Callar para ser un buen orador | Caroline Goyder | TEDxBrixton

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

En esta charla divertida y personal, Caroline comparte su camino desde el pánico escénico hasta una personalidad expresiva. Acompañada de un objeto un tanto inusual, nos anima a usar nuestra voz como instrumento y a encontrar la confianza en el interior.

Caroline Goyder es autora y entrenadora vocal, con la curiosidad constante sobre cómo encontrar el valor para pensar por nosotros mismos: en voz alta. Caroline se ha formado como actriz y entrenadora vocal en la Central School of Speech and Drama (CSSD), donde también trabajó durante 10 años. Actualmente gestiona un negocio que ayuda a las personas a encontrar calma y seguridad en sí mismas en el teatro de la vida.

Ha llegado el momento, ¿no?

Les observo y me parecen
personas agradables.

Ha habido mucha energía.

He estado sentada aquí 5 minutos
y el ambiente de la sala es genial.

Parecen muy amigables, ¡gracias!

Parecen algo inseguros
ante una entrenadora vocal.

No se preocupen, todo irá bien.

Veo un par de rostros inteligentes
de TED por aquí.

También habrá algunas ideas.

Es ahora cuando los ojos,
nuestros mundos, están chocando.

Uds. me miran y yo les miro,

la sensación de la adrenalina
estimula mi cerebro

acelerando las moléculas, podríamos decir.

Las personas se enfrentan
a este momento de maneras diferentes.

Algunos decimos "¡Hola!", ¿saben?

Hay personas seguras de sí mismas

que se enfrentan a este
momento sin problemas.

También hay personas
no tan seguras de sí mismas

y eso les impide hablar
llegado el momento.

Se sienten muy nerviosas pensando
que no van a poder hacerlo.

Este no es el caso.

En realidad, todos tenemos
confianza dentro de nosotros.

Hoy me gustaría hablar

sobre cómo podemos encontrar
más confianza en nosotros mismos

si sabemos dónde mirar.

¿Dónde debemos mirar?

Tenemos que profundizar
y fijarnos en los detalles.

Es lo que haremos a continuación.

Quiero hablar de esto
porque hace muchos años

estuve ante un público igual
o más grande en el Central Hall,

un espacio metodista situado
cerca del Palacio de Westminster.

Me ilusionaba mucho ese momento

porque sabía que era mi gran oportunidad
como entrenadora vocal novata

y que iba a poder dar una charla.

Me situé frente al público

y todo lo que podía salir mal, salió mal.

Me precipité, me comí palabras.

Fue una experiencia horrible.

Cuando pensé que ya no podía ir peor,

el micrófono se estropeó.

Recorrí la sala con la mirada y dije
con mi potente voz de entrenadora vocal,

--entonces no hacía tanto viento,
todo hay que decirlo--

(Risas)

Dije con mi potente voz de entrenadora
vocal: "¿Me oyen ahí al fondo?"

Alguien respondió "¡Hable más alto!"

Tuve una sensación de vergüenza absoluta,

la sensación de que el público te mira,

esa sensación de ser juzgados
que nos deja desvalidos.

Me marché del lugar y pensé
para mis adentros: "Nunca más".

Obviamente no se cumplió
porque hoy estoy aquí.

Pensé que la próxima vez
lo haría de manera distinta,

me aseguraría de que la próxima vez
que diese una charla fuese agradable.

Debía profundizar en el interior.

Vivimos en una cultura muy visual.

Si piensan en dos mundos,
dedicamos mucho tiempo

pasamos mucho tiempo
pensando en el exterior,

sobre todo en el caso de las mujeres.

En realidad, la confianza
no se encuentra en el exterior,

sino en el interior, en lo visceral,

en la parte interna que no podemos ver.

Vamos a llegar a esas partes.

Cuando pensaba sobre
esta idea tres meses atrás,

cuando me lo pidieron,

empecé a ponerme nerviosa
por este momento

y pensé en una cita

del director Peter Brook

que dice que abramos
nuevos cajones en nuestro yo.

Empecé a pensar en una cajonera

y entonces conocí al fantástico creador

George McCallum, sentado aquí ahora mismo.

Dije a George: ¿podrías
fabricarme una cajonera robusta?

Y me la fabricó.

Quizá se pregunten qué es esto.

Esto es lo que George fabricó.

Cuando pides a un creador
una cajonera robusta

no siempre hará
lo que uno espera que haga.

¿Quieren ver qué hizo?

(Risas)

¡Sí! Gracias George.
La mejor reacción de la mañana.

Eclipsada por un mueble.

(Risas)

En esta pequeña cajonera,

o más bien dicho, en esta varonil cajonera

hay tres secretos para encontrar
la confianza interior.

Tres lecciones que he aprendido
en mi camino.

Hay una gran lección aquí

y la última lección es la más grande.

Llegaremos a ella y no es
lo que Uds. se imaginan.

Es una lección que quizá les sorprenda.

Para empezar, ¿les gustaría ver
qué hay en el primer cajón?

Público: ¡Sí!

CG: Es un poco delicado, George.

Aquí tenemos un instrumento.

Como ya se ha dicho antes, la voz
es el instrumento más maravilloso.

Es magnífica.

¿Con qué frecuencia piensan
en cómo funciona su voz?

Al igual que esta pequeña guitarra,
tiene cuerdas y alguien que las toca.

¿Dónde está la cuerda de sus voces?

¿Pueden poner una mano sobre ella?

Aquí, sacúdanla, es su laringe.

Aaaaaahhhhh... ¿Pueden hacerlo
todos conmigoooo?

¡Aaaaahhhhh!

Y quien la toca es el aire.

Cuando saben que su voz es un instrumento

¿qué les dice eso?

La gente suele decirme:

"No tengo una buena voz".
"No soy un buen orador".

"Me preocupan los momentos así".

"Odio las reuniones". "Detesto
las presentaciones". "No puedo".

La voz es un instrumento.

No existen saxofones malos, ¿verdad?

Porque cuando escuchamos
a un buen saxofonista

y quizá haya alguno por aquí

sabemos que ha ensayado mucho,

que no solo tenía talento
sino que lo ha trabajado

y trabajado y trabajado
hasta conseguir sonar bien.

Si tienen dudas sobre el sonido de su voz,

les diré que lo que deben
hacer es practicar.

Cuando me angustiaba por aquel momento

al que llamaré mi paseo de la vergüenza,
porque eso es lo que fue,

recordé la historia de un hombre
de la antigua Grecia

llamado Demóstenes.

Es un nombre complicado

así que le llamaremos "el griego",

que quizá suena demasiado solemne,

así que le llamaremos Dave.

(Risas)

Dave iba a dar un discurso en la Asamblea
que es como el estadio O2.

Simon estaba en la sala.

Es como la Academia Brixton
de la antigua Grecia.

Estaba bastante nervioso.
Quería ser orador.

Los oradores eran como
las estrellas de rock de la época.

Así que reunió el coraje para
su momento de gloria en la Asamblea.

¿Y saben qué?

Fracasó.

Dijeron que hablaba de manera tosca
y que tartamudeaba mucho.

El público se burló de él
y le arrojó cosas.

¡Por favor, no lo hagan hoy!

(Risas)

Abandonó el escenario
sintiéndose muy abatido

cuando un actor le ofreció un consejo.

Creo que los actores griegos
eran más o menos como son ahora.

Seguro que el actor era un poco así,
y lo que le dijo fue:

"Necesitas más expresión en tu voz.

No le das el vigor suficiente,
la energía suficiente.

También debes creer en ti mismo
porque el mensaje es bueno".

Demóstenes vuelve a casa
y decide intentarlo.

Fue su punto de inflexión.

Se construyó una bodega subterránea.

Se afeitó la mitad de la cabeza

para no poder salir de casa en tres meses

y practicó durante todo ese tiempo

frente a un gran escudo
pulido como si fuera un espejo.

Cuando está preparado,
cuando lo ha conseguido,

sale de casa.

Se dirige al mar y habla
por encima de las olas.

Su voz debe oírse por encima de las olas.

Entonces regresa
y vuelve de nuevo a la Asamblea

Habla otra vez

y se convierte en uno de los mejores
oradores de su época.

¿Qué les dice esto?

Habla sobre la práctica.

El poder de la práctica.

Quizá no quieran afeitarse
la mitad de la cabeza,

quizá no deseen construir
una bodega subterránea

porque el ayuntamiento se quejaría

pero sí pueden practicar.

Y la manera más simple de
practicar es cantar.

No tienen que hacer un gran "mamamamaaaaa"

como los entrenadores vocales
a no ser que quieran,

pero recomiendo que cada día
canten en algún sitio:

en la ducha, en el coche,
o en el metro si son valientes.

(Risas)

Hace dos semanas fui al Hospital
St Thomas para unas analíticas

y había dos mujeres cantando en el espacio

donde se realizaban las analíticas
y era fantástico.

Así que se lo recomiendo.

Cantar es el camino
hacia una buena voz.

La práctica es el camino
hacia un gran instrumento.

Esa es la primera lección.

Hay otro cajón que abriré en un momento

pero antes tengo una pregunta.

Supongamos que entran en una sala

y que no conocen a nadie.

Quizá algunos de Uds.
se hayan sentido así esta mañana.

¿Cómo saben quién es
la persona más poderosa de la sala,

la que tiene más confianza en sí misma,

la seguridad interior
que intentamos conseguir?

¿Cómo lo pueden saber?

Por cómo actúan. Fantástico, [Lola].

Están en el mismo espacio, ¿cierto?

Porque eres cantante.

Es por cómo actúan.

En realidad, un actor les diría
que es por cómo respiran.

La persona más poderosa de la sala
tiene la respiración más relajada.

Paul Eckman, un reconocido científico
que estudia las emociones

afirmó algo que haría reír a los actores

porque les parece tan obvio

que quizá no les suene muy científico.

Dijo que durante mucho tiempo no entendió
la importancia de la respiración

y que sus estudios la han examinado

hasta que ha empezado a comprender
que el sistema inconsciente,

ya saben, yo no puedo controlar mi bazo,

se dedica a lo suyo.

Pero yo puedo controlar mi respiración.

Y si consigo controlar mi respiración,
controlo mi subconsciente.

Me tranquilizo.

Lo que está en su interior es la clave
para obtener el poder de la seguridad.

Los actores lo saben

porque cuando hacen el papel de rey,
el rey permanece muy quieto.

Todos se mueven alrededor del rey,

y así podemos saber que es el rey
quien está al mando.

La próxima vez que se angustien
por algo, traten de quedarse quietos.

En su interior hay algo que es
el verdadero rey del cuerpo.

Los griegos lo consideraban
el centro de toda expresión.

Me apuesto que el 50 % de la sala
nunca había pensado en ello.

¿Les gustaría ver qué es?

Gracias, mi guapo y silencioso amigo.

Tenemos pulmones, ¿no?

Tenemos esto, que quizá no sea una
representación anatómica del corazón,

pero es bonito.

(Risas)

¿Qué hay aquí debajo? ¿Qué es esto?

Público: ¿El diafragma?

¡Gracias! El diafragma.
Efectivamente, es el diafragma.

Que levanten la mano los que hayan
pensado en su diafragma últimamente.

Que levanten la mano los que han pensado
en su diafragma hoy.

Gracias, cantantes de la sala,
o actores, o saxofonistas.

Que levanten la mano los que hoy
no hayan pensado en su diafragma.

Son un gran número.

No pensamos demasiado
en nuestros diafragmas ¿cierto?

Pero el diafragma es la clave
para regular su sistema.

Es la manera de calmarse

cuando están frente
a la mirada de los demás.

Hará que se sientan seguros

cuando más lo necesiten
y cuando menos lo sientan.

Yo no sabía nada de mi diafragma

pero aprendí sobre él; conocía
el aspecto que tenía

pero no sabía cómo se sentía.

Entonces un día

me sentía realmente estresada
y respiraba con el pecho.

Tenía esa respiración con sonido
agudo y chirriante por la adrenalina.

Mal asunto.

Fui a una clase de yoga
y el instructor me dijo

"Pareces muy estresada".

No era un buen principio.

Me pidió que me tumbara en el suelo.

Me tumbó y cerré los ojos

esperando algún ejercicio de yoga
agradable y relajante

cuando, de repente, puso
una pesa sobre mi estómago.

"Respira, levántala", me dijo.

Lo hice. Inspiré,

y al inspirar

tuve que levantar aquella pesa
con el estómago

y mi diafragma entró en acción.

De pronto, lo entendí.
Entendí cómo se sentía.

Entendí que no tenía
que respirar aquí arriba

sino que podía hacerlo aquí abajo.

Me gusta decir que el diafragma
es el rey de la confianza.

¿Buscamos el suyo?

Necesitaremos un pulgar.

Coloquen el pulgar justo bajo el sujetador

Eso es, caballero, lo ha entendido.

(RIsas)

Presionen ligeramente con el pulgar.

A Laurence Olivier
le enseñaron a respirar

ya saben, al actor Laurence Oliver,

le enseñaron a respirar
empujando un piano de cola.

Yo no tengo un piano de cola en casa.

Hoy en día no caben
en las casas de Londres.

Pero podemos practicar la sensación
de estar empujando un piano de cola

si inspiramos y dejamos
de presionar con el pulgar

y al exhalar volvemos a apretar.

Están inflando un globo en su estómago.

Primero inspiren y dejen
de presionar con el pulgar.

Ahora exhalen y vuelvan a presionar.

Les presento a su diafragma.

Si ponen las manos sobre las costillas

el diafragma se extiende alrededor.

También pueden llenar
la caja torácica al inspirar.

Sientan como las costillas
se abren al inspirar

y se cierran el exhalar.

Si alguna vez se sienten nerviosos
por uno de esos momentos, hagan esto.

El diafragma es la clave de su seguridad.

Ya tenemos dos lecciones:

el poder de la práctica
y la importancia del diafragma.

La tercera lección es la más importante.

Es la que realmente marca la diferencia.

Empecé a pensar sobre esta lección
hace apenas dos semanas

porque alguien con quien
había trabajado me escribió.

Me mandó un correo y me explicó

que le había ocurrido lo peor

que puedan imaginar
que le suceda a alguien.

Se había casado recientemente
y durante la luna de miel

su marido tuvo un ataque
al corazón y falleció.

Tuvo que volver a la iglesia
donde se casaron

y pronunciar un discurso en su honor.

También leyó un poema que escribió
la primera vez que se vieron.

Dijo: "En el peor día de mi vida,
tuve que mostrarme fuerte.

Tuve que encontrar la energía
para honrar al hombre que tanto amaba

y la única manera fue lo que me enseñaste.

Respirar hondo y pausadamente,
tomarme mi tiempo,

controlar la situación
y encontrar mi confianza interior.

Es el mejor regalo
que podría haberle hecho".

Hay momentos en la vida
en los que debemos hablar

no para decir algo por nosotros

sino porque queremos hablar
por otra persona:

una boda, un panegírico.

Creo que en momentos así
esas habilidades son esenciales.

Lo que necesitan saber en esos momentos
se esconde en este cajón.

Es la respiración.

Es el aire.

¿Por qué importa el aire?

Porque respiramos nuestros pensamientos.

Toda palabra es respiración.
Toda canción es respiración.

Y toda respiración es pensamiento.

Pongan una mano en el diafragma
por un momento y exhalen.

Ahora inhalen

y mientras lo hacen, piensen
en un ser amado.

Si hablásemos durante esa exhalación,

estaría llena de amor.

Inspiren de nuevo

con la ilusión de un nuevo día

porque va a ser fantástico.

Si inspirásemos y hablásemos
manteniendo esa emoción,

habría ilusión en nuestras voces.

Pueden controlar su voz

con la idea de que la respiración
es pensamiento.

Ya lo decían en latín, en los dos mundos,
el antiguo y moderno.

Los romanos comprendían

que la inspiración y la respiración
tiene una misma raíz.

Los romanos entendían
que respiramos nuestros pensamientos.

Como hablamos en la exhalación,

debemos pensar durante la inhalación.

Esta es la manera más fácil
de pensar en la inspiración:

cierren la boca.

Quién habría imaginado
que el gran secreto prometido

es que si quieren
sentirse seguros al hablar,

lo que deben saber es
cuándo cerrar la boca.

(Risas)

Muchas gracias.

(Aplausos)