Una mujer estadounidense musulmana: el futuro de EE. UU. | Areeba Khan | TEDxYouth@Wilmington

Probablemente estén pensando: "¿Qué demonios lleva puesto?". Areeba presenta su 'hijab', nos explica qué es, por qué lo lleva puesto y qué significado tiene para ella.

Por culpa de su hijab, la llamaron terrorista cuando tenía 10 años. Convirtió aquella acusación en un reto y encontró puntos en común con sus compañeros. Así, su compañera de clase pasó de ser intolerante a ser su amiga.

Areeba está en el último curso de la Ursuline Academy, le gusta el tenis, el Modelo de Naciones Unidas y viajar por el mundo. Este último año ha visitado Toronto, Estambul y Dubái. Étnicamente pakistaní, maneja con fluidez el Urdu, y tiene conocimientos básicos de árabe y chino, y le gusta pensar que sabe francés. Es la orgullosa hija de médicos inmigrantes musulmanes. Areeba y su familia son el paradigma del sueño americano. Pasó el verano en la Universidad de Georgetown y allí se matriculó en el curso de relaciones internacionales impartido por el Dr. John Davis, donde obtuvo un alto rendimiento académico; durante tres semanas, estudió, hizo debates y conoció a los miembros más importantes del sector político y empresarial del país. Areeba tiene en mente asistir a una universidad cerca de su hogar en Delaware y quiere especializarse en relaciones internacionales, ciencias políticas y árabe con miras a seguir la carrera de abogacía. Su sentido del humor, su bondad, su talento para la cocina y su optimismo ante la adversidad son solo algunas de los rasgos de Areeba.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Sé lo que están pensando.

Se estarán preguntando
quién soy, de dónde vengo

y qué voy a decir.

Pero lo que seguramente más les inquieta

es qué demonios llevo puesto en la cabeza.

Esto que llevo puesto se llama 'hijab'.

Proviene de la palabra árabe
"cubrir" o "proteger".

Muchas mujeres musulmanas,
como yo, escogen llevarlo

por una simple razón: Dios.

La gente tiene diferentes
opiniones sobre el hijab;

creen que es opresivo y cruel,

pero la verdad es que no entiendo
qué tiene de opresivo y cruel

querer cubrirme la cabeza.

Sin duda es muy diferente
a la pasarela de Victoria's Secret,

(Risas)

pero estamos en 2017,

y toda mujer tiene el derecho
a vestirse como quiera.

Pues bien,

aunque en esta sala y en casa,
para aquellos que lo estén viendo,

nadie sea musulmán,
y nunca lleguen a llevar un hijab,

les puedo asegurar
que tenemos cosas en común.

Levanten la mano si les gusta comer.

Levanten la mano si odian
madrugar un lunes por la mañana.

(Risas)

Y para acabar, levanten la mano
si creen que los bebés son tiernos.

¿Lo ven?

Les dije que teníamos cosas en común,
y seguramente ni siquiera los conozco.

Ahora bien, por llevar un hijab

no significa que no sea capaz

de lograr lo que otras
mujeres han logrado.

Les voy a dar tres ejemplos

de lo que mujeres musulmanas
estadounidenses han conseguido.

Número uno: Ibtihaj Muhammad,

del equipo de esgrima de Estados Unidos.

Número dos: Ilhan Omar,

la primera mujer estadounidense
somalí musulmana

elegida para integrar la legislatura
del estado de Minnesota.

Y número tres: Linda Sarsour,

activista por los derechos de la mujer

y cofundadora de la Marcha
de la Mujer en Washington.

Ahora les voy a hablar de mis orígenes.

Mis padres son inmigrantes
pakistaníes musulmanes

que se sacrificaron mucho para que
mi familia y yo tuviéramos una vida mejor.

Ellos son el paradigma
del sueño americano.

Mi padre se esforzó enormemente
para convertirse en doctor.

No solo estudió una carrera difícil,

sino que también se tuvo que adaptar
a otro país, a un nuevo estilo de vida

y a una familia que se iba agrandando.

Posteriormente, después de casarse
con mi madre y mudarse a EE. UU.,

se instaló definitivamente en Delaware.

Recuerdo lo que me contó
mi mamá cuando llegó a EE. UU.

Cuando su vuelo aterrizó
en el aeropuerto internacional JFK,

estaba la enorme dama verde,
la Estatua de la Libertad.

La canción de Whitney Houston
"I will always love you"

era el éxito número uno.

Cindy Crawford y Brooke Shields
eran las reinas de las pasarelas,

y Nueva York era un crisol
de culturas de todo el mundo.

Tras haber estudiado
en diferentes colegios privados,

quiero compartir las experiencias
que he aprendido de ustedes.

Incluso descubrí algo impactante:

que tuve un sentimiento
de islamofobia antes de llevar el hijab,

el signo visible de que soy musulmana.

Impactante, ¿verdad?

El primer día de quinto curso,
me llamaron "terrorista".

Les diré qué llevaba puesto:

una camiseta azul marino,
una falda escocesa, 'leggings',

y una vincha a cuadros
para el pelo largo, que llevaba suelto.

Al entrar en el aula, ocupé mi asiento.

Como cualquier niña de diez años,

estaba nerviosa
y emocionada en mi primer día.

Me presenté delante de toda la clase.

Empecé diciendo:
"Hola. Me llamo Areeba.

Vivo en Newark, Delaware.

Me gusta jugar al tenis,

mi familia es de Pakistán
y somos musulmanes".

En ese preciso momento,

una niña rubia de ojos azules
se levanta de la silla,

me apunta con el dedo y grita:

"¡Terrorista! ¡Terrorista! ¡Terrorista!".

Les puedo asegurar que, con diez años,

ni siquiera sabía qué significaba
la palabra "terrorista".

Tampoco sabía
qué era el 11 de septiembre,

ni cómo se llamaba esa niña

que me había nombrado
con esa palabra tan horrible.

Por suerte, mi profesor
intervino y arregló la situación.

A lo largo del curso,
me hice amiga de esa niña.

La traté con amabilidad y empatía.

La regla de oro: trata a los demás
como quieres que te traten a ti.

Olvidando nuestras diferencias

y creando vínculos
con nuestras similitudes,

a las dos nos gustaban
Selena Gomez y Taylor Swift

y estábamos obsesionadas
con las galletas de chocolate Annie.

Terminamos convirtiéndonos
en mejores amigas,

incluso la invité a mi casa a jugar.

Ese es el poder de la bondad.

Ese es el poder del diálogo.

Ese es el poder de una niña de diez años

de convertir a un intolerante en un amigo.

Esa situación por la que ningún
niño de diez años tendría que pasar

me enseñó algo que quiero
compartir con ustedes.

A pesar de que la intolerancia
existe en nuestra sociedad,

tenemos que recordar
que como estadounidenses

somos un país construido por inmigrantes

que buscan escapar
de la opresión religiosa,

que la única manera de que EE. UU. avance

es haciendo que la diversidad
sea nuestra fuerza.

Antes de terminar esta charla,

quiero que recuerden esto:

sientan orgullo de ser lo que son.

Todos llevamos un hijab
de un modo u otro.

Tanto si son negros, católicos
judíos, españoles o mujeres,

son especiales.

Reconozcan su identidad
y sientan orgullo de lo que son.

Tu hijab es hermoso,

tu hijab es hermoso,

tu hijab es hermoso.

Voy a usar estas enseñanzas
para ser parte del futuro de EE. UU.

¿Y ustedes?

Gracias.

(Aplausos) (Ovación)