Solo es una historia | Daniel Sloss | TEDxEaling

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

El escocés Daniel Sloss es actualmente una de las estrellas en ciernes de la comedia en el Reino Unido. Comenzó realizando actuaciones a sus 16 años, también ha aparecido en numerosos programas de televisión incluyendo el "Michel McIntyre's Comedy Roadshow", además de contar con su propio programa en la BBC llamado "The Adventures of Daniel" y de sus intensos tours por todo el Reino Unido así como de manera internacional. Nos hablará de cómo la comedia es una serie de historias cortas y verídicas.

Buenas tardes, ¿todo bien?

Público: ¡Sí!

Genial.

Todos contamos historias,
en algún momento de nuestra vida.

Contamos historias de forma diferente
y en diferentes contextos.

Ya sea un padre que cuenta un cuento
a su hijo en la cama

en un intento de conseguir que se duerma,

o un amigo que cuenta a otro

la payasada que hizo un amigo
borracho el fin de semana,

para que así aparentes
algo menos avergonzado.

O que estés en una fiesta
contando una historia

para tratar de impresionar
a la pelirroja de la esquina

y cuentas sobre aquella vez en la
que estuviste tan agudo e ingenioso,

y del encuentro verbal
que tuviste con otra persona.

Pero en verdad no fuiste
ni tan gracioso, ni tan agudo,

y la bombilla se te encendió
cuando ya ibas camino a casa,

pero no es necesario que ella lo sepa.

Lleva tres martinis
y está a punto de caramelo.

También contamos historias
de distintas maneras.

Cuando mi padre cuenta historias,
va directo al grano.

Solo hechos, nada de emociones.

Pasó esto, esto y luego esto,

por lo tanto, pasó esto.

La moraleja de esto es:

"No beber tequila con tu madre
o aparecerás tú".

(Risas)

Cuando mi madre cuenta una historia,
le gusta dar todos los detalles,

todos los trasfondos,
biografías de personajes

y al terminar, ha sido la versión
de 9 horas de la película Origen.

No sabes bien qué ha pasado,

pero por lo visto un compañero
de tu madre es un canalla.

(Risas)

Cuando mis abuelos cuentan historias

lo hacen como lo suele
hacer la gente mayor.

Son muy humildes, no les gusta presumir.

Es en plan: "Oh, y entonces
recibí la medalla de manos

de Winston Churchill

por salvar a esos huérfanos...
No hablemos de mí, ¿y el cole?"

Los niños son todo lo contrario.

Si mis hermanos cuentan historias,
hacen lo típico de los niños,

que tienen tanto entusiasmo y nervios

que te prometen historias que nunca
están a la altura de tus expectativas.

-"¿Y qué pasó entonces?"
-"Que entonces salimos".

-"¿Y qué pasó entonces?"
-"Que Matthew estaba aquí".

-"¿Y qué pasó luego?"
-"Se tiró un pedo".

"Genial".

El 90 % de las historias de mis hermanos

acaban con una desagradable
función corporal.

Todos contamos historias,

incluso en la tele, periódicos, revistas,
podcasts, música, artistas.

Todo son formas diferentes
de contar historias.

Yo cuento historias de otra forma.

Soy comediante.

Cuento historias impactantes, graciosas,
con el objetivo de mantener la capacidad

de atención siempre decreciente
del público enfocada solo en mí.

Cuento historias reales,
cuento otras exageradas,

cuento otras que son
totalmente inventadas; mentiras.

En plan, habré estado
con mis amigos, tomando algo

y uno de ellos dice algo como:

"Ah, ¿no sería gracioso
que ocurriera tal cosa?"

Y yo pienso para mí mismo:

"Sí, sería gracioso".

Y luego descaradamente
lo apunto en mi iPhone.

Ya en casa, lo escribo y de alguna manera
me integro en la historia

para convertirme en el héroe,

y pueda subirme al escenario

ante una habitación llena de extraños,

en un desesperado intento por gustarles.

(Risas)

Porque un cómico no es más que eso.

Ávidos por contar historias.

Lo que hacemos es estar
en una habitación con desconocidos

y rogar gustarles.

Si en algún momento se preguntan
por qué accedí a dar esta charla...

Ese es el porqué.

(Risas)

Y porque mi madre me dijo

que si rechazaba la oportunidad
de hacer una charla TED

me daría en adopción.

Tengo 22 años, no sé cómo lo conseguiría

pero es mejor no discutir
con ella cuando ha bebido.

¿Lo ven?

Es un ejemplo perfecto.
Me inventé todo eso

solo para que la mitad
de Uds. dijera un "Ja".

(Risas)

Iba a inventarme
una historia sobre mi madre

en la que fuera una alcohólica
con problemas emocionales

que me repudiaba como ser humano

solo para que 50 de Uds.
dijeran: "Muy bueno".

(Risas)

A eso me refiero con
"ávidos de contar historias".

Y es que somos los únicos
que contamos historias

que nos metemos
en problemas por contarlas.

Cada pocas semanas
hay algo en el periódico

sobre un cómico que dijo
algo horrible u ofensivo

que ha ofendido a un miembro del público

que, por cierto, nueve
de cada diez veces, es un idiota.

Y entonces hablamos de ello
en las noticias y demás.

Traen a científicos y médicos
para analizar la broma,

entrevistan al traumatizado miembro
del público, y todos se sientan

y debaten, con detenimiento, una broma

que duró un minuto
en una actuación de una hora

y nos sentamos pacientemente

y esperamos a que las autoridades
nos digan si nos ofendió o no.

Y luego, al final, deciden
que sí, que estamos ofendidos.

Quizás el cómico no debió hablar
de violación o asesinato

y esas cosas en un escenario,

que no deberían emitirse en una casa

y así sentirnos bien con nosotros mismos.

Y luego cambiar de canal
a Eastenders o True Blood

donde hay escenas de asesinatos,
contenido sexual, abuso de drogas,

crímenes racistas y decimos "¡Genial!"

¿Por qué es diferente?

¿Por qué ocurre que algo que
cuenta un cómico a modo de broma

es ofensivo?

Pero cuando se interpreta frente a ti,

es intrigante, es un giro inesperado.

A los actores nunca se les critica
o ataca por sus papeles en el cine.

Nadie salió de ver
"Malditos bastardos" diciendo:

"Oh, no me creo que Christopher Waltz
matara a todos esos judíos.

¡Qué tipo más malo!"

Nadie salió de Harry Potter
pensando: "¿Sabes qué?

Que nunca me fié de Snape.

No desde que tuvo ese acento alemán
e intentó matar a John McClane".

(Risas)

Ahí lo tienen.

La gente no se disgusta
porque sabe que no es real.

Saben que los actores
están interpretando un papel.

Igual que los cómicos.

Eso hacemos,

contar historias, pero además
somos tan vanidosos

que nos gusta incluirnos en ellas.

Somos escritores, directores,
y protagonistas del espectáculo

donde interpretamos una parodia
exagerada de nosotros mismos.

Porque no íbamos a ser
quienes somos en el escenario.

Interpretamos a una versión nuestra.
Pero no a nuestro verdadero yo.

Si subiéramos al escenario
y dijésemos nuestra opinión de verdad

con argumentos y puntos de vista,
no seríamos cómicos,

seríamos políticos
y nos odiarían aún más.

¿Verdad?

Cuando subimos al escenario,
tenemos que hacer reír

y la forma de hacerlo es salir

y decir algo completamente
estúpido y absurdo

para hacer reír.

Otro método de hacerlo
es tomar algo totalmente...

Un punto con el que nadie coincidiría,

algo extraño y descaradamente inapropiado

y encontrar una forma de darle la vuelta

y que parezca aceptable por un segundo.

Por ejemplo, si yo declarara:

"No creo que los niños deban fumar".

Todos en la habitación
coincidirían, ¿verdad?

Si saliera al escenario y les dijera:

"Creo que a los menores de 13 años

deberían obligarlos a fumar
cuatro paquetes de tabaco al día

porque como mis hermanos crecen,

cada vez están más cerca
de ganarme en una carrera".

Es una manera de darle la vuelta.

No se ríen de que intente
matar a mis hermanos.

Se ríen de mí por ser idiota
y que piense que es buena idea, ¿sí?

Y es lo que hacemos con la comedia.

Hacemos versiones estúpidas
de nosotros mismos.

Como si Ricky Gervais,
Frankie Boyle o Jimmy Carr

fueran de hecho

tan intolerantes, racistas,
fascistas, homófobos, sexistas

como el Daily Mail los hace parecer,

seguramente trabajarían
ahora en el Daily Mail.

(Risas)

Hacen el tipo de cosas
que llaman la atención.

Por lo que he mencionado esos nombres,
Frankie Boyle, Ricky Gervais, Jimmy Carr

es porque sus nombres se asocian
a la "comedia ofensiva".

La razón por la que pongo
este término en comillas

no es por ser moderno y genial,

sino, básicamente, porque no entiendo
el término de "comedia ofensiva".

Ningún cómico quiere ofenderles,
no es ese nuestro trabajo.

Es hacer reír,

hacer pensar,

hacer sonreír, y quieran
acostarse con nosotros

para que nuestra noche en el hotel
sea un poco menos deprimente.

(Risas)

No disgustarles de ninguna manera o forma.

Porque, la cosa es que cuando
los cómicos cuentan estas historias,

es para conseguir
una reacción por su parte.

Y Jimmy Carr, como saben,
tuvo problemas hace poco.

Hizo una broma sobre los paralímpicos.

Bromeó que lesionaban
a nuestras tropas en Irak,

pero que así al menos tendríamos
un bueno equipo Paralímpico.

Y la gente se puso como loca.

La gente se disgustó.

Si creyeran a las revistas,
los trenes se pararon en las vías

para que la gente
pudiera bajarse y vomitar

de lo disgustados que estaban
por esta broma.

La gente se suicidaba porque estaban
disgustados con lo que dijo.

¿Verdad? Ese no es el caso.

¿Los únicos que no se ofendieron
por ese chiste?

Los veteranos de guerra,

que les pareció desternillante.

Pensaron que estaba genial.
Hacían eco del chiste.

O sea que si a ellos
no les ofendió esa broma,

¿quién tiene derecho a ofenderse?

La gente ha desarrollado
una increíble habilidad.

La gente se puede ofender
en nombre de otra gente.

No te puedes ofender
en nombre de otra persona.

Las emociones no son transferibles.

No puedes ser un marido al lado
de su mujer dando a luz, como:

"No te preocupes, cariño.
Siento el dolor en tu nombre".

Ella te daría una paliza de muerte.

(Risas)

Nadie le pidió a este gente
que se ofendan en su nombre.

Lo hicieron ellos mismos.

Como si intentaran parar una bala
que se dirigía hacia un árbol.

¿No? Un sacrificio tremendamente
estúpido que no era necesario.

Es increíble.

Uno de los otros temas más
controvertidos del pasado año

fue que Frankie Boyle

hizo un comentario sobre
Katie Price y su familia.

Más allá de sus opiniones del tema,
en el que todos estarían divididos,

sin ponerlo en contexto,
tienen que entender

que Frankie Boyle hizo ese chiste

sobre Katie Price.

No hacia ella.

Sobre ella.

Hizo esa broma en el escenario
en una sala con gente

que esperaban totalmente que hiciera
ese tipo de comentarios.

No fue hasta que los periódicos
llamaron a Katie Price

y le repitieron esa broma varias veces

para conseguir su reacción.

Así fue como se enteró.

Soy consciente

de que hay gente ahí fuera en el mundo

a la que no le gusto,

que dicen cosas malas de mí cada día,

pero prefiero no saberlo.

¿Sí?

Si vinieran y me dijeran
que hay un hombre desconocido

que ha dicho cosas horribles de mí

y luego me enumeraran a la cara
las cosas horribles que dijo,

serían Uds. los malos.

Esa persona tiene el derecho
de decir lo que quiera de mí.

No lo conozco pero, sí puede decir
lo que quiera, es su derecho.

Hasta que no me lo contaron,
yo no sabía lo que pasaba.

Lo convierten en un ataque personal.

La mayoría de los cómicos bromean

sobre estas celebridades y su cultura,

no es diferente a las cosas
que escuchan de amigos.

Esa charla diaria con nuestros colegas

sobre algún famoso de la tele
que no nos gusta demasiado.

¿Están sugiriendo que esos famosos

no saben que se les ridiculiza en público?

¿Que Katie Price piensa que Frankie Boyle

es el único cómico que no respeta
su estilo de vida?

Por supuesto que no.

Solo somos individuos,
arriesgándonos en el escenario,

contando lo que todos dicen
en el pub un viernes noche.

Parece que el público puede decir
lo que quiera sobre los famosos

pero los cómicos no, y eso es hipócrita.

Eso no es justo.

Hay público para la comedia provocativa.

Un enorme público, ¿sí?

Pero también hay público para el sado
de los leggins y Justin Bieber.

Todos mucho más ofensivos que
cualquier cosa que yo haya dicho.

No intento decirles que no deberían
ofenderse o disgustarse.

No estoy en posición de decirles
lo que debería disgustarles o no.

Es su derecho reaccionar como quieran.

Pero,

los cómicos tenemos un derecho;

el de decir lo que queramos
para que nuestro público se ría

y consigamos la reacción que queremos.

Somos afortunados de vivir en una sociedad

donde hay mucha comedia hoy en día.

La comedia está en su apogeo.

Y si no les gusta un estilo de comedia,
pueden pasarse a otro.

Todo está abastecido.

Pero se nos debería permitir hacer
aquello que haga reír a nuestro público.

No a los que no estuvieron,

sino al público que pagó por venir
a vernos, a veces desde muy lejos

para ver nuestras actuaciones

sin tener que preocuparse
de alguien del público

que puede sacar nuestras bromas
de contexto y entonces repetirlas.

Porque a veces nuestras bromas
se sacan fuera de contexto.

Ya saben, les dan solo el remate.

Te cuenta el chiste
un presentador de noticias

y se lo repiten con su cara de rancio.

Así no fue como se emitió.

No les dan el contexto,

no les dan el trasfondo,

no les dan la atmósfera,

no les dan la reacción del público.

Y no es justo. No sacan las historias
de otros fuera de contexto.

Si les dijera que cuando tenía cinco años

mi padre me contaba la historia
de un asesino en serie

que se disfrazaba de un pariente cercano

para hacerse camino
para llegar hasta una chica,

y justo antes de intentar hacerlo,
fuera brutalmente asesinado.

Todos coincidirían
en que mi padre es horrible.

Pero si matizo

en que es el argumento de Caperucita Roja,

muchos ya no llamarían
a los servicios sociales, ¿no?

Sabían cómo se quiso entregar el mensaje
y esperaban que pasara así.

¿Verdad?

Una historia es solo una historia,
un chiste solo un chiste.

Sabían que las historias que oían
de niños no eran reales, ¿no?

No había monstruos bajo la cama,
ni hombre del saco en la esquina.

Tu abuelo no se arrancaba el pulgar

y llevaba el dolor excepcionalmente bien.

solo hacía eso.

Por favor, apliquen esa lógica
a nuestras historias.

Contamos estos chistes como chistes.

Hay poca maldad tras ello.

Habrá chistes que no les gusten,
pero lo que hacemos es tomar un concepto

y lo exageramos,

mentimos sobre ello,

y le damos un giro que no esperan.

Y, a veces, le damos un giro
que nos les gusta.

Pero ese es su problema.

El mundo no gira alrededor de Uds.

Ignórenlo.

Pasen página.

Olvídense de ello.

¿Sí?

Suelen suponer que los cómicos
no han pasado dificultades.

Aunque muchas veces son las dificultades
lo que nos motiva a hacernos cómicos.

Nuestra reacción a nuestras dificultades
fue quitarle peso a la situación

y superarla, al contrario
que dar la vuelta al país

asegurándome de que nadie más lo mencione
para no herir mis sentimientos.

Eso es, ahí es adonde quería llegar.

Si no están de acuerdo
en algo que haya dicho,

no se preocupen,
era una historia inventada.

Muchas gracias.

(Aplausos)