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Algunas personas dicen que la existencia humana es
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el resultado de un lanzamiento de dados cósmicos,
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como el jugador que apuesta los ahorros de toda su vida
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en el próximo lanzamiento… sólo
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tuvimos suerte en la lotería de la vida. Algunas personas
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dicen que no hay ningún propósito en el universo,
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ningún gran plan, ningún Dios detrás de todo. Nuestros
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números salieron así y aquí estamos.
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Pero yo no los creo, y tú tampoco deberías creerlos. Si
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tiro este dado, la posibilidad de obtener
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un seis es de uno sobre seis; eso no es tan malo. Pero ¿cuáles
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son las posibilidades de que yo saque un seis dos
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veces seguidas? Bueno, las probabilidades incrementan. Es uno
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sobre seis multiplicado por uno sobre seis. Eso es uno sobre treinta y seis, así que tendría
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que ser bastante afortunado para obtener dos seises
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seguidos. Ahora, cada vez que agrego
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las posibilidades de sacar otro seis seguido,
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las probabilidades aumentan exponencialmente y se vuelven
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aún más improbables.
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Ahora, ¿qué pasaría si tirara este dado
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setenta veces y cada vez sacara un seis?
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De acuerdo, eso es bastante improbable, pero es
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posible, ¿no? Bueno, de hecho, las posibilidades
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de sacar seis setenta veces seguidas son de
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una sobre diez elevado a cincuenta y cinco. Eso es un uno con
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cincuenta y cinco ceros después. Ahora, para poner esto en
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perspectiva: ¿cuánto tiempo tendría que
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quedarme aquí tirando estos dados (permitiendo
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unos 5 segundos por tirada) antes de tener
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esa racha de suerte y sacar setenta seises
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seguidos? Bueno, hice que amigo un matemático
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lo hiciera por mí.
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En promedio, tendrías que tirar continuamente
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cien billones de billones
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de billones de billones de billones de billones
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de billones de billones de billones de billones
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de años antes de que aparecieran los números deseados... Eso es
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mucho tiempo. ¿Y si nos aplicáramos ese
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pensamiento? ¿Cuáles son las probabilidades
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para que estuviéramos aquí? Da la casualidad de que las probabilidades de sacar setenta seises seguidos
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Es uno sobre diez elevado a cincuenta y cinco,
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y son las mismas probabilidades de algo
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conocido como la tasa de expansión del
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universo, y son justamente las mismas
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para nuestra existencia. Desde el
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momento del Bing Bang, cuando nuestro universo
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comenzó a expandirse rápidamente, la tasa de esa
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expansión estaba exquisitamente equilibrada;
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si hubiera sido más rápida,
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el universo se habría expandido demasiado rápido
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para permitir la formación de sustancias químicas,
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átomos, estrellas y galaxias; un poco más lento y
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el universo habría colapsado sobre sí mismo.
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Por casualidad, el universo se expandió
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justo al ritmo correcto
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para permitir que la vida se desarrollara en el
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futuro para que nosotros estuviéramos aquí. Sacó setenta tiradas
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del número seis seguidas,
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a la primera. Y la tasa de expansión del
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universo es sólo una entre alrededor de otras treinta
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increíblemente constantes sensibles
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y fuerzas fundamentales
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en el universo que deben ser tal
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y como son para que el universo pudiera
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producirnos. Entonces, imaginemos: si yo
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tirara este dado setenta veces e,
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imagina, cada una de las veces sacara
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un seis, sin esperar billones sobre billones de años,
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la primera vez... ¿suerte de principiante?
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Difícilmente. Tú llegarías a la conclusión de que
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lo debo haber manipulado. Tal vez los dados están trucados,
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tal vez hay un seis en cada lado...
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no puede ser suerte. Ahora permíteme preguntarte: ¿por qué
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asumiríamos que este universo con
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nosotros en él, que en realidad es más improbable
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que mis setenta tiradas, es sólo
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un resultado del azar? El hecho de que estemos
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aquí demuestra que alguien ha trucado
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los dados. De hecho, tal vez no hay dados en absoluto.
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¿Qué pasa si la evidencia apunta a que
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este universo que permite la vida en realidad
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es el producto de una mente inteligente que
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pretendió que estuviéramos aquí? Seguro que podrías
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encontrar alguna otra teoría especulativa:
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tal vez haya un número infinito
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de universos que te dan un número infinito
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de oportunidades para tirar los dados.
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Tal vez… pero no tenemos ninguna evidencia científica
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para ello. Por lo tanto, si te comprometes
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a creer eso, estás tan comprometido a una
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posición de fe
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como la persona que dice que Dios es
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el que está detrás de todo esto.
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Creer en Dios no es un engaño, es una
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observamos las huellas dactilares en nuestro universo.
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Y si es cierto que no sólo somos
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el resultado fortuito de una tirada cósmica
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de los dados y que en realidad estamos
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aquí porque un gran diseñador
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tuvo esa intención desde el principio, bueno,
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entonces valdría la pena apostar algo por ello…
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