-
De este modo, como podéis ver,
se asemeja a un río,
-
pero parece estar hecho de leche.
-
¿Puede decirme alguien qué
le confiere este brillo blanco?
-
En una noche clara, cuando
se mira al cielo,
-
nuestra galaxia es como un gran río.
-
De este modo, como podéis ver,
se asemeja a un río,
-
pero parece estar hecho de leche.
-
¿Puede decirme alguien qué
le confiere este brillo blanco?
-
¡Yo!
-
¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!
-
¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!
-
Giovanni.
-
S-sí señor...
-
Dime, Giovanni, si miras la galaxia por
un telescopio, ¿de qué está compuesta?
-
-¡Giovanni estaba dormido!
-Siempre hace igual.
-
Esta mañana llegó tarde.
-
Reparte periódicos todas las mañanas.
Me da lástima.
-
¡Pues no debería!
-
-Bien, ahora Campanella.
-¿Qué está haciendo Campanella?
-
-¿Qué le pasa?
-Quizás Campanella tampoco lo sabe.
-
-¿Entonces por qué se queda de pie?
-Mejor que diga algo rápido.
-
-¿Viste a Giovanni esta mañana?
-Estaba jugando con el perro de Campanella.
-
Tal vez Campanella no le hace caso,
así que un perro es lo mejor que consigue.
-
Bien. Sentaos los dos.
-
Si mirarais a nuestra pálida
galaxia por un telescopio,
-
podríais ver que en realidad
es un cinturón de estrellas.
-
¿Correcto, Giovanni?
-
Campanella no dijo nada...
-
... para que Giovanni no quedara como
un tonto delante de la clase.
-
Pero lo sabía.
Campanella y yo lo sabíamos.
-
Los dos habíamos mirado el atlas galáctico
de su padre en el desván de su casa.
-
... y si extendemos la comparación,
-
todas estas estrellas son como gotitas
de aceite, flotando en ese mar de leche.
-
Si fuéramos a contemplar esto
de un modo algo más literal,
-
El "agua" de nuestro metafórico río
es realmente la luz que corre...
-
Giovanni está tan ausente últimamente...
-
porque su padre todavía no ha vuelto.
-
¿De verdad?
Pero, ¿su padre no iba a regresar pronto?
-
¡De eso nada! Partió a cazar
nutrias en el Mar del Norte.
-
Pero era una expedición ilegal,
-
¡y le encerraron en la cárcel como
a un vulgar criminal!
-
¡Zanelli!
-
Iba a hablar del tremendo
tamaño de la galaxia...
-
y los diversos tipos de estrellas
que la componen,
-
pero parece que se nos ha acabado
el tiempo por hoy.
-
Hablaremos de todo eso en mi próxima clase.
-
El Festival de las Estrellas es esta noche.
-
Os animo a todos a tomar parte
en la celebración.
-
Bien, ¡podéis iros ya!
-
¡Nos reunimos en los álamos
a la puerta del colegio!
-
Tu padre nos trajo este
ejemplar de cangrejo.
-
¿Te importa sostenérmelo?
-
Tu padre también nos trajo
las cornamentas y...
-
los fósiles poco comunes
de esta vitrina.
-
¿Alguna noticia reciente
de tu padre?
-
No, señor.
-
Ya veo.
-
Bueno, no te preocupes.
-
Sí, señor.
-
Mañana tengo que hacer unos recados
en tu parte de la ciudad.
-
Probablemente pase por tu casa
para saludar a tu madre...
-
y ver cómo le va.
-
Adiós, señor.
-
Sí. Adiós.
-
Creo que tus amigos planean echar
linternas al río para el festival.
-
Sí, pero tengo que...
-
Oh, sí. Tienes que trabajar.
-
Pero... tal vez si termino
mi trabajo rápidamente,
-
pueda ir al río y verlo después.
-
Estaría bien.
-
¡Sí, señor!
-
¡Sí! ¡Sé cómo hacerlas!
-
¿Dónde quedamos?
-
¡Debajo del puente!
-
¡Usaremos velas azules!
-
¡Será fácil!
¡Mi padre me enseñó cómo se hace!
-
-Entonces es cosa tuya.
-Pero hazlo antes del Festival.
-
Podemos empezar donde Campanella
y bajar a la plaza.
-
-¿Puedo traer a mi hermana pequeña?
-Vale, pero sólo si se está callada.
-
Perdón, llego tarde.
-
-Uh... Hola, señor.
-¿Mmm?
-
¿Tiene algún trabajo nuevo para mí?
-
¿Puedes colocar los tipos para esto?
-
Sí, señor.
-
Eh, pequeñajo.
¡Sigue así!
-
Perdón, señor.
He terminado.
-
Muchas gracias, señor.
-
No puedo perder mi billete. Si lo perdiera...
-
... no podría subir al tren.
-
Disculpe...
-
Azúcar y una barra de pan, por favor.
-
Ten. Barra de pan y
terrones de azúcar.
-
Gracias.
-
El cambio.
-
Gracias.
-
Hola, mamá. Ya he llegado.
-
¿Cómo estás?
-
Oh. ¿Eres tú, Giovanni?
Me alegro de que hayas vuelto.
-
Hoy he estado mucho mejor.
El tiempo era fresco.
-
Traje azúcar para echarte en la leche.
Pensé que te gustaría.
-
¿Cuándo ha venido Hermana?
-
Más o menos a las 3.
Me hizo el trabajo doméstico.
-
Eh, mamá, ¿hoy no han
traído la leche?
-
¿No está en la repisa?
-
Salgo a por ella.
-
No, quédate y come.
Yo ya comeré más tarde.
-
Tu hermana hizo un poco de sopa de
tomate. Debe estar en la mesa.
-
Vale. Tomaré un poco.
-
Oye, mamá...
-
Tengo la sensación...
-
Tengo la sensación de que Padre va a
volver pronto. ¿No crees, mamá?
-
Sí. Creo que tienes razón.
-
Esta mañana leí un poco los
periódicos que repartía.
-
Decía que la pesca en el norte
ha sido muy buena este año.
-
Bueno... puede que tu padre
no haya ido a pescar.
-
Claro que fue a pescar.
Él no haría nada ilegal.
-
Ya sabes que él no es así, madre.
-
Antes siempre trajo cosas geniales
para el colegio,
-
como el cangrejo gigante,
y los cuernos de reno.
-
El colegio todavía los tiene expuestos.
¿Lo sabías, madre?
-
Tu padre te prometió traerte
un abrigo de piel de nutria, ¿no?
-
Los chicos del colegio
siempre se burlan de mí.
-
¿Se meten contigo?
-
Campanella no.
Él no me preocupa nada.
-
Tu padre y el padre de Campanella
han sido amigos...
-
desde que eran pequeños.
-
Padre a veces me llevaba
a casa de Campanella a jugar.
-
Era muy divertido...
-
Sabías que Campanella tiene un tren de juguete
estupendo que se mueve con alcohol.
-
¿El Festival de las Estrellas
no es esta noche?
-
Sí. Voy a ir al festival después de
ir a la lechería.
-
Bien. Me alegro de que vayas.
-
Pero no te acerques al río.
-
Miraré desde la orilla.
Vuelvo en una hora más o menos.
-
Tómate tu tiempo.
-
No me preocuparé si vas a estar
con Campanella. ¿Vas a estar con él?
-
Sí, estaré con él.
-
Hasta luego. Puede que tarde
hora y media. Pásalo bien.
-
¡Zanelli!
-
¿Vas a la plaza?
-
Giovanni, ¿tu padre te va a traer
un abrigo de piel de nutria?
-
Zanelli... ¡Es idiota!
-
Algunos ven la galaxia
como un río gigante de leche...
-
y todas esas estrellas son
como gotitas de aceite...
-
... flotando en ese mar de leche.
-
Aquí, el sitio donde vivimos, existe
de la misma manera que las estrellas.
-
El sol y la propia Tierra
flotan en este mar.
-
Hasta se podría decir que todos vivimos
en las aguas del río del cielo...
-
-¡El Festival de Centauro!
-¡El Festival de Centauro!
-
Casi me olvido. Tengo que
ir a por la leche para mamá.
-
¿Hola?
-
¿Hay alguien?
-
Siento molestar, pero hoy no
nos trajeron la leche,
-
así que he venido a por ella.
-
Así que... He venido para
coger nuestra leche.
-
No te puedo ayudar.
No hay nadie más ahora.
-
Vuelve mañana.
-
¡Lo siento, pero de verdad la
necesito esta noche?
-
¿Qué prisa tienes?
¿Vas a perder el tren?
-
Uh. No. Verá, mi madre está enferma,
y la necesita esta noche.
-
Ya veo. Bueno, vuelve
un poco más tarde.
-
¡Hola!
-
¡Eh, Giovanni! ¡No puedo esperar a
ver tu abrigo nuevo de nutria!
-
¡No podemos ESPERAR a ver
tu abrigo nuevo de nutria!
-
¡No podemos ESPERAR a ver
tu abrigo nuevo de nutria!
-
Oh, vaya. ¿Qué pasa?
-
Cada luz en esa banda brillante
de arriba realmente es una estrella.
-
¡Estación Galaxia!
¡Parada: estación Galaxia!
-
¡Campanella!
-
Lo intentaron de verdad.
-
Los otros corrieron tras mí,
pero era demasiado tarde.
-
Hasta Zanelli.
Corrió tan rápido como pudo...
-
pero no fue lo bastante rápido.
-
Entonces, ¿te esperan
en alguna parte?
-
Zanelli ya se ha ido a casa.
-
Su padre vino a buscarle.
-
¿Qué pasa?
-
Tienes el abrigo mojado. Parece que
estuvieras cubierto de rocío.
-
¡Maldita sea! He perdido la cantimplora.
Se me debe haber caído.
-
Pero no pasa nada.
-
Nos acercamos a la estación Cisne.
-
Me encanta mirar a los cisnes.
Son tan hermosos.
-
Puedo verles desde millas de distancia,
cuando se deslizan a través del río.
-
¡Qué mapa tan estupendo!
¿Dónde lo conseguiste?
-
¡Parece hecho de obsidiana!
-
Me lo dieron en la estación Galaxia.
¿No te dieron uno?
-
No me acuerdo de estar en
ninguna estación Galaxia.
-
Eh, este punto es donde estamos
ahora mismo, ¿verdad?
-
Sí.
-
El lecho del río brilla
a la luz de la luna.
-
¡Es luz de las estrellas, no de la luna!
Es el resplandor de la galaxia.
-
¿Qué? ¿Qué es?
-
No creí que tuviéramos oportunidad
de ir solos esta noche.
-
¿Y tú, Campanella?
-
¿Qué quieres decir? Creías que
íbamos a estar con todos los del colegio?
-
No, no es eso.
Olvídalo.
-
Mira, deben ser los campos
del cielo ahí fuera.
-
Este tren no consume carbón, ¿Verdad?
¿Puede que alcohol?
-
Debe funcionar con electricidad.
-
Mira, la genciana está floreciendo.
-
Por fin es otoño...
-
¡Voy a bajar y coger algunas!
-
Te prometo que volveré enseguida, ¿vale?
-
Demasiado tarde. Mira, ya hemos pasado
de largo. Ya están muy atrás.
-
Eh...
-
Espero que mi madre me perdone.
Hice lo mejor que pude.
-
¡Oh, sí, mi madre!
Ya debe estar muy lejos.
-
Apuesto a que está pensando en mí.
-
Giovanni. Sabes algo,
-
haría cualquier cosa del mundo para
hacer feliz a mi madre.
-
Pero a veces me pregunto si
hay algo que hacer...
-
que la hiciera REALMENTE feliz.
-
¿Qué quieres decir?
Seguro que tu madre es feliz.
-
¿Por qué crees que no lo iba a ser?
-
No sé explicarlo...
-
... pero creo que la gente es más feliz
cuando hacen algo bueno de verdad.
-
Por eso creo que mi madre me
perdonará por lo que he hecho.
-
Si la gente de verdad intentara hacer lo mejor
que pueden, creo que todo el mundo sería feliz.
-
Parece que llegaremos pronto
a la estación Cisne.
-
Llegaremos exactamente a las 11.
-
Habrá una parada de 20 minutos.
-
¿Crees que deberíamos bajar y
echar un vistazo?
-
Vamos a pasear un poco.
-
¡Qué estación tan grande!
-
¿Dónde habrán ido?
No hay nadie.
-
Tienes razón.
-
¿Por dónde quieres?
-
Todo recto.
-
¡Vale! ¡Te echo una carrera!
-
¿Qué es eso?
-
Hay una puerta pequeña.
-
Vamos abajo.
-
¿Por qué no?
-
Baja mucho. ¿Crees que deberíamos?
-
Vamos.
-
Es la plaza de una ciudad.
-
Aquí tampoco queda nadie.
-
Eso parece.
-
Hay algo escrito ahí.
-
''Por aquí a la Costa Pliocena.''
¡Vamos!
-
Son como los escalones de piedra
que bajan al río.
-
¿Cuánto crees que baja?
-
No sé.
-
Cada grano de arena es una
joya cristalina.
-
Hay una chispa de fuego
dentro de cada uno.
-
¡Hay alguien ahí delante!
-
Vamos a mirar.
-
¿Qué es esto?
-
Es una nuez. ¡Mira!
Están por todas partes.
-
¡Esa es enorme!
-
Es el doble de grande que
una nuez normal.
-
¡Y parece que está perfectamente!
-
¡Mira ahí! Son ellos.
-
Me parece que están desenterrando algo.
-
¡Recordad, tened cuidado
cerca de ese afloramiento!
-
¡Usa la pala! Mejor excava un poco más atrás.
-
¡Con cuidado, con cuidado!
¡Intentad trabajar con suavidad!
-
¿Habéis venido a observar?
-
Sí, señor.
-
¡Veo que habéis encontrado una nuez!
-
En un tiempo había millones.
-
Esa nuez tiene 1,2 millones de años.
-
¿Más de un millón de años?
-
Hemos datado estas rocas.
-
Provienen de la Era Terciaria,
hace 1,2 millones de años.
-
¡Cuidado con ese cincel!
¡No tan fuerte!
-
Hemos encontrado un animal antiguo
llamado vos,
-
que era el ancestro de
la vaca moderna.
-
¿Lo pondrán en exhibición?
-
No, esto es pura investigación.
-
Desde aquí, parece un estrato fósil
denso y rico.
-
La evidencia indica que las
rocas tienen 1,2 millones de años.
-
Pero a otros esta región les puede
parecer completamente distinta.
-
Ya veis, todo depende de quién
esté mirando.
-
A algún otro, toda el área le puede
parecer que es aire, o incluso agua...
-
o un trocito vacío de cielo.
-
¿Entendéis? Aún--
-
¡Eh, cuidado!
¡No uses la pala ahí!
-
¡Esa tierra es demasiado blanda!
-
¡Sí, señor! ¡Lo tengo!
-
¡Ya es hora de irse!
-
Pero quiero ver un poco más.
-
No podemos.
Perderemos el tren si nos quedamos.
-
¡Vamos!
-
Muchas gracias, señor.
-
Muy bien.
Adiós.
-
¿Uh? Toda la ciudad ha cambiado.
-
Todo se ha convertido en piedra.
-
¡Deprisa!
-
¡Lo conseguimos!
-
Hemos corrido tan rápido como el viento...
¡1,2 millones de años!
-
Es asombroso.
-
¡Sí, 1,2 millones de años!
-
Perdón. ¿Te importa que me siente?
-
Uh... No... claro.
-
Muchas gracias, joven caballero.
-
¿Adónde os dirigís vosotros dos?
-
¡Al final del universo!
-
Ya veo. Eso es maravilloso.
-
Sabéis, este tren es capaz
de llevaros hasta allí.
-
¿Y adónde va usted, señor?
-
La próxima parada. Soy cazador de
pájaros y me bajo en la próxima.
-
¿Qué hace con ellos
después de cazarlos?
-
Te los comes. Pero bueno,
¿nunca habéis comido un pájaro?
-
Tomad, fijaos en estos.
Cacé estas garzas ayer mismo.
-
¿Y de verdad se las come?
-
Claro. Tengo pedidos todos los días.
-
¿Pero quién puede comerse una garza?
-
¡Todo el mundo!
Tomad, ¿por qué no probáis?
-
Ahí va.
-
Y también para ti.
-
Por favor, comed.
-
Adelante.
-
Esto... ¡Es caramelo!
-
¿Por qué no pruebas tú también?
-
Claro. Muchas gracias.
-
¡Qué garzas tan hermosas!
-
Muchas gracias.
-
Pues dígame, ¿los flujos migratorios
parecen prometedores este año, o no?
-
¡Oh, sí! ¡Son increíbles!
-
¡Vienen hordas de pájaros de todas partes!
Están por doquier.
-
Hace un par de días tuve
algunas llamadas de queja.
-
La gente llamaba para decirme...
-
que la luz del faro
no debería parpadear.
-
Les dije que yo no lo estaba haciendo.
No era culpa mía.
-
¡Había bandadas enormes de pájaros frente
a la luz, una detrás de otra!
-
Se lo dije a esos idiotas, ''Mire, no
puedo hacer nada con un montón de pájaros!...
-
Si quiere quejarse, entonces se queja
al grande que va delante de la bandada.''
-
''Es fácil de distinguir: patas largas,
pico grande, plumaje susurrante.''
-
Sí, eso les dije.
-
Ah sí. Es mi parada.
-
¡Está ahí fuera!
-
¡Eso fue refrescante!
-
No hay nada más satisfactorio
que trabajar duro en algo que haces bien.
-
Tienes gansos y garzas.
¿Puedes conseguir cigüeñas?
-
Claro, hay muchas por aquí.
-
Ahora se las puede oír. Sigue.
-
Escucha con atención y las oirás.
-
Es el operador de telégrafo.
-
Muchas gracias.
-
Cójame la mano.
-
¿Aquí, señor?
-
Sí. Gracias a los dos.
-
Perdone, pero, ¿oye usted algo?
-
¿Qué es lo que oye?
¡Díganoslo, por favor!
-
No lo sé.
-
He recibido esto desde hace un tiempo
-
Pero parece que no lo puedo descifrar.
-
¿Cómo suena?
¿Es algún tipo de código secreto?
-
¿Puedes escribir lo que te dicte?
-
Claro. Sí, señor.
-
La estática molesta mucho.
-
''... Dios... hacia... Ti... cerca...''
-
Más estática.
-
''Incluso... aunque... sea... una... cruz...''
-
''... me... aún...''
-
''... mi... canción... será...''
-
Interesante...
Eso es todo.
-
Sólo estática después de eso.
-
¿Qué es?
-
La señal se repite una y otra vez.
Siempre lo mismo.
-
La recibo en el telégrafo.
-
... Dios hacia Ti cerca aunque
sea una cruz...
-
... me aún mi canción será...
-
¿Qué crees que significa?
-
No sé.
-
Es el número 306.
-
Número 306.
-
¿306? ¿Qué es?
-
Número 306.
-
Más cerca, Dios mío, de Ti,
-
¡Más cerca de Ti!
-
Aunque haya sido una cruz
la que me ha elevado,
-
aún mi canción estará,
-
más cerca, Dios mío, de Ti,
-
más cerca, Dios mío, de Ti,
-
más cerca de Ti.
-
Es un ruego para ser llevado al Cielo.
Una oración por la salvación.
-
-¿Una oración? ¿La oración de quién?
-No lo sé.
-
Pero probablemente lo sepan
en el observatorio de Albireo.
-
¿El observatorio de Albireo?
-
Ya estamos saliendo del Cisne.
-
Podéis ver el observatorio
de Albireo ahora mismo.
-
Por supuesto, es probable que
no os den una respuesta.
-
Más cerca, Dios mío, de Ti,
-
¡Más cerca de ti!
-
Aunque haya sido una cruz
la que me ha elevado,
-
aún mi canción estará,
-
más cerca, Dios mío, de Ti,
-
más cerca, Dios mío, de Ti,
-
más cerca de Ti.
-
-¡Inspección de billetes!
-¿Uh?
-
¡Inspección de billetes!
¡Es hora de la inspección de billetes!
-
¿Me pueden dejar sus billetes, por favor? Mmm...
-
Tome.
-
Su billete, por favor.
-
Perdone, señor, pero, ¿le dieron
este billete en la tercera dimensión?
-
No estoy seguro de dónde me lo dieron...
-
Muy bien, señor.
-
Alcanzaremos la Cruz del Sur exactamente
a las 3 en punto, señor.
-
Mi billete es diferente.
-
¿Puedo ir con mi billete
a donde vas tú?
-
¡Desde luego!
¡Es un billete increíblemente especial!
-
Te puede llevar... Sí,
¡te puede llevar al mismo Cielo!
-
Vaya, con ese billete...
-
¡Sí, ya lo veo! Te llevará a
cualquier parte donde vaya este tren,
-
a cualquier parte en la cuarta
dimensión de los sueños.
-
¡Debes ser realmente especial!
-
No comprendo.
-
¿Tal vez tú...?
-
Sí, claro.
-
¡Sabía que eras diferente
de todos los demás aquí!
-
Es eso, ¿verdad? Eres...
¡Todavía no me lo creo!
-
¡Nunca había visto un billete así!
-
Nos acercamos a la estación del Aguila.
-
Eh... No importa dónde vayamos,
estaremos juntos, ¿vale?
-
Fíjate, ese hombre se ha ido.
¿Dónde fue?
-
Me pregunto dónde fue.
-
Ahora me gustaría haber
hablado más con él.
-
Me sentí como si nos estuviera interrumpiendo.
Quería que se marchara...
-
... pero ahora me siento mal.
-
Sí. Yo también.
-
De repente huelo a manzanas.
-
Sí, tienes razón.
Yo también.
-
Gracias.
-
El barco en el que estábamos chocó
con un gran iceberg y se hundió.
-
Me contrataron como tutor
de estos niños.
-
Hace dos meses, su padre tuvo que
volver a casa por negocios.
-
Dejó a su hijo e hija a mi cuidado.
-
Estábamos de camino a casa
para reunirnos con él.
-
Era muy tarde por la noche, y apenas
podíamos ver la luz de la luna.
-
La niebla era increíblemente espesa.
-
Entonces chocamos con el iceberg,
-
y el barco inmediatamente empezó
a hundirse y escorarse.
-
Los puentes se llenaron de agua.
-
Los botes de salvamento ya
estaban bajo el agua,
-
así que no había suficientes
botes para huir.
-
La gente a nuestro alrededor se hizo
a un lado para abrirnos paso.
-
Pero estaba claro que había
demasiados viejos y niños...
-
para los botes que quedaban.
-
Soy responsable de estos dos niños.
Su padre los dejó a mi cuidado.
-
Soy su tutor...
-
y él hubiera querido que les intentara
salvar, así que empecé a empujar.
-
Pero pensé en qué les traería
verdadera felicidad.
-
¿Qué pasaría si les conseguía salvar,
incluso si eso costaba vidas?
-
Dejar que muriéramos sólo
sería pecado mío.
-
Lo mejor para ellos podía ser
irnos ahora, juntos...
-
... para estar con Dios.
Mejor que ser salvados de esa forma.
-
Pero recordé que era mi deber
salvar sus vidas, y empujé.
-
Me desesperé y empecé a gritar...
-
para que acogieran a los niños
en los botes.
-
Pero al ver a madres que se
despedían de sus hijos para siempre...
-
... y al ver a padres quietos y silenciosos,
tratando desesperadamente de no llorar...
-
... tomé una decisión.
-
Decidí que flotaríamos juntos tanto
tiempo como fuera posible.
-
Así que les agarré, y los tres
esperamos a que el barco se hundiera.
-
No estoy seguro de qué es
realmente la felicidad.
-
Pero si no te desvías del camino
verdadero y escuchas a tu corazón...
-
incluso en condiciones terribles,
puedes escalar cualquier montaña,...
-
no importa lo alta que sea.
-
Creo que todos podemos conseguir la
felicidad, un paso cada vez.
-
Sí. Estoy de acuerdo.
-
Para conseguir la verdadera felicidad,
debemos servir a Dios...
-
incluso si lo hacemos desde
las profundidades de la desesperación.
-
-¿Te gustaría una manzana?
-¿Uh?
-
Oh, es preciosa.
-
Por favor, cógela y come.
-
¿Os gustaría una manzana?
Vamos a compartirla.
-
Muchas gracias.
-
Gracias.
-
¿De dónde salen estas manzanas
deliciosas? ¡Son una maravilla!
-
Por aquí parece que las cosas simplemente
crecen solas, sin esfuerzo.
-
No es nada difícil.
-
Si siembras las semillas apropiadas,
pronto las verás florecer por sí solas.
-
Ya veo.
-
Pasa con las manzanas
e incluso con el caramelo...
-
Estaba soñando.
Soñaba con mi madre.
-
Me preguntaba si quería
una manzana grande y roja.
-
¡Y cuando me desperté
tenía una en la mano!
-
Oh, todavía estamos en el tren.
-
¡Qué manzana tan bonita!
-
Huele deliciosa.
-
Debí olerla cuando estaba dormido.
-
¡Mirad, cuervos!
Por la ventana.
-
Oh, sí. ¡Hay toda una bandada ahí fuera!
-
No son cuervos.
En realidad son urracas.
-
Oh, ya veo...
-
¡Uau! Fijaos en ellos...
-
¡Mirad! ¡Más manzanas!
-
Ese es el himno 306.
-
Esa gente del bosque están
cantando a coro.
-
¡Mirad! ¡Es un campo de maíz!
-
Sí, lo es.
-
Ahí, la estación.
-
Suena como la Sinfonía del Nuevo Mundo.
-
¿Qué es eso?
-
Había un chico de pie
fuera de una casa pequeña.
-
¿De verdad?
-
Creo que le conozco.
He visto a ese chico.
-
Yo también conozco a ese chico.
-
Entonces debemos haberle conocido
en alguna parte, antes.
-
Ahora estamos en esta región, ¿verdad?
-
Sí.
-
¿Uh? ¿Eso está en llamas?
-
Es la llama de Escorpio.
-
Lo sé todo sobre esa Llama.
-
¿Qué es la llama de Escorpio?
-
Es un escorpión que se quemó hasta morir.
Estalló en llamas.
-
Estaba tan caliente...
que hoy todavía arde.
-
¡Los escorpiones son bichos muy malos!
-
¡Mi profesor me dijo...
-
que intentan picarte con la cola
y puedes morirte!
-
Es verdad, pero los escorpiones
no son malos.
-
Nuestro padre nos habló una vez
del escorpión del Campo de Baldora.
-
El escorpión mataba a otros
insectos y se los comía.
-
Entonces, un día, una
comadreja lo encontró.
-
El escorpión huyó y se cayó
a un profundo pozo.
-
Estaba atrapado y sabía que moriría.
-
Entonces se dijo: ''¿Cuántas veces
he devorado a otras criaturas?''
-
''Y esta vez que yo era la presa,
escapé de puro terror.''
-
''Y mira lo que ha pasado.
Moriré solo en este pozo.''
-
''Ah... la vida está llena de incertidumbre.''
-
''¿Por qué no acepté mi destino? Si hubiera
dado mi vida libremente a la comadreja,''
-
''le hubiera dado otro
día de vida.''
-
''Pero ahora mi muerte no ayudará
a nadie. Soy inútil.''
-
''Amado Señor, te suplico, mira en
mi corazón y escucha mi oración.''
-
''En mi próxima vida, no me
permitas desperdiciarme.''
-
''Permítime usar mi cuerpo para la
auténtica felicidad de todos en el mundo.''
-
Y entonces el escorpión estalló en llamas:
un brillante resplandor carmesí.
-
Y con la luz de su cuerpo ardiente,
iluminó la noche para siempre.
-
Qué hermoso.
-
¡Estamos en el pueblo de Centauro!
-
¡Centauro! ¡El Festival!
-
¡Sí! ¡Tienes razón!
¡Es el Festival de las Estrellas!
-
Parece que todos están fuera esta noche,
celebrando el Festival de Centauro.
-
Llegaremos pronto a la Cruz del Sur.
Prepárense para bajar.
-
Pronto llegaremos a
la Cruz del Sur.
-
Tenemos que prepararnos para irnos.
-
¡Quiero quedarme en el tren!
No quiero irme.
-
Ya lo sé, pero tenemos que bajar aquí.
-
¡No! ¡Yo me quedo en el tren!
¡Quiero viajar más!
-
Lo siento pero tenemos que bajar aquí.
Es hora de que nos vayamos todos.
-
Ahora, sé un buen chico.
Aquí es donde llegamos al Cielo.
-
Ven, tenemos que irnos.
-
Bueno... Entonces adiós.
-
Adiós.
-
Adiós.
-
Supongo... que ahora sólo
somos nosotros dos.
-
¡Eh, sigamos viajando así
para siempre! ¡Vale!
-
¡Es estupendo! Siempre estaremos juntos,
¿verdad, Campanella?
-
Mmm... Sí, me gustaría.
-
Pero entonces... otra vez,
¿dónde vamos exactamente?
-
Bueno... no lo sé.
-
¡Mientras estemos juntos!
-
¡Eh! ¡Mira eso!
-
Es el saco de carbón -
un agujero en el cielo.
-
¿Qué pasa? ¡Eh, no te preocupes!
Ya no me da miedo la oscuridad.
-
Pasaremos esto juntos, ¿vale?
-
Sí, supongo que tienes razón.
Lo pasaremos.
-
Mira qué campo tan precioso ahí fuera.
Es tan hermoso. Tan pacífico.
-
¿Qué campo?
-
Tiene que ser el campo
del auténtico Paraíso.
-
Ahora lo veo. Ahí está mi madre.
Me está esperando.
-
Campanella, siempre estaremos
juntos, ¿no?
-
¡¡¡Campanella!!!
-
¡Campanella, espera! ¡Espera!
¡Voy contigo!
-
Adiós, Giovanni, amigo mío.
-
¡No! ¡Espera!
-
¡Dijiste que estaríamos juntos
para siempre! ¡Lo prometiste!
-
¡Abre! ¡Abre!
¡Campanella!
-
¡Abre! ¡Abre!
¡Campanella!
-
Adiós, Giovanni...
-
Campanella...
-
¡¡¡CAMPANELLA-A-A-A!!!
-
¡Ah, sí!
Madre aún no ha cenado.
-
Me seguirá esperando.
-
Hola.
-
¿Sí?
-
Disculpe, pero hoy no nos
trajeron la leche.
-
Oh, lo siento muchísimo.
¡Es culpa mía!
-
Creo que dejé abierta la puerta
del ternero esta tarde.
-
Fue directo a su madre y se bebió
la mitad de la leche...
-
antes de que pudiera pararlo.
Sabes.
-
Ahí.
-
Oh, ya veo. Muchas gracias.
-
Lo siento mucho.
-
No importa.
-
Marceau, ¿qué pasa?
-
¡Giovanni, corre!
¡Todos están abajo en el río!
-
¿El río?
-
Giovanni...
¡Campanella se cayó al río!
-
Zanelli se puso de pie en
uno de los botes.
-
Se inclinó para dejar
su linterna en el agua...
-
donde la corriente la arrastrara...
-
¡Pero el bote se sacudió y Zanelli
se cayó y empezó a hundirse!
-
¡Campanella saltó justo detrás!
-
¡Buceó y volvió a empujar
a Zanelli hasta el bote!
-
¡Kato agarró a Zanelli y le subió,
pero entonces... entonces...!
-
¡Entonces, Campanella ya había
desaparecido! Del todo.
-
¡Toda la gente de la ciudad
está ahí buscándole!
-
Su padre también está.
-
Pero no le han encontrado.
Ya llevaron a Zanelli a casa.
-
Bueno... ahora puede estar
río abajo.
-
No. No serviría de nada.
Han pasado 45 minutos desde que cayó.
-
Entonces... ¿abandonamos?
-
Campanella...
-
Giovanni. Lo siento,
no te había visto.
-
Te quiero agradecer mucho
que hayas venido esta noche.
-
Tenía intención de preguntarte,
¿tu padre ya ha vuelto del norte?
-
No.
-
Me pregunto qué pasa.
-
Parecía muy contento en la carta
que me llegó hace pocos días.
-
Hoy ya debería estar en casa.
-
Tal vez su barco vaya con retraso.
-
Giovanni, por favor...
-
tráe a tus compañeros a mi casa
mañana después del colegio.
-
Sé que Campanella está ahí.
-
Está ahí, al borde del universo.
-
Lo sé porque lo exploramos juntos.
-
Hago voto de ser como ese escorpión.
Amado Señor, escucha mi oración.
-
Para la verdadera felicidad de todos...
-
que mi cuerpo arda cien veces.
-
Campanella...
-
No importa a dónde vaya,
siempre estaremos juntos.
-
El fenómeno que yo soy,
-
es una de las luces orgánicas imaginadas;
-
una de sus iluminaciones azules,
-
consistente en muchas clases
de espíritus transparentes.
-
Mientras parpadea con energía,
-
con el paisaje, con todos,
-
es la iluminación azul
de una lámpara,
-
cuyas corrientes alternas están
ardiendo con mucho brillo.
-
Mientras conserva la luz,
la lámpara se pierde.
-
Esta es mi apreciación de
los últimos 22 meses;
-
así lo he anotado todo en
este papel, con tinta mineral.
-
Todo parpadea conmigo,
-
todos pueden sentirlo
al mismo tiempo.
-
Un trozo de la sombra y de la luz
que he conservado hasta ahora,
-
son, como veis, un bosquejo mental.