Cómo cambian los parásitos el comportamiento de sus anfitriones - Jaap de Roode

Ver la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/how-parasites-change-their-host-s-behavior-jaap-de-roode

El mayor reto en la vida de un parásito es pasar de un anfitrión a otro. Curiosamente, muchos parásitos han desarrollado la capacidad de manipular el comportamiento de sus anfitriones para mejorar su propia supervivencia, llegando a veces a tomar control directo del cerebro. Jaap de Roode enumera algunos parásitos que realmente pueden meterse con la mente.

Lección de Jaap de Roode, animación de Andrew Foerster.

¿Cuál de estos entes
ha desarrollado la capacidad

de manipular un animal que
excede muchas veces su tamaño?

La respuesta es: todos ellos.

Estos son todos parásitos,

organismos que viven dentro
o sobre un anfitrión,

al que dañan y a veces hasta matan.

La supervivencia del parásito depende
de la transmisión de un anfitrión a otro,

a veces a través
una especie intermedia.

Los parásitos elegantemente lo logran
manipulando la conducta de su anfitrión,

a veces vía secuestro directo al cerebro.

Por ejemplo, este es el gusano gordiano.

Uno de sus anfitriones es este grillo.

El gusano gordiano necesita
agua para aparearse,

pero el grillo prefiere la tierra seca.

Cuando es suficientemente
grande como para reproducirse,

el gusano produce proteínas
que distorsionan

el sistema de navegación del grillo.

El grillo confundido camina
de forma errática,

se acerca al agua,

y finalmente salta y, a menudo,
se ahoga al hacerlo.

El gusano sale a aparearse

sus huevos son comidos por
pequeños insectos acuáticos,

que luego maduran,

colonizan la tierra,

y, a su vez, son comidos
por los nuevos grillos.

Y así, el gusano gordiano sigue vivo.

Y aquí está el virus de la rabia,
otro parásito que altera la mente.

Este virus infecta a los mamíferos,
a menudo a los perros,

y viaja por el nervio del
animal hasta el cerebro

donde produce inflamación que
finalmente mata al anfitrión.

Pero antes de hacerlo, a menudo aumenta
la agresividad de su anfitrión

aumenta la producción de la
saliva que transmite la rabia,

por lo que le es difícil tragar.

Estos factores hacen que el anfitrión
sea más propenso a morder a otro animal

transmitiéndole así el virus.

Conozcamos ahora al Ophiocordyceps,
también conocido como hongo zombi.

Su anfitrión favorito
es la hormiga tropical

que normalmente vive
en la copa de los árboles.

Cuando las esporas del Ophiocordyceps
perforan el exoesqueleto de la hormiga,

le producen convulsiones
que la hacen caer del árbol.

El hongo cambia el comportamiento de la
hormiga, obligándola a vagar sin pensar

hasta que se topa
con una hoja que tiene

las condiciones de cría
perfectas para los hongos,

a la que se aferra.

La hormiga muere,

y el hongo parasita su cuerpo para crear
un tallo alto y delgado en su cuello.

En varias semanas,
el tallo dispara esporas,

que convierten más hormigas
en zombis de 6 patas busca-hojas.

Uno de los agresores
más mortales de la humanidad

es un parásito que altera
el comportamiento,

aunque si les sirve de consuelo,

no secuestra nuestro cerebro.

Hablo del Plasmodium,
que causa la malaria.

Este parásito necesita mosquitos
que viajen entre anfitriones,

por eso los hacen picar con más
frecuencia y durante más tiempo.

También hay evidencia de que los
humanos infectados con malaria

atraen más a los mosquitos,

que los pican y les
transfieren más parásitos.

Este sistema multi-especie
es tan eficaz,

que hay cientos de millones
de casos de malaria al año.

Y, finalmente, están los gatos.

No se preocupen, es probable que
no haya gatos viviendo en sus cuerpos

controlando sus pensamientos.

Quiero decir, es probable.

Pero hay un microorganismo
llamado Toxoplasma

que necesita gatos y roedores
para completar su ciclo de vida.

Cuando una rata se infecta
al comer heces de gato,

el parásito cambia los niveles químicos
en el cerebro de la rata,

haciendo a la rata menos cauta
respecto de los felinos hambrientos,

e incluso haciéndola sentir
atraída hacia los felinos.

Esto las hace presa fácil,

los gatos comen estos
roedores infectados,

que les transmiten el parásito.

Control mental exitoso.

Incluso hay evidencia de que el parásito
afecta el comportamiento humano.

En la mayoría de los casos,
no entendemos por completo

cómo estos parásitos logran
modificar la conducta humana.

Pero sí sabemos

que tienen una caja
de herramientas muy diversas.

Los gusanos gordianos parecen afectar
directamente el cerebro de los grillos.

El parásito de la malaria, por otro lado,

bloquea una enzima que ayuda
a alimentarse a los mosquitos,

forzándolos a picar
una y otra y otra vez.

El virus de la rabia puede causar ese
comportamiento de gruñido babeante

que pone a toda marcha
al sistema inmune.

Pero cualquiera sea el método,

si analizamos el grado de eficacia

con el que controlan estos parásitos
el comportamiento de sus anfitriones,

podemos preguntarnos cuánto
del comportamiento humano

es producto de los parásitos.

Como más de la mitad de las especies
de la Tierra son parásitos,

podría ser más de lo que pensamos.