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Eve Ensler habla de la felicidad en cuerpo y alma

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    Apuesto a que están preocupados.
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    (Risas)
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    Yo estaba preocupada. Por eso comencé esta obra.
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    Estaba preocupada por las vaginas. Estaba preocupada por lo que pensamos acerca de las vaginas,
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    y más preocupada porque no pensamos en ellas.
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    Estaba preocupada por mi propia vagina.
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    Necesitaba un contexto, una cultura, una comunidad de otras vaginas.
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    Hay tanta oscuridad y secretismo a su alrededor.
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    Como el Triángulo de las Bermudas, nadie envía jamás informes desde ahí.
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    (Risas)
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    En primer lugar, la vagina no es tan fácil de encontrar.
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    Las mujeres pasan, días, semanas, meses sin verla.
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    Entrevisté a una poderosa mujer de negocios,
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    me dijo que no tenía tiempo.
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    "Ver tu vagina," dijo, "es todo un día de trabajo."
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    (Risas)
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    "Tienes que recostarte de espaldas, frente a un espejo,
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    de preferencia largo. Te tienes que poner en la posición perfecta,
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    con la luz perfecta, y después se ensombrece por el ángulo en el que estás.
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    Estás girando la cabeza hacia arriba, arqueando la espalda, es agotador --"
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    ella estaba ocupada, no tenía tiempo.
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    Así que decidí hablar con las mujeres sobre sus vaginas.
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    Comenzaron como entrevistas informales sobre vaginas,
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    y se convirtieron en los "Monólogos de la vagina."
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    Hablé con más de 200 mujeres. Hablé con mujeres mayores,
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    mujeres jóvenes, mujeres casadas, lesbianas, mujeres solteras.
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    Hablé con profesionales corporativas, profesoras unversitarias, actrices, prostitutas,
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    hablé con mujeres afro-americanas, asiático-americanas,
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    nativo-americanas, caucásicas, judías.
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    Ok, al principio las mujeres eran un poco tímidas, un poco renuentes a hablar.
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    Una vez que comenzaban no había manera de pararlas.
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    A las mujeres les encanta hablar de su vagina, de verdad.
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    Sobre todo porque nadie se lo ha pedido antes.
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    (Risas)
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    Empecemos con la palabra vagina -- vagina, vagina.
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    En el mejor de los casos suena como una infección, o quizá como instrumental médico.
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    "Enfermera, de prisa, traiga la vagina"
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    (Risas)
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    Vagina, vagina, vagina, no importa cuántas veces
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    dices la palabra, nunca suena como una palabra que quieras decir.
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    Es una palabra totalmente ridícula, nada sexy.
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    Si tratas de utilizarla durante el sexo, tratando de ser políticamente correcta,
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    "Cariño, ¿me acariciarías la vagina?," matas el acto ahí mismo.
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    (Risas)
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    Me preocupa lo que las llamamos y lo que no las llamamos.
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    En Great Neck, Nueva York, le llaman "pussy-cat (gatita)."
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    Una mujer me dijo que su mamá solía decirle:
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    "No te pongas ropa interior bajo la pijama,
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    necesitas airear tu pussy-cat (gatita)."
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    (Risas)
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    En Westchester le llaman "pooky," en Nueva Jersey "twat."
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    Hay "polvera," "derriere," "pooky," "poochy," "poopy,"
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    "poopaloo," "pooninana," "padepachetchki," "pow" y "melocotón."
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    (Risas)
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    Hay "sapito," "dee dee," "nishi, "dignidad," "coochie snorcher," "cooter,"
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    "labi," "gladis siegelman," "va," "wee-wee," "parte puta," "nappy dugout,"
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    "mungo," "ghoulie," "polvera," "mimi" en Miami,
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    "split knish" -- Filadelfia -- y "schmende," en el Bronx.
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    (Risas)
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    Me preocupan las vaginas.
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    Asi es como comenzaron los "Monólogos de la vagina."
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    Pero en realidad no comenzó ahí, comenzó con una conversación con una mujer.
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    Estábamos hablando sobre la menopausia,
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    y llegamos al tema de su vagina --
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    que es lo que se hace cuando se habla de la menopausia.
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    Y dijo cosas sobre su vagina que me sorprendieron,
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    que estaba seca y acabada y muerta, y me sorprendió.
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    Entonces le dije a una amiga de pasada, "¿Qué piensas de tu vagina?"
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    Y esa mujer dijo algo más sorprendente,
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    y la siguiente mujer dijo algo más sorprendente,
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    y antes de saberlo, todas las mujeres me decían que tenía
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    que hablar con alguien sobre su vagina porque tenía una historia asombrosa,
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    y fui llevada por el camino de la vagina.
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    (Risas)
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    Y en realidad nunca me he desviado, creo que si me hubieran dicho
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    cuando era joven que al crecer estaría en tiendas de zapatos
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    y la gente gritaría "Ahí esta, la señora de la vagina,"
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    no creo que hubiera aspirado a eso en la vida.
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    (Risas)
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    Pero quiero hablar un poco sobre la felicidad y su relación
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    con este viaje de la vagina porque
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    ha sido un viaje extraordinario que comenzó hace ocho años.
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    Creo que antes de hacer los "Monólogos de la vagina"
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    en realidad no creía en la felicidad.
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    Para ser honesta, creía que sólo los idiotas eran felices.
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    Recuerdo cuando comenzé a practicar Budismo hace 14 años,
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    y me dijeron que el fin de la práctica era el ser feliz.
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    Dije, "¿Cómo puedes ser feliz y vivir en este mundo de sufrimiento,
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    y vivir en este mundo de dolor?" Confundía la felicidad con muchas otras cosas,
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    como adormecimiento, decadencia o egoísmo.
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    Y creo que lo que pasó en el transcurso de los "Monólogos de la vagina"
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    y en este viaje es que he llegado a entender
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    un poco más sobre la felicidad.
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    Hay tres cualidades de las que quiero hablar.
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    Una es ver lo que está frente a ti, hablar sobre eso,
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    y exponerlo. Creo que lo que he aprendido de hablar sobre la vagina,
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    y hablar sobre lo que es la vagina fue lo mas obvio --
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    estaba en el centro de mi cuerpo y en el centro del mundo--
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    y sin embargo era eso de lo que nadie hablaba.
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    La segunda cosa que hizo el hablar de la vagina
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    fue abrir esta puerta que me permitió ver
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    que había una forma de servir al mundo y mejorarlo.
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    Y de ahí es de donde ha venido la mas profunda felicidad.
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    Y el tercer principio de la felicidad, del que me he dado cuenta recientemente.
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    Hace ocho años, este momentum y esta energía, esta "Ola-V" comenzó --
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    y sólo la puedo describir como la "Ola-V" porque, para ser honesta,
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    no la entiendo por completo, me siento a su merced.
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    Pero la ola comenzó y si yo questionaba la ola,
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    o intentaba parar la ola o mirar atrás hacia la ola,
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    a menudo siento como un latigazo
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    o la probabilidad de romperme el cuello. Pero si sigo la ola,
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    y confío en la ola y me muevo con la ola, llego al siguiente lugar.
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    Y sucede de manera lógica, y orgánica y verdadera.
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    Y comencé esta obra, particularmente con historias y narraciones,
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    y hablaba con una mujer y eso me llevaba a otra mujer
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    y eso me llevaba a otra mujer, y entonces escribí esas historias
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    y las puse frente a otras personas.
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    Y cada vez que hacía el show en el inicio,
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    las mujeres literalmente hacían fila despues del show
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    porque querían contarme sus historias.
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    Y al principio pensé: "¡Fantástico! Me hablarán de orgasmos maravillosos
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    y vidas sexuales estupendas, y de cómo las mujeres adoran sus vaginas."
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    Pero de hecho, las mujeres no formaban para decirme eso.
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    Las mujeres formaban para decirme cómo habían sido violadas,
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    cómo eran maltratadas, y cómo eran golpeadas,
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    y cómo habían sido violadas en grupo en estacionamientos,
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    y cómo sus tíos habían cometido incesto.
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    Y quería dejar de hacer los "Monólogos de la vagina"
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    porque me parecía intimidante. Me sentía como una fotógrafa de guerra
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    que fotografía sucesos terribles, pero no interviene.
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    Así que en 1997, dije, "Juntemos a mujeres.
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    ¿Qué podemos hacer con lo que sabemos sobre estas violaciones?"
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    Y resultó que, después de pensar e investigar,
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    descubrí - y las Naciones Unidas lo dijo recientemente --
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    que una de cada tres mujeres en este planeta
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    sera golpeada o violada en su vida.
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    Eso es básicamente el género que es el principal recurso del planeta, las mujeres.
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    Así que en 1997 juntamos a todas estas increíbles mujeres y dijimos,
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    "¿Cómo usar la energía de la obra para parar la violencia contra las mujeres?"
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    Y creamos un espectáculo en Nueva York, en el teatro,
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    y vinieron todas estas actrices famosas - desde Susan Sarandon,
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    y Glenn Close, hasta Whoopi Goldberg -- e hicimos una representación
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    una noche y ese fue el catalizador de esta ola, esta energía.
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    Y en cinco años, esto tan extraordinario comenzó a suceder.
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    Una mujer tomó esa energía y dijo, "Quiero llevar esta ola,
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    esta energía, a campuses universitarios," y tomó la obra
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    y dijo, "Usemos la obra y representemos la obra
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    una vez al año para recaudar fondos en contra de la violencia a las mujeres
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    en comunidades locales en todo el mundo."
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    Y en un año se presentó en 50 universidades y depues se expandió.
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    Y en los ultimos seis años se ha extendido
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    y extendido, y extendido, y extendido alrededor del mundo.
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    He aprendido dos cosas. Una que la epidemia
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    de violencia contra las mujeres es sorpendente, es global,
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    es tan profunda y tan devastadora,
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    y está tan enraizada en cada hueco de cada cráter
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    de cada pequeña sociedad que ni siquiera la reconocemos
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    porque se ha vuelto ordinaria. Este viaje me ha llevado a Afganistán,
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    donde he tenido el extraordinario honor y privilegio de ir a
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    partes bajo control talibán -- llevaba puesto un burka --
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    y fui con un grupo extraordinario llamado
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    Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán,
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    y vi de primera mano cómo las mujeres habian sido despojadas
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    de todo derecho del que se puede despojar a la mujer.
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    Desde recibir una educación, a tener un trabajo,
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    a poder comer helado.
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    Para aquellos que no lo saben, comer helado era ilegal bajo los talibanes.
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    Y de hecho vi y conocí a mujeres a quienes han azotado
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    al ser pilladas comiendo helado de vainilla.
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    Y me llevaron a una heladeria secreta en un pequeño pueblo,
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    fuimos a un cuarto trasero donde habia mujeres sentadas,
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    y se puso una cortina a nuestro alrededor, y les sirvieron helado de vainilla.
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    Y las mujeres levantaron sus burkas y comieron helado,
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    y creo que nunca entendí el placer hasta ese momento,
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    y cómo las mujeres han encontrado la forma de mantener ese placer.
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    Me ha llevado, este viaje, a Islamabad, donde he
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    conocido a mujeres con los rostros derretidos.
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    Me ha llevado a Juárez, México, donde estuve hace una semana,
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    donde he estado literalmente en estacionamientos
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    donde huesos de mujeres han aparecido tirados
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    junto a botellas de Coca-Cola.
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    Me ha llevado a universidades
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    de todo el país en donde se viola y droga a chicas cuando tienen citas.
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    He visto una violencia terrible, terrible, terrible.
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    Pero también he reconocido, al ver esa violencia,
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    que estar frente a estas cosas y ver lo que tenemos enfrente
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    es el antídoto contra la depresión y contra el sentimiento
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    de que uno es inútil y no vale nada.
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    Porque antes de los "Monólogos de la vagina,"
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    yo diría que el 80 por ciento de mi conciencia estaba cerrada a
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    lo que de verdad estaba pasando en esta realidad.
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    Y ese estar cerrada cerró mi vitalidad y mi energía.
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    Lo que también ha sucedido durante estos viajes --
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    y ha sido algo extraordinario – es que en cada lugar
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    al que he ido en el mundo, he conocido a una especie nueva.
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    Me encanta saber de todas esas especies del fondo del mar.
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    Y estaba pensando en cómo el estar con estas
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    personas extraordinarias en este panel concreto,
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    que está debajo, más alla y en medio,
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    y la vagina como que encaja en todas esas categorías.
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    (Risas)
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    Pero una de las cosas que he visto en esta especie --
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    y es una especie, y es un paradigma nuevo,
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    y nunca aparece en la prensa o en los medios
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    porque no creo que las buenas noticias sean noticia,
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    y no creo que la gente que está transformando el planeta
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    consiga grandes audiencias en televisión.
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    Pero en cada país al que he ido – y en los últimos seis años he estado
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    en cerca de 45 países y muchas aldeas diminutas, ciudades y pueblos --
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    he visto algo que he llegado a llamar “guerreros de la vagina.”
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    Un guerrero de la vagina es una mujer, o un hombre pro vagina,
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    que ha sido testigo de una violencia increíble, o la ha sufrido,
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    y en vez de tomar una AK-47 o un arma de destrucción masiva
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    o un machete, guardan la violencia en sus cuerpos,
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    viven el duelo, la experimentan, y después salen y dedican
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    sus vidas a asegurarse de que no le suceda a nadie más.
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    He visto a estas mujeres en todo el planeta.
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    Y quiero contar unas cuantas historias porque creo que
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    con historias transmitimos información,
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    que entra en nuestros cuerpos. Y creo que una de las cosas
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    de estar en TED que ha sido muy interesante
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    es que vivo mucho en mi cuerpo, y ya no vivo tanto en mi cabeza.
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    Y este es un lugar de mucha cabeza.
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    Y ha sido muy interesante estar en mi cabeza.
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    Estos últimos dos días he estado muy desorientada --
  • 12:29 - 12:30
    (Risas)
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    porque creo que el mundo, el mundo-V existe mucho en el cuerpo.
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    Es un mundo corporal, y la especie existe en el cuerpo,
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    y creo que hay un verdadero significado en
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    atar nuestros cuerpos a nuestras cabezas – que esa separación
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    ha creado una división que a menudo separa el propósito de la intención.
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    Y la conexión entre cuerpo y mente a menudo une esas cosas.
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    Quiero hablar de tres personas que he conocido,
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    guerreros de la vagina que han transformado mi entendimiento
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    de todo este principio y de la especie,
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    y una es una mujer llamada Marsha López.
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    Marsha López es una mujer que conocí en Guatemala.
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    Tenía 14 anos, y estaba en un matrimonio donde
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    su esposo la golpeaba con regularidad,
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    y no podía dejarlo porque era adicta a la relación
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    y no tenía dinero. Su hermana era mas joven que ella y mandó su solicitud
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    -- para el concurso “Frena la violación” que tuvimos en Nueva York hace años --
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    y mandó su solicitud, esperando ser finalista
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    y poder traer a su hermana.
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    Se convirtió en finalista y trajo a Marsha a Nueva York.
  • 13:36 - 13:38
    Organizamos un Día-V estupendo en un Madison Square Garden
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    lleno de testosterona, donde se agotaron todas las entradas,
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    18,000 personas de pie para decir
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    “sí” a las vaginas, lo que de hecho fue una transformación increíble.
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    Y vino, y fue testigo de esto, y decidió
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    que regresaría y dejaría a su esposo,
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    y que llevaría el dia-V a Guatemala.
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    Tenía 21 anos. Fui a Guatemala y ella había vendido todos los boletos
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    del Teatro Nacional de Guatemala.
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    Y la vi subir al escenario con su vestido rojo corto y tacones altos,
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    y se paro ahí y dijo. “Me llamo Marsha.
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    Fui golpeada por mi esposo durante cinco aňos.
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    Casi me mata. Me fui y tú puedes también.”
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    Y las 2.000 personas se volvieron absolutamente locas.
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    Hay una mujer llamada Esther Chávez
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    a quien conocí en Juárez, México. Esther Chávez
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    era una contable brillante en la Ciudad de México, de 72 aňos,
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    y estaba planeando jubilarse.
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    Fue a Juárez a cuidar de su tía enferma, y mientras tanto
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    empezó a descubrir lo que estaba pasando con las muertas
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    y desaparecidas de Juárez.
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    Renunció a su vida y se mudó a Juárez,
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    comenzó a escribir historias que documentaban a las mujeres desaparecidas.
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    300 mujeres han desaparecido
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    en un pueblo fronterizo porque son morenas y pobres.
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    No ha habido respuesta a las desapariciones,
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    y ni una sola persona ha sido hallada responsable.
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    Comenzó a documentarlo, abrió un centro llamado Casa Amiga,
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    y en seis años, ha hecho de esto, literalmente,
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    algo conocido mundialmente.
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    Estuvimos allí hace una semana, había 7.000 personas en la calle
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    y fue un verdadero milagro, y mientras caminábamos por las calles,
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    la gente de Juárez, que normalmente ni siquiera sale a la calle
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    porque la calle es muy peligrosa, literalmente se paro ahí y lloró
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    al ver que otras personas del mundo se habían presentado
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    para apoyar a esta comunidad.
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    Hay otra mujer llamada Agnes. Y Agnes, para mí, es la personificación de
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    lo que es un guerrero de la vagina.
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    La conocí hace tres años en Kenia. Agnes fue mutilada de pequeňa,
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    fue circuncidada contra su voluntad
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    cuando tenia 10 años, y tomó la seria decisión
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    de que no quería que esta practica continuara en su comunidad.
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    Así que al crecer creó esto tan increíble,
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    es una escultura anatómica del cuerpo femenino, es la mitad del cuerpo de la mujer,
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    y caminaba por el Valle del Rift, y tenía
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    vagina y repuestos de vagina con los que enseñaba
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    a niñas, padres y niños el aspecto de una vagina saludable,
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    y el de una vagina mutilada. Y en el transcurso de su viaje
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    caminó literalmente durante ocho anos en el Valle del Rift,
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    entre polvo, durmiendo en el piso – porque los Masais son nómadas
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    y tenía que encontrarlos, literalmente, y ellos se mudaban,
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    y los volvía a encontrar – ella salvó a 1.500 niñas de ser mutiladas.
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    Y en aquel entonces ella creó un ritual alterno en el que las chicas
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    maduraban sin pasar por esa mutilación.
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    Cuando la conocimos hace tres años,
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    dijimos, “¿Qué podría hacer el Día-V por ti?”
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    Y ella dijo, “Si me dan un Jeep, me podría mover con mas rapidez.”
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    (Risas)
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    Así que le compramos un Jeep. Y en el año que tuvo el Jeep,
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    salvó a 4.500 niñas de ser cortadas. Así que entonces le dijimos,
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    “Agnes, ¿qué más podemos hacer por ti?”, y ella dijo,
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    “Bueno, Eve, si me dieras un poco de dinero,
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    podría abrir una casa y la niñas podrían huir y podrían salvarse.”
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    Y quiero contar esta pequeña historia de mis propios comienzos
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    porque esta muy relacionada con la felicidad, y Agnes.
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    Cuando era pequeña – y yo crecí
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    en una comunidad próspera, una comunidad blanca de clase media alta --
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    y tenía todo el aspecto
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    de una vida maravillosa, perfectamente buena.
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    Y se suponía que todo el mundo era feliz en esa comunidad
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    cuando de hecho mi vida era un infierno. Vivía con un padre alcohólico
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    que me maltrataba y abusaba de mí, y estaba todo dentro de eso.
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    Y de niña siempre tenía la fantasía de que alguien vendría a salvarme.
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    Y de hecho inventé un personaje llamado Señor Caimán,
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    a quien llamaba cuando las cosas se ponían muy mal,
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    y le decía que era hora de venir por mí.
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    Y yo iba y empacaba una bolsita y esperaba a que llegara el Señor Caimán.
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    El Senor Caimán nunca terminó de llegar,
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    pero la idea de que llegaría salvó mi cordura
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    y me permitió seguir adelante porque creía que
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    en la distancia habría alguien que vendría a rescatarme.
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    Avancemos unos 40 años, vamos a Kenia,
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    y estamos caminando, llegamos a la inauguración de esta casa --
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    y Agnes no me había dejado entrar a la casa en días --
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    porque estaban preparando todo este ritual.
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    Y quiero contarles una historia fenomenal, cuando Agnes comenzó
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    a luchar para frenar la mutilación genital femenina en su comunidad,
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    se convirtió en paria, y la exiliaron y la difamaron,
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    y la comunidad entera se volvió en su contra.
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    Pero, guerrera de la vagina que es, ella siguió.
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    Y siguió comprometiéndose a transformar conciencias.
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    En la comunidad Masai, las cabras y las vacas son los bienes de más valor.
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    Son como los Mercedes-Benz del Valle Rift.
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    Y ella dijo que dos días antes de que la casa abriera, dos personas diferentes
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    llegaron para darle una cabra, y me dijo,
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    “Supe que la mutilación genital femenina terminaría algún día en África.”
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    De cualquier modo, llegamos y cuando llegamos,
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    había cientos de niñas vestidas de rojo, vestidos hechos en casa --
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    que es el color de los Masai y el color del Día-V --
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    y nos recibieron, y habían creado estas canciones
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    que cantaban sobre el fin del sufrimiento,
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    y el fin de la mutilación, y nos llevaron por un camino.
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    Y era un día espléndido bajo el sol africano,
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    y el polvo volaba y las niñas bailaban,
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    y había una casa y decía, "Casa de seguridad para niñas Día-V."
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    Y en ese momento me di cuenta que había tomado 47 años,
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    pero el Sr. Caimán finalmente había llegado.
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    Y se presentó en una forma que me llevó mucho tiempo entender,
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    que es que cuando damos al mundo
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    lo que mas queremos, curamos lo que está roto en cada uno de nosotros.
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    Y siento que en estos últimos ocho años,
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    que este viaje, este milagroso viaje de la vagina,
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    me ha enseñado algo muy simple, que la felicidad existe en la acción,
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    existe en decir la verdad y en decir tu verdad,
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    y existe en dar lo que mas deseas.
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    Y siento que ese conocimiento y ese viaje
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    han sido un privilegio extraordinario,
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    y me siento realmente feliz de haber estado aquí hoy para decírselo.
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    Muchas gracias.
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    (Aplausos)
Title:
Eve Ensler habla de la felicidad en cuerpo y alma
Speaker:
Eve Ensler
Description:

Eve Ensler, creadora de Los Monólogos de la Vagina, comparte cómo una discusión con sus amigas sobre la menopausia la llevó a hablar sobre todo tipo de actos sexuales sobre el escenario, librar una campaña global para poner fin a la violencia contra la mujer y encontrar la felicidad propia.

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Video Language:
English
Team:
closed TED
Project:
TEDTalks
Duration:
20:09
Jaime Gonzalez Magallanes added a translation

Spanish subtitles

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