La barraca valenciana como vivienda sostenible y eficiente | Alina Marín | TEDxUPValència

"¿Quién viviría en una casa hecha de cañas y barro en el siglo XXI? Sin comunicación, sin wifi...” Alina Marín nos habla del proyecto de actualización de la barraca valenciana, presentado a competición Solar Decathlon que premia proyectos de viviendas sostenibles y eficientes, abastecidas únicamente con energía solar. Más información http://www.tedxupvalencia.com/

Proyecto de ingeniera energética y bailarina profesional de flamenco. Formo parte del grupo de organización de Makers UPV, y allí aprendí a mirar siempre más allá. Actualmente coordino el proyecto Azalea, de una vivienda pasiva y solar, para la competición Solar Decathlon Europe 2019. Bailo y trabajo desde el corazón y le pongo pasión a todo lo que hago. This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at https://www.ted.com/tedx

¿Por qué creéis vosotros que en el resto
del mundo se valora realmente a España?

Tranquilos, no hace falta
que me contestéis todos a la vez.

No pasa nada.

Seguro que aunque opiniones hay muchas,
de mil colores y tipos distintos.

Si cerramos la media de lo que
hemos podido pensar,

sacaríamos algunas cuantas en común.

Por ejemplo,

se nos valora mucho por nuestra cultura.

Por nuestra forma de ser.

Por nuestra comida.

Por nuestras fiestas.

Por nuestras ganas de celebrar.

Por nuestras ganas de juntarnos.

Y es que por ejemplo, aquí en Valencia,
sin irnos muy lejos,

Hay una especie de costumbre,

aunque a mí me gustaría más decir
que es algo que está establecido.

Siempre se ha hecho.

Y ojalá, por mí, que siempre se haga.

Y es que aquí en Valencia, los domingos
son días de paella en familia.

Pero claro, las comidas aquí
no son como en el resto del mundo.

Las comidas aquí son comidas de verdad.

Esas que empiezan con un picoteo

La paella, el postre, el café.

La sobremesa.

Y si la cosa está muy arriba y tienes
un par de primos muy enrollados,

igual acabáis hasta de copas.

Por eso siempre sabes
cuándo vas a empezar,

pero nunca cuándo vas a acabar.

Pero bueno, las tradiciones y
las costumbres, como todo en la vida,

aunque se mantienen, evolucionan.

Antiguamente, la vida aquí en Valencia,
estaba concentrada en el campo.

Los domingos las familias se reunían
en las barracas y en las alquerías

y disfrutaban de la paella.

Junto a la huerta y las gallinas.

Y con el buen tiempo de Valencia,

con el paso del tiempo

poco a poco dejamos de ver
aquellas emblemáticas barracas.

La vida se trasladó a la ciudad.

Y poco a poco fueron desapareciendo.

Sí que es cierto que hay pueblos
y familias que las mantienen,

pero es un hecho
que todo esto se está perdiendo.

Pero bueno, cualquiera puede decir:

"Es normal, las barracas estaban hechas
para un modo de vida de antes".

Ahora no tienen sentido,
es algo que está desfasado.

Tenemos que seguir adelante.

Porque ¿quién querría vivir en una casa
hecha de cañas y barro?

Sin comunicación y sin wifi, que es
lo que tanto necesitamos hoy en día.

Pues bueno, imaginaos por un momento
que sí quisiéramos.

Que volviéramos a disfrutar de las paellas
junto a la huerta.

Junto a la familia.

En una barraca en la que se puede vivir.

Pues lo cierto es que aquí, en la UPV,
hay un grupo de estudiantes

que llevan muchos meses
dándole vueltas al tema.

Todo empezó cuando nos encontramos
con una competición

Llamada Solar Decathlon.

Fundada en 2002
por el Departamento de Energía de EE. UU.

y la Energy Endeavour Foundation

con el objetivo de instar
a las universidades

a desarrollar proyectos
de viviendas sostenibles y eficientes

abastecidas únicamente con energía solar.

Cuando descubrimos esta competición,
enseguida nos lanzamos a por ello.

Un equipo de 32 estudiantes,
de 15 carreras distintas.

Aquí en la Universidad
Politécnica de Valencia

ingenieras, arquitectos, diseñadoras
informáticos nos pusimos a ello.

Queríamos desarrollar el mejor proyecto
que Solar Decathlon hubiese conocido jamás

Pero lo realmente divertido
llegó cuando la organización del concurso

hizo públicas las cuatro tipologías
que se debían presentar al concurso.

Una de ellas era la actualización
de la casa típica de la propia región.

Yo hoy he venido a explicaros
cuál fue la decisión que tomamos,

aunque creo que a estas alturas

puede que la mayoría de vosotros
pueden tener una idea de lo que puede ser.

Nosotros decidimos que queríamos
actualizar la casa típica valenciana.

La bararca valenciana

Quizás hay gente que pueda no entender
cuál la relación entre vivienda sostenible

y una barraca valenciana, cañas y barro.

Bueno, lo cierto es que
hemos escuchado de todo.

Con eso no vamos a ganar el concurso.

Eso no tiene sentido.

La barraca estaba hecha para antes,
para un modo de vida determinado.

Hoy en día no.

Hay que crear cosas nuevas, diferentes.

Bueno, lo cierto es que nosotros
sí que creemos que es posible.

Y sobre todo, creemos que es necesario.

Es posible gracias a cosas
bastante sencillas.

Ninguna cosa innovadora, ni transgresora

Todo lo contrario.

Quizás lo habéis podido escuchar.

Hay gente que lo llama "una filosofía
de construcción coherente y sostenible".

A lo mejor habéis oído hablar
sobre las viviendas pasivas.

El estándar de construcción passive house.

O los edificios de consumo casi nulo.

Como os digo no se trata de cosas
súper complicadas

como comprar unos materiales
super caros e inalcanzables,

sino todo lo contrario.

Se trata de optimizar al máximo
todos nuestros recursos

mediante estrategias y medidas pasivas.

La plataforma de edificación pasiva house
nos pone un ejemplo muy sencillo.

Y es que con algo tan simple

como la correcta orientación
de nuestras propias ventanas,

podemos conseguir hasta un 75 % de ahorro
en el gasto energético de nuestra vivienda.

Podemos conseguir aprovechar al máximo
la luz que llega a nuestra casa,

sin convertir nuestra casa en un horno.

Y al mismo tiempo aprovechar al máximo
las corrientes naturales del aire,

sin acabar con un constipado brutal
dos días después.

Y diréis: "vale, si es tan sencillo,
¿por qué no se hace siempre?".

Sí que es tan sencillo.

Y el porqué no se hace siempre, yo creo
que tiene tres respuestas.

La primera es por falta de conocimiento.

Luego por un enfoque equivocado.

Y por último, por una falta
de concienciación.

Falta de conocimiento porque estoy segura,
y ojalá me equivoque, de verdad,

de que la mayoría de vosotros no habéis
escuchado nunca hablar de una casa pasiva.

Ni del estándar de construcción
passive house.

Un enfoque equivocado porque,
por desgracia,

nos han metido mucho en la cabeza,
y está bien

que hay que preocuparse por el consumo
que hacemos en nuestra vivienda.

Vamos como locos apagando las luces,

desconectando los cables de la luz

apagando el piloto de la tele
cuando nos vamos a dormir,

creyendo que eso
es lo realmente importante.

Sin saber que lo que importa de verdad

es la demanda energética
que tenga nuestra vivienda.

Más del 50 % de energía que gastamos
en nuestras propias viviendas,

se destina a sistemas de climatización,
aire acondicionado o calefacción.

Las viviendas pasivas no requieren
de un sistema de climatización.

Como os decía, con estrategias
y medidas pasivas

podemos suplir eso.

La energía que más se ahorra
es la que no se usa, ¿no?

Por eso, quizás debemos darle una vuelta

y pensar más en cuáles son
las fugas energéticas

que tiene nuestra vivienda.

Cuál es la demanda energética
que tenemos.

Y por último, os decía
una falta de concienciación.

Porque creemos que estamos,
lo estamos, de hecho

cansados de escuchar hablar
sobre el cambio climático,

la importancia del ahorro de la energía,

La importancia del reciclaje,
de las renovables.

Pero, ¿de verdad estamos
concienciados al respecto?

Porque todos conocemos,

ojalá no seáis vosotros
de ese tipo de gente,

de esas personas que en invierno
se ponen la calefacción a tope

para poder ir en tirantes por casa.

O en verano, el aire acondicionado
a 19 ºC para poder dormir con mantita.

Confío en que no sois de esas personas.

A eso es a lo que me refiero
con que quizás

nos falta un poco más saber valorar
los recursos que tenemos.

Y de ser conscientes realmente

de cuál es la respuesta
que tienen nuestros actos.

Por otro lado, os decía
que este proyecto es necesario.

¿Por qué es necesario?

Antes os ponía esta imagen.

Nosotros creemos que nuestro pasado

tiene un valor incalculable
que no podemos echar a perder.

Porque durante muchísimo tiempo

hemos pensado que la palabra innovación
significa crear desde cero.

Romper con todo lo que ya hay
y crear algo desde un lienzo en blanco.

Y no es así.

La palabra innovación

también tiene que ver
con actualizar lo que ya tenemos.

Porque os digo: lo que ya hemos vivido
tiene un valor increíble

y no podemos echarlo a perder.

Aquí en Valencia hemos aprendido
bastante de eso

porque tenemos
grandes ejemplos de edificios,

grandes construcciones que en su día

supimos rehabilitar
y darles una segunda vida.

Por ejemplo, el edificio
de La tabacalera,

el edificio de La harinera,
o las naves de Valencia.

Y eso es lo que nosotros queremos hacer
con la barraca valenciana.

Darle una segunda vida.

Porque la barraca no solamente
es una forma constructiva característica

con ese tejado tan inclinado,
tan propio de aquí.

La barraca es muchísimo más.

Es las paellas en familia, los domingos.

Es las mujeres y los hombres de Valencia
trabajando la tierra.

Y es también un poco
de cada uno de nosotros.

Toda nuestra esencia valenciana
está ahí dentro guardada.

Por eso nosotros
quisimos trabajar sobre esto.

Y sobre todo

no quisimos construir un proyecto
que no tuviese en cuenta la huerta.

Porque la huerta ha sido uno
de los motores principales de esta ciudad

durante muchísimos años.

Nos ha dado comida
y nos ha dado trabajo.

De hecho,
la Agencia Medioambiental Europea

sitúa la huerta valenciana como una
de las tierras más fértiles del mundo

debido a sus ciclos de cosecha
y al buen clima que tenemos aquí.

Pero por desgracia,

en los últimos años, se ha registrado
una pérdida del terreno del 30 %.

Y al mismo tiempo, hace poco

el Ayuntamiento de Valencia lanzó
un movimiento que se llama "Sense Mans".

Y precisamente,
el mensaje que lanza es ese.

Que nos estamos quedando sin manos.

Nos estamos quedando sin gente
que trabaje la tierra.

Y nos estamos quedando sin huerta.

Por eso nosotros quisimos construir
un proyecto que involucrase la huerta.

Que dejase de ser un obstáculo
a la hora de crecer las ciudades

y que formara parte de la propia vivienda.

Un área más de ella.

Con todo esto, nosotros quisimos llevar
la barraca adelante.

La presentamos a la organización
del concurso.

Y en diciembre de 2017, fuimos unos
de los 16 seleccionados en todo el mundo.

Para competir en la cuarta edición
de Solar Decathlon Europa.

Tendrá lugar en Hungría, en 2019.

Ahora,

junto a universidades de EE. UU.,
Tailandia, Dinamarca, Bélgica e Italia

desarrollaremos nuestro proyecto aquí.

Y lo construiremos aquí,

en el campus de la UPV.

Y en junio de 2019,
lo transportaremos a Hungría.

Y competiremos por ser la vivienda
más sostenible y eficiente de Europa.

Con todo para acabar, me gustaría decir

que para nosotros

este proyecto no queremos
que se quede solo en la competición.

Queremos ir más allá.

Queremos que, de verdad, el día de mañana

existan barracas en las que sí
que se puede vivir.

Que se le dé una segunda vida.

Y sobre todo, no queremos
que este proyecto sea solo nuestro.

Queremos que todos vosotros
forméis parte de él.

Que toda la ciudad de Valencia
forme parte de él.

Porque así es la forma en la que de verdad
conseguiremos darle una segunda vida.

Antes os ponía el ejemplo de la paella.

La paella es un símbolo valenciano.

Se nos conoce por ello, ¿no?

La paella es algo que es nuestro.

Que respetamos y que queremos
que se mantenga en el tiempo.

De igual forma, la barraca es nuestra.

Merece ser respetada.

Y queremos, y podemos, mantenerla
en el tiempo.

Antes os decía que la barraca no solo es
una forma constructiva muy potente

y muy característica.

La barraca guarda dentro
nuestra identidad,

nuestras costumbres.

Y sobre todo, una gran parte
de nuestra historia.

Muchas gracias.