La historia de la violencia | Steven Pinker | TEDxNewEngland

Al contrario de la impresión generalizada de que vivimos en tiempos extremadamente violentos, las tasas de violencia a todos los niveles han ido disminuyendo a lo largo de la historia. Steven Pinker explora cómo puede haberse producido este descenso a pesar de la existencia de una constante naturaleza humana.

Steven Pinker es psicólogo experimental y profesor de la Universidad de Harvard. Ha realizado investigaciones sobre el lenguaje y la cognición y escribe para periódicos como el New York Times, Time y The Atlantic. Ha publicado varios libros, entre los cuales se destacan "El instinto del lenguaje", "Cómo funciona la mente", "La tabla rasa", "Los Ángeles que llevamos dentro" y, más recientemente, "En defensa de la Ilustración".

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en http://ted.com/tedx

Lo crean o no, y sé que la mayoría
de la gente no lo hace,

la violencia ha venido disminuyendo
durante mucho tiempo,

y puede que estemos viviendo

en la era más pacífica
de la existencia de nuestra especie.

El descenso de la violencia
no ha sido continuo,

no ha reducido las tasas
de violencia a cero,

y nada garantiza que vaya a persistir.

Pero espero convencerlos de que se trata
de una evolución histórica constante,

visible a escalas que van
de milenios a años,

desde el estallido de las guerras,
hasta el trato a niños y animales.

Voy a guiarlos a través de seis descensos
históricos significativos de la violencia

y trataré de explicar
las causas de esos descensos,

en cuanto a los mecanismos psicológicos
que nos incitan a la violencia,

los mecanismos psicológicos
que reprimen nuestra violencia,

lo que Abraham Lincoln llamó

"los mejores ángeles
de nuestra naturaleza",

y los cambios históricos que favorecieron
a nuestros mejores ángeles.

Al primer descenso de la violencia
lo llamo el Proceso de Pacificación.

Hasta hace unos 5000 años,
todos los humanos vivían en anarquía,

sin un gobierno central.

¿Cómo era la vida en este estado natural?

Una forma de calcular
los índices de violencia

de las sociedades sin estado
frente a sociedades con estado

es a través de la arqueología forense.

Pueden considerarlo un "CSI Paleolítico".

Por ejemplo, ¿qué proporción
de esqueletos prehistóricos

tienen signos de traumas violentos,

como cráneos aplastados, decapitaciones,

puntas de flecha incrustadas en huesos,
o momias con cuerdas alrededor del cuello?

(Risas)

He reunido aquí 21 estimaciones,

como ven, abarcan una amplia gama,
pero su promedio es del 15 %.

El 15 % de los restos prehistóricos
muestran algún signo de trauma violento.

Comparemos esa cifra con las de
algunas sociedades estatales actuales,

como los EE. UU. y la Europa del siglo XX,

con dos guerras mundiales
y otras muchas guerras

que alcanzan una tasa
de mortalidad del 0,6 del 1 %.

Si hacemos que la estimación
sea lo mayor posible,

al incluir todos los genocidios,

todas las hambrunas provocadas
por el hombre en el mundo entero,

tal vez podamos
ampliar la tasa hasta el 3 %.

Y si observamos el mundo en el siglo XXI,

no se ve la barra porque tiene
menos de un píxel de altura:

el 0,03 del 1 %.

El segundo descenso en violencia puede
estimarse al examinar esta xilografía

que muestra un día típico
en la vida de la Edad Media.

(Risas)

Y el proceso que puso fin a este nivel
de caos se llama el Proceso Civilizador.

En muchas partes de Europa,

las estadísticas de homicidios
se remontan a 800 años atrás,

y los criminólogos e historiadores
las han analizado en el tiempo,

como en este gráfico que muestra
los homicidios por cada 100 000 al año

en una escala logarítmica de 1200 a 2000.

Y, como pueden ver,
ha sido un descenso drástico,

de modo que un hombre británico actual

tiene alrededor de un 2,8 %
de posibilidades de ser asesinado

en comparación con su antepasado medieval.

Es así no solo en Inglaterra,

sino en todos los países
en los que hay datos históricos:

aquí vemos a Italia, los Países Bajos,
Alemania, Suiza y Escandinavia.

La línea roja en el gráfico
muestra el promedio de esas cinco zonas.

Como comparación,

también muestro el porcentaje
que atañe a las sociedades no estatales

en el punto de arriba a la izquierda.

La distancia entre el punto
y el comienzo del gráfico

es lo que yo llamo
el Proceso de Pacificación,

el mayor descenso, el Proceso Civilizador.

Puede apreciarse el tercer
descenso histórico de la violencia

al evocar algunas de las formas

en que la ley y el orden fueron
instituidos en el territorio europeo,

en concreto, los castigos
físicos sádicos públicos,

como el desgarro en la rueda,
la quema en la hoguera,

la mutilación con ganchos de hierro,
serrar por la mitad y el empalamiento.

Pero en un acontecimiento
llamado la Revolución Humanitaria,

los principales países
pusieron fin al uso de la tortura

como forma de castigo penal.

Esta cronología muestra,
desde 1625 hasta 1850,

el número de los principales países
que tuvieron tortura judicial

y, como ven, hubo una ola de aboliciones
en la segunda mitad del siglo XVIII,

que incluyen la prohibición
de "castigos crueles e inusuales"

en la Octava Enmienda
de la Constitución de EE. UU.,

que tuvo lugar justo en medio de esa ola.

Durante la Revolución Humanitaria

también se abolió el uso desmedido
de la pena de muerte

para los delitos menores.

En la Inglaterra del siglo XVIII

había registrados 222
delitos capitales en los libros,

incluyendo la caza furtiva,
la falsificación, el robo de madrigueras,

hallarse en compañía de gitanos,

y "signos fehacientes de maldad
en niños de 7 a 14 años".

En 1861, se redujeron a cuatro.

La pena de muerte ha sido abolida
en todas las democracias occidentales,

excepto en EE. UU.

La línea roja muestra el número
de países europeos con pena de muerte

desde 1775 hasta la actualidad.

La mayoría de las aboliciones
tuvieron lugar en el siglo XX,

pero la línea azul muestra
el número de países europeos

que en realidad llevan a cabo ejecuciones,

lo que demuestra que
antes de que los políticos

eliminaran la pena capital
de los libros legislativos de sus países,

sus conciudadanos habían perdido
el interés en las ejecuciones.

He señalado que EE. UU. es una excepción

porque 33 de sus 50 estados
siguen aplicando la pena capital.

Pero incluso en EE. UU. la pena capital
es un vestigio de lo que solía ser,

como demuestra este gráfico

con la tasa de ejecución per cápita
desde la época colonial hasta ahora.

En la actualidad, unas 40 personas
son ejecutadas cada año

en un país con más de 16 000 homicidios,

y el porcentaje ha seguido bajando
en la última década.

Finalmente, la Revolución Humanitaria
condujo a la abolición de la esclavitud.

La esclavitud era legal en todo el mundo.

Nadie parecía verlo como algo malo.

La Biblia no lo veía como un problema,

la Atenas democrática
era una sociedad con esclavos...

Pero a partir de la segunda
mitad del siglo XVIII

hubo una serie de aboliciones

que se convirtieron en una ola
que se extendió por todo el mundo.

Desde 1980, cuando Mauritania
abolió la pena capital,

estamos viviendo una época única
en la historia de la humanidad,

en la que la esclavitud
es ilegal en todo el mundo.

El cuarto descenso de la violencia
se denomina la Larga Paz,

y voy a saltarme una serie de gráficos

porque la estadística más relevante

para la Larga Paz es cero.

Hace referencia a un descenso inédito
de los conflictos interestatales.

He aquí algunos ejemplos

del cero estadístico
que simboliza esta era.

No hubo conflictos
entre EE. UU. y la Unión Soviética,

en contraposición a todos
los pronósticos de los expertos

de que la III Guerra Mundial
era cuestión de tiempo.

No han explosionado armas nucleares
en conflictos desde Nagasaki;

de nuevo, en contraposición
a todas las predicciones de los expertos

de que la guerra nuclear era inevitable.

No ha habido conflictos
entre dos grandes potencias

desde el fin de
la guerra de Corea en 1953,

tras medio milenio
de continuos enfrentamientos

entre las grandes potencias.

No ha habido conflictos
entre los países de Europa occidental

desde el fin de la II Guerra Mundial.

A modo de comparación, antes de 1945,

los países de Europa occidental
iniciaron dos nuevas guerras al año

durante 600 años.

Esa cifra bajó a cero en 1946.

Y no ha habido más guerras
entre países desarrollados.

Los 44 países con
el PIB per cápita más alto

no se han enfrentado desde 1946.

Y podría incluso parecer
banal y poco excepcional

pensar que las guerras tienen lugar
en lugares pobres y atrasados del mundo,

pero durante casi toda la historia, fueron
los grandes países ricos y desarrollados

los que estaban siempre en guerra,

y como podían permitirse
grandes ejércitos destructivos,

esas guerras fueron las más perjudiciales.

¿Y qué hay del resto del mundo?

En un proceso al que llamo la Nueva Paz,

la Larga Paz comienza
a extenderse al resto del mundo.

Y lo ilustraré con un gráfico
de áreas superpuestas

en el que el grosor de cada capa
se corresponde con el porcentaje

por víctimas de guerra en una categoría
concreta desde 1946 hasta la actualidad.

Aquí está la tasa de mortalidad
por guerras coloniales,

que se redujo a cero cuando los imperios
europeos renunciaron a sus colonias.

Esta es la tasa de mortalidad
por guerras interestatales,

guerras con países en ambos frentes,

que muestra una inestable
tendencia a la baja,

con picos que corresponden
a la guerra de Corea,

la guerra de Vietnam
y la guerra Irán-Irak.

Aquí vemos la tasa de mortalidad
por guerras civiles

y por guerras civiles internacionales,

en las que otro país
interviene en una guerra civil.

La altura de toda la pila

representa la tasa mundial de muertes
por todas las guerras combinadas.

Y, como ven,

el gráfico muestra una tendencia
a la baja desigual pero inequívoca.

En la primera década del siglo XXI,

se ve una delgada lámina de capas

que muestra un índice de muertes
por guerra extremadamente bajo

en todas las categorías.

Por último, tenemos
la Revolución de los Derechos,

la focalización de la violencia
a una escala menor

perpetrada contra sectores
vulnerables de la población,

como los afroamericanos,

las mujeres, los niños y los animales.

La Revolución de los Derechos Civiles

puso fin por primera vez
a la práctica del linchamiento.

A finales del siglo XIX,

unos 150 afroamericanos
eran linchados cada año,

tres por semana.

En la década de 1950,
se había reducido a cero.

El tipo de conducta racista que toleraba
los ataques contra los afroamericanos

ha disminuido de forma constante.

Este gráfico muestra el porcentaje
de estadounidenses blancos

que acepta frases como:

"Los estudiantes blancos y negros
deben ir a escuelas separadas",

"Si una familia negra
se mudara al lado, me iría".

El porcentaje ha disminuido de la mayoría
de los estadounidenses blancos

hasta números de una sola cifra, que es
el índice de las opiniones excéntricas.

Es una cuestión que ni siquiera se incluye
ya en las encuestas de opinión pública.

La Revolución de los Derechos de la Mujer

ha reducido la incidencia
de violaciones en un 80 %

desde su punto más álgido
en la década de 1970,

y ha logrado una reducción similar
en la incidencia de violencia doméstica.

La Revolución de los Derechos del Niño

ha reducido el número de estados
con castigos físicos en EE. UU.,

es decir, los correazos
y las palmadas en las escuelas,

la aprobación de las nalgadas

y otras formas de castigo físico a niños
por parte de sus padres

han disminuido, según encuestas,
en todos los países occidentales.

Y los casos de abuso infantil,
tanto físico como sexual,

han tendido a descender
desde su primera estimación.

La Revolución de
los Derechos de los Animales

ha logrado un descenso de la caza,
un aumento del vegetarianismo,

tanto en el Reino Unido
como en los EE. UU.,

y una drástica disminución

del número de películas
con maltrato a animales.

Esto plantea la cuestión:

¿Por qué ha disminuido la violencia
en tantas escalas de tiempo y magnitud?

No creo que sea porque
la naturaleza humana haya cambiado

o que nuestras inclinaciones violentas
se hayan literalmente extinguido,

sino que la naturaleza humana
siempre ha sido sumamente compleja

y ha abarcado tanto las inclinaciones
que nos incitan a la violencia,

como las inhibiciones que nos frenan.

¿Cuáles son los móviles de la violencia?

No creo que exista
una parte específica del cerebro

que contenga el instinto de agresión;

más bien, tenemos unos móviles definidos,
como la simple explotación,

el daño hacia quien impide
que consigan lo que quieren,

lo que da lugar a formas de violencia
como la violación, el saqueo,

la invasión y la eliminación
de los adversarios.

Un móvil es la dominación,

la tendencia de los individuos
a escalar el orden jerárquico

y convertirse en macho alfa.

Y hay un móvil similar en los grupos

en cuanto a supremacía racial,
nacional o religiosa.

Está la venganza o la violencia moralista,

en la que no solo
es permisible la violencia,

sino que es indispensable
para castigar a quienes los perjudicaron,

lo que da lugar a venganzas,
justicia severa y castigos crueles.

Y, quizás, las más destructivas
sean las ideologías utópicas,

como los sistemas de creencias
de religiones militantes,

el nacionalismo, el nazismo, el comunismo,

que ofrecen la visión de un mundo
que siempre será infinitamente bueno.

Como se dice:

"No se puede hacer una tortilla
sin romper los huevos".

Es decir, si tienes un sistema de
creencias en el que el mundo es perfecto,

matar a quien sea un estorbo
es un precio que vale la pena pagar,

razón por la que, paradójicamente,

se cometieron las peores atrocidades
en la historia de la humanidad

en pos de un objetivo utópico moralista.

¿Qué tenemos para contrarrestar
estas inclinaciones violentas?

¿Cuáles son los mejores ángeles
de nuestra naturaleza?

Está el autocontrol,
el circuito en la corteza prefrontal

que puede prever las consecuencias
del comportamiento

e inhibir nuestros impulsos violentos.

Está la empatía, la capacidad
de sentir el dolor de los demás.

Está el sentido moral,
un sistema de normas y tabús

que gobierna lo que consideramos
un comportamiento apropiado.

Y, finalmente, está la razón,

los procesos cognitivos que nos permiten
entablar un análisis objetivo e imparcial.

La última pregunta es:

¿Cómo volvemos a unir
la historia con la psicología?

¿Qué desarrollos históricos
revelan a nuestros mejores ángeles

y sujetan nuestras manos antes de
que puedan cometer actos sangrientos?

La primera opción

es que Thomas Hobbes acertó
cuando enalteció a "El Leviatán",

un sistema estatal y judicial

que tiene el monopolio
del uso legítimo de la fuerza.

Un Estado con el monopolio de la violencia

puede neutralizar el impulso
de atacar a sus vecinos

imponiendo sanciones
que anulan los beneficios previstos.

Igual de importante,

neutraliza el impulso de
sus vecinos de atacarlos a Uds.

y ya no tienen que mantener una actitud
de macho combativo para disuadirlos,

ni tienen que buscar venganza
después de esa acción.

Y esto puede reducir
los índices de violencia

al eludir los prejuicios egoístas

que llevan a que todo aquel en conflicto
piense que está del lado de los ángeles

y que su enemigo es pérfido y agresivo,

de ese modo disminuyen
los ciclos de venganza,

en los que ambas partes siempre piensan
que todavía hay una cuenta por saldar.

Un segundo mecanismo
ha sido llamado el Comercio Afable,

la idea de que mientras que el saqueo
es un juego de suma cero,

la ventaja para el agresor se ve anulada
por la pérdida para la víctima.

El comercio es un juego de suma positiva
en el que todos ganan.

Y a medida que el avance de la tecnología
permite el comercio de bienes e ideas

a mayores distancias, entre grupos
más numerosos, y a un menor costo,

comprar algo resulta ser
más asequible que el saqueo,

y la gente se vuelve
más valiosa viva que muerta.

(Risas)

Una tercera opción ha sido llamada
el Círculo en Expansión,

y se basa en el hecho biológico

de que la evolución nos ha provisto
de un sentido de empatía.

Desafortunadamente, por defecto,

aplicamos nuestra empatía a un círculo
estrecho de parientes consanguíneos,

a amigos íntimos y a animalitos
peludos y adorables.

Pero a lo largo de la historia,

la expansión de la alfabetización,
los viajes y el cosmopolitismo

nos ha hecho ampliar
nuestro círculo de empatía

de solo la familia, a la aldea,
el clan, la tribu, la nación,

otras razas, ambos sexos, los niños
y quizás, algún día, a otras especies.

Por último, está la Escalera de la Razón,

la probabilidad de que
el avance de la alfabetización,

de la educación y del discurso público

haya incentivado a la gente a pensar
de manera más abstracta y universal.

La gente deja de lado
su punto de vista localista,

lo que hace difícil favorecer los propios
intereses sobre los de los demás,

solo porque yo soy yo y Uds. no.

Permite a la gente dar un paso atrás,

reconocer la ineficacia
de los ciclos de violencia

y considerar cada vez más la violencia
como un problema que debe resolverse,

no como una competición
que se ha de ganar.

¿Y cuál es el denominador común?

¿Es una gran coincidencia
que estas cuatro fuerzas

hayan favorecido el rumbo hacia la paz?

¿O hay alguna razón por la que todas ellas
se han desarrollado de esta manera?

Yo creo que hay una razón,
y es que la violencia

es lo que los teóricos de juegos
llaman un dilema social.

A un agresor siempre le atrae
explotar a una víctima,

pero, por supuesto,
para la víctima es desastroso.

Así que, dado que agresores y víctimas
intercambian roles con el tiempo

--cualquiera puede ser
una víctima o un agresor--,

todos se sentirían mucho mejor

si todo el mundo estuviera de acuerdo
en renunciar a la violencia.

El dilema es:

¿Cómo hacer que el otro renuncie
a la violencia al mismo tiempo que Uds.?

Porque si Uds. envainan sus espadas,
pero el otro conserva las suyas,

podrían verse en el lado equivocado
de un ejército invasor.

Podemos imaginar que,
a lo largo de la historia,

la experiencia y el ingenio humanos

han ido debilitando este problema
de forma gradual,

como hemos hecho con
otros azotes de la condición humana,

como la peste y el hambre.

Y el denominador común
entre estas cuatro fuerzas

es que todas ellas se dedican a potenciar

el estímulo material, emocional
y cognitivo de todos los implicados

para eludir la violencia
de forma conjunta.

Muchas gracias.