Conmoción cerebral- sacúdelo y se romperá | Steven Laureys | TEDxLiège

Steven Laureys MD Ph.D., es el director del Coma Science Group (http://www.comascience.org) en el Departamento de investigación GIGA y en el Departamento de Neurología de la Universidad y del Hospital Universitario de Lieja, Bélgica. Es director de investigación en el Fondo Belga Nacional para la investigación Científica y tiene la cerficación del consejo en neurología y medicina paliativa. Es presidente electo de la Asociación para el estudio científico de la Conciencia, y forma parte de la Federación Internacional de Investigación aplicada a la neurología en coma.
Sus grupos de estudio son sobre daño cerebral y estados alterados de la conciencia (comatoso, vegetativo/sin respuesta, mínimamente consciente, y locked in síndromes), confrontando expertos clínicos, y sobre evaluación clínica al lado de la cama del paciente con neuroimágenes. También trabajan con las implicaciones éticas de esta investigación.

Esta fue una charla dada en un evento TEDx usando el formato de conferencia pero organizada de forma independiente por otra comunidad. Para saber más visite http://ted.com/tedx

(Voz distorsionada) Me encanta el boxeo.

Me encanta el boxeo.

Pero hoy estoy aquí como neurólogo,

y esa T es la T de lesión
cerebral Traumática.

Si hay una cosa que me gustaría
que recordaráis de esta charla

es:

cuando hablamos del cerebro,
cuando hablamos del cerebro

deberíais saber que si lo sacudes,
lo rompes.

Voy a hablar de golpes en la cabeza,
contusiones.

Y esto tiene un impacto, años después,

cuando estos atletas desarrollan

una enfermedad cerebral
crónica progresiva.

Ahora, empecemos con la presentación,

y dejadme compartir

algunos de los recuerdos de mi infancia.

Cuando era un crío

me encantaba ver los deportes en la tele,
sobretodo el boxeo, con mi padre.

Ahora bien, él era fumador.

Teníamos una televisión en blanco y negro

y a veces, apenas veía la pantalla

porque era un salón pequeño,
lleno de humo.

Y recuerdo algunas de esas peleas.

1978.

Estábamos viendo a nuestro héroe,

el gran Muhammad Ali,

nuestro rebelde.

No sé si alguno de vosotros
recuerda esta pelea,

aquella contra Leon Spinks.

¿Quién ganó esta pelea? ¿Las Vegas?

¡Venga ya!

Muhammad Ali.

¡Por supuesto! ¡Él siempre gana!

"Flota como una mariposa,
pica como una abeja".

Ahora bien,

esta fue una pelea especial,
porque fue la última que ganaría.

Y recuerdo, una vez más,
ver la tele con mi padre.

Las Olimpíadas de 1996.

¿Las recordáis?

Por aquel entonces,
yo era estudiante de medicina.

Y me quedé a cuadros.

Creo que cualquiera que recuerda a Ali

intentando encender la llama olímpica...

La mariposa se había roto.

Porque su cerebro se había roto.

Estaba mucho peor, en 2012,

una vez más,
la apertura de las Olimpíadas, Londres.

No podía caminar sin ayuda.

No podía hablar.

Esto lo vi sin mi padre,
que murió de cáncer de pulmón,

y creo que es difícil asegurar

si mi padre hubiese seguido ahí,
si no hubiese tenido cáncer de pulmón,

si no hubiese fumado tantos cigarrillos.

Y creo que es difícil asegurar

que Muhammad Ali

no hubiese desarrollado Parkinson

si no hubiese recibido tantos golpes
en la cabeza.

Pero es muy posible.

Y por supuesto, sabemos que el boxeo
es peligroso.

Tenemos, como veis aquí,

boxeadores muriendo en el ring.

Vemos cómo cada 10 años,
muchos de esos atletas mueren.

E hicimos algo sobre ello, ¿no?

Mirad, en 1920,
había casi 200 muertos.

10 años, muriendo,
y cambiamos el reglamento,

mejoramos el equipamiento.

Así que el número de muertes disminuyó,

pero aún así, actualmente, cada dos meses,

algún boxeador muere en el ring.

La primera vez que
me vi personalmente involucrado en esto,

recuerdo,

en el hospital universitario,
aquí en Lieja (Bélgica)

como neurólogo,
viendo a un padre,

desesperado.

Vino a verme, quería decirme

porque su hijo,
del que estaba muy orgulloso-

su hijo era fuerte, era un gran atleta.

Era el campeón internacional
de kickboxing.

Ganaba combate tras combate,
hasta el último en el que participó,

en el que recibió un golpe a la cabeza
tan fuerte,

que no solo perdió el combate,

sino que cuando lo vi-

y creo que aquí es bastante fácil
saber cuál es el cerebro del boxeador

y cuál es el cerebro normal, ¿no?

Todo esto que vemos en azul,
es la actividad cerebral.

Si inyectamos azúcar,

deberíamos estar ante el cerebro rojo
y amarillo, con alta actividad.

Aquí es como si las luces se apagasen.
Es todo azul.

Y os puedo decir que ahora,
8 años después,

nunca volverá a luchar,

ni siquiera pensará en volver a luchar

porque no podrá pensar en nada.

Esto es algo muy visual:

el daño cerebral directo,

la pérdida de consciencia,
y en este caso, el coma.

Pero de lo que yo quiero hablar
es de algo menos visible,

y aún así, muy real:

los efectos indirectos,

la enfermedad cerebral crónica

que puedes desarrollar cuando recibes
golpes en la cabeza.

Sabemos que esto no es ninguna novedad.

Mirad este artículo de 1928.

El doctor Martin, publicado en la revista
de la Asociacion Médica Estadounidense.

El título es "Demencia pugilística".

Después de unos cuantos puñetazos
en la cabeza,

estos boxeadores están
como si hubiesen bebido de más.

Lo que hizo fue coger 23 boxeadores,

y ver qué ocurrió con ellos, años después.

Podéis leerlo.

El Parkinson ya se conocía en 1928.

"Arrastra la pierna, mal aspecto,

habla despacio.

Cuatro en un asilo".

No podemos decir que no lo sabíamos.

Dejadme enseñaros qué hay aquí dentro:

un cerebro de verdad.

Así se ve vuestro cerebro.

Ahora miremos el cerebro de un boxeador.

Una vez más, no hace falta decir
cuál es el cerebro del boxeador.

Este es un atleta,
con una carrera en el deporte.

Años después,
podéis ver las consecuencias.

Parece el cerebro
de una persona de 100 años.

Es muy pequeño, como el de un anciano
con demencia.

Miremos lo que hay dentro, ¿de acuerdo?

A esto lo llamamos Demencia Pugilística,
del Latín; en realidad del griego

"puños, pelearse".

Los golpes en la cabeza
pueden hacerte demente.

Y sabemos cómo.

Hay diferentes fases.

Aquí veis las fases 1, 2 y 3.

Vemos cortes cerebrales.

En los puntos marrones
es donde se encuentra la enfermedad.

Es una proteína anormal,
que es tóxica para el cerebro.

Va a más con el tiempo,
y no tenemos una cura.

Miremos la fase 3.

El círculo señala una parte importante
de nuestro cerebro,

está aquí, en el lóbulo temporal,

y es importante para las emociones.

Estos boxeadores, años después,
décadas después,

tienen cambios de personalidad,

cambios de humor.

Pueden caer en una depresión y suicidarse.

Sabemos por qué.

Es lo que señala el círculo rojo.

Esta zona está negra;

hay un montón de células anormales ahí.

En la fase 4, está completamente marrón,

es una demencia bastante grave.

Lo sabemos,
y deberiamos hacer algo sobre esto.

Y uno puede decir:
"Bueno, Muhammad Ali

podía haber sido jardinero

y aún así desarrollar Parkinson, ¿sabes?".

Aquí tenéis las evidencias científicas.

22 estudios científicos.

¿Veis esos puntos rojos?

Cuando están a la derecha,

significa que ese estudio demostró
una conexión

entre contusiones cerebrales y temblores,

esta enfermedad degenerativa.

Está claro.

Solo hay 3 artículos
que no demuestran una conexión.

Si lo sacudes, lo rompes, ¿entendido?

No tenemos tratamiento
para estas enfermedades.

Otro estudio.

Mirad el número de combates profesionales:

10, 20, 30- y a continuación,

en azul, tenemos el cerebro
de los boxeadores,

y en rojo,

un gran grupo:

90, más de 90 y unas 130-
artes marciales mixtas.

Como veis, cuantas más peleas tienen,
más pequeño se vuelve su cerebro.

Por lo tanto, ¿deberíamos promover
un deporte

donde el objetivo es golpear
el cerebro del contrincante?

Deberíamos pensar en esto.

Y creo

que hay tres cosas que deberíamos hacer.

Primero, cambiar las normas
para que sea más seguro,

y mejorar la equipación,
para que sea más seguro.

Tal y como muestro aquí.

En 1984,

el Comité Olímpico Internacional decidió

que los boxeadores
deberían llevar cascos en los Juegos.

No sé si lo sabéis,

pero en las Olimpíadas de Río
boxearán sin casco.

Decidieron que
para los boxeadores masculinos

ya no era necesario.

Como neurólogo, sé,
y las pruebas lo demuestran,

que esto es una mala decisión.

¿Qué es lo que pasa en el cerebro,
este órgano tan frágil,

cuando recibimos un golpe en la cabeza?

Hay daño por aceleración.

Aquí vemos a Joe Frazier,
golpeando el puño de Muhammad Ali.

Estas son fuerzas muy grandes.

Es como ir conduciendo y chocar
contra una pared de hormigón, ¿de acuerdo?

Puedes tener puesto el cinturón,
puedes tener airbag

que el riesgo no es del 0 %.

En realidad, esto no es solo
cierto para el boxeo

o esos deportes donde el objetivo
es golpear el cerebro del contrincante.

También es cierto para el fútbol,
el hockey sobre hielo,

y vemos a jugadores de Rugby

aquí, en el Hospital Universitario
de Lieja

entre los que ha habido choque
entre cabezas.

Esto no es bueno,

y un casco puede protegerte.

Es mucho más dificil
que los cascos te protejan

de fuerzas rotacionales.

¿Recordáis "La pelea en la selva",

esa gran pelea en Kinshasa
contra Foreman?

¿Podéis imaginaros el golpe que Foreman
recibió en la barbilla?

Su cerebro estará retorcido.

Puedo aseguraros que perdió
conexiones en ese mismo momento.

Y eso es muy difícil que lo compense
un casco.

Así que deberiamos cambiar las reglas,
cambiar el equipamiento,

y controlar a estos deportistas,

hacerles un seguimiento.

En el Hospital Universitario de Lieja,

vemos a estos jóvenes jugadores de rugby

y cuando tienen una pérdida de conciencia,
una contusión,

les atendemos,
les hacemos pruebas,

y podemos ver su cerebro,
que es lo que estamos viendo aquí.

Básicamente vemos que estos colores
de aquí son como ramas.

Vemos la fragilidad.

Sacúdelo, y se romperá.

No es una buena idea.

Podemos ver estos daños, y evitar

que posteriormente desarrollen
una enfermedad degenerativa progresiva.

Para terminar, me gustaría citar

a mi héroe rebelde, Muhammad Ali,

cuando dijo,

"Creo que el boxeo es peligroso,

el cerebro es una cosa delicada".

Y me gustaría añadir que

podemos, y debemos
hacer el boxeo menos peligroso.

¿No resulta extraño que, en las reglas

no se puede golpear bajo la cintura?

Pero, en cambio, si golpeas la cabeza,
ganas puntos.

Deberíamos cambiar eso,
y podemos cambiarlo.

De la misma forma que se penalizan
los golpes por debajo de la cintura

se podrían penalizar
los golpes en la cabeza.

Golpea solo el cuerpo;

que el deporte siga existiendo,
pero que cambien las reglas.

Además, ¿no es extraño

que nos precupamos , y nos protegemos,

siendo obligatorio luchar
en todas las categorías con protección....?

(tres golpes en las partes bajas)

(Risas)

Yo llevo una ahí abajo.

(Risas)

Y protegemos los dientes,

y no parece que nos importe
proteger el cerebro.

Ahora bien, esto de aquí abajo
es importante.

(Risas)

Pero es mucho menos divertido
sin cerebro.

(Risas)

(Aplausos)

Asi que, conocemos la enfermedad.

No se trata del efecto directo,

las pérdidas de conciencia,
la gente muriendo.

Deberíamos intentar evitar
esta enfermedad crónica,

para la que no tenemos cura,
por lo que deberíamos prevenirla.

Cambiar las reglas, mejorar la protección,

y hacer un mayor seguimiento.

Porque no queremos que los hijos
de nuestros hijos

vean deporte, hagan deporte

- bueno, esperamos que tampoco fumen -

y que estén expuestos a deportes

donde el objetivo es dañar el cerebro
del contrincante.

No queremos volver a la época romana,

viendo gladiadores matándose unos a otros.

No queremos un futuro

con problemas tipo
"Los Juegos del Hambre".

Podemos, y debemos hacer que el deporte

sea saludable y seguro
para el cuerpo y la mente.

Gracias.

(Aplausos)