El TDAH: encontrando lo que me viene bien

James Phillips fue diagnosticado con TDAH en cuarto grado. Su diagnóstico lo llevó a un viaje de muchos altibajos, desde la medicación a la moderación, de convertirse en el estudiante modelo a perder su sentido del yo. Para muchos estudiantes, encontrar la manera correcta de manejar su TDAH es un viaje, y en esta charla, James habla del manejo de su diagnóstico de la manera que mejor funcione para él.

Esta charla de dio en el TED-Ed Weekend en New York City.

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El 31 de octubre de 1999,
Halloween aquí en EE. UU.,

mi familia se mudó a Los Ángeles de
un pequeño apartamento en Inglaterra.

En ese momento, solo eran
mis padres, mi hermano y mi hermana.

Un año y tres días después, nací.

No creo que fuera inmediatamente obvio
que era un poco diferente.

Pero cuando tenía cuatro años,
mi falta de atención se hizo más evidente.

No respondía a las personas,
simplemente parecía ignorarlas.

Tenía a mi madre tan preocupada
de que fuera parcialmente sordo

que gastó USD 400 en una
elegante prueba de audición.

La pasé con gran éxito,
y nunca escuché el final.

Mi incapacidad de concentrarme en
cualquier cosa por un tiempo prolongado,

mi olvido,

y mi total falta de organización
es algo legendario.

Siempre pierdo lápices,

nunca entregué las tareas,
incluso cuando las hice,

siempre dejé chaquetas en la escuela,
que muchas veces nunca más volví a ver.

No podía quedarme quieto,
y si me quedaba quieto, estaba hablando.

Hablaba tanto que incluso
cuando no estaba hablando,

mis maestros todavía
me decían que me callara

porque simplemente asumían que así era.

Mi maestra de tercer grado
me puso en mi propio rincón del aula

lejos de todos los demás
para tratar de evitar que hablara.

Lo que realmente sucedía
es que solo gritaba en el aula.

Yo era una pesadilla.

Y todo este tiempo
siempre tuve muchas tareas perdidas.

Siempre más que nadie.

Cuarto grado fue el punto de inflexión.

Mi madre había hecho prácticas
para ser maestra y, a través de esto,

trabajó con niños que habían sido
diagnosticados con TDAH.

Y comenzó a darse cuenta de que
estos niños parecían realmente familiares.

Sus problemas eran
los mismos que mis problemas.

En abril de cuarto grado,

fui a un terapeuta
y me diagnosticaron TDAH,

que en pocas palabras
significa tres cosas:

iImpulsividad,

hiperactividad

y falta de atención.

Impulsividad, sí, por eso soltaba
todo lo que estaba en mi mente

y hablaba en clase.

Hiperactividad, siempre estaba inquieto,

para disgusto de
todos los de mi alrededor.

En cuanto a falta de atención,
es una mala forma de describirlo.

En realidad, mi cerebro simplemente se
mueve de una cosa a otra muy rápidamente

hasta que algo
realmente me llama la atención

y me absorbe un poco

y podría tener una obsesión
efímera al respecto.

Esto es lo que es
responsable de mi olvido.

Puedo recordar las cosas bien,
solo cuando presto atención,

y eso simplemente no sucede a menudo.

También es responsable de muchas
de las experiencias de mi vida.

He probado todos los deportes, incluso
el béisbol, que fue una idea terrible,

Nunca dejen a un niño con TDAH
esperando en un campo.

Intenté robótica.

Probé algunos instrumentos y todos
fueron un fracaso masivo.

Intenté hacer caricaturas, realmente
lo hago bastante bien,

pero luego quise aprender a pintar, nunca
lo hice y ahora mi interés se ha ido.

Traté de aprender
programación de computadoras.

Eso se volvió aburrido al final.

El punto es que siempre estaba
pasando de una cosa a otra.

Para tratar estos síntomas,

y salvar la reputación de mis padres
de poder criar a un niño,

me dieron medicamentos.

Este es probablemente el evento
más impactante en toda mi vida.

Al principio, fue maravilloso.

Estaba en quinto grado,
yo era un estudiante modelo.

No solo terminaba mi trabajo,

Lo hacía rápidamente, luego ayudaba
a mis amigos a terminar el suyo,

y todos habíamos terminado mientras
los demás todavía lo estaban haciendo.

La mejor parte fue que

la maestra de tercer grado
que me sentó en una esquina,

era la maestra de quinto grado.

No puedo imaginar
lo confundida que estaba.

Esto continuó en sexto grado.

Quedé organizado,

en la cima de mi trabajo,

calificaciones perfectas

y todo fue maravilloso

Pero al llegar al séptimo grado,

la dosis de la medicación
que tomaba se elevó

porque se pensó que la
necesitaría para hacer frente

a la creciente presión
de la escuela media.

Esto es irónico teniendo en cuenta
que en la escuela media

la presión real es de tus compañeros,

algo que para mí, la dosis más alta
realmente me hacía daño.

De repente, no socialicé con la gente.

Me volví distante.

Considero que el TDAH
parte de mi personalidad,

Quiero decir, ¿cómo no podría ser si
había vivido con eso toda mi vida?

La dosis más alta me quitó eso.

Lo peor era que no podía comer
mientras tomaba el medicamento.

Era un niño muy flaco y mi madre
seguía tratando de hacerme comer,

y todos los días, empacaba almuerzos
y todos los días terminaban en la basura.

Cuando le dije que
cuando tomaba el medicamento,

la comida simplemente
parecía totalmente desagradable,

la respuesta se resumió así:
simplemente tendrás que aguantarlo.

No había mucho más que pudiera decirse.

En respuesta a todo esto,

empecé a tomar medicamentos de vez
en cuando, y bueno, era bastante obvio.

Para que se hagan una idea,
en Los Ángeles,

hay un equipo de hockey sobre hielo,
Los Angeles Kings.

Así que fui a uno de estos juegos
y me emocioné mucho.

Cada vez que sucedía algo,
me levantaba, saltaba y animaba.

La cámara de baile se encendió y, para
asegurarme de que me pusieran en ella,

me quité la camisa
y la agité sobre mi cabeza,

Pueden apostar que me pusieron en cámara.

La siguiente vez que fui
al juego de los Kings,

tomé la medicación justo antes
para centrarme en algunos deberes.

Cuando fui, no bailé, apenas me levanté
cuando los Kings anotaron.

La gente con la que fui
estaba decepcionada

porque querían verme con el tipo
de energía que tenía antes.

Con la medicación,
no pude obligarme a hacer nada de eso.

Esas cosas se sentían inmaduras
y no para mí.

Los maestros lo llamarían
comportamiento perfecto.

Me senté y me callé,
y no molesté a nadie.

Este es un conflicto importante
que enfrentan muchos niños con TDAH.

Puedes lograr mejores notas
más fácilmente y perder parte de ti mismo,

o puedes ser quien eres y ser crucificado
por ello en el libro de calificaciones

y para las personas que encuentran
irritante su comportamiento normal.

Una vez que dejé de tomar la medicación
por completo, me crucificaron.

Mis notas solo cayeron.

La gente se molestaba conmigo.

Amigos y familiares que sabían de mi
trastorno intentaron bromear al respecto.

Creo que estaban tratando
de darme algo para culparlo,

pero realmente fue degradante.

Preferiría echarme la culpa de
mis errores, no de algún desorden.

Si no, simplemente se convierte
en una forma de humillarme,

como que no puedo hacer estas cosas
de todos modos porque no soy normal.

Esto es solo el octavo grado,

pero la vida ya parecía muy diferente
a la del sexto grado,

y empecé a preguntarme
si realmente era inteligente

o si el medicamento
acaba de poner una ilusión.

Mi ego se hizo añicos
y yo solo estaba enojado

y amargado, más en mí mismo
que cualquier otra cosa.

Ya no creía en mí mismo,

que podría hacer las cosas
que solía pensar que podría hacer.

Y llegué al primer año de secundaria

no alguien que estaba listo
para asumir el nuevo desafío.

Me golpearon antes
de entrar por la puerta.

Para mí, todo se remonta
al aumento de esa medicación.

Ahora no me malinterpreten.

Comparado con algunas otras personas
que tomaron el medicamento, lo tuve fácil,

a pesar de que la mayoría de quienes
lo toman están perfectamente bien.

Algunos niños sufren abstinencia cuando
llegan las vacaciones de verano,

como un mal retiro.

Ellos tienen los batidos.

Conozco a un niño que se quedó despierto
dos días después de tomar el medicamento.

He oído hablar de un niño, alguien a quien
mi madre conocía por trabajar en escuelas,

que tuvo pensamientos suicidas después
de tomar el medicamento por primera vez.

Eso no debería estar pasando.

Las personas con TDAH tienen
mucho que aprender de sí mismos

para lidiar con el desorden,

y ese es un proceso largo.

Ahora por lo que he visto,

la única solución que las personas dan
que funciona es la medicación,

y si eso no funciona,

simplemente tienes que resolver
las cosas por ti mismo.

Y claro, entiendo, la mayoría de las
personas están bien con la medicación.

No tienen efectos secundarios
que interfieran con sus vidas

y les permite hacer
lo que necesitan hacer.

Sin embargo, no es el caso de todos.

¿Y el estrés,

y la presión,

y la frustración que viene con el TDAH

no solo para la persona con el desorden
sino también por quienes los rodean?

Eso es duro.

No es coincidencia que cuando
los investigadores en Suecia

revisaron la base de
datos de sus países,

y verificaron las tasas de suicidio entre
las personas con TDAH y las que no,

las personas con TDAH tenían diez veces
más probabilidades de suicidarse,

0.2 % comparado con 0.02 %.

1.3 % de las personas
sin TDAH intentaron suicidarse,

Para las personas con TDAH, ese número
fue del 9.4 %, casi 1 de cada 10.

La familia de personas con TDAH
también corren riesgos.

Comparado con, de nuevo, 0.02 %
para la población general,

los padres tenían
una tasa de suicidio de 0.7 %.

Los hermanos tenían la misma tasa
de personas con TDAH con 0.2 %

Con estadísticas como esas flotando,

¿cómo puede la medicación ser buena
para toda la población con TDAH?

Obviamente, a pesar de la gran cantidad
que trabajan bien con la medicación,

todavía hay un gran problema
para las personas que no tienen ese lujo

y la medicación por cualquier razón
no es lo único que puede ayudarlos.

Personas que ven el estrés que
ponen sobre sus seres queridos

cada vez que yerran,

y parece que no pueden dejar de estropear.

Y les sorprendería cuántos hay.

Se estima que aquí en los EE. UU.,
el 4 % de la población adulta tiene TDAH.

Para los niños, ese número,
según el CDC, es del 11 %.

Esa es solo la cantidad de EE. UU.

y ya estamos viendo
a millones de personas.

Esa es la gente en esta sala,
que lucha contra esto,

luchando contra el estrés que les causa.

Gente como yo.

Así que aquí es cómo lo traté.

La única forma en que iba a vivir
con TDAH y aún así ser feliz era vencerlo.

Necesitaba probar que el TDAH no era algo
que me iba a detener.

El segundo año, después de un primer
año en el que realmente me decepcioné,

quería probarlo no solo a otros,
sino a mí mismo,

que yo era inteligente,

que podría obtener
las notas que quería,

que podría involucrarme y aún así
encontrar tiempo para hacer mi tarea.

Así que obtuve las notas que quería,

y también me involucré.

Me uní a la Cruz Roja,

y ser voluntario para ellos ha sido una de
las cosas más gratificantes que he hecho.

He encontrado formas de hacer
las cosas que funcionan para mí.

Estoy organizado todo lo que necesito,
ni más ni menos.

También es importante para mí
encontrar patrones en las clases

de modo que incluso
cuando me pierdo cosas,

todavía tengo una idea general
de lo que está pasando.

Es muy importante para mí
tener amigos en las clases

para que cuando mi capacidad
de atención inevitablemente falle

en clases para las que
no tengo una pasión eterna,

todavía puedo preguntar qué direcciones
se acaban de decir o cuál es la tarea.

Todas estas cosas toman trabajo,

pero vale la pena porque me permite
hacer lo que quiero hacer.

Realmente, se trata
de comprometerse con eso.

Esto me permitió bajarme la medicación

algo que no es demasiado común
para una historia exitosa de TDAH.

Ahora puedo ir a la escuela y el yo
que está allí es el verdadero yo.

Yo irrito a los maestros,

Lucho para hacer mi trabajo

y estoy más feliz

Dependo de mí mismo.

Sin medicamentos, sin maestros
rondando sobre mí. Es posible.

Si el medicamento funciona
para ellos o no,

las personas con TDAH necesitan
encontrar lo que les funciona,

obtener el apoyo que necesitan,

y seguir aumentando la autosuficiencia.

El TDAH no es una batalla
que se ganará totalmente,

pero con un poco de entendimiento,

podemos ayudar a millones

Gracias.