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Plum Village, Francia
El maestro zen Thich Nhat Hanh responde
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Siento una energía muy fuerte
y no puedo controlarla.
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¿Cómo puedo enfocar esa energía
para hacer algo por el mundo?
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Querido Thay, querida Sangha,
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tengo una pregunta.
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A veces en lo profundo de mi alma
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siento locas energías,
realmente locas y poderosas.
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Es algo que no puedo controlar.
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Se siente como…algo realmente
muy profundo dentro...
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tan brillante, tan profundo, tan poderoso.
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Y no he sido capaz de controlar
nada de estas energías en mi vida.
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Y me lleva a lugares y situaciones
donde no puedo controlar nada.
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Realmente extremas.
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Debido a que esa energía es muy fuerte.
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Algunas veces me siento victima de ella.
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Por ejemplo, si quiero conocer
algo del mundo,
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viajo y dejo que esa energía me guíe
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y llego a lugares donde hay guerra
o situaciones muy extremas.
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Y no estoy lista para aceptar eso,
pero tengo mi respuesta.
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Mi energía me da la respuesta.
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Yo sé que es complicado.
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Y ahora quiero entrar al tema
de la propia energía poderosa que tengo.
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Deseo que mi alma...
Quiero ser una...
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Quiero dirigir esa energía
a un punto preciso.
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Me siento muy pequeña para hacer eso,
porque la energía es enorme.
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Siento como si esa energía
se hubiera vertido en mí.
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Y no sé cómo dirigirla
como un ser humano en la sociedad
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a un punto grande, un punto claro,
como a hacer algo...
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algo realmente concreto.
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Trato de estar
en plena consciencia durante eso
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y trato de respirar profundamente
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y dejar que las cosas lleguen.
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Pero quiero saber si Thay
tiene algún consejo sobre esto.
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Espero ser clara.
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Gracias.
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¿Puedes repetirlo?
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¿Un resumen?
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(Sr. Pine) Nuestra amiga dice que tiene
una energía muy profunda
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y muy poderosa dentro de ella
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y algunas veces siente que está
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a merced de esta energía.
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Le obliga a hacer esto, aquello,
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y algunas veces quizá
no en la mejor dirección para ella.
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Y quiere tener mayor manejo
de la energía.
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Quiere poder tener una elección
más consciente sobre la dirección
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y enfocar las energías
para hacer algo concreto y positivo.
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Trata de practicar
la plena consciencia y respirar
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pero cree que no es suficientemente hábil
para manejar las energías.
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Esa energía puede ser muy fuerte
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y quizá la plena consciencia
no tenga el poder suficiente.
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Y queremos controlarla.
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Pero la práctica de Plum Village
no es para controlar,
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porque si quieres controlar,
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estás reprimiendo de alguna manera
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lo que quieres controlar.
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La plena consciencia es solo
reconocerla como es
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sin tratar de controlar.
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Antes que nada, usamos
la plena consciencia
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de respirar y caminar
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para reconocer lo que es,
para decirle hola a eso.
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No tratamos de controlar,
de reprimir.
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Y tenemos a saber que esa energía
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puede haber sido transmitida
por nuestro padre, madre o ancestros.
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Eso también lo hemos recibido
de nuestros ancestros y de la sociedad.
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Así que queremos comprender
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cuál es la fuente de esa energía,
de dónde vino.
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Lo que nos interesa es reconocerla
y comprenderla en lugar de controlarla.
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Puede ser una energía de hábito,
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un hábito que se ha formado durante
muchas generaciones,
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un tiempo superior
al de nuestra vida.
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Ese hábito, ese patrón de pensamiento,
de hablar o de actuar
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puede haber estado ahí
desde hace mucho tiempo.
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Lo heredamos de nuestros padres
y nuestros ancestros.
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Lo que tenemos que hacer es
reconocerlo y aceptarlo como es.
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Si sabemos cómo aceptarlos como son,
nos sentimos mejor de inmediato.
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Y no estés ansiosa por controlar.
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Reconocerlo, eso se llama
simplemente reconocer.
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Al inhalar, lo reconozco.
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Y cuando lo reconozcas tal como es
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ya no podrá empujarte a hacer cosas
que no quieres hacer.
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No tienes que deshacerte de él.
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No tienes que controlarlo.
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No tienes que reprimirlo.
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El hecho de que lo reconozcas como hábito
puede traerte ya mucha libertad.
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Hace veinte años,
había un joven americano
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practicante del Upper Hamlet.
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Un día, le pidieron los hermanos que fuera
a hacer las compras de la comunidad.
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Estábamos celebrando
el Día de Acción de Gracias.
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Los grupos pertenecientes a diferentes
nacionalidades debían cocinar
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un plato para ofrecer
en el altar de los ancestros.
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El grupo de norteamericanos quería
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hacer un pastel de calabaza,
que es algo muy americano.
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El grupo de italianos cocinaría
un plato italiano.
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Y pondríamos la ofrenda
en el altar de los ancestros.
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Durante la ceremonia,
nos ponemos en contacto
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con nuestros ancestros
dentro de nosotros.
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Así que el joven fue enviado por la sangha
al pueblo cercano a hacer compras.
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Después nos dijo que
cuando fue a Saint Foy La Grande
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a hacer la compra, de pronto
se dio cuenta que estaba
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tratando de hacer la compra rápido
para terminar,
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ansioso por hacerlo rápido
y terminar lo que tenía que hacer.
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Pero unas semanas antes
él no había tenido esa sensación
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porque estaba en Upper Hamlet
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y estaba abrazado
por la energía colectiva de los hermanos,
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haciendo todo despacio,
conscientemente y disfrutándolo.
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Durante esas dos semanas,
lo estaba haciendo muy bien,
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caminando, sentado, cocinando
con los hermanos en el Upper Hamlet,
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pudo hacerlo despacio,
con plena consciencia.
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Todo fue muy bien.
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Pero cuando lo enviaron a
Sainte Foy La Grande, estaba solo.
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No tenía guía ni estaba abrazado
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o apoyado por la energía colectiva
de la plena consciencia.
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Por eso se perdió.
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La energía del viejo hábito volvió
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y lo empujó a comprar de prisa
para terminar pronto.
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De repente recordó, reconoció,
esa energía de estar apurado,
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y se dio cuenta que esa
era la forma de ser de su madre.
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Ella siempre era así.
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Así que en el momento en que él inhaló
y reconoció el hábito de energía, dijo:
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"Hola mamá,
sé que estás ahí, con tu hábito."
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De pronto, se calmó de nuevo
y continuó haciendo su compra
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con plena consciencia
y con alegría otra vez.
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Esto significa que el hábito de energía
una vez reconocido, no puede empujarte más
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a hacer lo que no deseas hacer,
lo que no quieres decir.
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Porque muchos de nosotros
somos víctimas de ese tipo de hábito.
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Hay cosas que no queremos decir,
hay cosas que no queremos hacer.
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Sabemos que decirlo, hacerlo
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nos traerá sufrimiento
a nosotros y a la otra persona.
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Lo sabemos muy bien,
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no queremos decirlo o hacerlo.
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Pero cuando llega esa situación,
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la energía del hábito nos empuja
a hacerlo o decirlo.
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Y después de hacerlo,
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después de decirlo, nos arrepentimos.
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Nos golpeamos el pecho,
jalamos nuestro cabello
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y decimos: "Lo sabía,
no debería hacer eso,"
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"no debería decir eso,
pero, ¿por qué lo hice o lo dije?"
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Y me prometo a mí mismo que la próxima vez
cuando esta situación se presente
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no lo volveré a hacer,
no volveré a decir eso.
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Y eres muy sincero.
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Pero cuando llega el momento,
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haces exactamente lo mismo
una vez y otra y otra vez.
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Esa es la energía del hábito.
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La práctica de Plum Village es
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respirar conscientemente,
caminar conscientemente
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para reconocer esa energía.
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No tratar de controlarla.
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No tratar de destruirla.
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Sólo sonríe y repite: "¡Hola!
Mi vieja amiga, sé que estás ahí."
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"No puedes llevarme
a hacerlo más otra vez.”
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"No puedes empujarme a decirlo más."
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Entonces, reconocer simplemente,
te da libertad
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y si continúas practicando
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tu energía de hábito se transformará
despacio, despacio.
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Si hay buenas energías de hábito,
podemos ayudarlas a crecer.
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Y si tenemos un propósito en la vida,
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si tenemos buena voluntad y deseo
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de transformarnos y ayudar
a las personas a sufrir menos,
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si sabemos exactamente
lo que queremos hacer,
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entonces, nutrimos ese tipo de deseos.
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Y si mantenemos esa intención viva,
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nos recordaremos cada día
de nuestra intención
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y entonces esas otras energías pueden
ayudarnos a nutrir nuestra buena intención.
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Eso es un tipo de nutriente, un nutrimento
que se llama volición, buenas intenciones.
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Así que una persona con
una buena intención para
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crear una energía positiva
para él o ella y para el mundo,
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podrá usar toda la energía
que haya en él o ella para ese propósito.
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Entonces, la respuesta tiene dos aspectos:
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el primero es reconocerla
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y el segundo es canalizarla
en la dirección que creemos va a servir.
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Conecta, inspírate, nútrete