Poniéndose en forma haciendo el bien | Alex Kenmure | TEDxExeter

Alex cuenta la historia de cómo él y muchos otras personas renuncian a la membresía en los gimnasios tradicionales y adoptando la acción social para dar significado, pertenencia y propósito a la forma en que se ponen en forma. Alex Kenmure es jefe de desarrollo de negocios en GoodGym, una comunidad de corredores que combina ponerse en forma con hacer el bien.

Esta charla se dio en un evento TEDx utilizando el formato de conferencia TED pero organizada de forma independiente por una comunidad local. Obtenga más información en https://www.ted.com/tedx

He estado pensando
en membresías de gimnasio,

en particular, en todas las membresías de
gimnasio que he subutilizado en mi vida.

Definitivamente soy una de esas personas a
quien le gusta la idea de estar en forma.

mucho más que ponerse
en forma en realidad.

En mi juventud, realmente
quería los abdominales de Brad Pitt.

(Risas)

Hoy en día es el físico de Jason Statham.

De vez en cuando, me
emociono por ser aficionado

y me inscribo en mi gimnasio local.

"Bien", me digo a mí mismo: "a partir
de ahora estaré en forma, sano y feliz".

No tengo los abdominales de Brad Pitt,

y solo tengo la línea del cabello
de Jason Statham

(Risas)

La triste verdad es que cada vez que
me inscribo a un gimnasio, apenas voy.

Cuando he ido, ha sido una experiencia
verdaderamente miserable.

Y creo que puedo resumirlo
en dos razones principales:

conexión y propósito.

El gimnasio es un ambiente
particularmente de aislamiento para mí.

Estoy rodeado de esas personas con las
que tengo al menos una cosa en común,

y no podría sentirme más distante a ellos.

Casi todas las máquinas que son para
una sola persona, no se pueden compartir;

todos usamos audífonos
para bloquearnos los unos a los otros

y evitamos activamente el contacto visual,

nunca iniciamos una conversación
por miedo a parecer raros.

Eso suena más como mi viaje
camino de la mañana.

Luego está el acto de hacer ejercicio
en un ambiente artificial.

Levantar cosas que no necesitan
ser levantadas,

y generar toda esa energía
sin significado ni impacto para nadie.

(Risas)

La caminadora es la representación
perfecta de mi vida en su peor momento:

ir a ningún lado rápido
y pagar por el privilegio.

(Risas)

Se ha dicho que
si el ejercicio fuera una pastilla,

sería prescrita para todos,

tales son los beneficios maravillosos
para la salud y el bienestar.

Ese puede ser el caso
pero todavía me cuesta aceptarlo

y no creo que soy el único.

En 2018, la membresía en el Reino Unido

subió a casi diez millones
en 7000 localidades.

Sin embargo, todavía tenemos
un reto de actividad física

con alrededor de un tercio de
los adultos del Reino Unido

que no hace los niveles recomendados
mínimos de ejercicio.

Sabemos que debemos estar en forma,
muchos incluso queremos estarlo.

Simplemente no lo disfrutamos.

¿Y si la respuesta fuera

no más formas de cómo hacer ejercicio
y sentirnos mal con nosotros mismos,

sino más formas para que nos conectemos
y nos sentamos bien con nosotros mismos?

Aquí es donde GoodGym entró en mi vida.

GoodGym es una comunidad de corredores
que se ponen en forma haciendo el bien.

Corremos en grupos para ayudar a proyectos
comunitarios como granjas urbanas,

centros comunitarios o
bancos de alimentos.

Emprendemos misiones
para los vecinos mayores,

ayudamos con las tareas de la casa,
como cambiar una bombilla.

Y visitamos personas mayores aisladas,

dándoles una oportunidad
para conocer a un corredor local joven,

y a su vez, te conviertes
en el entrenador de ese corredor.

GoodGym hace el acto de ponerse en forma

siendo social y al mismo tiempo
marcando una diferencia.

Ha surgido de un pequeño proyecto
en Tower Hamlets en 2009, hasta ser

un movimiento social en el Reino Unido
con 1000 personas cada semana,

activos y haciendo el bien.

Ayudar a vecinos mayores,
nos hace sentirnos más conectado,

instalando camas
en un refugio para personas sin hogar,

construyendo plataformas de baño
para estanques de agua.

Sí, eso existe aparentemente,
¡Lo cual es genial!

(Risas)

y paleando mucho compost.

Lo que impulsa el ambiente social

son las historias
de todos los que participan.

No solo nos falta algo
en nuestro ejercicio,

muchas veces nos falta algo
en cómo vivimos nuestras vidas

un sentido de pertenencia,
un sentido de propósito.

Mi viaje GoodGym comenzó
hace seis años en Camden.

Correr cada semana a un proyecto
comunitario diferente, hacer nuevos amigos

y lograr distancias cada vez más lejanas.

Solía pensar que 5 km
eran absolutamente el máximo.

que un ser humano podría
o debería hacer a pie.

(Risas)

Dentro de seis meses,

apoyado no solo
por mis compañeros de GoodGymers,

sino también por todos los proyectos que
habíamos apoyado a lo largo del camino.

Entonces mi mundo se sacudió.

De repente,
mi madre se puso muy, muy enferma,

ella falleció muy muy rápido.

Sentí muchas cosas horribles entonces,

pero una de las cosas con las que luché,
se sentía muy, muy inútil.

Mi primera carrera de GoodGym tras morir
mi madre fue muy importante para mí.

No se trataba de hacer ejercicio
para hacerme sentir mejor.

Ni siquiera se trataba realmente de
ver a mis amigos.

Creo que era necesario tomar toda
esa energía negativa y caos dentro de mí

y saber que podría ser usada
para algo positivo.

Esa noche íbamos a hacer uso
de un antiguo espacio comunitario,

rompiendo alfombras,
reparando muros derribados.

Mi recuerdo vívido de esa tarde es,
en primer lugar, no ser muy bueno en eso;

estar cubierto desde los pies a la cabeza
de yeso y polvo;

reír un montón,

y lo más importante para mí,
solo sentirme útil de nuevo

Saben, de muchas maneras, mi verdadero
viaje de GoodGym comenzó ese día.

A medida que aumentaba mi carrera,
también aumenté mi voluntariado.

Comencé a hacer trabajos
para la gente adulta de la comunidad,

principalmente
limpiando jardines o moviendo muebles.

Llegué a apreciar
cómo un simple acto de bondad

puede transformar completamente el sentido
de autoestima e identidad de una persona.

Y luego me emparejé con una entrenadora.

Una mujer absolutamente
bella y maravillosa llamada Marian,

quién me enseñó que subir una montaña
para entregar la revista de TV Weekly

era mucho más motivador para mí
que ver mi estómago musculado.

Con toda honestidad, nunca he estado
más en forma, más feliz o más confiado

que al hacer un proyecto comunitario,
ayudando a alguien con una tarea,

o visitando a mi entrenadora.

Y saben qué? No he renunciado
completamente a esos abdominales de acero.

(Risas)

Pero ahora estoy confiado de
que si los voy a encontrar,

no va a ser en una habitación
rara llena de máquinas,

sino entre todas las personas
con las que me he conectado

y quien me haga sentir
como si yo importara algo.

Gracias.

(Aplausos)