La decisión de una feminista de usar el hijab | Attiya Latif | TEDxUVA

El Hijab, una cubierta en la cabeza usada por algunas mujeres musulmanas, a menudo se asocia con la opresión femenina y el silencio - pero ¿por qué las mujeres "Hijabi" tampoco pueden ser feministas? En un relato en primera persona de su experiencia como joven musulmana, la estudiante de la Universidad de Virginia, Attiya Latif, cuestiona las nociones occidentales arcaicas de la opresión femenina en el Islam.

Esta charla fue dada en un evento de TEDx usando el formato de la conferencia TED pero organizado independientemente por una comunidad local. Más información en http://ted.com/tedx

Estaba en sus ojos, la manera
en que ella me miraba.

Podías imaginar que esa pregunta
era increíblemente importante,

esta pregunta era cosa
de vida o muerte.

Era también la última cosa en el mundo
que querría responder

después de un largo día de escuela.

Ella se acercó,
puso su mano en mi brazo,

y con mucha elocuencia
y consideración,

que hubiera hecho que Shakespeare
se revolviera en su tumba, dijo,

"Attiya, ¿eres calva?"

En realidad, para que conste,
no soy calva.

El cabello que tengo no es verde neón
ni está pintado con colores de la UVA.

En los días en los que elijo usar
mi hijab como turbante,

no estoy imitando a Quirrell
ni escondiendo a Voldemort.

No duermo con él puesto,
no lo uso en la ducha,

y no, no estoy oprimida.

He usando el hijab o velo
desde el sexto grado, por voluntad propia.

Por años, he luchado
con estereotipos divisivos

que amenazan mi identidad
como ser humano.

Tenía 11 años cuando mi profesor de inglés
me apartó en la clase, y dijo,

"Attiya, ¿no te sientes fea
comparada con otras niñas

con esa cosa en tu cabeza?"

No me siento fea.
De hecho, me siento hermosa.

Tenía 12 cuando una de
mis mejores amigas decidió

disculparse en nombre
de la cruel persona que me hubiera

forzado a ponerme esto en mi cabeza,
haya sido mi papá o mi mamá.

Pero fui yo.

Supongo que ella se disculpaba por mí.

Tenía 14 años, cuando en los pasillos
de mi escuela secundaria,

alguien me tiró los libros de las manos,

y me llamó terrorista.

Alguien a quien no conocía,
alguien que no me conocía,

y no sabía quién era yo.

Tenía 15 años, cuando
en la ironía de todas las ironías,

encontré una carta en mi cuaderno
de cívica

portaba las palabras:
"Regresa de donde viniste,

Suicídate, terrorista".

Estaba firmado "Con amor, Jesús".

Estas palabras estaban dirigidas a mí,
una joven como cualquier otra,

diferente solo debido al hecho de
que escogí usar algo en mi cabeza,

un hijab, un velo.

Para entender lo que un velo es,
lo cual es el propósito de la charla hoy,

es importante tomar una breve lección
de semántica y gramática árabe.

En árabe, las palabras están compuestas
por raíces trilaterales.

Son tres letras que crean una palabra raíz
que mantiene un significado

en cualquier otra palabra que
se derive de esa única palabra raíz.

En el caso del hijab,

las tres letras raíces
son "ha", "jeem" y "ba".

Cuando se juntan,
forman el término "Hajaba",

que literalmente significa
"ocultar o esconder de la vista".

En un nivel básico del idioma árabe,
en su palabra raíz,

la palabra hijab significa modestia,
significa ocultar algo de la vista.

Sea que signifique ser humilde
en conversaciones diarias,

sea que signifique usar ropa suelta,
ropa modesta,

y sea que signifique ponerse
un velo sobre la cabeza.

La idea del hijab, el velo,
no solo es inherente a la mujer,

es inherente al hombre también:

Es esta idea de que los hombres musulmanes
como las mujeres, bajan su mirada;

son humildes, son piadosos,
y usan ropa suelta,

ropa que no es inmodesta
o muy ajustada.

Es la idea de encontrar empoderamiento
sin la sexualización

de nuestro propio cuerpo.

En la cultura de hoy, la idea de modestia
es vista como primitiva o anticuada.

La gente escucha "modestia" y piensa en
la vergüenza y en la opresión de la mujer,

opresión sistemática de las mujeres.

Pero en realidad, la percepción del Islam
de la modestia es algo que pretende

empoderar a las personas que lo practican.

Es la idea de rechazar
la cosificación del cuerpo,

y en vez, concentrarse
en el individualismo,

en tu identidad como persona
sin el aspecto sexualizado de uno.

Hombres y mujeres musulmanes
rechazan la cosificación sexual,

y escogen en vez ser intelectualizados,
personalizados, como somos seres humanos.

¿Cómo explican ustedes la idea de modestia

en un mundo que promueve la sexualización
de mujeres y jovencitas?

Vivimos en una era
donde tienes que ser sexy para encajar,

o para encontrar una pareja atractiva.

Para encontrar a alguien atractivo,
tienes que competir

con las tendencias de la cirugía plástica
o de la moda.

Hay una escritora llamada Wendy Shalit,
que escribió un libro llamado:

"Modestia: Recobrando la virtud perdida".

En este libro, ella dice que la modestia
es una herramienta empoderadora, feminista

por la que las mujeres pueden,
no solo respetarse así mismas,

sino también exigir
el respeto de los demás.

Decir, "Solo les muestro
lo que yo quiero mostrarles.

La única gente que puede ver
partes especiales de mí son la personas

que yo deseo que vean
esas partes especiales de mí."

Para los demás, miren mi personalidad,
mi identidad como individuo,

mi identidad como ser humano,
sin importar lo que esté sobre mi cabeza

o no lo esté.

¿De dónde viene esta retórica del hijab
como institución opresiva,

si es un concepto empoderador?

¿Por qué el Occidente tiene esta idea
del hijab como institución opresiva?

"¡Las musulmanas son oprimidas!"

Mírala, está parada en el escenario
dando una charla TED sobre esto.

¡Mira lo que dice!"

En realidad, para encontrar
la fuente de esta retórica

tienen que volver hacia atrás
a los tiempos de la colonización inicial.

Leila Ahmed escribió un libro
llamado "Mujeres y género en Islam".

En este libro, ella escribe
que en el siglo XIX,

cuando los británicos y otras colonias
entraron a los países musulmanes,

ellos estaban buscando
un medio para justificar

su colonización,
como siempre lo han hecho.

Buscaban un modo
para probar que eso estaba bien.

Así que catalogaron la cultura tradicional
como retrasada,

como regresiva.

Se obsesionaron con el hijab
que las musulmanas usaban, y dijeron,

"Queremos liberarlas de esta cosa horrible
que están usando".

Usaron el feminismo como
una herramienta colonizadora.

Gente como Lord Cromer, por ejemplo,

el gobernador de Egipto,
a inicio del siglo XIX,

a menudo le decía a las mujeres,

"Ustedes mujeres egipcias,
están muy oprimidas.

Déjenme liberarlas,
y presentarles los ideales occidentales".

En realidad,
Cromer fue un tipo muy detestable.

Lo que hizo en las escuelas de mujeres
fue aumentar las tasas de matrículas,

para que esas mujeres que ya habían
recibido educación primaria

antes de la influencia británica,
de repente no pudieran ir a la escuela

porque no podrían costearlo
en las comunidades campesinas.

Él redujo las acciones de doctoras,
nuevos médicos en la sociedad,

quienes estaban capacitadas y listas
para encarnar su conocimiento,

a la partería, diciendo que
"La ciencia era el reino de los hombres."

Para colmo, como cereza del pastel,
este tipo, de regreso en Gran Bretaña,

fue el líder de la Liga de los Hombres
en contra del Sufragio de Mujeres.

Él estaba remplazando,
quizás un concepto medieval,

quizás un concepto del Medio Oriente
de patriarcado,

con su propio concepto medieval
británico de patriarcado.

Había un patriarcado
en ambas culturas,

y era cuestión de elegir
uno por encima del otro,

en lugar de que permitirle a estas mujeres
encontrar su propio sentido,

para encontrar su empoderamiento
en su propia cultura,

para definir el feminismo
por ellas mismas.

La parte más triste de todo es que incluso
el concepto del hijab como discusión

que estamos teniendo hoy,

se le heredó
a las feministas musulmanas,

como algo de lo que tenían que hablar
porque el Occidente se los entregó.

En cualquier cultura de la que se hable,
quizás en el Occidente mismo,

eliges símbolos para ti misma:
sostenes, faldas, pantalones, vestidos.

Esto es algo que elegimos
para hablar de nosotras mismas.

Aún para las feministas de Medio Oriente,

se nos dio el hijab
como una fuente de conflicto,

como algo que nos distraía
de la discusión fundamental

de la educación y los derechos
de las mujeres.

Malak Hifni Nasif fue una feminista
a finales del siglo XIX.

Ella a menudo escribía sobre esto.

Ella dijo que nuestra fe no dicta
que si usar o no el velo

nos hace feministas.

Nuestro velo no tiene
nada que ver con esto.

En realidad, necesitamos hablar
de la educación de las mujeres,

necesitamos hablar de lo que realmente
es importante para las mujeres,

necesitamos ignorar el hecho de que
Occidente nos está dando este objeto,

para tener discusiones entre nosotros.

Hemos establecido que esta es la raíz
de la retórica Occidental en feminismo.

Aquí es de donde viene:

Las feministas occidentales dicen de
las mujeres musulmanas y de otras culturas

que no pueden crear
su propia conceptualización de feminismo.

En cambio, deben adherirse a
una construcción occidental,

deben adherirse a
los ideales occidentales del feminismo.

En realidad, el feminismo es
un movimiento diverso y hermoso,

en el que las mujeres de varias culturas,
antecedentes, educación religiosa

pueden encontrar significado
para sí mismas, y lo que están haciendo

puede determinar igualdad para sí mismas,

y pueden determinar cómo abogar
por la igualdad para sí mismas.

Personalmente, me considero una feminista.

Da miedo, ¿verdad?

No voy a saltar hacia ustedes,
no se preocupen.

Sí, me considero ser
una feminista,

y lo que esto significa para mí
es que mi hijab,

en vez de inhibirme de
representar ese feminismo,

me permite propagar ese feminismo,

me permite representar esta idea
de que no soy más un objeto sexual,

que soy un ser humano y tengo una voz,

que soy alguien que aspira a ser abogada,

una futura activista de derechos humanos.

Alguien que ya está activamente
involucrada en derechos sociales,

y en activismo social.

El hijab, en mi opinión,
no me priva de ninguna manera.

Sin embargo, la sociedad piensa
que no puedo estar orgullosa de mi velo,

que no puede ser ambas hijabe y feminista.

Me dicen que estoy oprimida.

Me dicen que debo deprimirme
por mi llamada "opresión".

Y cuando estoy feliz con lo que tengo,
me dicen que soy anticuada, radical.

¿Qué estoy haciendo?
¿Por qué lo uso en mi cabeza?

Depende de mí definir qué elijo
hacer con mi cuerpo.

Y depende de ustedes,
depende de cualquiera a mi alrededor,

no decirme qué debo
y qué no debería de hacer,

a fin de no insultar mi inteligencia,

sino de aceptarla,
de reconocerla, y respetarla.

Es triste que en la cultura de hoy
no haya ese respeto,

no tenemos esa educación y aceptación.

En Australia, musulmanas
que eligieron ir a la Casa del Parlamento

tienen que sentarse en galerías aisladas
de sus compañeros australianos

debido a su vestido religioso.

Aunque el notario de
las Naciones Unidas, Tim Wilson,

dijo que esta es segregación
basada en el vestido religioso,

al Primer Ministro de Australia
no parece importarle.

Se le ha escuchado decir:

"Desearía que la gente no lo usara,
es muy polémico".

Sí, porque mi velo de bandera americana
es muy polémica.

El rojo intenso, azul y blanco.

Muy espeluznante, ¿verdad?

En Francia, las prohibiciones de la burka
han incitado la violencia contra mujeres.

Violencia que es pasada por alto,
muy a menudo.

Solo un par de años atrás,

una mujer regresaba a casa del trabajo,

y fue golpeada por muchos hombres.

Ella se llevó las manos a la cabeza

y gritó, "Estoy embarazada,
estoy embarazada, paren de pegarme."

Y ellos la golpearon más duro,
al punto en que ella abortó.

Ella perdió su bebé
por la violencia e intolerancia.

¿Es algo que permitiremos
que se perpetúe en nuestra sociedad?

¿Es algo que permitiremos que
se propague en los EE.UU?

¿Donde muchas mujeres jóvenes que usan
el hijab ya tienen historias de terror

que contar, parecidas a la mía?

Amigos, no.

Podemos hacer algo.

La gente ya ha está haciendo algo
al respecto.

En Australia,
campañas como #deseo, #irécontigo,

han empezado a hacer que las musulmanas
se sientan seguras en las comunidades,

y muestren que
con o sin ayuda del gobierno,

a los ciudadanos les importa
la injusticia en cualquier lugar.

En EE.UU., en la UVA,
el día mundial del Hijab es una realidad.

Existe una verdadera solidaridad con
las mujeres que deciden usar el hijab,

es un momento donde nosotros,
como estudiantes de la UVA,

dijimos que respetaríamos
las decisiones de las personas,

sin importar lo que vistan,
y que reconoceríamos el hecho de que sí,

en el mundo hay mucha gente
que no tiene esa opción.

Es verdad.

En algún lugar del mundo,
hay una mujer

que no puede salir de casa sin que
le disparen con las armas del patriarcado,

una mujer que es forzada
a vestir cierta ropa,

una mujer que debe usar ropa negra
sin que su opinión

sea tomada en cuenta,

una mujer tratada como ganado.

Pero estoy aquí hoy en día
para presentar mi punto de vista.

No digo que en todas las formas del hijab
haya justicia.

Digo que mi perspectiva es bella para mí,

Yo, una universitaria de primer año
en EE.UU.,

no puedo, en ningún modo, representar a
1.2 billones de musulmanes en el mundo.

Simplemente, no es posible.

Quiero decir que sería increíble,
me sentiría muy emocionada,

me sentiría honrada,
pero no puedo hacer eso.

Hoy estoy aquí para pedirles que
amplíen sus horizontes, abran sus mentes,

dense cuenta de que hay una
cultura diversa detrás de todo paradigma,

que el Islam, por sí mismo tiene
una cultura diversa

que es una religión única
como cualquier otra religión.

Y lo que escuchan en las noticias,
lo que escuchan en las redes sociales,

es tendencioso y falso.

La mayoría de los musulmanes son
pacíficos, felices y aman la libertad,

y Uds. tienen la oportunidad
de conocerlos.

Estoy aquí frente a Uds.
como una de esas musulmanas felices,

feliz con su religión,
feliz con lo que ella es,

feliz con lo que ella decide
usar sobre su cabeza.

Así que no me digan que no puedo
ser feminista y musulmana.

No me digan que no puedo ser
fan de los turbantes y de Harry Potter.

Permítanme etiquetarme.
Permítanme definirme.

Permítanme elegir qué es lo que
yo deseo representar,

y por lo que yo deseo vivir en mi vida.

Después de todo, el hijab es mi derecho,
mi decisión, mi vida.

Gracias.

(Aplausos)