-
Menekse, ¡espéranos!
-
¿Qué pasa? Camina.
-
Buenos días, ¿cómo está?
-
Muy bien, gracias.
-
Bien.
-
¡Deja de hacer eso!
-
Suéltame.
-
¿Tienes dinero?
-
Tengo, hermano. Gracias.
-
Dímelo a mí.
-
No podrás engañarme.
-
Sólo 20 euros.
-
De ninguna manera.
-
¡Primero debes pagar tus deudas!
-
¿Qué deudas?
-
¿No tomaste 50 euros míos la última vez?
-
No pasé a tomarlos.
-
¿No los tomaste?
-
Claro que no. Estoy seguro de eso.
-
El bus ha llegado. No quiero retrasarme.
-
Hoy debes regresar temprano.
-
Trataré de pedir un permiso.
-
Házlo.
Nuestro invitado llega desde Turquía.
-
No te retrases.
-
Está bien.
-
Kadir.
-
¡Lo tengo!
-
¡Tengan cuidado!
-
Lo siento, fue mi error.
-
Esta es su orden, ¿le gusta?
-
Sí.
-
Dos tartas de queso y dos tazas de latte.
-
Van dos tazas de latte...
-
¿Por qué pediste un permiso?
-
Tenemos a un invitado que llega desde Turquía.
-
¿Algún pariente tuyo?
-
No. No lo sé.
-
Tal vez es un amigo de mi padre.
-
Entonces voy a irme contigo.
-
Halil, por favor, no pidas permiso.
-
Podrían pensar que vamos a salir.
-
Menekse, sólo necesito atender unas ordenes más.
-
Podríamos tener un momento juntos.
-
Halil, me han dicho que llegue temprano.
-
Menekse. ¿Un momento?
-
Quería contarte acerca de un sueño que tuve ayer.
-
¿Qué viste?
-
Estabamos en Bosnia. Donde nací.
-
Te mostraba mi casa... mi vecindario.
-
Te presentaba a mis vecinos.
-
Mi padre no había muerto.
-
Mi madre...
-
¡Todo el mundo era muy feliz!
-
Yo te observaba por mucho tiempo.
-
Acariciaba tu cabello.
-
El miedo no existía.
-
De pronto todo desapareció. El tiempo se detuvo.
-
Hay un puente en donde vivía.
-
El puente de Mostar.
-
Había colapsado en tiempos de guerra.
Lo han reconstruido.
-
Los hombres tomaban coraje y saltaban de aquel puente antes de casarse.
-
Es una tradición. Vi el puente en mi sueño.
-
Estaba allí. Mis ojos estaban buscandote.
-
No podían encontrarte.
-
Entonces me lancé al agua, tampoco pude encontrarte allí.
-
¡Vuelve a trabajar!
-
Espero que haya quedado bien.
-
Gracias.
-
Dime.
-
¿No estás trabajando?
-
Si dejas de interrumpirme. ¿Qué sucede?
-
Mustafa llegó.
-
Bien por ti.
-
Voy a mostrarle la ciudad.
-
Ven en seguida.
No dejes a papá solo en la tienda.
-
¡Como usted lo ordene!
-
Vamos, hermano.
-
Tengo mucho trabajo que hacer. No me esperes. Te veo luego.
-
Mi hermano no podrá venir.
-
¿Qué podemos hacer?
-
Saldremos pronto.
-
Estamos hablando. No tenemos prisa.
-
De todos modos estaré siempre aquí.
Si Alá quiere.
-
Si Alá quiere.
-
Espera un momento.
-
Aún no te concedí a mi hija.
Primero debemos llegar a un acuerdo.
-
Así será. Así será.
-
¿Con cuánto dinero dispones?
-
Como sabrán, yo no tengo a nadie aquí.
-
Vendí todo lo que tenía en mi país.
-
¿Por cuánto vendiste?
Eso es lo que queremos saber.
-
Mira, hijo.
-
Sólo tengo una hija.
-
Creció como una flor en un lugar como Alemania.
-
Nunca hizo algo que pusiera en vergüenza a la familia.
-
Si estuviera en Turquía, estaría pidiéndote mucho dinero.
-
Pero te conocemos. Fuiste compañero de Kadir en el ejército.
-
Él fue mi comandante. ¿Qué hay con eso?
-
Si quieres vivir y trabajar aquí,
vamos a ayudarte.
-
Si nos das 25.000 euros, tenemos un trato.
-
Eres responsable por los gastos de la boda.
-
Por supuesto.
-
Téngalo por seguro.
-
¡Funcionará! ¡Todo lo mejor!
-
Papá.
-
¿Cuándo podré ver a Menekse?
-
Ya has visto una foto de ella, ¿no?
-
Sólo estoy bromeando, amigo. Podrás verla esta noche.
-
Hay que caminar un poco.
-
Está bien.
-
Papá, nos vamos.
-
Adiós.
-
No se retrasen.
-
Está bien.
-
Helga, cariño...
-
Puedes estar feliz. Conseguimos el dinero.
-
Atrás habían dos asientos vacíos.
-
Tu padre podría vernos, o tus hermanos.
Todo Berlín podría vernos.
-
Ese pastel perderá su sabor.
-
¿Este?
-
No perderá su sabor.
-
No podrás entregar esa orden a tiempo.
-
No es tan importante.
-
Inga te despedirá.
-
Está buscando un pretexto.
No le has entregado tus documentos.
-
Ella podría entregarte a la policía.
-
Si la policía descubre que trabajas ilegalmente, podrías ser expulsado del país.
-
Si eso sucediera, no volverías a verme.
-
¡Alá no lo permita!
-
Menekse. Si eso sucediera, ¿estarías triste?
-
Por supuesto que sí.
-
Halil, bajaré en la siguiente estación.
-
Tienes que entregar esa orden cuanto antes.
-
Las ordenes pueden esperar.
-
Cuando dijiste que tenías prisa,
yo ordené este pastel antes de hacerlo.
-
¿Qué? ¿En serio?
-
Entonces tendrás que pagar por él.
De cualquier modo.
-
Incluso si hay peligro,
todo valdrá la pena para que pueda verte.
-
Halil, ve por otro camino.
-
Alguien podría verte.
-
¡Vamos! ¡Sólo 10 pasos más!
-
1, 2, 3, 4, 5,..., 10.
-
Menekse. ¿Qué haces aquí?
-
¿Estás jugando?
-
No, voy a llegar tarde.
-
Anda. Alguien está esperándote en casa.
¡Felicidades!
-
¿Por qué?
-
No he dicho nada. Corre. No lo hagas esperar.
-
¿Creen que atiendan mi solicitud de Visa con rapidez?
-
Por supuesto. Cuando te cases podrás usarla.
-
Vivimos aquí. Sabemos mucho de esto.
-
¡Ha, debe ser Menekse!
-
Le dije que viniera temprano.
-
Habrán discusiones.
-
Tu padre está enojado. ¿Dónde estabas?
-
Yo también te dije que vinieras temprano.
-
Por favor, mamá.
-
Agradece que me permitieron salir del trabajo.
Por lo menos, a esta hora.
-
No entiendo porqué has sido tan insistente.
-
¡Cuidado! Él no tiene todo el tiempo.
-
¿Quién es?
-
Menekse. Gracias a Alá que te creó. ¡Bienvenida, manzana de mi ojo!
-
Abuela.
-
¡Vamos! ¡Adentro!
-
El hombre está esperándote.
-
¿Por qué está buscándome? ¿Qué quiere de mi?
-
¡Cuidado!
-
Cuando conozcan Estambul no querrán
dejar de visitarla.
-
Es una ciudad completa.
-
Está bien, mi comandante. Ahora vivirás aquí también.
-
Eso espero.
-
Sea bienvenido.
-
Gracias.
-
Menekse. Hija. Ven y siéntate aquí.
-
Ella es nuestra Menekse.
-
Mustafa fue compañero de Kadir en el ejército.
-
Estuvieron juntos en Burdur.
-
Es nuestro compatriota. Estuve con él 28 días...
-
pero sentí que su fraternidad duraría 28 largos años.
-
Gracias.
-
Entonces...
-
Nosotros hemos pensado y hemos tomado una decisión.
-
Mi hijo, Mustafa.
-
Sí. A partir de ahora estoy llamándote "mi hijo".
-
Gracias.
-
Mi hijo, Mustafa, ha pedido tu mano.
-
Como he dicho, hemos pensado y tomado una decisión.
-
Lo hemos pensado mucho.
-
Él es un buen hombre. No tiene a nadie aquí.
-
A partir de ahora ustedes serán mi familia.
-
Hemos decidido que te casarás con Mustafa.
-
Bien. ¡Felicidades!
-
¡Mustafa, hermano! Ahora eres parte de la familia.