-
Hola. Sí soy yo.
-
Sí, sí. Lo que hablamos.
-
Vale. La ruta la misma,
la que te comenté.
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Sí, saldrá sobre las cuatro.
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Venga, de acuerdo.
-
Tira para adelante, joder.
¡Venga! ¡Ahí quieto!
-
Quieto.
-
Mira, chavalito, había tenido en cuenta
lo de los guantes de látex por si esto
-
se acaba convirtiendo en la prueba
número uno, pero estás llorando mucho,
-
esta pistola es mazo cara y
no estoy seguro de que la sal
-
de tus lágrimas no me la vaya a joder,
-
así que haz el favor
de callarte ya, ¿vale?
-
Por favor, no me hagas daño.
-
Te daré dinero.
-
¿Dinero?
-
No, mira, no siempre
se trata de dinero.
-
Eres algo más que
tu puta cartera, ¿lo sabes?
-
¡Quieto!
-
Si sales corriendo, te pego un tiro
en las piernas. A mí me da lo mismo.
-
Rubén García.
¿Tú eres Rubén García?
-
¿Sí?
-
Y vives en esta misma calle.
-
Mira, de la mierda del supermercado donde
trabajas a casita, sin entretenerse, vaya.
-
Eso se llama ser un buen chico.
-
Y estos son...
¿son tu padre y tu madre?
-
¿Son papá y mamá?
¡Eh! ¿Son papá y mamá?
-
¿Sí? Pues parecen buena gente.
-
Espero que tengan tu ficha dental
-
porque, a lo mejor, no queda mucho
de tu cara después de esto.
-
Qué pena. Seguro que
esperaban algo más de ti.
-
Bueno...
-
Y, ¿esto qué es?
-
¿Un carnet de facultad?
-
¿Tú antes estudiabas algo?
-
¿Qué era?
-
- ¿Qué estudiabas?
- No sé, no sé...
-
No me acuerdo.
-
¿Que no sabes?
¿Que no te acuerdas?
-
¿Qué querías ser en la vida?
-
¡Que me lo digas, coño, o te pego un tiro!
-
¡Invéntate algo,
joder, lo que sea!
-
Cuento hasta diez.
-
Uno, dos...
-
- tres, cuatro...
- Veterinario. ¡Veterinario!
-
¿Veterinario?
-
¿Seguro?
-
¿Veterinario?
-
¿Médico de animales?
-
Para eso hay
que estudiar, ¿no?
-
Hay que ir a la facu...
Cinco o seis años.
-
Muy bien.
-
Mira, Rubén,
vamos a hacer una cosa.
-
Tú te vuelves a la facultad
-
y encuentras una manera
de terminar la carrera, ¿vale?
-
O, si no, te pego un tiro
aquí mismo. Tú decides.
-
Porque no te olvides
de que tengo tu cartera,
-
tengo tu carnet de identidad,
sé dónde vives...
-
Sé quiénes son tus padres
y te voy a vigilar.
-
Mañana, dentro de un mes,
dentro de tres meses...
-
Dentro de un año...
-
Y si descubro que no
estás haciendo todo lo posible
-
por llegar a ser veterinario,
puedes estar seguro de que morirás.
-
¿Entendido?
-
- ¿Seguro?
- Sí.
-
Vale.
-
Muy bien.
-
Cierra los ojos.
-
Vas a contar hasta cien.
-
Luego subes a casa y te cambias
de calzoncillos, ¿vale?
-
Ahora hueles a mierda.
-
Pero seguro que, esta noche,
la cena te sabe mejor que nunca.
-
Y, mira, mañana tal vez sea
el mejor día del resto de tu vida.