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El amor y el sufrimiento en el reino animal

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    Hoy quiero hablarles
    de una orca llamada Tahlequah.
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    Los científicos también la llaman "J35"
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    porque pertenece a la manada "J"
    que habita en el mar de Salish,
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    situado entre Columbia Británica
    y el estado de Washington.
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    El año pasado, en julio de 2018,
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    esta orca cursaba un avanzado
    embarazo de 17 meses,
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    y los científicos estaban muy expectantes
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    porque hacía tres largos años
    que ninguna cría sobrevivía en este clan.
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    Las orcas, también llamadas
    "ballenas asesinas",
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    son criaturas sumamente
    sociables e inteligentes.
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    Los científicos manifiestan
    gran interés por su comportamiento
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    porque, en sus redes sociales, las orcas
    comparten hábitos, información,
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    e incluso afecto.
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    Crean verdaderas culturas en el océano.
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    Pero esta manada ha estado en problemas.
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    El salmón "chinook", que es el alimento
    de las orcas, ha disminuido en la zona
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    y la contaminación ha ido en aumento.
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    Pero el 24 de julio,
    Tahlequah dio a luz una hembra,
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    y los científicos estaban sumamente
    entusiasmados por esta novedad.
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    Por desgracia, el mismo día
    o, en realidad, a poco de nacer,
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    la cría murió.
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    Lo que sucedió luego dejó estupefactos
    a quienes aman los animales
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    y llamó la atención del mundo,
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    porque Tahlequah se negaba
    a soltar a su cría y dejarla caer.
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    La cargó sobre el lomo
    y se desplazaba sin soltarla.
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    Cuando se le caía,
    se zambullía a rescatarla,
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    aun si para ese cometido debía
    luchar contra violentas corrientes.
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    Este comportamiento
    se prolongó durante 17 días.
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    En ese período, recorrió más de 1500 km.
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    Finalmente, soltó la cría,
    que se hundió en el mar.
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    Actualmente, Tahlequah sigue
    nadando con su manada "J",
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    pero su duelo todavía me conmueve.
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    Y estoy convencida de que la palabra
    "duelo" es la correcta en este caso.
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    Considero que "duelo"
    es el término adecuado
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    para el caso de muchos animales
    que sufren por sus muertos.
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    Pueden ser compañeros,
    parejas o familiares.
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    Porque estos indicios visibles,
    indicios de sus comportamientos,
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    revelan el estado emocional del animal.
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    En estos últimos siete años,
  • 2:22 - 2:26
    me he dedicado a documentar
    ejemplos de duelos en animales:
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    en aves, mamíferos,
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    animales domesticados y silvestres.
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    Y estoy convencida de que el sufrimiento
    de los animales es real.
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    Lo digo de este modo
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    porque necesito reconocer
    aquí, sin rodeos,
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    que no todos los científicos
    están de acuerdo conmigo.
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    Y quizá esto se deba, en parte,
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    a lo que yo llamo "la palabra A".
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    Esa palabra es "antropomorfismo".
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    Históricamente, este concepto
    ha impedido reconocer
  • 2:51 - 2:53
    las emociones en los animales.
  • 2:53 - 2:58
    El antropomorfismo es la proyección
    de nuestras capacidades o emociones
  • 2:59 - 3:00
    en otros animales.
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    Seguramente todos
    podríamos pensar en ejemplos.
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    Quizá tengamos un amigo que nos dice:
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    "Mi gato entiende todo lo que digo",
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    o "Mi perro es tan tierno...
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    Se lanzó tras una ardilla esta mañana
    y la persiguió por todo el patio,
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    pero solo para jugar".
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    Pues bien, puede que sí.
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    O puede que no.
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    Ese tipo de comentarios
    no me dan gran confianza.
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    Pero el sufrimiento animal es distinto,
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    porque no se trata
    de leer la mente del animal.
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    Lo que buscamos son indicios
    visibles de su conducta
  • 3:33 - 3:35
    y tratamos de interpretarlos
    de una manera lógica.
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    Ahora bien, es cierto
    que los científicos suelen objetarme
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    diciendo:
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    "Bueno, mira, quizá
    el animal esté estresado,
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    o simplemente confundido,
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    porque su rutina se ha alterado".
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    Pero considero que este énfasis
    exagerado en el antropomorfismo
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    ignora un aspecto fundamental.
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    Y es que los animales pueden
    sentir profundo afecto entre sí,
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    y hasta quizá sientan amor.
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    Y cuando es así,
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    la muerte de un par puede destrozar
    el corazón del que sobrevive.
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    Seamos sinceros:
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    si negamos la continuidad evolutiva,
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    estamos negando una parte
    de nosotros mismos.
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    Como dije, considero
    que el sufrimiento animal es real
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    y, si lo reconocemos,
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    podemos hacer que el mundo
    sea un mejor lugar para ellos,
  • 4:22 - 4:24
    un lugar más compasivo.
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    Les contaré un poco más
    sobre el sufrimiento de los animales.
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    Comenzaré en Kenia.
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    En las imágenes, vemos
    una elefanta llamada Eleanor
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    que un día apareció con las patas heridas
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    y se desplomó.
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    Observen a la izquierda
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    que otra elefanta llamada Grace
    de inmediato acude en su auxilio
  • 4:44 - 4:48
    y la levanta con la trompa
    para ayudarla a que se ponga de pie.
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    Lo logró pero, al poco tiempo,
    Eleanor volvió a desplomarse.
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    En ese momento, la consternación
    de Grace fue claramente visible.
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    Y empujaba el cuerpo, emitía sonidos.
  • 5:00 - 5:04
    Eleanor volvió a caer
    y, lamentablemente, murió.
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    En la foto de la derecha, vemos
    una hembra de otra familia, Maui,
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    que vino luego de la muerte de Eleanor
    y permaneció junto al cuerpo.
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    Hizo vigilia y hasta se balanceaba
    en señal de dolor junto al cuerpo.
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    Los científicos que estudian
    a los elefantes
  • 5:19 - 5:24
    observaron muy de cerca
    el cuerpo de Eleanor por siete días.
  • 5:24 - 5:26
    Y durante esos siete días,
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    se sucedió un desfile de elefantes
    de cinco familias distintas.
  • 5:30 - 5:32
    Algunos se acercaban por curiosidad,
  • 5:32 - 5:34
    pero otros se comportaban de un modo
  • 5:34 - 5:38
    que debería tipificarse
    como un verdadero duelo.
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    En definitiva, ¿cómo manifiestan su duelo?
  • 5:41 - 5:44
    Puede ser meciéndose,
    como dije, en señal de aflicción,
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    o también aislándose socialmente,
  • 5:46 - 5:50
    alejándose de sus compañeros
  • 5:50 - 5:52
    y permaneciendo en solitario.
  • 5:52 - 5:55
    También pueden rehusarse a comer,
    o quizá no duermen bien,
  • 5:55 - 5:59
    o pueden adoptar posturas o emitir
    sonidos que denotan depresión.
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    Para quienes investigamos este tema,
  • 6:02 - 6:05
    puede ser muy útil comparar
    el comportamiento del sobreviviente
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    antes de la muerte y después de la muerte
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    para aumentar el rigor
    de nuestras interpretaciones.
  • 6:12 - 6:17
    Voy a explicarlo con el ejemplo
    de dos patos llamados Harper y Kohl.
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    Ahora pasamos a las aves.
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    Harper y Kohl fueron criados
    en una fábrica de paté de hígado,
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    y eran tratados con crueldad.
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    Esta industria los somete
    a una alimentación forzada.
  • 6:29 - 6:32
    Eso les dañó el organismo
    y también les afectó el ánimo.
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    Pero, por suerte, fueron rescatados
    por una granja refugio
  • 6:36 - 6:37
    de Nueva York.
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    Durante cuatro años, se estabilizaron
    y llegaron a ser inseparables.
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    Solían ir a un pequeño lago
    que había en la propiedad.
  • 6:46 - 6:50
    Luego, Kohl empezó a tener
    dolores insoportables en las patas
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    y la única opción era sacrificarlo
    de manera compasiva.
  • 6:54 - 6:55
    Y así fue.
  • 6:55 - 6:58
    Pero la gente de la granja
    decidió hacer algo muy inteligente,
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    que fue llevar a Harper junto al cuerpo.
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    Al principio, Harper empujaba
    el cuerpo de su compañero,
  • 7:05 - 7:08
    pero luego se recostó sobre él,
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    y permaneció en esa posición
    más de una hora.
  • 7:12 - 7:14
    En las semanas siguientes,
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    no la pasó nada bien.
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    Iba al mismo lago donde
    antes había estado con Kohl,
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    y no quería estar con otros compañeros.
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    Al cabo de dos meses, también murió.
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    Ahora bien, por suerte,
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    no todos los animales procesan
    el duelo de esta manera tan dolorosa.
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    El verano pasado, viajé
    a Boston a visitar a mi hija Sarah.
  • 7:36 - 7:38
    Fui con mi esposo Charlie.
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    La idea era desconectarme
    del trabajo y descansar.
  • 7:42 - 7:45
    Pero sucumbí y me puse
    a mirar mi correo laboral.
  • 7:45 - 7:46
    Ya sabemos lo que pasa...
  • 7:46 - 7:51
    Y allí me comunicaron sobre
    una burra que estaba muy abatida.
  • 7:51 - 7:54
    Como antropóloga, no era lo que esperaba,
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    pero allí estaba,
    y por suerte leí el correo.
  • 7:56 - 8:00
    Resulta que una burra llamada Lena
    había ido a otra granja refugio,
  • 8:00 - 8:02
    esta vez en Alberta, Canadá.
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    Era allí la única burra
  • 8:05 - 8:08
    y por eso le costaba socializar.
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    Pero, con el tiempo, se hizo amiga
    de un caballo más viejo, Jake.
  • 8:11 - 8:14
    Durante tres años, fueron inseparables.
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    Pero ese correo era para informarme
    que el caballo Jake, de 32 años,
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    estaba gravemente enfermo
    y tenían que sacrificarlo.
  • 8:22 - 8:25
    Y aquí vemos lo que ocurrió.
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    Esa es Lena, apostada
    sobre la tumba de Jake.
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    No quería regresar
    para dormir, ni para comer,
  • 8:31 - 8:32
    ni para tomar agua.
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    Pasaba las pezuñas sobre la tumba,
    daba rebuznos de dolor,
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    y no se movía de allí.
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    Entonces nos pusimos a pensar y a debatir.
  • 8:41 - 8:43
    ¿Cómo se puede ayudar
    a un animal en ese estado?
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    Y hablamos del poder del paso del tiempo,
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    del amor y de la comprensión
    que podemos darles las personas,
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    y de la necesidad
    de que haga nuevas amistades.
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    Y aquí su historia se diferencia
    de la Harper, el pato,
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    porque Lena logró hacer una nueva amistad.
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    Y los empleados del lugar
    nos informaron que estaba muy bien.
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    Ahora bien, muchas veces, los científicos
    complementan sus observaciones
  • 9:06 - 9:07
    con análisis hormonales.
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    En Botsuana, por ejemplo,
    un grupo de científicos
  • 9:11 - 9:15
    tomó muestras fecales de babuinos
    y comparó dos grupos distintos.
  • 9:15 - 9:20
    El primero era de hembras que habían
    presenciado el ataque de un predador
  • 9:20 - 9:22
    y fueron testigos de la muerte de un par.
  • 9:22 - 9:25
    El otro grupo, también de hembras,
    había presenciado el ataque,
  • 9:25 - 9:27
    pero no murió ningún par.
  • 9:27 - 9:30
    Resultado: las hormonas del estrés
    se dispararon en el primer grupo.
  • 9:30 - 9:31
    Pero lo curioso
  • 9:31 - 9:34
    es que los científicos no los llamaban
    tan solo babuinos "estresados",
  • 9:34 - 9:36
    sino "consternados por la pérdida".
  • 9:36 - 9:40
    En parte, se debe a lo que observaron.
  • 9:40 - 9:43
    Por ejemplo, esta dupla de madre
    e hija era sumamente unida,
  • 9:43 - 9:46
    pero luego la hija murió
    tras ser atacada por un león.
  • 9:46 - 9:50
    La madre se aisló de todas sus amistades,
    de sus grupos de acicalamiento,
  • 9:50 - 9:53
    y permaneció apartada durante semanas.
  • 9:53 - 9:55
    Consternación por la pérdida.
  • 9:55 - 9:57
    Luego, se recuperó de a poco.
  • 9:59 - 10:02
    Entonces, tenemos babuinos
    que sufren por una pérdida.
  • 10:02 - 10:05
    ¿Hablará la ciencia alguna vez
    de abejas que sufren por el mismo motivo?
  • 10:06 - 10:09
    ¿Oiremos alguna vez de sapos
    que atraviesan un duelo?
  • 10:09 - 10:13
    Lo dudo, porque para que esto ocurra,
    los animales necesitan relacionarse
  • 10:13 - 10:16
    individualmente y de manera muy estrecha.
  • 10:17 - 10:21
    También es cierto que depende
    de las circunstancias y la personalidad.
  • 10:21 - 10:24
    He documentado el duelo
    que hacen perros y gatos,
  • 10:24 - 10:26
    nuestros compañeros por excelencia,
  • 10:26 - 10:29
    pero también conocí a una mujer
    que estaba muy molesta
  • 10:29 - 10:32
    porque su perro
    no se mostraba consternado.
  • 10:32 - 10:35
    Me dijo: "El primer perro
    de la casa murió,
  • 10:35 - 10:38
    y el segundo perro no parece
    afectado en lo más mínimo.
  • 10:38 - 10:40
    ¿Qué le pasará?".
  • 10:40 - 10:41
    (Risas)
  • 10:41 - 10:43
    Al escucharla,
  • 10:43 - 10:47
    noté que ahora ese perro
    era la única mascota de la casa
  • 10:47 - 10:51
    y, desde su punto de vista,
    no estaba nada mal.
  • 10:51 - 10:53
    Como ven, las circunstancias influyen.
  • 10:55 - 10:59
    Ahora bien, como fuere, los animales
    no hacen el duelo como nosotros.
  • 10:59 - 11:01
    Los humanos somos creativos.
  • 11:01 - 11:06
    Nosotros pintamos nuestro duelo,
    lo bailamos, lo escribimos.
  • 11:07 - 11:10
    Incluso lloramos a alguien
    a quien jamás conocimos,
  • 11:10 - 11:11
    de cualquier época y lugar.
  • 11:12 - 11:14
    Lo viví en carne propia
    cuando fui a Berlín
  • 11:14 - 11:17
    y visité el Monumento del Holocausto.
  • 11:17 - 11:20
    Los animales no sufren
    como lo hacemos nosotros,
  • 11:20 - 11:22
    pero no significa que no sea
    un sufrimiento real.
  • 11:23 - 11:25
    Es bien real, y es devastador.
  • 11:26 - 11:28
    Y es fácil de verlo, si queremos.
  • 11:29 - 11:32
    En mi caso, perdí a mis dos padres.
  • 11:32 - 11:36
    Perdí a un joven y querido
    amigo, víctima del sida.
  • 11:36 - 11:41
    Seguramente muchos de Uds.
    han perdido a un ser querido.
  • 11:41 - 11:45
    Y, en lo personal, fue
    un verdadero consuelo, un alivio,
  • 11:45 - 11:49
    saber que no somos
    los únicos seres en este planeta
  • 11:49 - 11:51
    que sentimos amor y dolor.
  • 11:52 - 11:54
    Y me parece sumamente importante.
  • 11:54 - 11:57
    Creo que podemos dar un paso más
  • 11:57 - 11:59
    y reconocer que el sufrimiento
    animal es una realidad.
  • 11:59 - 12:03
    Nos puede ayudar a entenderlos
    mejor y a hacer más por ellos.
  • 12:03 - 12:06
    Esto ya sucede con Tahlequah,
  • 12:06 - 12:11
    porque EE. UU. y Canadá han renovado
    sus intenciones de tomar medidas urgentes
  • 12:11 - 12:12
    para ayudar a las orcas,
  • 12:13 - 12:15
    para recuperar al salmón chinook
  • 12:15 - 12:17
    y para contrarrestar
    la contaminación de las aguas.
  • 12:17 - 12:20
    No se puede negar
    que, si el sufrimiento es real,
  • 12:20 - 12:22
    es altamente posible creer
  • 12:22 - 12:25
    que los animales sienten
    una gran variedad de emociones.
  • 12:26 - 12:30
    Hemos visto casos de alegría,
    tristeza, incluso esperanza.
  • 12:30 - 12:32
    Si lo admitimos,
  • 12:32 - 12:35
    podremos empezar
    a ver el mundo de otra manera.
  • 12:35 - 12:37
    Cuando vemos a las orcas,
  • 12:37 - 12:40
    sabemos que sufren,
    que sienten lo que les pasa,
  • 12:40 - 12:45
    y podemos negarnos a encerrarlas
    en reducidos tanques en parques temáticos
  • 12:45 - 12:48
    y a hacerlas actuar
    para diversión de los humanos.
  • 12:48 - 12:50
    (Aplausos)
  • 12:51 - 12:52
    Gracias.
  • 12:53 - 12:56
    Si observamos a los elefantes,
    veremos que sufren de verdad,
  • 12:56 - 13:00
    y podemos redoblar los esfuerzos
    contra la caza deportiva internacional
  • 13:00 - 13:01
    y contra la caza furtiva.
  • 13:01 - 13:03
    (Aplausos)
  • 13:03 - 13:04
    Gracias.
  • 13:05 - 13:09
    Veamos también a nuestros parientes
    más cercanos, los monos y simios.
  • 13:09 - 13:12
    Admitamos que, en verdad,
    sufren y sienten lo que les pasa,
  • 13:12 - 13:14
    y no merecen ser encerrados
  • 13:14 - 13:17
    para someterlos a experimentos
    biomédicos altamente invasivos
  • 13:17 - 13:19
    año tras año.
  • 13:19 - 13:21
    Por otro lado...
  • 13:21 - 13:22
    (Aplausos)
  • 13:22 - 13:25
    los patos Harper y Kohl, también
    tienen algo para decirnos.
  • 13:25 - 13:29
    Nos ayudan a atar cabos y a tomar
    conciencia de que lo que comemos
  • 13:29 - 13:31
    afecta el modo de vida de los animales.
  • 13:31 - 13:35
    Y no se trata solo de las fábricas
    de paté, ni aplica solo a los patos.
  • 13:35 - 13:40
    Consideremos también el caso de cerdos,
    pollos y vacas en granjas industriales,
  • 13:40 - 13:41
    y sucede lo mismo.
  • 13:41 - 13:45
    Les aseguro que la ciencia demuestra
    que estos animales también sienten.
  • 13:45 - 13:50
    De modo que cada vez que elegimos
    alimentos elaborados con vegetales,
  • 13:50 - 13:54
    contribuimos a reducir
    el sufrimiento animal.
  • 13:54 - 13:57
    (Aplausos)
  • 13:57 - 14:02
    Así que, efectivamente, creo
    en la realidad del sufrimiento animal.
  • 14:02 - 14:04
    Creo en la realidad
    del amor en los animales,
  • 14:04 - 14:07
    y considero que ya es hora
    de que los humanos
  • 14:07 - 14:09
    reconozcamos que no somos
    dueños de esas conductas.
  • 14:10 - 14:11
    Y admitir eso
  • 14:11 - 14:15
    nos permitirá hacer del mundo
    un lugar mejor para los animales,
  • 14:15 - 14:18
    un mundo más generoso, más compasivo.
  • 14:18 - 14:22
    Y, en ese proceso, quizá también
    logremos salvarnos nosotros mismos.
  • 14:22 - 14:23
    Muchas gracias.
  • 14:24 - 14:25
    (Aplausos)
  • 14:25 - 14:27
    Gracias.
  • 14:27 - 14:29
    (Aplausos)
Title:
El amor y el sufrimiento en el reino animal
Speaker:
Barbara J. King
Description:

Desde orcas que atraviesan un duelo hasta elefantes que manifiestan profundo sufrimiento, Barbara J. King, experta en antropología biológica, ha sido testigo del dolor y del amor de muchos animales. En esta reveladora charla, nos habla de evidencias que avalan la teoría de que muchos animales experimentan emociones complejas, y también sugiere de qué manera todos podemos contribuir a tratarlos con más ética, incluso cuando debemos elegir qué comer. "Los animales no hacen el duelo de la misma manera que lo hacemos nosotros, pero eso no significa que no sea un sufrimiento real", afirma. "Es real y devastador. Y es fácil de verlo, si queremos".

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Video Language:
English
Team:
closed TED
Project:
TEDTalks
Duration:
14:42

Spanish subtitles

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