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Title:
Cómo aceptar tus emociones en el trabajo
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Description:
«No puedes darle a un interruptor y apagar tus emociones al entrar en la oficina. Los sentimientos son una parte de ser humano», afirma la autora e ilustradora Liz Fosslien, quien nos explica por qué la vulnerabilidad selectiva es la clave para sacar a relucir nuestro yo más auténtico en el trabajo.
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Speaker:
Liz Fosslien
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Por mucho que lo intentes,
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no puedes mover un interruptor
al entrar en la oficina
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y apagar tus emociones.
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Los sentimientos son una parte
del ser humano.
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Existe un mito generalizado
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que no deberíamos
sentir emociones en el trabajo,
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y esto nos suele llevar
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a confundir la profesionalidad
con ser impasible o incluso frío.
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Estudios demuestran que
cuando nuestros compañeros
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dejan de lado
la profesionalidad impecable,
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es más probable que nos creamos
lo que nos cuentan.
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Estamos conectados
con quienes nos rodean.
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Nos esforzamos más,
el rendimiento mejora
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y, en general, somos más amables.
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Por eso, ya va siendo hora de aprender
a aceptar las emociones en el trabajo.
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que debas convertirte
en una manguera emocional.
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Hay un límite entre compartir,
con lo que generamos confianza,
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y excedernos compartiendo,
que la destruye.
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Si empiezas a dar rienda suelta
a tus sentimientos en el trabajo
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y das mucha más información
de la que el resto te ha ofrecido,
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además de incomodar a los demás,
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te desgastarás a ti mismo.
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Puedes dar la impresión de ser débil
o carecer de autoconciencia,
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por lo que, aunque está bien
hablar de cómo anoche te encontrabas mal,
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no tienes por qué contar
todos los detalles
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sobre cómo tu cena a medio digerir
y tú os reencontrasteis en el baño.
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Existe un amplio espectro
de expresión de las emociones.
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Por un lado, tenemos personas a las que
les cuesta hablar de sus sentimientos
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y, por otro lado, otras que comparten
absolutamente todo lo que les ocurre.
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Ninguno de estos extremos
crea un entorno laboral sano.
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Entonces, ¿cuál es el equilibrio
entre un extremo y otro?
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Es algo llamado
vulnerabilidad selectiva.
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Esta consiste en abrirse al resto
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mientras priorizamos nuestra estabilidad
y seguridad psicológica,
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así como la de nuestro compañeros.
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Por suerte, se puede aprender
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a ser vulnerable de forma selectiva
con algo de práctica.
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Puedes empezar con cuatro formas:
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Primero, expresa tus sentimientos
sin que parezca que se te escapan.
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El mal humor es contagioso
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y, aunque no expreses
lo que sientes oralmente,
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lo más probable
es que tu lenguaje corporal
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o tus expresiones lo dejen más que claro.
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Así que, si estás de brazos cruzados
o martilleando tu teclado,
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tus compañeros de trabajo
reconocerán tu enfado.
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Y si no dices nada,
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pueden pensar
que es culpa suya y preocuparse.
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Por lo que, si tu humor
ha cambiado por algo ajeno al trabajo,
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como puede ser un atasco,
tan solo exprésalo.
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No tienes por qué dar detalles.
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Puedes incluso decir: «hoy no está siendo
un buen día, pero no es culpa vuestra».
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Pero cuando lo que te da problemas
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es algo relacionado con el trabajo,
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entonces debemos ir al segundo punto.
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Trata de entender el origen de esas
emociones y aborda lo que las genere.
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Si de pronto sientes que todo el mundo
empieza a irritarte,
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relájate y reflexiona por qué.
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Puede que estés irritable
porque estés nervioso,
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y que lo estés porque te preocupe
una fecha de entrega próxima.
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En tal caso, puedes dirigirte a tu equipo
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para tratar esa preocupación
y decir algo como:
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«Quiero terminar todo
antes de la fecha de entrega.
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¿Podéis echarme una mano
para organizarme en condiciones?»
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Si pretendes compartir algo, intenta
ponerte en el lugar de la otra persona.
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Si lo que vas a decir crees que
te ayudará a sentirte más apoyado
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y a entender mejor la situación,
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no lo dudes y compártelo;
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pero si no lo tienes seguro,
puede que sea mejor dejarlo estar.
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Por último, mira a tu alrededor
y traza un camino a seguir.
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Si todo tu equipo
ha estado trabajando sin pausa
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y te fijas en que uno de tus compañeros
parece especialmente desanimado o tenso,
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puedes reconocerlo y mostrar empatía,
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pero ofréceles algo factible
a lo que puedan aferrarse.
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Y en tal caso, puedes ofrecerte
a hablar con el supervisor
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y pedirle que retrase la reunión semanal
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para que ambos tengáis
más tiempo para trabajar.
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De esta forma, demostrarás
interés por su éxito,
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así como preocupación
por su bienestar.
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Cuando podemos expresar
sentimientos de forma sincera
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y sugerir ideas o equivocarnos libremente
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sin ocultar algunas partes
de lo que somos en realidad,
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somos más propensos a permanecer
en una empresa más tiempo.
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También somos más felices y productivos.
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Así que tómate tu tiempo y reflexiona
sobre cómo expresas las emociones
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cuando vas a trabajar cada dia.
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Si tiendes a dar demasiada información,
intenta controlarlo;
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y si eres más bien reservado,
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busca momentos en los que
puedas abrirte con el resto
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y ser algo más vulnerable.
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Lo más seguro es que la gente
responda de forma totalmente diferente.
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La vulnerabilidad selectiva
se convertirá
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en una de tus herramientas más valiosas.