La comida que nacimos para comer | John McDougall | TEDxFremont

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¿Qué hábitos alimenticios tienen en común todas las grandes civilizaciones? John McDougall sugiere que las dietas basadas en almidones son las comidas que los humanos nacieron para comer. Ha estado estudiando, escribiendo y hablando sobre los efectos de la nutrición en las enfermedades durante 40 años.

¡Almidón!

(Risas)

Sí, almidón.

Ya saben, arroz, maíz, patatas, boniatos.

El almidón ha curado
a miles de mis pacientes.

Por ejemplo,

una joven del Área de la Bahía

tenía artritis reumatoide degenerativa,

y ni siquiera podía alcanzar a su madre.

Julia Baker decidió, a los 17 años,
que iba a cambiar su dieta.

Iba a renunciar al queso,
la carne y el aceite

y pasarse a una dieta basada
en arroz, maíz y patatas.

Pasaron unos siete días
hasta que empezó a recuperarse.

O, desde Sacramento, Robert Cross,

solía trabajar en la oficina del fiscal.

Tenía dolores de pecho terribles,

alta presión sanguínea, diabetes,
alto colesterol, y estaba obeso.

Fue al médico a buscar una solución

y terminó delante del cardiólogo,

¿y qué le recomendó?

Operación de corazón.

Y él dijo: "No. Tengo una idea mejor".

Y se pasó a una dieta basada en almidones.

Bajó 27 kilos, su colesterol
bajó de 300 a 150

y limpió sus arterias.

O Deb Tasic, de Chicago.

Tenía una esclerosis múltiple terrible.

De hecho, se cayó, y no pudo
levantarse en un mes.

Su médico le dijo que iría
en silla de ruedas en cinco años

y en 10 se quedaría en cama o moriría.

Ella dijo: "Eso no va a pasar".

Se pasó al almidón.

Sí, al almidón.

Soy el doctor John McDougall.

He estado trabajando en esto por 44 años.

Y soy el médico con más suerte del
mundo porque mis pacientes se recuperan.

Todo empezó...

(Aplausos)

Se lo tengo que contar,
todo empezó accidentalmente.

Estaba en Michigan

y decidí hacer mi periodo de
prácticas en Hawái en 1972.

Me quedé en Oahu durante un año,

ejercí medicina general interna
en el programa de prácticas.

Y después de un año

me enamoré de Hawái y no quería irme.

Así que conseguí un trabajo en
Big Island como médico de una plantación.

Allí trabajé como médico de cabecera
durante tres años.

Ayudaba en los partos,
declaraba muertas a las personas,

hice una cirugía cerebral
en plena noche.

Pero todo lo que sé hoy lo he aprendido

durante esos tres años de mis pacientes.

Lo primero que aprendí fue que
no era un médico muy bueno.

Pensaba que iba a hacer curas milagrosas.

O sea, veía Ben Casey,
Dr. Kildare, Marcus Welby.

Sabía qué hacían los médicos reales.

Y me metí en medicina general
de Big Island en Hawái

y empecé a cuidar a 5000 pacientes
de la plantación de azúcar.

Les di las mejores pastillas
que podía encontrar,

los mandé a los mejores
cirujanos de Honolulu.

Y no se curaban.

Se quedaban gordos y enfermos.

Al principio pensaba que ocurría
porque yo era un mal médico.

Me di cuenta de mis límites
como médico durante esos tres años;

me sentía humillado.

Lo segundo que aprendí de mis pacientes,

en un marco único
como Big Island en Hawái,

en la plantación de azúcar,
fue cómo comer,

porque cuidaba a 5000 personas
que comían de manera diferente.

Cuidaba a la primera, segunda,
tercera y cuarta generación

de filipinos, japoneses,
chinos y coreanos.

Mi primera generación aprendió a comer

cuando eran niños pequeños
en su tierra nativa:

las Filipinas, Japón, China, Corea.

Ellos tenían una dieta
de arroz y verduras.

Luego tuvieron la suerte
de mudarse a Big Island

para empezar nuevas familias
y nuevas vidas

pero se trajeron con ellos
su dieta original.

Y siguieron comiendo arroz y verduras.

Los niños, algo influidos
por la dieta occidental,

empezaron a cambiar.

Y para cuando veía a los nietos,

veía a personas que comían
la dieta occidental tradicional.

Estas personas tienen la misma genética

han tenido trabajos similares durante
100 años en la plantación de azúcar

y aun así, desde mis ojos de médico,
veía a gente que comía arroz y verduras,

no lactosa, solo un poco
de carne como mucho.

Gente delgada, sana y fuerte.

Nada de esclerosis múltiple, artritis,
diabetes, enfermedades de corazón

en esa primera generación que comía
estas dietas tradicionales.

Luego vi a la segunda generación
engordar y enfermar

al abandonar los almidones.

Y la tercera generación,

que temía a los almidones,

arroz, maíz, patatas,

metieron carne y lactosa
en sus dietas, y aceites.

Engordaron y enfermaron igual
que cualquier otro estadounidense.

Después de tres años, tuve que
dejar de ser un médico de cabecera.

Volví a Oahu para convertirme
en un internista colegiado.

Me pasé los dos años siguientes

estudiando en la biblioteca científica
de la librería médica

al lado del centro médico Queens,

para ver si alguien más
había hecho esta observación:

que la gente que se alimenta de almidones,

arroz, maíz, patatas, boniatos,

es delgada, sana, fuerte, parecen jóvenes.

No solo en el mundo actual,
también a lo largo de la historia.

Y cuando se pasaron
a una dieta equilibrada,

la rica dieta de EE.UU.,

con montones de proteínas, calcio
y otros nutrientes maravillosos

engordan y enferman.

Lo que descubrí es que los científicos
de los anteriores 100 años

ya habían observado esto.

De hecho, es mucho más que eso.

Fue algo importante,
porque me dijo en ese momento

que envejecer no significaba engordar
y enfermar, no tenía por qué ser así.

Pero por lo que leí,

descubrí algo muy profundo,

y estoy seguro de que
lo van a entender fácilmente.

Cuando dejan de hacer cosas
que enferman a la gente, se recuperan.

Y si me hubiera dado cuenta

de que una dieta equilibrada, mucha carne
y lactosa enfermaban a la gente,

la otra prueba que necesitaba
era la idea de que podía ser

un médico milagroso.

Podía lograr lo que quería
hacer como médico,

que es ayudar a otras personas
aplicando un principio muy sencillo.

Y eso es, dar a la gente
una dieta para humanos.

Hay una dieta para las personas.

Sé que estarán sorprendidos

porque todo el mundo
come de manera diferente.

Pero hay una dieta para los humanos.

Cada uno de Uds. debería
responder a esa pregunta

a Uds. mismos, sus parejas,

sus hijos, sus amigos.

Deberían poder responder a esa pregunta.

Cuando alguien diga:
"¿Qué comen los humanos?"

Todos Uds. saben lo que
come un gato, ¿verdad?

Ya saben que los gatos son carnívoros.

Los caballos tienen una dieta
y los loros tienen una dieta.

Nunca le darían carne a un loro
o frutos secos y semillas a un gato.

Cada animal debe tener una dieta.

¿Y cuál es la dieta de los humanos?

La historia nos lo contará.

Cuando miren atrás en la historia,
hace 2,5 millones de años,

verán que la mayoría de los seres humanos

basaban sus dietas en el almidón.

Tenemos pruebas de que hace 44 000 años

los neandertales vivían de los almidones.

Y tenemos estudios de la población
de hace 30 000 años en Europa

que hablan de gente que
basaba sus dietas en el almidón.

Eso es la preagricultura,

o eso dicen.

Eso es la precivilización, o eso dicen.

Pero ¿qué pasó en los
últimos 10, 12 o 14 000 años?

Tenemos pruebas directas,

pruebas escritas de lo que comía la gente.

Y si son personas de historia,
sabrán lo que comía la gente.

A lo largo de la historia humana,
todas las grandes poblaciones de personas

obtenían la mayoría de
las calorías de los almidones.

Seguro que tienen muchos
ejemplos en sus cabezas.

Están pensando sobre
los aztecas y los mayas,

la gente del maíz.

Y si van un poco más al sur,

están los incas, que vivían de patatas.

Excepto cuando iban a batallas
y se pasaban a quínoa.

Y si van a Oriente Medio,

estas personas provienen de
las cestas de pan del mundo.

En Asia, creo que la mayoría de la gente
recuerda las dietas basadas en arroz.

Piensen sobre estas personas.

Delgados, fuertes, sanos,
grandes guerreros.

La dieta de los humanos ha sido
tradicionalmente y siempre será una dieta

basada en los almidones,
además de frutas y verduras.

Lo que ocurrió es que la gente se hizo
más eficaz a la hora de recoger calorías.

Y lo que les ocurrió a las
personas ricas de cada sociedad

es que ya no tenían que comer almidones.

En cambio, podían comerse
a los animales que comían almidones.

Y como consecuencia

hay una parte de la población
a lo largo de la historia humana

que se hizo más rica
que el resto de la gente.

Y esta gente podía comer carne, faisán,

cerdo, o cualquier tipo de animal,

y dejó el almidón como plato secundario.

Los faraones, reyes,

sacerdotes y sacerdotisas de hace 3500
años se describían como gente gorda.

Al examinar sus cuerpos,
3500 años después, encontraron

arteriosclerosis, enfermedades
de la vesícula biliar

y otros problemas de la
civilización occidental.

Entonces había pocos reyes y reinas.

Y después, con el paso del
tiempo, más y más gente

podía comer como reyes y reinas.

Recuerdan al rey Enrique VIII y su corte.

¿A qué se parecían?

A los estadounidenses.

A eso se parecían.

Y con el paso del tiempo, empezamos
a recoger comida con más eficiencia.

La gente se hizo más rica.

Tuvimos la Revolución Industrial
hace 150 años.

Y el descubrimiento del combustible fósil.

Y como consecuencia,

casi todos en la sociedad occidental
pueden comer como reyes y reinas.

¿Y cuál es el resultado?

¿Pueden verlo?

¿Pueden verlo?

Cuando la gente abandona los almidones,

arroz, maíz y patatas,

además de frutas y verduras,

en cambio, come como la realeza,
al igual que la sociedad occidental,

¿qué se esperarían?

Que la gente empezara a parecerse
a reyes y reinas, y que sufran

diabetes, y enfermedades del corazón,
y cáncer, y esclerosis múltiple.

Este es el escenario del país hoy en día.

Las estadísticas les serán
muy familiares, estoy seguro.

Vivimos en una sociedad
de gente gorda y enferma.

No solo los adultos, también los niños.

El 30 % de los niños está obeso.

No solo están obesos,

porque debajo de la piel
hay muchas enfermedades.

Estos niños tienen arteriosclerosis,

artritis,

sufren pubertad precoz.

Los niños están atravesando
la pubertad a los nueve años,

las niñas, a los ocho.

Eso es cinco o seis años
antes de lo previsto.

Tenemos una sociedad de niños enfermos.

Venga, vamos.

La gente civilizada no
dejaría que los niños sufran.

Pero nuestra sociedad lo hace,

y le parece bien que
los niños estén enfermos.

Pero no está bien.

La gente debería luchar
por proteger a sus hijos.

¿Y nuestros soldados?

Nuestros soldados están enfermos.

Mandamos a hombres y mujeres
por todo el mundo para que nos representen

y para que nos protejan.

Y aun así, la mitad de los soldados

tienen sobrepeso.

Y bajo esa obesidad
hay muchas enfermedades.

¿Qué sociedad tolera que los hombres
y mujeres que luchan en nuestra defensa

estén enfermos?

Porque la rica dieta occidental
les alimenta como a reyes y reinas.

No tiene ningún sentido.

¿Y nuestras empresas?

Competimos en un mercado mundial

¿y nuestros trabajadores
están gordos y enfermos?

¿Cómo competimos con gente en Japón
que tienen dietas basadas en almidones?

¿O en China, o en India?

Ah, ya sé cómo, esperaremos hasta
que se pasen a la dieta de EE.UU.

y engorden y enfermen, ¿verdad?

Creo que hay una manera mejor.

Podemos esforzarnos para que
nuestros trabajadores estén sanos.

¿Y nuestro sistema sanitario,

donde el 20 % de nuestro producto nacional
bruto espera ser gastado en enfermedades?

¿Cómo saldremos adelante?

¿Cómo solucionaremos el déficit?

¿Cómo arreglaremos el mundo?

¿Cuando tengamos un mundo donde
la gente se parezca, se sienta y trabaje

como reyes y reinas?

La solución es simple, pero
no favorece a las empresas.

Ese es el problema.

Estamos de celebración.

George McGovern,

el senador George McGovern,
murió el mes pasado,

el 21 de octubre de 2012.

George McGovern fue el autor
de los objetivos dietéticos

de Estados Unidos,

que fueron publicados en enero de 1977.

Sus objetivos se parecían al informe de
1964 del director del servicio de salud.

El informe de 1964 del director
del servicio de salud

cambió EE.UU.

Cambió el mundo occidental.

Entonces, en los años 70,
la mitad de la población fumaba.

Hoy, menos del 20 % de la población fuma.

En los años 70

la obesidad era la mitad de lo que es hoy;

la diabetes era la mitad de lo que es hoy.

La industria ha ganado.

Los estadounidenses han perdido.

Pero podemos cambiar eso.

Informándonos sobre lo que
comen los seres humanos.

El ser humano come almidón.

Todos aquellos que estén sufriendo,
o cuyas familias estén sufriendo,

y estén buscando una solución
en la medicina moderna,

dejen de buscar.

No van a curar enfermedades dietéticas
con pastillas u operaciones.

Curarán enfermedades dietéticas
solucionando el problema,

que es la comida.

Y cuando arreglen la comida,
lo que ocurre es que la gente mejora.

Uds. como individuos,
enfermos de varias enfermedades,

las comunidades, los países, y el mundo

pueden mejorar con un simple cambio,

una dieta basada en almidón.

Y creo que tener un país sano
sería beneficioso para la economía.

Creo que vale la pena hacerlo.

Sé que muchos de Uds. son nuevos en esto

están pensando en cambiar sus dietas

y alguien les dice: "Bueno,
tendrá que dejar la carne,

la lactosa,

el helado, el queso,
el pollo, los filetes".

Y Uds. dirán: "Me voy a morir de hambre,
es como si me pidieran dejar de respirar

o si me pidieran dejar de beber agua".

Creen que es una tarea imposible.

Eso es porque siempre se han encontrado
con muchas mentiras

sobre los almidones.

Les encantan los almidones, lo sé.

Cuando menciono arroz y judías,

tienen una reacción muy positiva.

Si menciono la pasta

dirán "Bueno, eso es comida casera".

Patatas: "Yo crecí en el Medio Oeste,

si no fuera por el puré de patatas
no estaría aquí hoy".

Y cuando alguien les dice:
"Debe dejar la carne y la lactosa",

y no puedan terminar la frase,

lo que deben hacer en su lugar

es empezar a vivir de los almidones.

Avena para el desayuno,
croquetas de patata;

para la comida, sopa de judías,
de guisantes o lentejas;

para la cena tomarán burritos,
pasta con salsa marinera,

verduras y arroz.

Y piensan "¡Puedo hacer eso!"

Claro que pueden, adoran estas comidas.

Ese es el tipo de educación
que necesitamos.

Necesitamos nuevos objetivos dietéticos
para Estados Unidos.

Necesitamos un gobierno que se alce
y le diga la verdad a la gente.

Necesitamos una sociedad que no tolere

comportamiento incivilizado como
dejar que los niños estén enfermos,

que los militares estén enfermos,

que nuestros pobres y nuestros
trabajadores estén enfermos

por una dieta de reyes y reinas.

Y cuando lo hagamos,
podremos cambiar eso, ¿no?

Podemos marcar la diferencia.

¡Muchas gracias!

(Aplausos)