-
(grito de mujer)
-
(lamento de dolor)
-
(grito de mujer)
-
(risa maníaca de hombre y grito de mujer)
-
(puerta que se abre con crujido )
-
(cadenas arrastrándose y
pasos pesados)
-
Los fantasmas se están moviendo
esta noche, inquietos, hambrientos.
-
¿Me permiten que me presente?
-
Soy Watson Pritchard
-
En un minuto, les mostraré la única
casa encantada del mundo.
-
Desde que fue construida hace un siglo,
-
siete personas, mi hermano incluído,
-
han sido asesinadas.
-
Desde entonces, he sido
el dueño de la casa.
-
Sólo he pasado una noche allí.
-
Y cuando me encontraron a la mañana
siguiente...
-
estaba casi muerto.
-
(lamento de dolor)
-
(música chirriante en aumento)
-
Soy Frederick Loren.
-
He alquilado la casa en
la Colina Encantada esta noche
-
para que mi mujer pueda
dar una fiesta...
-
Una fiesta en una casa encantada.
-
Ella es tan divertida...
-
Habrá comida y bebida y...
-
fantasmas.
-
Y quizás, algunos asesinatos.
-
Están todos invitados.
-
Si alguno pasa las próximas
12 horas en esta casa,
-
les daré a cada uno
10 mil dólares...
-
o a su familiar más cercano
en el caso de que no sobreviva.
-
Ah, aquí llegan nuestros otros
invitados.
-
(Frederick) Fue idea de mi mujer hacer
llegar a los invitados en coches fúnebres.
-
Ella es tan divertida.
-
Su sentido del humor es, digamos,
original.
-
Yo soñé con el coche fúnebre.
-
Ahora está vacío, pero
-
después de una noche en la casa
de la Colina Encantada,
-
¿quién sabe?
-
Este es Lance Schroeder,
piloto de pruebas.
-
Sin duda, un hombre valiente.
-
Pero... ¿no creen que puedes ser mucho
más valiente si te pagan por ello?
-
Y resulta que sé que Lance necesita
-
los 10 mil dólares que le daré
-
si es lo suficientemente valiente
como para pasar toda la noche.
-
Esta es Ruth Bridgers.
-
Sin duda, habrán leído su columna
en los periódocos.
-
Ella dice que viene a la fiesta
-
para escribir un artículo sobre
fantasmas.
-
También está desesperada por el dinero.
Apuestas.
-
Ya han conocido a Watson Pritchard,
-
un hombre que vive aterrorizado
por la casa.
-
Y aun así, esta arriesgando su vida
al pasar otra noche aquí.
-
Me pregunto por qué.
-
El dice "por dinero".
-
Este es el doctor David Trent,
psiquiatra.
-
Dice que mis fantasmas le ayudarán
en su trabajo sobre la histeria
-
Pero, ¿no ven un ligero toque de avaricia
ahí?
-
¿Alrededor de su boca y de sus ojos?
-
Esta es Nora Manning.
-
La escogí entre las miles de personas
que trabajan para mí
-
porque ella era la que más necesitaba
los 10 mil dólares.
-
Mantiene a toda su familia.
-
¿No es hermosa?
-
La fiesta está empezando ahora.
-
Y tienen ustedes hasta medianoche
-
para encontrar la Casa
de la Colina Encantada.
-
(música de intriga)
-
¿Dónde está todo el mundo?
-
No es una bienvenida muy cálida, ¿eh?
-
Sólo los fantasmas de esta casa están
contentos de que estemos aquí.
-
¿No nos conocemos ninguno de nosotros?
-
¿Vosotros dos no os conocéis?
-
Me temo que ni siquiera sé su nombre.
-
- Soy Nora Manning
- Lance Schroeder
-
¿Frederick Loren es amigo suyo?
-
He escuchado hablar de él,
pero no nunca lo he conocido.
-
Yo trabajo para una de sus compañías,
pero nunca lo he visto.
-
Yo tampoco conozco al hombre.
Sólo una llamada de teléfono.
-
¿Le conoce?
-
No.
-
Entonces, usted es el único de nosotros
que le conoce.
-
Yo no lo conozco.
-
Todos los detalles sobre la casa
se hicieron por correo.
-
Es muy rico, ¿no?
-
Millones.
-
-Y cinco mujeres, creo.
-Creo que cuatro, hasta ahora.
-
Una fiesta de 50 mil dólares
para cinco personas es exorbitante.
-
Incluso para un millonario.
-
Bueno, si yo fuera a cazar a alguien,
-
esta sería la casa casa donde
lo haría.
-
(la puerta cruje)
-
(la lámpara tintinea)
-
¿Quién cerró la puerta?
-
(música inquietante y lámpara
que tintinea)
-
Esta cosa está hecha de acero sólido.
-
(música inquietante)
-
¿Annabelle?
-
Nuestros invitados están aquí y,
por desgracia, siguen vivos.
-
¿Tu cara ya está lista?
-
Polvo y suciedad por todas partes
-
y apenas sale un chorro de agua.
-
¿No podías haber hecho que limpiaran
este sitio?
-
Atmósfera, cariño.
Ya sabes cómo son los fantasmas.
-
Ellos nunca limpian.
-
Ese es un modelo cautivador,
-
pero no muy apropiado
para una fiesta.
-
Yo no voy a la fiesta.
-
Esta noche de fiesta de fantasmas
fue idea tuya. ¿Recuerdas?
-
Ya que va a costarme
50 mi dólares,
-
¡quiero que te diviertas!
-
La fiesta fue idea mía
-
hasta que tú invitaste
a todos los invitados.
-
¿Por qué todos esos extraños?
-
¿Por qué ninguno
de nuestros amigos?
-
¿Amigos?
-
¿Tenemos algún amigo?
-
No. Tus celos se encargan
de eso.
-
Tuve una razón para invitar
a cada invitado.
-
Quería una muestra representativa.
-
Desde un psiquiatra
hasta una mecanógrafa.
-
Y desde un borracho hasta un piloto.
-
Ellos comparten algo.
Todos necesitan dinero.
-
Ahora, veamos si son
lo suficientemente valientes
-
como para ganarlo.
-
¿Y llamas fiesta a esto?
-
Podría ser.
-
¿Por qué siempre haces eso?
Arruina el champagne.
-
(Frederick) Podría explotar.
(Annabelle) Nunca lo hace.
-
¿Puedes garantizar eso?
-
Eso no es gracioso, Frederick.
-
Sería un buen titular:
-
"Playboy asesina a su esposa
con un corcho de champagne".
-
¿Te unirás a mí?
-
No, gracias.
-
Sólo un sorbo podría mejorar tu humor.
-
Mi humor está bien, gracias.
Y no le he puesto veneno.
-
Es bueno saberlo.
-
Bebe un poco. Disfrutarás más la fiesta.
-
Vamos.
-
Tu confianza es conmovedora.
-
Y no voy a la fiesta.
-
De todas mis esposas,
tú eres la menos complaciente.
-
Pero sigo viva.
-
¿Te irías a cambio de un millón
libre de impuestos?
-
Lo quieres todo, ¿verdad?
-
Me lo merezco todo.
-
Tus celos no están libres de impuestos.
-
Y tu posesividad me vuelve loca
-
Si alguna vez un hombre tuvo motivos
para divorciarse...
-
Pero no puede probarlos.
-
El momento llegará.
-
Un día cometerás un error.
-
¿Eso crees?
-
Si vivo lo suficiente.
-
¿Recuerdas qué bien lo pasamos cuando
me envenenaste?
-
-Algo que habías comido, dijo el médico.
-Sí, arsénico con hielo.
-
Annabelle, lo harías de nuevo si supieras
que te saldrías con la tuya, ¿no?
-
Cariño, ¿qué te hace pensar eso?
-
Hay algo en ti.
-
Escuché que morir ahorcado es muy incómodo,
por si se te ocurre algo nuevo.
-
(Frederick) No dejes que los fantasmas
y los demonios te molesten, querida.
-
Querido, el único demonio en esta casa
eres tú.
-
No te pases la noche pensando en
cómo deshacerte de mí.
-
Hace que te salgan arrugas.
-
Esto es lo que ella utilizó con mi hermano
y su hermana.
-
Los cortó en pedazos.
-
Encontramos partes de sus cuerpos
por toda la casa.
-
En sitios que no os imaginaríais.
-
Lo más extraño es que sus cabezas
no aparecieron nunca.
-
Manos, pies y cosas así, sí.
Las cabezas, no.
-
La mujer, probablemente en un ataque de ira,
amenazó a su marido con el cuchillo
-
y después, llevada por la histeria, intentó
apuñalarlo y no puedo parar.
-
Y tanto que ella siguió.
¿A cuánta gente mató, Sr. Pritchard?
-
Sólo a dos.
-
A su marido y a su hermana.
No había nadie más aquí.
-
¿Así que hay dos cabezas sueltas
rondando por aquí?
-
Les puedes escuchar por la noche.
-
Se susurran el uno al otro.
-
Y después gritan.
-
Ya que nuestro anfitrión no está aquí,
-
¿le importaría a alguien preparme una copa?
-
Por supuesto. ¿Qué desea?
-
(se abre una puerta)
-
Buenas noches.
-
Soy su anfitrión, Frederick Loren.
-
Como ninguno nos conocemos,
vamos a presentarnos con una copa.
-
Mr. Loren, le aconsejo cancelar esta fiesta ya.
-
Los fantasmas ya se están moviendo
y es una mala señal.
-
Permítanme que me disculpe por mi mujer.
Se nos unirá más tarde.
-
- ¿Qué tomará?
- Un escocés con hielo.
-
- ¿Doctor?
- Lo mismo.
-
Antes de que empiece la fiesta,
vamos a repasar los detalles.
-
Los guardianes se irán a medianoche.
-
Nos encerrarán aquí hasta
que vuelvan por la mañana.
-
Una vez que la puerta esté cerrada,
no habrá forma de salir.
-
Las ventanas tienen rejas dignas
de una cárcel.
-
Y la única puerta al exterior,
cierra como una caja fuerte.
-
No hay electricidad. No hay teléfono.
Ningún vecino en millas.
-
Así que no hay manera de pedir ayuda.
-
Como un ataúd.
-
Así que, si alguno decide
no quedarse a la fiesta,
-
tendrá que avisarme antes de medianoche.
-
Eso sí, si se van,
no podré pagarles nada.
-
Me interesaría saber por qué organiza
esta...fiesta.
-
Además de la grata compañía.
-
Los fantasmas, Doctor.
-
Creo que todo el mundo
se pregunta qué haría
-
si viera un fantasma.
-
Y ahora mi mujer nos ha dado
la oportunidad de descubrirlo.
-
Divertido.
-
Siendo los fantasmas, etc., sólo fruto
de la histeria,
-
su fiesta debería ser un éxito.
-
Pero Pritchard nos promete
fantasmas genuinos.
-
Ahora son siete. A lo mejor más
antes de que amanezca.
-
Eso es alentador.
-
Cuatro hombres han sido asesinados
en esta casa.
-
Y tres mujeres.
-
Ha planeado muy bien su fiesta, Sr. Loren.
-
Cuatro somos hombres. Tres son mujeres.
-
Un fantasma para cada uno.
-
Sr. Pritchard,
¿por qué no nos enseña la casa?
-
Veamos qué pasa.
-
¿Ven esa mancha?
-
Sangre.
-
Una chica joven fue asesinada aquí y
lo que la mató no era humano.
-
- ¡No se quede ahí!
- ¿Qué quiere decir? ¿Dónde?
-
Es demasiado tarde.
La han marcado.
-
Ridículo. Seguramente hay una gotera.
-
Debe ser eso.
¿Quién querría cazarme?
-
Yo diría que cualquier fantasma masculino
que se respete.
-
Espero que no vuelva.
-
Sr. Pritchard, es usted
el alma de la fiesta.
-
Él ni siquiera ha empezado.
-
¿No hubo un hombre que tiró
a su mujer a una tina de vino?
-
Eso fue en la bodega.
-
Ha habido asesinatos en casi cualquier
lugar de esta casa.
-
Todo esto pertenecía a un tal Norton,
que no murió aquí.
-
Fue electrocutado más tarde.
-
A Norton le fue bien haciendo
experimentando con vinos.
-
Pero a su mujer no le parecía bien,
-
así que llenó la tina con ácido
y la tiró dentro.
-
Se suponía que ella se hundiría...
-
pero los huesos emergieron.
-
Es algo gracioso.
-
Pero ninguno de los asesinatos
que sucedieron aquí fue ordinario.
-
Simples disparos, puñaladas...
-
Todos han sido bastante salvajes.
Violentos. Diferentes.
-
¡Cuidado!
-
Menos mal que no se cayó dentro.
-
¿Quiere decir que todavía hay ácido?
-
(burbujeo)
-
Destruye todo lo que tenga
pelo y carne.
-
Deja sólo los huesos.
-
Vaya, sí que está seco y polvoriento
aquí abajo.
-
Bien, hay una...solución para eso arriba.
Vamos.
-
¿Cómo es que le invitó a esta fiesta?
-
No.
Deje que se adelanten.
-
Quiero decir, ¿qué le contó?
-
El señor Loren dijo que todo el mundo
recibiría 10 mil dólares.
-
Pero no dijo nada de estar encerrados.
-
No.
-
Conmigo hizo el trato por teléfono,
pero nada de tener que quedarse.
-
¿No se va a quedar?
-
Si no lo hago, perderé 10 mil dólares.
-
Yo también voy a quedarme.
10 mil dólares.
-
Sí...
-
¿Usted cree en fantasmas?
-
No sé.
-
Yo estoy de acuerdo
con lo que dice el médico.
-
Uno puede asustarse así mismo.
Me ha pasado en aviones.
-
He visto cosas que no estaban allí...
¿O sí que estaban?
-
¿Qué hará con sus 10 mil dólares?
Si los conseguimos.
-
¿Qué quiere decir con
"si los conseguimos"?
-
¿No nos pagará si nos quedamos?
-
Seguro que lo hará.
-
Para él 10 mil dólares
no son más que un penique para nosotros.
-
Tuvimos un accidente de tráfico.
-
Ahora soy la única de la familia
que gana dinero.
-
Nunca vi tantas puertas.
-
Armario.
-
Botellas.
-
¿Lleva a alguna parte?
-
(la puerta chirría)
-
¡Lance!
-
¡Lance!
-
(música de intriga y ruidos extraños )
-
¡Ayuda! ¡Por favor!
-
¡Lance se fue y hay un fantasma!
-
- ¿Un fantasma?
- ¿Ven lo que digo?
-
¡Por favor! ¡Vengan!
-
¿Ha dicho que Lance se fue?
¿Que se fue a dónde?
-
¡Tendremos que derribarla!
¡Está cerrada con llave!
-
¿Con llave?
-
¿Está bien?
-
Nada que el dinero no pueda curar.
-
Debo...haberme golpeado la cabeza.
-
La única forma de golpearse
la cabeza aquí...
-
es chocarse contra la pared.
-
¿No hizo usted eso? ¿Verdad?
-
Vamos a vendarle.
-
Me pregunto por qué
no lo mataron.
-
¿Quiénes?
-
El no se golpeó la cabeza.
-
Ellos le pegaron.
-
¿"Ellos"?
-
(suena música escalofriante)
-
Nora, cuando entro antes,
dijo algo sobre un fantasma.
-
Había algo.
-
¿Qué aspecto tenía?
-
Vestía una cosa negra
que llegaba hasta el suelo.
-
¿Estaba usted un
poco asustada?
-
Claro.
-
Eso, señorita Loren, es histeria.
-
Entonces, Doctor, ¿cómo
explica lo que le pasó a Lance?
-
¿También fue histeria?
-
Debería ir a comprobar ese golpe
en un día o dos.
-
Gracias, Doc..
-
Espéreme en la entrada.
-
Los fantasmas se están acercando,
Sr. Loren.
-
Realmente cree en sus
mascotas fantasmas.
-
Y antes de que termine la noche,
usted también lo hará.
-
¿Quiere un trago, Lance?
-
No, gracias.
-
A mí sí que me gustaría.
Un escocés con soda.
-
Señor Loren, ¿de verdad le pagará
a todos los que pasen la noche?
-
Claro, 10 mil dólares.
-
¿Habrá mucho papeleo o retraso?
-
- ¿Tiene prisa, querida?
- A decir verdad, sí.
-
Estoy desesperada.
-
Aquí tiene, querida.
-
Alguien o algo estaba aquí
cuando entré.
-
¿Pero dónde?
-
Si la puerta estaba cerrada,
¿cómo salió?
-
Lo que viste pudo ser un fantasma,
-
pero lo que había aquí conmigo
no era un fantasma.
-
No sé. Estaba mu asustada.
-
(golpes sólidos)
-
(golpe hueco)
-
- ¿Te parece que suena distinto?
- ¡Sí!
-
(golpes huecos)
-
3...6...9...12
-
12 pasos.
-
3...6.
-
Voy a golpear en el otro lado de la pared.
-
Cuando me escuche,
golpee de este lado.
-
(golpes desde el otro lado)
-
(más golpes)
-
¡Golpee más abajo!
-
(golpes huecos)
-
(Nora grita aterrada)
-
(Nora solloza)
-
¡Oh, Lance!
-
¡Lo he vuelto a ver!
-
- ¿De dónde vino?
- De aquí dentro.
-
Pero...si hubiera salido de aquí,
lo habría visto.
-
Lance, no corre, ¡sólo flota!
-
Vale, pero... ¿por qué yo no lo vi?
-
¡No me crees!
-
¿Cómo podría?
-
(sonidos fantasmales)
-
Soy Annabelle Loren.
-
Usted debe de ser la señorita Manning.
-
Sé que esta es una fiesta inusual
y, me temo, que muy aburrida.
-
¿No quiere usted refrescarse?
-
(sonidos fantasmales)
-
Esta es su habitación.
Deprimente, ¿verdad?
-
Dudo que pase aquí mucho tiempo.
-
Va a llover. Perfecto para la atmósfera
de la fiesta de mi marido.
-
¿Por qué vino aquí?
-
Él dijo que me daría 10 mil dólares.
-
- ¿Por qué la escogió a usted?
- No lo sé.
-
Mi supervisor sólo me dijo
que me había invitado.
-
¿Hace cuánto tiempo que
conoce a mi marido?
-
Lo conocí esta noche.
-
¿Entonces...?
-
¿Por qué usted?
-
¿Qué hacía vagando sola?
-
Estaba con Lance en el sótano.
El señor Schroeder.
-
Decidí irme.
-
No lo vuelva a hacer.
No vaya sola a ninguna parte.
-
Arréglese la cara.
Vendré a buscarla en un momento.
-
- Pero yo ...
-
- Está en peligro.
- Todos lo estamos.
-
Pero, ¿quién?
-
Espero, por su bien,
que no lo descubra nunca.
-
Soy Anabelle Loren.
¿Estaba buscando algo?
-
No exactamente.
-
¿Es usted el médico?
-
- No. Soy Lance Schroeder.
- El piloto.
-
- Está herido.
- Sólo un golpe en la cabeza.
-
¿Cuál es mi habitación?
-
Creo que es esta.
-
- Gracias, señora Loren.
- Annabelle, Lance.
-
Usted estaba con la chica en el sótano.
-
¿Por qué estaba tan molesta?
-
¿Lo estaba?
-
Y usted no tiene pinta de ir por ahí
dándose golpes en la cabeza.
-
¿Qué pasó en realidad, Lance?
-
Nora creyó que había visto un fantasma,
pero yo no vi nada.
-
¿Entonces sólo estaba asustada?
-
Y enfadada conmigo, creo.
Me burlé de ella.
-
Yo no haría bromas con nada
que suceda aquí esta noche.
-
¿No me diga que se está tomando
todo esto en serio?
-
¿Usted no?
-
Bueno...me gustaría descubrir
qué me golpeó la cabeza.
-
Lance...
-
Si necesito ayuda,
¿puedo contar contigo?
-
Claro. Supongo.
-
Mire, ¿por qué no me dice
qué está pasando aquí?
-
Quiero decir...
¿De qué se trata esta fiesta?
-
No es una fiesta,
él está planeando algo.
-
¿Su marido?
-
Me encantaría saber qué es.
-
Debe ser algo importante si
piensa desembolsar 50 mil dólares.
-
El dinero no significa nada.
-
Él tiene un motivo para traernos a
todos a esta espantosa casa.
-
¿Para qué?
Ni siquiera nos conoce.
-
Quizás es precisamente por eso
por lo que están aquí.
-
¿Qué puede conseguir él?
-
El cree que los millonarios siempre
pueden salirse con la suya.
-
Usted sabe que yo soy
su cuarta esposa.
-
La quinta simplemente despareció...
-
Las otras dos murieron.
-
Lance, no quiero unirme a ellas.
-
¿Quiére decir qué...?
-
Sus médicos dijeron que murieron
de ataques al corazón.
-
Dos chicas de veintitantos años.
-
¿Qué puede hacer él?
-
Mi marido a veces se vuelve loco
con los celos.
-
En ese momento, no le importa nada.
Por favor, tenga cuidado.
-
¿Le haría daño?
-
Si pudiera, me mataría.
-
Annabelle, te estás perdiendo toda
la diversión.
-
A Nora Manning casi la mata
una lámpara.
-
El piloto se ha roto la crisma.
-
¿Está herido?
-
El psiquiatra saturnino
le vendó.
-
¿Quieres ir a consolarle?
-
Como haces con la mayoría de los hombres,
a tu manera.
-
Eres tan ingenioso, Frederick.
-
Paso las noches en vela preguntándome
por qué me casé contigo.
-
Quizás fue un error.
-
Tú no te casaste conmigo, querido.
Yo me casé contigo.
-
Desagradable, pero no un error.
-
¡Date prisa!
-
Frederick, por última vez,
no voy a ir a tu fiesta.
-
Y por última vez,
no es mi fiesta,
-
es la tuya.
-
Y vas a ir.
-
No voy a ir.
-
- ¿Estás lista, Annabelle?
- No.
-
- ¿Estás lista, querida?
- Sí, ¡maldito seas!
-
¿Me adorarías así si
fuera pobre?
-
¿O quieres ser una viuda encantadora?
-
Es casi la hora de cerrar la casa.
-
Entonces, empezará realmente tu fiesta.
-
Me pregunto cómo terminará.
-
(golpes)
-
Es casi medianoche, Lance.
-
Vale, bajaré en un minuto.
-
(golpes)
-
(Nora) ¿Quién es?
-
Su anfitrión, querida.
-
Es casi medianoche, Nora.
-
Vamos a reunirnos todos
en el salón.
-
De acuerdo, señor Loren.
Bajaré en un momento.
-
(música de intriga)
-
Venga con nosotros.
-
Venga con nosotros antes
de que la mate.
-
(grita)
-
¿Dónde está Nora...?
-
La señorita Manning.
-
¡No quiero quedarme aquí!
-
Nora, ¿qué pasó?
-
(crujido de puerta que se abre)
-
Esos son Jonas Slyde y su mujer.
-
Han sido los caseros
durante muchos años.
-
Ella es ciega.
-
No me voy a quedar aquí.
-
Doctor, parece que tenemos
un caso real de histeria.
-
Creo que sólo está disgustada,
no histérica.
-
(se abre una puerta)
-
Buenas noches.
-
Hola, querida.
-
Esta es mi mujer.
Estos son nuestros invitados...
-
Ruth Bridgers,
-
el doctor Trent,
-
ya conoces a Watson Pritchard,
por supuesto,
-
Nora Manning,
-
y este es Lance Schroeder.
-
¡Sácame de aquí!
-
¿Y los 10 mil dólares?
-
No me importan.
¡Quiere matarme!
-
¿Quién quiere matarte?
-
El señor Loren.
-
¿Pueden prestarme atención, por favor?
-
Creo que todos recuerdan el trato
sobre pasar aquí la noche.
-
10 mil dólares para cada uno.
-
Si alguno de ustede no sobrevive,
50 mil serán divididos entre el resto.
-
Si yo muriera...
-
se les pagará a través
de mi herencia.
-
Cuando los caseros cierren la puerta
desde fuera,
-
estaremos obligados a quedarnos
hasta por la mañana.
-
Si alguno decide no quedarse,
tendrá que irse ahora con los caseros.
-
Después no podrán cambiar
de opinión
-
porque no habrá forma de salir.
-
- ¡Yo no quiero quedarme!
- ¡Espera!
-
(sopla el viento y la lámpara tintinea)
-
(portazo)
-
Todavía no es medianoche.
¿Quién les dio permiso para marcharse?
-
Nunca se van antes de medianoche.
-
Esta vez lo han hecho.
-
Iba a preguntarles si querían
quedarse o no,
-
pero parece que los caseros han decidido
por ustedes.
-
Ahora estamos todos encerrados.
-
¡Pero yo no quiero quedarme!
-
Lo siento, querida.
Ahora es demasiado tarde.
-
Querido, ¿no te has divertido ya
con este estúpido juego?
-
Consigue coches para esta gente
y deja que se vayan.
-
Pero págales antes.
-
Esta es tu fiesta, ¿te acuerdas?
-
A pesar de la confianza de mi mujer
en que puedo hacer imposibles,
-
todos tendremos que quedarnos en esta casa
hasta las 8.00 de la mañana.
-
Pero tenemos unos regalitos
para ustedes...
-
en estos pequeños ataúdes.
-
Esto es idea de mi mujer.
-
He de decir que a mí me parece
bastante peligroso.
-
Me imagino que todos saben
utilizar estas cosas,
-
pero en caso de que no...
-
Solo tienen que bajar el martillo
con el pulgar...
-
y después apretar el gatillo.
-
(¡bang!)
-
¿Vieron?
Están cargadas.
-
Estas no sirven contra los muertos,
solo con los vivos.
-
¿Doctor?
-
¿Lance?
-
¿Nora?
-
¡Vamos! ¡Cógela!
-
¿Señorita Bridgers?
-
Y aquí está la tuya, querida.
-
No la necesito.
-
Fue idea tuya.
-
¿Quién sabe?
A lo mejor quieres usarla conmigo
-
antes de que acabe la noche.
-
Tiren esas armas.
No les harán ningún bien.
-
Estoy de acuerdo con Pritchard,
aunque no por la misma razón.
-
¿Doctor Trent,
no aprueba nuestros regalitos?
-
Imagine que Nora
hubiera tenido una pistola
-
cuando confundió a la mujer ciega
con un fantasma.
-
No creo que nadie más vaya por ahí
en la más completa oscuridad.
-
Estoy segura de que no vamos
a correr por la casa
-
pegándonos tiros,
¿usted no?
-
¿Quién sabe?
El miedo te lleva a cosas extrañas.
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Señor Pritchard...
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¿Usted dijo que su cuñada mató a
un hombre y una mujer y los descuartizó?
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¡Dijo que encontraron sus manos y pies,
pero no sus cabezas!
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¿Querría ver una de
esas cabezas?
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¿Querrían todos ver
una de esas cabezas?
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¡Síganme!
¡Tan solo síganme!
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Querido, de verdad
que no necesito esto.