Sordos, ¿de personas inferiores a súper humanos? | Ángela Ibáñez Castaño | TEDxValladolid

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente de las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Las personas con discapacidades, a lo largo del a historia, han sido consideradas inferiores, pasando del exterminio, la discriminación y exclusión o invisibilidad, a ser considerados súper humanos.

Ángela Ibañez, actriz y sorda, en esta charla personal, ofrece una nueva visión de lo que para ella debería ser la verdadera integración de los discapacitados, y en concreto de la comunidad sorda, en la sociedad.

Yo soy una cáscara vacía.

Hace 70 años aproximadamente se creó
un proyecto secreto, el Aktion T4,

que lo llevó a cabo el gobierno nazi.

Todas las personas que consideraban
que no valían para nada,

que no eran parte productiva de la
sociedad, había que exterminarlas.

Al principio se creó una ley en 1933

que determinaba que el gobierno nazi,

a toda aquella persona que consideraba
que no debía reproducirse, la esterilizaba.

Pasó con personas sordas, con personas
ciegas, con personas con síndrome de Down,

con diferentes discapacidades.

Es difícil decir un número exacto
de personas que fueron esterilizadas,

pero se calcula que unas 400 000 personas.

El segundo paso del proyecto
nazi del que os hablo

era el exterminio como tal.

El proyecto Aktion 4

seleccionó a un grupo de personas
con discapacidad mental severa

y al finalizar el exterminio
de ese colectivo

empezó a exterminar
al resto de discapacidades,

no solo discapacidades, sino a personas
que consideraban inferiores:

judíos, gitanos y también españoles.

El Aktion 4 se hizo a través de una ley

porque el gobierno nazi tenía miedo de que
todas esas personas, digamos inferiores,

influyeran en lo que ellos consideraban
la raza de superhumanos,

la raza aria que debía ser superior.

Mataron alrededor de 275 000 personas
dentro de esa operación.

Quiero preguntar, por curiosidad,
dentro del público:

¿Hay alguien con discapacidad que pueda
levantar la mano, por favor? ¿Nadie?

¿Homosexual?

Vale.

¿De otra raza?

¿Español? Todos ¿no?

Mucho cuidado porque a veces
uno no se puede considerar excluido

pero pueden volverse las tornas
y acabar en esa situación.

Yo tuve mucha suerte porque nací
en una época diferente, en España.

También tuve una familia
que me apoyó muchísimo,

que nunca consintió
que yo me sintiera inferior.

Y ahora yo he podido disfrutar
de muchísimas oportunidades.

Tras la operación T4, las personas
con discapacidad han luchado

para sentirse visibilizadas
dentro de la sociedad.

Como por ejemplo la comunidad sorda.

Nosotros no oímos, pero nosotros creamos
nuestra propia lengua visual,

la lengua de signos.

Aun así, nos hemos sentido
discriminados y excluidos.

En el año 1880, por ejemplo, se llevó
a cabo el congreso de Milán

que prohibió el uso de la lengua de signos

y diversos países del mundo
adoptaron esta resolución.

En los diferentes centros, los profesores
sordos fueron despedidos,

y los alumnos que utilizaban la lengua
de signos eran maniatados o golpeados

y se presionaba para que
utilizaran la lengua oral.

No se podían comunicar.

Pero hace poco, en el 2007,
se aprobó una ley en España

que reconocía la lengua de signos española
como una lengua oficial dentro del Estado.

Así que muy bien. ¿No lo sabíais, verdad?

Bueno, un aplauso, por supuesto.

(Aplausos)

La comunidad sorda siempre
se ha querido integrar en la sociedad

pero con su propia identidad.

Nosotros pensamos que el mejor
camino para la integración

es aceptar a cada uno como es
y aceptar las diferencias que existen.

Yo soy actriz, trabajo en
el Centro de Arte Dramático Nacional.

¿Cómo puede ser posible?

Pues, por una parte, gracias
al público, obviamente,

porque el público ha aceptado mi voz

y no ha pretendido que sea
como la de una oyente.

Yo hablo como una persona sorda

y tengo otras cualidades
que el público aprecia,

como mi expresión corporal o facial.

Al final, cada uno somos quienes somos

y las decisiones de futuro para cada uno
debemos elegirlas de manera individual.

Y si queremos que la sociedad nos respete

primero tenemos que respetarnos
a nosotros mismos y aceptarnos como somos.

Es cierto que el papel que desempeño
ahora mismo es el de una persona sorda,

pero yo pido más papeles para personas
sordas, ¿por qué no?, más personajes.

El Instituto Nacional de Estadística,
en su estudio de datos 2008,

concluyó que había 1 064 000 personas
sordas y con discapacidad auditiva.

Significa el 2,3 % de la sociedad española.

Entonces yo pienso que por qué no
una hija de Bernarda Alba podía ser sorda,

o Julieta podía ser sorda, ¿por qué no?

Según las estadísticas, podría ser.

Entonces yo pido y reto a los teatros
que aumenten cada vez más

los papeles para personas sordas.

Yo soy sorda, sí, pero
no es toda mi identidad.

Tengo un sentimiento de
pertenencia a la comunidad sorda

que me ha dado una lengua,
me ha dado una cultura

y me da muchísimo orgullo
sentirme parte de ellos.

Diferente, no discapacitada.

Diferente y no discapacitada, sí.

En los países anglosajones se habla
de "dead and disabled people",

separado, no junto:
"sordos y personas con discapacidad".

Es curioso, ¿habéis visto alguna vez
compitiendo en las paraolimpiadas

alguna persona sorda?

¿No? Claro, nosotros tenemos
nuestras propias olimpiadas,

las olimpiadas de personas sordas,
¿no lo sabíais, verdad?

Desde pequeña yo he pertenecido
a la comunidad sorda.

En el colegio, en la asociación,
he participado

en diferentes eventos culturales:
cine, teatro, etc.

Mi entorno sociolingüístico
ha sido muy bueno

y me ha podido dar una cultura
y unas costumbres, valores y normas

que yo he ido integrando.

Y todo gracias a la lengua de signos.

Por un lado, yo no me he sentido inferior

y por otro lado también veo
que la sociedad quiere dar

una nueva imagen de
las personas con discapacidad.

Vamos a ver un vídeo para comprobarlo.

(Vídeo)

"Yes, I can".

"No, you can't".

"Yes, I can".

(Música)

Es una campaña...

A ver, a ver, parece que tenéis
muchas ganas de aplaudir.

Es una campaña del Channel 4.

Habla de superhumanos, "superhumans".

¡Venga! Que con esfuerzo y con sacrificio
y con lucha y renuncia

vas a poder conseguirlo.

O sea, que antes éramos cáscaras vacías

y ahora somos superhumanos.

Yo me pregunto:

¿Las personas "diferentes" hacen cosas
normales dentro de la sociedad?

¿Son superhumanos? ¿Yo soy superhumana?

No sé.

¿O la persona diferente tiene que hacer
ese "esfuerzo" enorme y ese sacrificio

por integrarse y hacer cosas
normales en la sociedad?

Entonces yo, que soy actriz y soy sorda,

¿soy una superhumana?

No lo creo, yo no me siento así.

Tampoco me siento inferior.

Gracias precisamente al entorno familiar.

¿Y cómo es eso?

Os voy a contar una anécdota
de cuando yo era pequeña:

A mí me encantaban los cromos.

Iba con mi madre al quiosco.

Voy allí a pedir: "qui-e-ro dos cro-mos".

Y mi madre detrás, hablando
perfectamente y rápido:

dos cromos de la Sirenita, por favor.

El quiosquero me los dio muy amablemente

y yo estaba emocionadísima:

¡Me ha entendido! ¡Qué bien!

Eso me generó autoestima, yo era feliz

y con total confianza en mí misma.

Para mí, eso fue muy importante.

También, por ejemplo,
cuando yo era pequeña,

en el parque, jugando,
con los amigos oyentes,

nos comunicábamos de forma natural,

yo era feliz.

Un día, de adulta, una amiga
me dijo, con toda sinceridad:

¡Madre mía! Me acuerdo la primera vez
que te vi, cuando te conocí,

no te entendí nada.

¿Eh? Me quedé alucinando,
yo no tenía ni idea.

Yo pensé que me entendíais todo.

Y todo era por su actitud,
que para mí fue muy importante.

Ella me aceptó como yo era
y con total naturalidad.

Sí, debo confesar que mi vida
no ha sido feliz y perfecta.

Yo también he tenido frustraciones,

imagino que, como el resto,
todo el mundo que está aquí,

experiencias de vida.

Y mi frustración peor fue
que yo quería ser cantante.

(Risas)

Sí, sorda, cantante. Imaginaos.

Y yo practicaba y practicaba
con la entonación, la voz.

Yo, ya preparada, me fui.

Ya sabéis, las madres,
siempre que te animan:

¡Uy, qué bonito! El dibujo, la pintura
¡qué bonito todo!

Para subirte la autoestima.

Y yo me voy supercontenta a mi madre:

¡Voy a volar, voy a volar!

Mamá ¿a que canto bien?

- No, cantas fatal, hija.

¡Madre mía! ¡Qué decepción más grande!

¡Canto fatal! ¡No me lo puedo creer!

Yo pensaba que lo hacía bien, que podía.

No, no.

Es verdad.

A veces, en la vida, tú te puedes esforzar
muchísimo y no conseguirlo nunca.

Y yo no voy a ser cantante nunca.

Lo acepto, lo asumo.

Esos pequeños detalles
de la vida, que os comento,

son los que me han ido dando
madurez con el tiempo

y también, de alguna forma,
he encontrado estrategias

que suplían mi falta de audición
de forma natural.

Cuidado con lo que decís
a las personas sordas

porque, en general, tienen
una memoria bestial,

se van a acordar toda la vida,
ya os lo digo.

En el teatro donde yo trabajo
me siento cien por cien integrada.

Muchas veces el público duda
si yo soy sorda u oyente,

no lo tiene muy claro.

¿Qué es lo que pasa?

¿Cómo puedes bailar al ritmo
igual que el resto?

Por ejemplo, miradme.

Un - dos - tres - cuatro.
Un -- dos -- tres -- cuatro.

¿Veis la diferencia?

Un - dos - tres - cuatro.

Un -- dos -- tres -- cuatro.

Son diferentes ritmos, diferentes tiempos.

Yo lo voy memorizando y lo hago
al mismo ritmo que mis compañeros.

Incluso también hay una compañera que hace
la parte hablada y yo la hago signada

y hacemos paralelamente al mismo tiempo

¿cómo es posible?

Pues porque yo tengo
una visión periférica total

y voy viendo por dónde va la compañera
para terminar al mismo tiempo.

Y mi vida, como veis, ha sido
una vida normal, hasta ahora.

Y lo más importante es que
yo me acepto como soy.

¿Intentar adaptarme a lo que
la sociedad quiere de mí?

No, yo soy así.

Y si, es verdad que es muy bonito
escuchar historias de superación,

incluso a algunos os podrá parecer
mi historia inspiradora,

pero muchas veces, toda esa ilusión
se puede convertir

en una obligación de ser
una persona superhumana.

Y al final ¿qué es lo que pasa?

Uno se frustra y se siente culpable,

frustración porque al final
no puede hablar como los oyentes,

no puede llegar a ese nivel,
aunque lo intente.

Culpabilidad porque parece que
no me esfuerzo lo suficiente.

Me tengo que exigir más hasta conseguirlo.

No.

Pienso que lo más importante en la vida
es que ninguno se sienta inferior,

tampoco superhumanos.

y que la sociedad nos vea
de la misma forma.

¡Ojalá! Sería muy bonito que
en la sociedad dejaran de compararnos.

El que puede, el que no puede.

Eso debería acabar.

Y nosotros también debemos hacer
cosas "normales" dentro de la sociedad,

sin obligación.

No es obligatorio.

En conclusión, nosotros
no somos cáscaras vacías.

No somos superhumanos tampoco.

Somos personas diferentes,
con experiencias de vida diferentes,

que al final queremos
conseguir nuestros objetivos

por el camino más natural posible.

Y nada más. Muchas gracias.

(Aplausos)

(Risas)

Gracias, gracias.