Sé dueño de tu comportamiento, domina tu comunicación, determina tu éxito | Louise Evans | TEDxGenova

Esta charla es una llamada a la acción. Pasamos ochenta por ciento de nuestro día en el trabajo, el resto en casa. Si tenemos un mal día en el trabajo es muy probable que nos llevemos esa negatividad a casa y viceversa. Es muy importante que creamos ambientes sanos en los espacios que más afectan nuestras vidas dando lo mejor de nosotros mismos para que sea recíproco. Las 3 sillas es un método sistemático y poderoso que nos ayuda a dominar nuestro comportamiento y poder lidiar con el comportamiento de otros. Para ser un buen líder hay que contribuir al éxito y felicidad de todos, en el trabajo y en la casa, de una manera consciente. Las 5 sillas ofrecen 5 decisiones ¿Cuál eliges?

Asesora de conducta, instructora corporativa, autora de "5 sillas 5 decisiones'. Lousie Evans maneja su propia organización en Florencia, Italia donde ofrece desarrollo en liderazgo internacional, asesora en transiciones multiculturales y programas de desarollo personal para individos y equipos trabajando en contextos internacionales. Es inglesa pero ha vivido y trabajado en Alemania, Francia y en Italia en los últimos 30 años.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Les presentaré estas cinco sillas

porque son las verdaderas
protagonistas de mi charla.

Tienen un mensaje especial
que darnos a todos,

y el mensaje es sobre qué comportamiento
y actitudes traemos cada momento al mundo.

Para mostrarles a lo que me refiero,

tengo que contarles una historia
de mi vida personal.

Trataba de fortalecer más una relación

con una persona muy importante,

la hija de mi pareja, su hija de 20 años.

Y para lograr eso propuse,

"Salgamos por la tarde, sólo las chicas."

Y escogí un lugar especial,

el Club de Jazz Blue Note en Milán.

Esa noche tocaría Manhattan Transfer,
que es mi grupo favorito de jazz.

Nos reunimos, la atmósfera era fantástica.

Nos estábamos llevando bien,

y estaba feliz.

Siendo baby boomer, y amo la música,

pensé, "¿Le gusta a ella tanto como a mí?"

En ese me momento,
me dirigí hacia ella para confirmarlo.

¿Y qué es lo que ví? Esto.

Estaba con su iPhone.

¿Cómo debía reaccionar?

Tenía opciones.

La primera.

Disculpa. ¿Qué está haciendo?

Está con su iPhone.

Gasto tiempo y dinero

pensando en una tarde fantástica,
la traigo aquí, ¿y qué hace?

Después de no verla por dos minutos,

¿y está con su celular?

¿Qué pasa con esta generación?

Tiene la concentración
de una mosca de fruta,

por el amor de dios.

(Suspira)

La segunda opción.

Esto fue un error.

(Risas)

¿Por qué la traje aquí?

Está aburrida; no le interesa;
no le gusta la música.

¿Qué se me había ocurrido?
¿Por qué pensé que le gustaría?

Esto es para baby boomers.

Probablemente piensa
que pasa la tarde con un dinosaurio.

¡Ay dios!

Opción tres.

Esperen un momento.

Cuenta hasta diez. Respira profundo.

No saltes a conclusiones.

No sabes lo que
está haciendo con su iPhone.

Tranquilízate. Llévalo con calma.

Toma otro trago.

(Risas)

Opción cuatro.

Lo importante para mí

es que esta tarde juntas es especial,

que sienta que después de esta tarde,
puede hablar abiertamente conmigo;

puede sentirse segura conmigo,

y que siempre tendrá la puerta abierta,
eso es lo que es importante para mí.

Sólo espero que eso suceda.

Sólo espero eso.

Opción cinco.

¿Qué es importante para ella?

¿Qué pasa mundo en ese momento?

¿Qué es imporante para ella?

Realmente me encantaría
conectarme con ella.

¿Qué necesito para lograr eso?

(Suspira)

Se me estaba dificultando
encontrar respuestas a esa pregunta.

Y en ese momento,
se dirigió hacia mí y me dijo,

"Louise, ¿sabías que éste
es el único Blue Note

de toda Europa?

Hay uno en Nueva York,
y hay dos en Japón,

pero éste es el único en Milán.

Es increíble; los italianos
son los que lo tienen."

Y dice, "Ah, e investigué
sobre Manhattan Transfer.

¿Sabías que han estado tocando
y cantando juntos por 40 años?

¡Eso es increíble!"

Y continuó, "Y mira esto."

Me pasa su iPhone;
puso un mensaje en Facebook;

decía, "En el Blue Note en Milán,

con Manhattan Transfer
y Louise, ¡es increíble!"

Eso me tocó.

Pude haberlo arruinado.

Porque pude haberle hecho una cara
desde mi silla, desaprovándola.

Y pudo haber comenzado
a pensar en cosas sobre mí,

como, Louise es controladora.

Es complicada.

No es fácil convivir con ella.

Y esa no era mi intención en absoluto.

Y de hecho, ella estaba atenta.

Estaba presente,

con su atención dividida a lo digital,
pero enriqueciendo nuestra realidad.

En milisegundos,

pude haber destruido ese hermoso momento
que estábamos creando.

Y esto es lo que hacemos todo el tiempo,

tomamos decisiones sobre
el comportamiento que mostramos al mundo.

Y las decisiones que tomamos
tienen un impacto directo

en las conversaciones que tenemos,

las relaciones que formamos,

y en general en la calidad
de nuestras vidas.

¿Qué podemos hacer

para ayudarnos ser conscientes sobre esto?

Porque no nos lo enseñan en la escuela.

No es parte del currículo escolar
el cómo comportarse apropiadamente.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

La idea de las cinco sillas me llegó

cuando asistí a un curso de nueve días
sobre comunicación no violenta

con su fundador, Marshall Rosenberg,
un hombre extraordinario que ya falleció,

y que hizo tanto
para lograr la paz mundial.

Después de eso, cambió un poco mi vida.

Después de eso, decidí que era un mensaje

que necesitaba compartir
en áreas de trabajo.

Lugares donde paso gran parte de mi tiempo

siendo instructora,
facilitadora y entrenadora.

Y también es donde creamos nuestros
comportamientos más cuestionables,

a veces tóxicos.

La idea de las cinco sillas
nos ayuda a ralentizar

como nos comportamos
en cada momento de nuestras vidas

y analizar lo que está pasando.

Lo que me gustaría hacer

es mirar las sillas
atentamente, y explicarlas.

La silla roja.

Es la silla del chacal.

Los chacales son muy listos,
animales increíblemente oportunistas.

Siempre están esperando atacar.

De hecho, esta silla
es en la que nos comportamos peor.

En esta silla amamos echar culpas,
quejarnos, castigar, chismear;

pero lo que más nos gusta
hacer en esta silla es juzgar.

Y si no me creen,
los invito a que hagan una dieta mental;

Los invito a que pasen una hora
con seres humanos

y vean si pueden pasar el tiempo
sin juzgarlos una sola vez

en su mente.

Obsérvense.

Alguien abre la puerta,
y nosotros pensamos: mal,

me gusta, no me gusta, no me interesa.

Y no sabemos nada sobre ellos.

Esta silla de aquí

es la silla para juzgar.

Hay otro juego para esta silla
que me encanta,

se llama "tengo razón".

Y yo solía hacerlo todo el tiempo

hasta que mi hermano me lo comentó.

Solía hacerlo con mi madre,
porque a ella le gusta exagerar.

Ella diría algo como,

"Ah sí, había 30 personas
en la reunión familiar."

Y mi tarea era corregirla.

Yo decía, "No mamá, no eran 30, eran 13."

Era como la policía trabajando en el caso.

Mi hermano tocó mi brazo,

y me dijo, "No importa,"
a lo cual reaccioné,

"¿Cómo que no importa?
Claro que sí. Ella está equivocada.

Y por su propio bien
necesita que la corrijan."

Nuevamente tocó mi brazo y me dijo,

"¿Quieres tener una relación con tu madre,

o quieres tener la razón?"

Una gran lección.

Desde entonces,

siempre vi las exageraciones de mi madre
como una forma de abundancia.

Entonces, en esta silla, lo que hacemos

es que tendemos a ver
lo que tienen de malo otras personas.

en lugar de las cosas buenas.

La Madre Teresa nos dice,

"Mientras más juzguemos a las personas,
tenemos menos tiempo para amarlas."

La siguiente silla es la del erizo,

la silla amarilla.

Ahora, el erizo -

Cuando nos comportamos como erizos,
nos sentimos muy vulnerables,

nos enroscamos, nos protegemos contra
lo que sentimos que es un mundo malvado.

Y lo que hacemos en esta silla,
es juzgarnos sin piedad.

Tornamos esta silla, la roja,
contra nosotros.

Y decimos cosas como,
"No soy lo suficientemente listo.

No puedo hacer esto. Nadie cree en mí."

Y tenemos ciertos miedos,

miedo a ser rechazado,
a decepcionar, a fracasar.

Y también nos hacemos las víctimas.

"A nadie le importo, nadie me ama."

Pero de hecho,

cuando uso esto en las compañías,
y les pregunto a los gerentes, y digo,

"¿Dónde pasan la mayor
parte de su tiempo?"

Casi nadie se sienta aquí.

Porque a veces nos resulta muy difícil
admitir nuestras debilidades.

Necesitamos de mucho valor.

Y aún así, sufrimos de baja autoestima.

Pero en realidad, ¿qué podemos
hacer con la baja autoestima?

¿Nos rendimos y la aceptamos?

¿Decimos que no?

Quiero encontrar recursos y crecer.

Y Krishnamurti dice algo maravilloso,

él dice, “La capacidad
de observar sin juzgar

es la forma más elevada de inteligencia”

La siguiente silla.

La silla de la suricata.

No sé si alguna vez
hayan visto una suricata.

No hay muchas en Italia,
pero son increíbles.

Cuando están de guardia,

pueden quedarse por una hora así:

una hora moviendo
la cabeza, sólo la cabeza.

Están alerta.

Y cuando estamos en esta silla,
eso es lo que hacemos.

Somos atentos; estamos conscientes;

somos observadores;
nos detenemos; hacemos pausas.

Respiramos profundamente,
y estamos conscientes.

Esta es la silla de ESPERA. E-S-P-E-R-A.

¿Qué espero? ¿Qué pienso?

Aquí nos volvemos muy curiosos.

Si alguien está enojado, no decimos,
"Por dios; madura ya, ¿no?"

Pensamos, "Por qué estará tan molesto".

Y nos interesamos.

Y esta silla ...

Cuando pienso en Nietzsche,

esta es una frase importante
para esta silla.

Él dice, "Tu tienes tu manera;
yo tengo mi manera.

En cuanto a la manera correcta
y la única manera, no existe."

Aquí hay que tomar una decisión.

¿Tomamos la píldora roja o la azul?

Es la silla con puerta corrediza.

Y en este momento
podemos tomar la decisión correcta,

y dirigirnos hacia una vida exitosa.

La siguiente silla.

Ahora nos adentramos al mundo de detectar.

¿Por qué detectar?

Porque nostros mismos
nos convertimos en detectives,

como si fuéramos Sherlock Holmes.

Tomamos una lupa
y vemos cómo nos comportamos.

Es una silla hermosa en la que estamos
conscientes de nosotros mismos.

Sabemos quiénes somos.
Sabemos lo que queremos.

Sabemos a dónde vamos.
No tenemos miedo de decir la verdad.

Pero también creamos nuestros límites.

Nos cuidamos en esta silla.

Pero somos muy poderosos.

No desechamos nuestro poder.

Aquí sí.

Aquí crecemos, nos liberamos.

Nos llenamos de poder.

Nos volvemos seguros, pero no agresivos.

Aristóteles dice, "Conocerte a ti mismo
es el comienzo de toda sabiduría."

Podemos estar aquí toda nuestra vida.

¿Por qué el delfín?

Porque es un animal maravilloso.

Es juguetón; es inteligente;
se comunica de una manera hermosa.

Cuando pienso en el delfín,

pienso en nuestro mejor momento
como seres humanos.

La siguiente silla.

Es la silla de la jirafa.

Una silla muy hermosa,

muy difícil.

No sé si saben,

pero la jirafa es la que tiene el corazón
más grande entre los animales terrestres;

es de este tamaño.

Y no sólo tiene el corazón más grande,

tiene el cuello más largo.

Entonces tiene una increíble vista.

Cuando estamos en esta silla,

mostramos empatía,
compasión y comprensión.

Y en esta silla ponemos
a nuestro ego en segundo plano,

y escuchamos a las personas.

Por eso apoyamos a los que son cercanos
y nos preocupamos por ellos.

Nos ponemos en sus zapatos
y nos preocupamos por ellos

es un gran acto de generosidad.

Abraham Lincoln dijo una vez,

"No me agrada ese hombre.
Debo conocerlo mejor."

En esta silla hay una invitación

para ver los puntos de vista de otros,

aceptar otras realidades,

aceptar la diversidad,

y ser más tolerantes.

Y la pregunta más importante
en esta silla es, ¿qué es importante

para aquel que está sentado frente a mí?

Y en esta silla la intención es mantenerse
conectado sin importar lo que pase.

Estas son las sillas.

¿Cómo llevarlo a nuestra vida diaria?

Bueno, pueden imaginarlo,
si van al trabajo,

puede que vayan, y den una presentación,

y les va muy bien.

Enotnces piensan, "¡Genial, fantástico!"

Tal vez tengan una reunión y les va mal,

y nos hundimos en las sillas.

Nuestro reto diario es saber
cómo encontrar un equilibrio

entre estar sentado aquí y aquí.

Porque si nos sentamos aquí,
nuestra vida no es tan feliz.

Pero si nos sentamos aquí,
en estas sillas,

somos más razonables; más abiertos;

somos más inteligentes;
somos más considerados.

Algo que verdaderamente me conmovió
cuando lo leí por primera vez

fue a Viktor Frankl, que en su libro,
El hombre en busca de sentido,

dice, "Al hombre
se le puede arrebatar todo salvo una cosa.

La última de las libertades humanas,

la elección de la actitud personal
ante un conjunto de circunstancias".

Es tan poderoso.

La siguiente vez que quieran
gritarle a sus hijos,

o pelear con su pareja,

o castigar a alguien de su trabajo,

intenten venir a esta silla y piensen.

Y si de pura casualidad,
terminan en esta silla,

que sucede muy seguido,

¿podemos encontrar el valor
de decir "lo siento"

y mejorar las cosas?

Mi invitación para Uds.
es tomar estas sillas y llevarlas a casa.

Jueguen con ellas. Háganlas suyas.

Enséñenselas a sus hijos:
ellos lo captarán de inmediato.

Pongan cinco sillas
en la sala de juntas en el trabajo

y vean cómo mejorarán sus juntas.

Y la próxima vez que alguien los moleste,

sólo piensen: cinco sillas,
cinco decisiones.

¿Podemos comprometernos
a hacer de nuestros hogares,

nuestros lugares de trabajo,
y este mundo un lugar mejor?

Un comportamiento a la vez.

Gracias.

(Aplausos)