Construyendo comunidad | Jessica Posner | TEDxMileHigh

Esta charla se presentó en un evento TEDx local, producido independientemente de las conferencias TED.

Cuando se presenta un problema, ¿Ud. se detiene y mira que esta pasando o piensa como abordarlo? Para la activista Jessica Posner, la respuesta es simple: hacer algo al respecto. A sus 25 años, Jessica se fue a vivir a uno de los barrios marginales más grandes de África, un lugar donde ningún extranjero había vivido antes, y cofundó una organización que combate la extrema pobreza y desigualdad de género. En esta charla donde podrán quedar boquiabiertos, Jessica habla de arriesgar la comodidad y seguridad, abordando temas de frente y trayendo pasión para hacer el bien a los demás.

Hola a todos.

Hace casi cinco años,

me mudé a Kibera, el mayor
barrio marginal de África

mientras estaba estudiando fuera
en Nairobi,

un largo camino para recorrer
para una chica de Denver, Colorado.

No invertí mi tiempo en Nairobi
besándome con jirafas.

(Risas)

Poco después de llegar a Nairobi,
me encontré a mí misma en Kibera.

Me presentaron a un joven activista
social llamado Kennedy Odede

quien había nacido y crecido en Kibera,
trabajando para que cambiase desde dentro.

Si todos pudiéramos tan solo
imaginarlo por un momento,

Kibera es un área de tamaño
comparable a Central Park,

pero en esta área hay más de
1,5 millones de personas

viviendo sin acceso a
ningún tipo de servicios.

Sin calles, sin clínicas de salud,
sin alcantarillado, ni acceso a educación.

En Kibera, la vida es sombría.

66% de las mujeres son forzadas a vender
su cuerpo por comida solo para sobrevivir

al alcanzar los 16 años.

Uno de cada cinco niños no vivirán
para ver su quinto aniversario.

La esperanza de vida es de 30 años,
comparado con los 60 del resto de Nairobi.

Pero aquí conocí a Kennedy.

Kennedy era el mayor de ocho hijos,
nacido y criado en Kibera.

Su madre lo tuvo cuando
ella tenía quince años.

Kennedy tenía un trabajo en una fábrica,
ganando un dolar por día,

lo que le hacía afortunado; pero
un día fue capaz de ahorrar 20 céntimos

e iniciar un movimiento dentro del barrio
comprando un balón de fútbol

y reuniendo a la gente joven
para hablar sobre estas cuestiones,

para realizar teatro en las calles,
y hablar sobre la violencia de género.

Kennedy estaba especialmente comprometido
con la lucha de mujeres y niñas

porque él vio a su madre

esforzándose para traer
comida a la mesa de su familia.

En Kibera, siete de cada diez mujeres
sufren violencia,

y contraen el VIH a un ritmo diez veces
superior al de sus compañeros masculinos.

Estadísticas devastadoras.

Kennedy tenía un sueño.

Él quería cambiar su comunidad,

pero sabía que no podía
hacerlo sin tener educación.

Así que le dije, como yo era estudiante
de Wesleyan, que él debería solicitarlo.

Y él dijo, "Bueno, ¿qué dirán ellos?

No tengo educación oficial.
¿Cómo voy a entrar?"

Pero Wesleyan dijo sí y le
dio una beca completa.

Se graduó el fin de semana pasado como
un representante de clase con honores--

(Aplausos)

Gracias.

(Aplausos)

Y como él dijo en su discurso,

no importa de donde vengas,
lo que importa es adonde quieres ir.

Mientras estuvo en Wesleyan,
Kennedy y yo tuvimos una idea.

Nosotros sabemos que cuando se invierte
en mujeres y niñas,

las comunidades como Kibera cambian.

Las mujeres invierten 90% de sus ganancias
en sus familias, pagando por educación,

por sanidad, cambiando economías, haciendo
que lugares como Kibera se transformen.

Así que iniciamos la primera escuela
gratuita para niñas en Kibera.

Éstas son nuestras increíbles alumnas.

Nuestro colegio empezó hace tres años
con la visión de servir

a las niñas mas marginadas
y en riesgo del barrio

proporcionándoles una formación superior,

que no solo las protegerá
del abuso y la violación,

sino que también ofrece
una vía para salir del barrio,

creando la nueva generación de líderes.

Nuestra escuela está en marcha.

(Aplausos)

Gracias.

(Aplausos)

Nuestra escuela sirve a niñas como Diana.

El padre de Diana perdió la capacidad
de caminar cuando era un niño

ya que su familia no pudo permitirse
llevarlo a una clínica

cuando tuvo una infección en su pierna.

Ahora Diana está prosperando.

Nuestros estudiantes van a una escuela
que es increíblemente creativa.

Tenemos clases de teatro,
tenemos yoga

(Risas)

y también hay niñas en preescolar creando
metas de género para su comunidad.

Metas como "Yo quiero que cada niña
vaya a la escuela."

"Yo quiero que todo el mundo sepa"
-personalmente mi favorita-

"Las niñas son más listas que
los niños"

(Risas)

Recuerdo encontrarme un
grupo de estudiantes de segundo

en la calle hace algunas semanas,

tras entrevistar ellos
a un empresario de la comunidad,

y pregunté, "¿Cuáles fueron
vuestras preguntas?"

y uno de nuestros estudiantes
levantó su mano y dijo,

"Bueno, le pregunté de
dónde obtuvo su capital inicial."

y pensé, vaya, yo no aprendí
esa palabra hasta hace unos años.

No me puedo creer que escuchara eso de
un estudiante de segundo.

Pero es más que eso.

Pensamos, ¿qué pasaría si pudiéramos
no solo tener un colegio de niñas

sino cambiar la forma

en que la comunidad en su conjunto
ve a las niñas y a su educación?

¿Cómo podría esto cambiar esencialmente
una comunidad como Kibera?

Así decidimos, ¿qué pasaría si pudiéramos
identificar los servicios de mayor valor

y construirlos en conexión
a un colegio para niñas,

abriéndolos enteramente a la comunidad?

Empezamos a pensar sobre lo
que todos el mundo quiere y necesita

y ¿cómo crear una estructura de incentivos
que valore a mujeres y niñas,

y le muestre a toda la comunidad

que beneficiando a las mujeres
actualmente beneficie a todos?

Iniciamos clases para nuestros padres
y programas de ahorro y préstamos,

ayudando a la gente a iniciar negocios

y ganar más dinero para alimentar
y educar a sus familias.

Iniciamos una clínica de salud comunitaria

enfocada a proporcionar servicios
primarios e infantiles de gran calidad,

así como servicios médicos para mujeres y
centrándose en prevenir y tratar el VIH.

También iniciamos un programa de
educadores pares,

dando poder a los jóvenes
para hablar entre sí

acerca de los problemas de su comunidad.

Establecimos centros comunitarios
que ofrecen servicios

dirigidos a cada sector demográfico
de la comunidad.

Uno de los más poderosos
es un comité de miembros comunitarios

comprometido a acabar
con la violencia de género.

Este programa fue impulsado
por un padre de nuestra escuela

después de que su hija de
cuatro años fuera violada.

Su agresor fue detenido,
pero tres dólares fueron suficientes

para que la policía borrara su nombre
completamente de los registros.

Él trabajó con nosotros y peleamos durante
2 meses para que detuvieran a ese hombre.

Él fue finalmente arrestado

y condenado a cadena
perpetua hace unas semanas.

(Aplausos) Gracias.

Después su padre dijo,
"¿Pero qué pasa con todos los demás?

La gente que no tiene abogados,
¿soporta sistemas así?

¿Qué hacen?"

Así que construimos un equipo comunitario
de todo el barrio marginal

quienes hablan de violencia
de género y son los primeros en auxiliar,

preparados para ofrecer a las victimas
apoyo legal, psicológico y médico.

Y este año, ya hemos trabajado
en más de cuarenta casos con éxito,

verdaderamente creando una cultura
que valora a mujeres y niñas.

También tenemos un cibercafé en el centro
del barrio con Internet de alta velocidad,

que dan a la gente acceso
a conocimientos informáticos,

los cuales son necesarios para
competir en la economía actual.

Tenemos un grupo para mujeres con VIH
que les enseña técnicas

y que les permite ganarse la vida

y fabricar productos que son vendidos
alrededor del mundo.

Tenemos miembros de la comunidad
que se reúnen para mejorar su entorno,

e interviniendo de propia voluntad.

Tenemos equipos de fútbol para jóvenes

para mantenerlos ocupados y
conectados a una meta mayor.

Hemos construido la torre más grande
de agua potable del barrio

que suministra diariamente a más de 10.000
personas agua limpia y potable para beber.

(Aplausos)

Hemos construido baños por todo el barrio
y literalmente dicen en uno de sus lados,

"Donación de 'Kibera School for Girls'"

haciendo a todos invertir en esta comunidad
dedicada a la educación de las niñas.

Este año nuestros servicios atenderán
a mas de 30.000 personas en Kibera,

y tan solo estamos empezando.

Lo que más me inspira es cuando
escucho historias de nuestras niñas.

Hace unas semanas en estudios sociales,

estaban buscando los problemas
de de su comunidad,

y cada clase tenía que proponer
una solución posible

a uno de los retos que vieran.

Nuestros preescolares decían que debíamos
fundar una escuela para adultos

porque sus padres no saben
leer ni escribir.

Así que estamos planeando emprender clases
para adultos el próximo mes,

y tan solo estamos empezando.

Kennedy y yo nos casaremos la semana
que viene aquí en Denver

(Aplausos)

En una semana a partir de hoy. Gracias.

(Aplausos)

Y tenemos grandes sueños
acerca de lo que es posible,

no solo para esta comunidad sino también
para comunidades similares en el mundo.

En todo el mundo subdesarrollado,

el 78% de las personas que vive en
ciudades vive en barrios marginales.

Esto es simplemente inaceptable,
y esto nos afecta a todos.

Aquí en Denver, Colorado,
importa lo que pasa en Nairobi,

importa lo que pasa en Mumbai,
lo que les pasa a niñas como Diana,

niñas como Michelle,
y padres de nuestra escuela.

Así que os invitamos a uniros
a nuestro movimiento.

Entra en nuestro sitio web e involúcrate
en lo que puedas hacer para ayudar

porque todos somos necesarios.

Muchas gracias.

(Aplausos)

Gracias.

(Aplausos)