A usted la sigue el hombre muerto.
-
Son muy supersticiosos, ¿no?
-
Perdió tres hijos y el marido
por el cólera.
-
No se la puede culpar.
-
Sabe...
Este no es lugar para una mujer.
-
Cuando me avisaron que usted vendría,
quedé pasmado.
-
Supuse que usted sería
una enfermera vieja y hosca...
-
...con piernas gordas y bigote.
-
Cuando entré a la casa,
la vi a usted...
-
...frágil, cansada y muy infeliz.
-
Fue un viaje largo.
-
Pero aún es infeliz.
-
Se me ocurrió que usted amaba
a su esposo con locura...
-
...y simplemente se negó
a quedarse atrás.
-
- Es una explicación razonable.
- Sí.
-
Pero no es la correcta.
-
¿Sabe lo que me resulta extraño?
-
Que su marido nunca la mira.
-
Mira las paredes, el piso,
sus zapatos.
-
Tiene mucho en que pensar.
-
Sí, no lo dudo.
-
¿Doctor Fane?
-
¿Doctor Fane?
-
Dios.
-
Muy bien.
-
¿Qué estás haciendo?
-
¿Un martini?
-
¿Sí?
-
Soy el mensajero
de la Madre Superiora.
-
¿De quién?
-
La monja que supervisa
el orfanato y el hospital.
-
No sabía que estaba enterada
de mi existencia.
-
Parece que el señor Waddington
le habló de ti.
-
Le gustaría mucho conocer
a la fiel y amante esposa...
-
...del compasivo doctor Fane.
-
Bien. Entonces debo prepararme
para la farsa.
-
Ella entenderá si...
-
...si no quieres aventurarte
al centro de la epidemia.
-
Si tú no tienes miedo,
¿por qué yo sí?
-
Me había olvidado.
-
¿Walter? Dios mío.
-
Estás borracho.
-
¡Forastera!
-
¡Vuelve a tu lugar!
-
No espere ningún lujo.
Son terriblemente pobres.
-
Hola.
-
Es un gran placer conocer...
-
...a la esposa
de nuestro valiente doctor.
-
Encantada de conocerla también.
-
Señor Waddington.
-
Tiene que probar el bizcocho.
-
La hermana St. Joseph los preparó
especialmente para usted.
-
Dígame, señora Fane...
-
...¿qué credo profesa?
-
Disculpe.
-
Íbamos a la iglesia.
No religiosamente... A menudo.
-
Podría decirse que soy
miembro de la Iglesia Anglicana.
-
Un modo inofensivo...
-
...de decir
que no cree mucho en nada.
-
Usted es muy bonita.
-
Y muy joven.
-
Le aseguro que no.
Me siento una anciana.
-
Si la señora Fane quiere ver
el convento y el orfanato...
-
...para mí será un gusto
mostrárselos.
-
A ella sola.
-
Las chicas de más edad
se mantienen ocupadas cosiendo.
-
Y ganan dinero para el convento.
-
Esa no nos deja
que la bauticemos.
-
La sala de música.
-
La hermana Maryse.
-
La hermana Dominique
tocaba el piano.
-
Murió la semana pasada. Cólera.
-
Del otro lado está la enfermería.
-
No es muy agradable de ver.
-
¿Quiere que le diga al doctor Fane
que está aquí?
-
No. No es necesario
que lo moleste.
-
Con la epidemia,
hay más enfermos a nuestro cuidado.
-
Este bebé llegó esta mañana.
-
Otro huérfano.
-
Dice que al doctor Fane
le encantan los bebés.
-
Pasa todo el tiempo que puede
en la guardería ayudándolos.
-
¿Señora Fane?
-
¿Señora Fane?
-
¿Se encuentra bien?
-
Sí.
-
No es nada, una tontería.
-
¿Qué quieres?
-
Lo siento.
-
- Te traje la cena.
- Bueno. Déjala ahí.
-
¿Se te ofrece algo más?
-
¿Qué estás haciendo?
-
Estoy analizando los niveles
de nitrato de un tomate local.
-
¿Por qué?
-
¿Por qué?
-
No te va a interesar.
-
Bueno...
-
Disfruta la cena.
-
Walter.
-
¿Qué propones que hagamos
si sobrevivimos a la epidemia?
-
No tengo idea.
-
No creo que sea bueno hablar
sobre algo que es mejor olvidar.
-
- Pero tú no olvidas.
- Por favor. Tengo que trabajar.
-
¿No quieres escuchar
lo que voy a decir?
-
Bueno. Si insistes.
-
Es que, hoy...
-
...al estar en el convento,
con esas monjas.
-
¿Qué, te convirtieron a su fe?
-
No.
-
Me hablaron de ti.
-
- Y me sentí...
- ¿Qué?
-
¿Cómo te sentiste?
-
- Creo que tenía miedo de ti.
- Lo bien que hiciste.
-
Disculpa.
-
Si no puedo trabajar,
me voy a dormir.
-
Sé que estás enojado conmigo.
-
Pero si pudiéramos tratar
de hablar sobre...
-
Francamente, no te entiendo.
-
¿Qué es lo que quieres de mí?
-
Quizás solo quiero
que no seamos tan infelices.
-
Te equivocas si crees
que yo soy infeliz.
-
Tengo demasiado que hacer aquí
como para pensar en ti.
-
Es exactamente lo que trato
de decirte. Me siento inútil.
-
¿Qué propones
que haga al respecto?
-
Por Dios,
¿puedes dejar de castigarme?
-
¿Tanto me desprecias?
-
- No. Me desprecio a mí mismo.
- ¿Por qué?
-
Por permitirme amarte alguna vez.
-
Hola.
-
Estoy muy bien. ¿Y ustedes?
-
Para ti. Y para ti.
-
Espero no haber llegado
en mal momento.
-
La hermana Maryse
murió ayer por la noche.
-
Acabo de escribir a sus padres
para informarles.
-
Lo siento mucho.
-
Pero peco si lloro...
-
...porque sé que su alma buena
y sencilla fue derecho al cielo.
-
¿En qué puedo ayudarla?
-
Bueno...
-
Sé que con la muerte
de la hermana...
-
...debe de tener incluso menos personal.
-
Me pregunto si podría
venir al convento y...
-
...y hacer algo.
Simplemente para ayudar.
-
Querida, ¿no cree
que ya ha hecho suficiente...
-
...al venir aquí con su esposo?
-
Hace un mes que estoy aquí...
-
...y, créame, no tengo nada
que hacer en todo el día.
-
Quizás pueda ayudar
a las hermanas en el hospital.
-
Imposible.
-
El cólera es una enfermedad
horrible de ver.
-
Además, ¿qué pasaría
si usted enfermara?
-
No me molestaría fregar los pisos.
-
Cualquier cosa
con tal de sentirme útil.
-
No será necesario.
-
Los huérfanos friegan los pisos.
-
No, es nuestro trabajo y nuestro
privilegio hacer esas cosas.
-
Pero cada día hay más trabajo.
-
¿Habló con su marido al respecto?
-
Sí.
-
No entiendo lo que dices.
-
Encontré rastros en el río,
provenientes del cementerio.
-
- ¿Revisaste los resultados?
- Lo analicé tres veces.
-
Bueno, no hay más que hablar.
-
Recomendaría una barricada
en el área que usan para bañarse.
-
Cortar todos los accesos al río.
-
¿Adónde espera
que la gente vaya a buscar agua?
-
No tengo idea. Río arriba,
al menos a 500 metros del cementerio.
-
- Es demasiado lejos.
- Pero es necesario.
-
Concuerdo con el doctor Fane.
Es necesario.
-
También pensé que habíamos acordado
sacar una orden...
-
...para disponer de los cadáveres.
-
Ya lo hicimos.
-
Pero si no la hace cumplir,
entonces no sirve.
-
Las familias ocultan los cuerpos
durante días.
-
- Y los entierran muy cerca del río.
- Entiendo el problema.
-
No tiene que explicarlo dos veces.
-
Coronel, le pido con todo respeto...
-
...que haga que sus soldados
entren a las casas...
-
...y saquen los cuerpos
por la fuerza, si es necesario.
-
Está bien.
-
Hola.
-
Entiendo.
-
Los espíritus necesitan
tener acceso al agua.
-
Solo necesito moverlos un poco
para que no vivan en el agua.
-
Dijo que están
bajo la protección del líder militar.
-
Si él quiere mover los cuerpos,
va a mandar a sus soldados.
-
No es buen momento para que una mujer
occidental explore un pueblo chino sola.
-
Cállate.
-
Como si te importara que me mate
el aburrimiento o un nacionalista.
-
Además, no estaba sola.
-
Estaba con mi galante protector,
Sung Ching.
-
Por cierto, quizás te alegre saber...
-
...que soy igual de inútil
para las monjas que para ti.
-
Hoy cerré la única fuente
de agua del pueblo.
-
¿Qué vas a hacer?
-
No tengo idea.
-
Entonces supongo
que los dos somos inútiles.
-
Por fin algo en común.
-
Doctor Fane.
-
- El mal tiempo nos sorprendió.
- Ahora no, lo siento.
-
¿Disculpe?
-
- Estoy contando.
- ¿Contando?
-
Acamparemos aquí esta noche.
-
¿Por qué cree que este líder militar
va a cooperar?
-
No creo que lo haga.
-
¿Y cómo planea persuadirlo?
-
No lo sé.
-
Estos hombres son como animales.
-
No tienen perspectiva.
-
Solo tienen hambre y fuerza.
-
Hombres así tienen el poder
en China desde que yo era niño.
-
Pero esa época pronto
llegará a su fin.
-
No hay lugar para ellos
en la nueva China.
-
A usted tampoco le gusta mucho
que yo esté aquí, ¿no?
-
Creo que China
pertenece a los chinos...
-
...pero el resto del mundo
no parece estar de acuerdo.
-
Sí, pero eso no tiene nada
que ver conmigo.
-
No vine aquí con un arma.
Vine con un microscopio.
-
Le creo.
-
Pero sería bueno
trabajar juntos en esto...
-
...sin soldados de su país apuntando
a nuestra gente.
-
Nuestro plan es desviar
el agua hacia el pueblo...
-
...desde los campos río arriba,
más allá del cementerio.
-
Con su permiso
y la ayuda de sus tropas...
-
...sacaremos las tumbas
del agua...
-
...y el coronel Yu y sus hombres
harán cumplir con los entierros.
-
Si mantenemos la integridad
de las fuentes de agua...
-
...y hacemos cumplir
las normas de sanidad...
-
...solo morirán unos pocos
en vez de miles.
-
¿Ya terminó?
-
No voy a sacrificar a mi gente
por ese lío del cólera.
-
¡Olvídelo!
-
Cuando la gente muere...
-
...¡es el destino!
¡No quiero tener nada que ver!
-
Tú...
-
...¡sácalo de aquí!
-
Dijo que no.
-
No habla inglés, ¿no?
-
Dígale que es el traje más ridículo
que vi en mi vida.
-
Este médico...
-
...le tiene un gran respeto...
-
...y usted tiene razón.
-
Esta epidemia es un lío.
-
Pero mi superior dijo...
-
...que si sus hombres
no pueden controlarla...
-
...a nuestro ejército le gustaría
poder venir aquí a ayudarlos.
-
Después de ver este lugar...
-
...tan abrumador...
-
...temo que cuando
nuestros soldados lleguen...
-
...no querrán irse.
-
Lo siento.
-
No se detenga por mí
si al doctor Fane le gusta.
-
No. No, para nada.
-
No, es muy lindo.
Solo pasaba por aquí.
-
- No. Quédese.
- Debería irme.
-
Insisto.
-
- Muy bien, si quiere.
- Continúe, señora Fane.
-
Pero quizás algo
un poco más tranquilo.
-
Sí, claro.
-
Hoy trajeron un nuevo bebé.
-
Las muchachas la llamaron Zan Xien.
Significa " flamante".
-
Las monjas la van a llamar
Katherine, claro que...
-
...ninguna de las muchachas
lo podrá pronunciar.
-
Gracias a Dios por esas monjas.
Hacen tanto por tan poco.
-
Supongo que puede mirarse
desde ese punto de vista.
-
¿Supones?
-
Creo que podía ser
un poco más complicado.
-
Recogen niños sin esperanzas
y les dan una oportunidad.
-
¿Qué es tan complicado?
-
También visitan a la madres
en sus casas.
-
Les piden que regalen sus bebés
al convento.
-
Les ofrecen dinero a cambio
para convencerlas.
-
Tus monjas no están aquí
solo para manejar un orfanato.
-
Están convirtiendo a esos niños
en católicos.
-
Ninguno de nosotros vino a China
sin una razón.
-
Sin embargo, en general...
-
...creo que lo que hacen
es bastante bueno, ¿no?
-
Vine a estudiar las bacterias.
-
No siento la necesidad
de opinar sobre lo demás.
-
Bueno, yo sí, y las admiro.
-
No creo que tenga que ser
tan complicado y sombrío.
-
Y creo que lo que tú haces,
por ejemplo, es muy noble.
-
Solías despreciarme.
¿Algo ha cambiado?
-
Walter. No puedo creer
que siendo tan inteligente...
-
...tengas tan poco sentido
de la proporción.
-
Los humanos somos
más complicados que tus microbios.
-
Somos impredecibles.
Nos equivocamos y defraudamos.
-
- Sí, sin duda.
- Lo lamento.
-
Lamento no ser la mujer perfecta
que quieres que sea.
-
Soy común y corriente.
-
Nunca pretendí otra cosa.
-
No, por supuesto que no.
-
Me gusta ir al teatro, bailar y...
-
...jugar al tenis. Me gustan los juegos.
Y los hombres que juegan juegos.
-
Dios me perdone,
pero así me criaron.
-
Soy una fiera jugando al bridge.
-
Eso sí que es emocionante.
-
Y tú me arrastraste
por todos los museos de Venecia...
-
...parloteando acerca del milagro
de los canales...
-
...y de los sistemas de drenaje
de la laguna, o alguna tontería así.
-
Hubiera sido más feliz
jugando al golf en Sandwich.
-
Supongo que tienes razón.
-
Fue tonto buscar en el otro
cualidades que nunca tuvimos.
-
Sí.
-
Sí.
-
¿Walter?
-
¿Por qué no derribaste la puerta
si sabías que estaba con Charlie?
-
Al menos podrías haber
tratado de golpearlo.
-
Él no valía la pena.
-
O quizás soy demasiado orgulloso
para pelear.
-
No estoy tan segura sobre eso.
-
Entierren los cadáveres
inmediatamente.
-
¡Por favor, no se lo lleven!
-
¡Su espíritu no podrá descansar!
-
Le dije a la Madre Superiora
que no deje salir a las monjas.
-
Puse un guardia afuera.
-
Los occidentales
tampoco deberían salir.
-
Muy bien.
-
Hermana, ¿la señora Fane
vino hoy al convento?
-
Oui, doctor.
Pero se fue hace unos minutos.
-
¡Esto es obra del diablo británico!
-
¡Respeten nuestras tradiciones!
-
Sung Ching.
-
Vamos. ¡Vamos!
-
¡Vamos!
-
¡Basta!
-
¡Sung Ching!
¿Dónde está la señora Fane?
-
¡No entiendo lo que dicen!
-
Aléjense de ella.
-
- ¿Estás bien?
- Sí.
-
Vamos.
-
Ya no hay más whisky.
-
Doctor Fane.
-
¿Podría molestarlo por un trago?
-
Hola, querida.
-
Estaba en Hankow
durante la revolución...
-
...cuando masacraban
a todos los manchúes.
-
Pude ayudar a una familia con
documentos nuevos y esas cosas.
-
Ella era la hija más joven.
-
Al principio no le presté
demasiada atención.
-
Bueno...
-
Más de la debida, supongo.
-
Cuando dejé Hankow,
ella me siguió.
-
La envié de regreso dos, tres veces,
pero ella regresaba.
-
No me di cuenta de cuánto
usted la quería.
-
¿Qué le hace pensar eso?
-
Se le nota en la mirada.
-
Los hombres son incalculables.
-
Pensé que usted era
como todos los demás...
-
...y ahora me parece
que no lo conozco.
-
Me pregunto qué ve ella en usted.
-
Wan Xi.
-
Dice que soy un buen hombre.
-
Como si una mujer amara
a un hombre por lo virtuoso.
-
Buenos días.
-
Buenos días.
-
Hoy sería mejor no ir al pueblo.
-
Está bien.
-
Saldré a dar un paseo.
-
Vamos, entonces.
-
¿Qué diablos estás haciendo
tan lejos de la casa?
-
Caminaba para aliviar
una resaca atroz.
-
¿Y tú?
-
Trataba de comprarle un atado
de bambú...
-
...a este buen hombre,
pero el precio es exorbitante.
-
Mi cabeza hoy no sirve
para negociar.
-
Entonces...
-
- ¿Te gustaría que te lleve a casa?
- ¿En qué?
-
¿En búfalo?
-
Vamos a desviarlo temporalmente
de estos campos...
-
...para que pase por el pueblo
y sea más accesible.
-
Son más de 500 metros.
Nos dio mucho trabajo.
-
Madre.
-
¿Voy a morir?
-
Bueno, bueno. No seas tonta.
-
Escucha, ma chère.
¿Es posible que estés embarazada?
-
- No.
- Sí.
-
- No.
- Sí.
-
Es decir...
-
Supongo que es posible.
-
- No hay duda.
- La hermana lo supo enseguida.
-
Viene de una familia numerosa,
y tiene experiencia en esto.
-
No puedo creerlo.
-
¿Por qué no puedes creerlo?
Tener un hijo es algo natural.
-
Sí.
-
Piensa en lo feliz
que se pondrá tu esposo.
-
¿Qué pasó aquí?
-
- Estoy bien.
- Te desmayaste.
-
- Estoy bien.
- Déjame verte.
-
No es cólera.
-
No. Creo que no.
-
¿Sientes náuseas?
¿O solo estás débil?
-
Walter, basta.
-
Estoy embarazada.
-
¿Un bebé?
-
¿Estás segura?
-
Sí.
-
Es maravilloso.
-
¿Hace cuánto que estás así?
-
Dos meses.
-
Quizás más.
-
Kitty.
-
¿Soy el padre?
-
Francamente, no lo sé.
-
Lo siento.
-
Bueno...
-
...ya no importa...
-
...¿no?
-
No.
-
Ya no importa.
-
¿Doctor Fane?
-
Venga conmigo.
-
- ¿Qué es esto? ¿De dónde vienen?
- El cólera se propagó al sur por el río.
-
Allí no hay médicos ni instalaciones.
-
Van a contaminar todo.
No pueden entrar al pueblo.
-
Doctor Fane.
-
¡Doctor Fane!
-
Alto. Alto. Alto.
-
Paren. Aquí podemos ayudarlos.
-
Coronel, ¡que no entren!
¡Los atenderemos aquí!
-
Señora Fane, reúna a todos los niños
en la sala de música.
-
Esperen aquí.
-
Vamos.
-
Traigan a ese niño. Tráiganlo.
-
No entiendo.
¿Por qué no me despertó?
-
Empezó temprano,
y tú necesitabas descansar.
-
- ¿Está lejos el campo de refugiados?
- Cerca, al pie de la colina.
-
El doctor Fane me dijo que quería
que te fueras, pero no quisiste.
-
No quiero dejarlas.
-
Sí, y te lo agradecemos, hija.
-
Pero creo que tampoco
quieres dejarlo a él.
-
Bueno...
-
Es mi deber.
-
El deber es solo lavarse las manos
si están sucias.
-
Me enamoré a los 17 años, de Dios.
-
Una niña tonta con ideas románticas
sobre la vida de una religiosa.
-
Pero mi amor era apasionado.
-
Con los años,
mis sentimientos cambiaron.
-
Él me desilusionó. Me ignoró.
-
Llegamos a una relación
de indiferencia pacífica.
-
Un matrimonio de ancianos que se sientan
lado a lado en el sofá sin casi hablarse.
-
Sabe que nunca voy a dejarlo.
Este es mi deber.
-
Pero cuando el amor y el deber
se funden, la gracia está contigo.
-
Tu soldado te espera
para llevarte de regreso.
-
- Preferiría quedarme.
- No.
-
¿Qué? ¿Qué pasa?
-
¿Qué?
-
¿Señora Fane?
-
¿Señor Waddington?
-
Es su esposo.
-
¿Qué? ¿Qué pasó?
-
Ha caído enfermo.
-
¿Dónde está?
-
Señora Fane.
-
- Walter.
- No puede estar aquí. No es seguro.
-
- Waddington.
- No tengo ni voz ni voto.
-
No quiero público.
-
Tiene que irse.
-
- Su bebé.
- Por favor, tiene que irse.
-
Walter, dime lo que debo hacer.
-
Disminuye el goteo.
Va demasiado rápido.
-
Bien, bien.
-
¿Kitty? Kitty.
-
Va a ser mucho peor
antes de que estalle.
-
¿Estás preparada para esto?
-
Sí.
-
¿Qué pasa?
-
Se nos está acabando
la solución salina.
-
¿Puede conseguir más?
-
Lo hice...
-
...pero para muchos,
será demasiado tarde.
-
Kitty.
-
Kitty.
-
¿Estás despierto?
-
¿Te sientes mejor?
-
Perdóname.
-
¿Perdonarte?
-
No hay nada que perdonar.
-
Walter...
-
...lo siento.
-
Lo siento tanto.
-
¿Señora Fane?
-
El doctor Fane querría
que lo entierren de inmediato.
-
Sí, por supuesto.
-
¿Qué estás haciendo?
-
Es una tontería.
-
Se van a morir en una semana.
-
No vale la pena el precio.
-
- ¿Qué te parece?
- Creo que son muy lindas.
-
¿En serio?
-
Creo que tienes razón.
-
Vamos.
-
Mejor que nos apuremos.
El abuelo nos está esperando.
-
¿Kitty Fane?
-
Increíble.
-
Hola, Charlie.
-
¿Qué haces en Londres?
-
Sé que pasó mucho tiempo.
-
Debería haberte escrito.
-
¿Quién es este jovencito?
Hola, amiguito.
-
- ¿Cómo te llamas?
- Walter.
-
Hola, Walter.
Soy Charlie Townsend.
-
- ¿Cuántos años tienes?
- Cinco.
-
- ¿Cinco?
- Vamos, querido.
-
Deberíamos apurarnos.
-
Sí, claro.
-
Bueno, ha sido...
-
...un placer volver a verte.
-
Y a ti también.
-
- Adiós, Walter.
- Adiós.
-
Kitty.
-
Estaré en Londres tres semanas.
Quizás podríamos...
-
Adiós, señor Townsend.
-
Adiós, señora Fane.
-
¿Quién era, mamá?
-
Nadie importante, cariño.
-
Subtítulos por aRGENTeaM
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