TDAH: ¿Un caso de sobrediagnóstico? | Dr. David A. Sousa | TEDxASB

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

El Dr. David A. Sousa es un especialista internacional en neurociencia educativa y autor de más de una decena de libros que proponen formas en las que los educadores y padres pueden transformar las actuales investigaciones en materia cerebral en estrategias que mejoren el aprendizaje.

Hola, buenas tardes.

Soy Madeleine Maceda Heide,

Soy superintendente auxiliar
de la American School de Bombay

Somos muy afortunados de tener al
Dr. David Sousa con nosotros esta noche.

Como especialista
en neurociencia educativa,

que ha trabajado con educadores
de escuelas de todo el mundo,

y que ha escrito 16 libros
y decenas de artículos,

el Dr. Sousa es un gran conocedor

de cómo las actuales investigaciones
en materia cerebral

pueden usarse para crear estrategias
para mejorar el aprendizaje.

El Dr. Sousa se licenció en Química

en el State College de Massachusetts

y posteriormente cursó una maestría
en pedagogía de las ciencias

en la Universidad de Harvard

y un doctorado en la de Rutgers.

Fue profesor de instituto,
director de ciencias

de jardín de infancia a bachillerato

supervisor de instrucción

y superintendente de distrito

en Nueva Jersey.

También fue profesor adjunto de
educación en la Universidad Seaton Hall

y profesor invitado en
la Universidad de Rutgers

y expresidente del National
Staff Development Council.

Esta noche, el Dr. Sousa
nos hablará sobre el TDAH

o trastorno por déficit de
atención con hiperactividad;

una enfermedad que afecta
a muchos niños en todo el mundo

y que es, a veces, no diagnosticada,
diagnosticada erróneamente

o sobrediagnosticada.

Para padres y educadores,
el TDAH plantea preguntas difíciles

sobre cómo ayudar a estudiantes
con TDAH con los sistemas actuales.

Me complace presentarles a un
educador experto e increíble

que nos iluminará sobre
este tema tan importante.

Por favor, den la bienvenida
al Dr. David Sousa.

(Aplausos)

David Sousa: Me gustaría hablarles

sobre un tema que me ha preocupado
enormemente desde hace varios años.

Sabemos que hay una enfermedad

conocida como déficit de
atención con hiperactividad.

Probablemente, una enfermedad genética

con un trastorno del espectro,

que va desde muy leve a intenso.

La gente con un TDAH muy leve
probablemente desconozca que lo tiene

o se han adaptado a él fácilmente.

Los que lo padecen más gravemente
tienen problemas al concentrarse

y al atender, lo cual es muy importante

si uno quiere aprender.

La mayoría del aprendizaje ocurre
cuando nos concentramos en algo.

Por ello, la concentración es una de
las principales fuentes del aprendizaje.

Lo que me preocupa es
la idea de que cada vez

que un estudiante se porta mal

o no presta atención, significa
que le ocurre algo malo.

Ahora bien, no me malinterpreten.

Cualquier persona que tenga
la enfermedad "legítima",

que haya sido verdaderamente
diagnosticada como TDAH,

debe, claramente, someterse a
tratamiento médico y otras terapias

que se encuentren disponibles
para estos casos.

Lo que me preocupa es que llegamos
muy rápido a la conclusión

de que un estudiante que se porta mal,
o que no se concentra,

o que hace otras cosas

cuando esperamos que estén
concentrados en lo que hacen

pueda tener esta enfermedad.

Bueno, voy a hablarles sobre

formas en las que los niños pueden
comportarse como si tuviesen TDAH,

sin tenerlo.

Me preocupa que no prestemos

suficiente atención a esto.

Nos apresuramos a pensar que la falta
de atención es un trastorno.

La atención es muy importante;

no prestar atención
puede ocasionar problemas

si uno no lee las señales.

Pero la atención es también crucial
para obtener información

y aprender habilidades.

Gran parte de este trabajo se
ha realizado en los últimos 20 años

observando cuáles son los sistemas
cerebrales relacionados con la atención.

Una de las conclusiones
a las que hemos llegado

es que hay tres sistemas involucrados

en el aparato de la atención
de nuestro cerebro.

El primero de ellos es el que
llamamos sistema de alerta.

En él nuestro cerebro
percibe algo en el ambiente,

alguna señal en el ambiente
que nos permite saber

que hay algo a lo que
debemos prestar atención.

Recuerden, la función principal
del cerebro es mantenernos a salvo.

Por ello, cuando hay algo
inesperado en el ambiente,

el cerebro tiene que evaluarlo para
decidir si será o no una amenaza

para nuestra existencia.

Así, las señales de alerta
son muy importantes.

Luego intentamos decir:

"Mira, gira hacia ese ruido inusual

para ver si es o no una amenaza".

Y después, cuando vemos
qué está pasando,

tendremos que ver qué hacemos.

Un ejemplo sencillo sería
si uno camina por el parque

y de repente oye
ruido en los arbustos.

Bueno, eso es una señal de alerta.

Después, gira hacia el sonido
para ver si la fuente del mismo

va a ser o no un problema.

Si un conejo salta,

pensaremos, "No es una amenaza",
y seguiremos nuestro camino.

Por otro lado, si resulta ser
una serpiente la que aparece,

entonces, por supuesto,
no haremos lo mismo:

nos iremos de allí
lo más rápido posible.

Ahora, con estos tres sistemas
necesarios para recibir información,

dirigirnos hacia el estímulo y tomar
una decisión sobre qué hacer,

las cosas pueden no funcionar.

Algunas de las cosas que pueden fallar
tienen predisposición genética a ello.

Pero hay otras cosas que pueden
ser causa de distracción;

que pueden hacer que no prestemos atención

cuando no tenemos un trastorno médico.

Por eso, hablaré unos minutos sobre esto.

Supongo que estoy tan preocupado
por esto porque

es increíble el aumento
del número de niños

diagnosticados de TDAH,
diagnosticado por un médico.

Esta información proviene

del Centro para el Control y la
Prevención de Enfermedades de EE.UU.

Como pueden ver, en 2003,

aproximadamente el 8 % de los escolares

o niños de edades comprendidas
entre 4 y 17 fueron diagnosticados

con TDAH.

Este número, tan solo 4 años
más tarde, alcanzó el 9,5 %.

Pero debemos recordar que

esto fue un informe voluntario,

y que existen muchos investigadores

que creen que muchos
pacientes diagnosticados

no han sido incluidos.

Por tanto, en 2010, se unieron
llamaron y contactaron

con más de 1000 médicos de
todo el país y les preguntaron

cuántas referencias a pacientes
con TDAH habían realizado.

Y sus resultados fueron sorprendentes.

Por cierto, en 2007,
este número llegó a 5,

casi 5 millones y medio de niños
diagnosticados de TDAH.

Cuando realizaron este estudio
en 2010, el número era distinto;

casi el 18 %, casi 1 de cada 5 niños

fue diagnosticado con este trastorno.

Y esto equivale a casi 10 millones
y medio de niños.

Bueno, ¿por qué ocurre esto?
¿Qué está pasando?

Fíjense en este salto casi exponencial
en solo siete años,

del 7,5 % a más del doble, un 18 %.

¿Lo diagnosticamos mejor

o es que hay algo en el ambiente

que está incitando y haciendo que surja

y que hace que miremos y digamos,
"Pues sí, esto es TDAH"?

No lo creo.

Creo que lo que está pasando

es que llegamos rápido a la
conclusión de que es TDAH,

sin tener en cuenta otras posibilidades.

Por lo tanto, veamos cuáles son
las otras posibilidades.

¿Qué tipo de comportamiento?

¿Qué otro tipo de enfermedades pueden
producir un comportamiento similar

al de alguien con TDAH
cuando no lo tiene?

La dieta. Veamos esto en primer lugar.

Una de las principales cosas que
debemos considerar es la cafeína.

La cafeína es un estimulante,
un estimulante cerebral,

existen estudios que muestran

que los participantes
que tomaron cafeína

poco antes de realizar tareas cognitivas

lo hicieron mejor que
los que no lo tomaron.

No es un efecto a largo plazo,
pero es un efecto

que mejora el proceso cognitivo.

Bueno, la dosis máxima recomendada
de cafeína en adolescentes

es de alrededor de 85 mg al día.

Esta es la dosis máxima.

Ahora, veamos una taza de café

que tendrá alrededor
de unos 90 y 100 mg

dependiendo de cómo sea.

Bueno, si 85 mg es la cantidad
máxima en adolescentes,

veamos lo que consumen los adolescentes.

Y esto puede resultarles familiar.

De hecho, si miran los
patios de los colegios

se ven latas en el suelo. Latas vacías.

Y ahora les mostraré
cuánta cafeína tienen.

Y, por cierto, esto es para 23,6 cl.

Muchos son productos que
se venden en latas de 35 cl,

es decir, un 50 % más de
las cantidades que ven aquí.

Así, lo que ocurre es que cuando
tomamos demasiada cafeína,

si han tomado demasiadas
bebidas con cafeína

como el café o demasiado té,

ya saben que ocurre; se vuelven
irritables e hiperactivos.

Por ello, creo que la cafeína

es uno de los factores principales
de la hiperactividad

de nuestros escolares.

Y esto no significa que necesiten ser
diagnosticados con este trastorno;

significa que tienen
que vigilar su dieta

Ahora, veamos otra: el aspartamo.

Recuerden, el aspartamo
es totalmente seguro

para los adultos
en cantidades moderadas.

Pero está por todas partes, no es
solo un edulcorante artificial.

En Norteamérica, hay más
de 6000 productos

que contienen aspartamo.

Y no me sorprendería

que hubiese aquí muchos
de estos productos también.

Veamos cuál es la dosis
media recomendada

de esta particular sustancia química.

De nuevo, recuerden,
es seguro en cantidades

razonables para la
mayoría de los adultos.

Lo que me preocupa es su efecto
en un cerebro en desarrollo.

Recuerden, aquí estamos hablando
de cerebros en crecimiento.

Esa es la clave: cerebros en desarrollo.

Y si la dosis máxima
está en 8 mg al día,

lo que vemos en un estudio reciente
sobre la juventud de Chicago

es que consumen entre
los 100 a 250 mg al día

de los refrescos light que beben,

de otros productos que
toman a lo largo del día,

y, como pueden ver, esto es
10, 15 y 20 veces o más,

hasta 30 veces más, que
la cantidad recomendada.

Y tenemos estudios que muestran

que un exceso de
aspartamo en el cuerpo,

especialmente en los más pequeños,

produce hiperactividad.

Así que este es otro elemento
en la dieta que debemos observar.

Los conservantes alimenticios
son otro de los elementos

que debemos tener en cuenta.

Aquí, hay estudios que atienden
a tres especialmente,

y estos son benzoato de sodio,
ácido benzoico y el colorante alimentario.

Cuando los han estudiado,

han encontrado que cantidades
excesivas de estos productos también

causan hiperactividad;

un gran número de estudios apoya esto.

Nuevamente, quiero recordarles:

en cantidades razonables,
son totalmente seguros

para la mayoría de adultos.

El problema está en cuánto
consume un cuerpo joven.

Y, ¿por qué los niños consumen
más conservantes?

Porque consumen más
alimentos en conserva.

En muchos hogares, tienen
desayuno en conserva,

aperitivos en conserva
y almuerzos en conserva.

Cualquier cosa del refrigerador,

cualquiera que esté empaquetada
tiene algún tipo de conservante.

Y no pasamos suficiente tiempo
cocinando alimentos frescos

para nuestros hijos.

Lo que ocurre luego es que tienen dosis
en exceso de conservantes alimentarios,

y esto en los niños puede
producir hiperactividad.

La privación del sueño
es otro factor importante.

Estudios de EE.UU. y Canadá muestran
que la media de estudiantes de instituto

duerme de 5 a 6 horas entre semana.

Sin embargo, el reloj biológico
de la mayoría de niños

está programado para
dormir de 8 a 9 horas.

Al solo dormir 6 horas, se levantan,
tienen privación del sueño,

la hormona del sueño llamada
melatonina está todavía

presente en la sangre

y, hasta lo que sabemos,

hay solo dos formas de eliminar
la melatonina de la sangre.

Bien con la luz; la luz ayuda
a eliminarla del sistema

y parar el bombeo de melatonina,

o romper el ciclo del sueño
como hacen algunos niños;

bien en el autobús
de camino al colegio,

o, a veces, a primera hora de clase.

Solo hacen lo que la naturaleza les
ordena; romper el ciclo del sueño.

Si no lo hacen, tienen
privación del sueño

y esto les puede producir irritabilidad
y, además, hiperactividad.

Esto se alimenta de otra enfermedad
que debemos tener en cuenta: el estrés.

Los niños pueden padecer
muchos tipos de estrés:

estrés en casa debido
a la violencia doméstica,

estrés provocado por hermanos abusones,
producido por medicamentos,

estrés derivado de la presión paterna
de hacerlo todo bien

ya saben, "Asegúrate de que
sacas todo sobresaliente",

y la presión de aquello.

Esto produce estrés y cada vez
que tenemos estrés en el cerebro

se produce una cantidad
extra de cortisol.

El cortisol es la hormona del estrés.

Siempre tenemos algo de esta en la sangre,

nos ayuda a mantenernos alerta.

Pero cuando estamos sometidos a estrés,

la cantidad de cortisol de la
sangre aumenta radicalmente.

El objetivo de esto
es decirle al cerebro:

"Oye, intenta buscar la fuente del estrés

y elimínala si puedes".

Cuando uno está estresado, este cortisol,

si está en el cuerpo durante mucho tiempo,

produce un comportamiento hiperactivo.

Ahora, se produce un terrible
círculo vicioso

porque cuando se tiene exceso
de cortisol en la sangre,

no se duerme bien y se tiene insomnio.

El insomnio es privación del sueño,
que a su vez causa más estrés,

y se debe intentar romper este ciclo.

En cualquier caso, el resultado es
gente bastante nerviosa e hiperactiva.

Otra cosa que debemos tener en cuenta
es que no se les enseña modales.

Muchos de Uds., probablemente de pequeños,

cenaron con sus padres o cuidadores,

se sentaron, hablaron de cómo
les fue el día en el colegio

y descubrieron cómo funcionaban
las cosas, les enseñaron a su lado.

Mis padres lo hicieron.

"Hay cosas que puedes
hacer aquí en casa

que más vale que no hagas
ni en clase, ni en la iglesia,

ni en el supermercado".

Y así aprendimos que existen
reglas de comportamiento

que debíamos seguir en ciertos lugares.

Lo que ocurre hoy es que no tenemos
esta conversación muy a menudo.

Un estudio sorprendente
que apareció hace dos años

muestra que los niños pasan 15 veces
más tiempo a lo largo de la semana

atendiendo a aparatos tecnológicos
que a sus cuidadores.

De este modo, pasan mucho más tiempo
conectados a su mundo exterior

que a su mundo interior,

donde deben estar aprendiendo cuáles
son las reglas de comportamiento.

Así, estos niños no son malévolos
sino simplemente ignorantes.

Y necesitan que se les enseñen
esas reglas de comportamiento.

No tienen TDAH; simplemente
no están informados

necesitan saber cómo comportarse
en determinadas circunstancias.

Otra cosa que quiero que observemos
es el TDAH inducido en las escuelas.

Deben pensar en esto por un momento.

¿Qué quiere decir? ¿Qué entendemos
por TDAH inducido en el colegio?

Bueno, tenemos un cerebro del siglo XXI
que se topa con el umbral.

Ese cerebro del siglo XXI se utiliza
para interactuar con el medio,

para formar parte del proceso de
aprendizaje, para buscar información.

Para eso es para lo que se usa ahora.

Pero si estás en un colegio que solo es:
"Siéntate, atiende al profesor,

atiende al erudito del estrado
mientras habla",

entonces, el ambiente es incompatible

con la forma en la que el
cerebro intenta aprender.

Por lo tanto, una de las formas
de resumir esto es que

tenemos un cerebro del siglo XXI

en una escuela del siglo XX.

Y estos niños se preocupan,
no ven el significado

de lo que están aprendiendo
y este es el resultado.

Se vuelven hiperactivos.

He aquí otras cosas que pueden causar
síntomas parecidos a los del TDAH:

factores ambientales como
las medicinas, por supuesto,

y los metales pesados
que hay en el ambiente.

Hemos hecho un buen trabajo
al darnos prisa en reducir

radicalmente estos de nuestro medio.

Pero existen otros, el cadmio
se está convirtiendo en un problema

porque el cadmio estaba en las
pilas de hasta hace 10 años.

Hoy día, el cadmio, debido a que estaba
en esas pilas que tiramos en vertederos

y se ha desintegrado, el cadmio
pasa a la capa freática

y, finalmente, al medio ambiente.

Eso es otra cosa a tener en cuenta.

Una de las señales de la intoxicación
por metales pesados es la hiperactividad.

Y también, trastornos físicos como
el trastorno obsesivo-compulsivo

y trastornos psicológicos.

La dislexia. El niño está teniendo
problemas al leer,

por lo que se vuelve
inquieto e hiperactivo.

Así, hoy mi principal
objetivo es decirles:

Miren, los niños son niños,
se portarán mal, harán travesuras,

se distraerán

porque han encontrado algo
que ha captado su atención.

Eso no significa que tengan
un trastorno psicológico.

Puede significar que tengan otras cosas.

Lo que estoy diciendo
es que nos cercioremos

de que antes de someter
al niño a diagnóstico médico

y digamos, "Tienes que tomar
la medicación recetada",

nos aseguremos de contemplar
las otras posibilidades,

comprobar el resto de factores antes
de decidir que un análisis médico

es el último recurso.

Muchas gracias.

(Aplausos)

Gracias, Dr. Sousa.