Haciendo del sexo algo normal | Debby Herbenick | TEDxBloomington

La creencia de que los seres humanos a lo largo de sus vidas merecen tener acceso a información precisa sobre sus cuerpos y de la sexualidad, impulsa gran parte del trabajo de Debby Herbenick. Entre sus mayores pasiones, está traducir la ciencia sexual al público en general a través de la enseñanza, los libros, las columnas, los podcasts, la televisión, las redes sociales, los blogs, la artesanía, el arte público y su último proyecto: Make Sex Normal.

Esta charla se dio en un evento TEDx local, producido independientemente de las Conferencias TED.

Actualmente trabajo como
investigadora y educadora sexual.

Pero al aceptar el trabajo en 1999

en el Instituto Kinsey para Investigación
de la Sexualidad, Género y Reproducción,

me puso muy nerviosa contar a mi familia
que trabajaría en investigación sexual.

Estaba nerviosa, sobre todo,
por cómo contárselo a mi abuela.

Cuando era pequeña, mis abuelos
vivían muy cerca de nuestra casa

lo cual nos hizo muy cercanos.

Eran muy cariñosos, amables y generosos

pero también eran personas
muy católicos y tradicionales

que no hablaban del sexo.

Cuando viajé a Boston
a visitar a mi abuela,

y le conté sobre mi nuevo trabajo,

me dejó sorprendida al decirme
que estaba orgullosa de mí

y que creía que este era
un trabajo muy importante.

Esa no era la abuela que conocía.

Empencé a comprenderlo mejor
cuando me contó una historia.

Estas son mi abuela
y mi madre, de pequeña.

Mi abuela me contó

que habían intentado tener hijos
con mi abuelo durante muchos años.

y que cuando, por fin, quedó embarazada
fue un sueño hecho realidad para ellos.

Hasta que empezó el trabajo de parto.

Fue, justo en medio del parto,
cuando supo por primera vez

que su bebé no iba a salir
por su estomago,

como ella se imaginaba,
sino a través de su vagina.

Aunque no usó la palabra vagina
cuando me contó la historia.

Fue una experiencia horrible y aterradora,

en lugar de algo maravilloso,

un momento para recordar toda la vida.

Si se preguntan como yo,
cómo pudo eso ser posible, diré que

su madre murió cuando era ella adolescente
y no le pudo contar cosas sobre el parto.

No tengo ni idea como fue posible
que su médico no le diera esa información.

Aunque, quizás sucedió
antes de existir Kinsey,

antes de la revolución sexual, cuando
no se hablaba de este tipo de cosas.

Por eso ella creía que el trabajo pionero
sobre sexo y reproducción de Kinsey

era muy valioso.

Por eso, ella creía que era estupendo
que yo trabajara allí.

Intentó hacerlo mejor
con su hija, mi madre,

al darle más información
sobre el embarazo y el parto.

Aunque todavía se sentía incómoda
al hablar de sexo y el cuerpo.

En ese hogar se crió mi madre,

mi madre sentía lo mismo sobre esos temas.

Cuando yo estaba en quinto grado,

nos pusieron un vídeo sobre la pubertad,

que muchos de Uds. también habrán visto,

y, de camino a la clase
de baile, me preguntó:

"¿Les han mostrado
ese vídeo en la escuela?"

Y yo dije: "Sí".

Y ella: "¿Tienes alguna pregunta?"

Contesté: "No".

Esa fue nuestra única conversación.

Y a los dos años me vino
la regla por primera vez.

Estaba con mis abuelos,
y no quería contárselo,

por eso llamé a mi madre
en busca de ayuda.

Cuando llegó a casa del trabajo,

llevaba una bolsa marrón de papel
de la tienda de comestibles,

me la dio y me dijo:
"Aquí tienes todo lo que necesitas".

Dentro habían unas toallitas.

Esa experiencia me resultó
tan vergonzosa y dolorosa,

que, tras unos meses de habérseme
acabado y necesitar más,

no quería volver a tener
esa conversación con ella,

pero no sabía dónde conseguir más
y, además, quería probar tampones,

porque hacía mucha natación,
pero no quería hablarlo con ella.

Así que pensé, "tengo una bici..."

No tenía permitido salir del vecindario,

vivíamos en un barrio residencial
lejos de las tiendas.

Solo podía ir en bici a una
o dos cuadras de mi casa,

a las casas de mis amigos.

El punto A es mi casa,

y el punto B es la distancia más lejana
que había recorrido sola en bici,

a casi un kilómetro
de la casa de mis amigas.

Reflexioné un poco

y calculé que había
una tienda en South Miami,

¡y que de ahí venían los tampones!

(Risas)

Así que un día me armé de valor
supuse que nadie me iba a extrañar

durante un rato y me fui en mi bici

pedaleando unos 5 km siguiendo esa ruta.

Es bastante recta, pero en realidad pasa
por muchos cruces y hay mucho tráfico.

Tenía miedo de que me pillaran,

pero conseguí tampones,

colgué la bolsa del manubrio
y volví a pedlear los 5 km de vuelta,

y no se lo conté nunca a nadie.

Mi madre se enterará
cuando vea esta charla.

(Risas)

Una sociedad en la que niñas de 13 años

tengan que irse en sus bicis
desobedeciendo a sus padres,

cosa que no hacía casi nunca,

por ser este tema muy incómodo
para ellas,

no es el único mal resultado
de una sociedad que no habla sobre sexo.

Cuando se trata el sexo como algo anormal,
los médicos y pacientes no hablan de ello.

Es frecuente que pacientes de cáncer
que es mi campo de trabajo

me digan que han tenido 50, 100
o más consultas con médicos,

incluyendo radiografías pélvicas,

y que nunca ningún personal sanitario

les mencionó los graves efectos
secundarios relacionados con el sexo.

Cuando se trata el sexo como algo anormal,

no se habla sobre ello
ni se enseña en las escuelas.

Cuando vemos los mapas CCPEEU
de enfermedades de transmisión sexual,

no es sorprendente
descubrir que tienden a agruparse

en las áreas del país
con más escasez de educación sexual.

Observen las áreas negras
de clamidia en EE. UU.

gonorrea en EE. UU.

y VIH en EE. UU.

Cuando no se habla de sexo
y se trata como algo anormal,

muchos suelen decir cosas
incorrectas o desconsideradas.

La campaña de elecciones de 2012
me resultó particularmente difícil

escuchar frases como "violación legítima",
"mecanismos para acabar con la violación"

y la frase: "Algunas chicas
son muy fáciles de violar".

Cuando se trata el sexo como algo anormal,

no sabemos siquiera las verdades del sexo
porque no hablamos sobre ello.

Hace algunos años,
nuestro equipo de investigación

halló que el 30 % de mujeres en EE. UU.

declararon haber sentido
molestias durante el sexo.

El editor de uno de los periódicos
más prestigiosos del país,

se negó a que su redactora cubriese
la noticia, porque ella dijo:

"Si eso fuera verdad, lo sabríamos
porque las mujeres hablarían de ello".

Pero las mujeres no hablan mucho
ni del sexo placentero,

menos aún, del sexo doloroso.

Creo que la manera en
la que hablamos de sexo

y en la que no lo hablamos
en EE.UU. está sumamente equivocada.

Además, creo que la manera en la que
esperamos que cambie es equivocada.

Si esperamos a que los políticos,
los sistemas escolares y los padres,

lo cambien por nosotros
esperaremos durante mucho tiempo.

ya que la mayoría de ellos
no recibieron mucha educación sexual

ni la libertad para hablarlo en sus casas.

Mi solución es muy sencilla.

Aunque requiere del compromiso de todos

para ponerlo en práctica,
respirar hondo y ser cívicos,

hacer que el sexo sea algo normal.

He aquí formas específicas para hacerlo:

Leer libros sobre sexo abiertamente.
Sin utilizar dispositivos electrónicos.

En el avión, en el metro.

Lo llevo haciendo varios años,
es un increíble inicio de conversación.

(Risas)

Compren libros sobre sexo para niños
y dónenlos a las escuelas y bibliotecas.

Celebren la diversidad sexual
visitando algún evento de arte sobre sexo,

participen en desfiles del Orgullo Gay,

acudan a celebraciones
sobre la igualdad en el matrimonio,

como la celebrada
recientemente en Bloomington.

(Aplausos)

Pueden ver una película.

Una que muestra el sexo de manera real,
los matices del sexo,

documentales como Orgasm Inc.

Hablen de sexo con el médico o enfermera,
con sus hijos, con sus padres.

Si tienen pareja,

díganle algo que les guste o extrañen
de su vida sexual juntos.

Busquen un vídeo positivo sobre el sexo,

TED tiene varios, entre ellos,
la charla sobre el orgasmo,

y publíquenlos en sus muros de Facebook.

Les aseguro que conseguirán
los me gusta que siempre han deseado.

(Risas)

Pueden ser más abiertos públicamente.

Una colega y yo fuimos
a Las Vegas hace unos años,

ella se disfrazó de vulva gigante,

yo iba entrevistando a mujeres y hombres
de todas las edades, a su lado,

preguntándoles qué creían que era.

Algunos dijeron Star Trek,
pero la mayoría acertó.

(Risas)

Sé que esto no le va a todo el mundo,

podrían usar una camiseta
positiva sobre sexo.

Estas son algunas de las que tengo.

Úsenlas para salir al gimnasio
o al supermercado.

Si no tienen una así,

pónganse un pin de
"ovacionadora de ovario"

o una de "testículo pasando las pelotas".

Los pondré en el vestíbulo al final,
para que puedan llevárselos.

Tengo regalos para todos.

Pueden pedir a sus médicos y enfermeras
que cambien las salas de espera.

Dicen que al preguntarles sobre sexo,
no saben contestar muchas veces

o no tienen tiempo de contestar.

Propongo añadir buenos libros
sobre sexo en las salas de espera.

Cambiar los pósteres del baño
de tratamiento de botox y venas,

por un póster de autoexamen
de testículos "Palpa tus gónadas",

o uno que muestre la diversidad
de los genitales femeninos.

Den lugar al sexo.

Con este fin, creé Bloomigton Sex Salon
para acercar a investigadores sexuales

a las comunidades, a bares y cafés.

A veces, algún restaurante local
es algo descarado con su menú

incluyendo el French Tickler.
Ese es de FARM.

Apoyen al arte relacionado al sexo.
Mi muñeca de útero comprada en Etsy,

pines de vulvas de un mercado artesanal,

un hombre vulva en arcilla
hecho por un estudiante,

un salero en forma de esperma
que conseguí en Argentina.

Pónganlo en la mesa para la cena
de Acción de Gracias.

Por último, acepten al sexo real
y a los cuerpos.

Miren "Haz el amor y no porno"
de Cindy Gallop y su charla TED.

Miren programas como Girls de Lena Dunham,

y entren a makesexnormal.tumblr.com,
una página lanzada esta semana,

que anima a la gente a mandar fotos

mostrando qué hacen para hacer
del sexo algo normal.

Hace poco, nuestro equipo de investigación

hizo una encuesta sobre
qué nos gusta del sexo.

Un hombre dijo:

"Una costumbre placentera que empezamos
hace 40 años. Hace mejorar el matrimonio".

(Risas)

Una mujer dijo:
"Sentirme completamente querida

como si yo fuese la única persona
en el mundo con la que él quiere estar".

Otra dijo: "Antes de que muriera
mi marido, me hacía sentir tan bien.

Echo de menos cómo me hacía sentir".

Un hombre dijo: "Te hace sentir
como si tu vida valiese la pena".

El sexo, con sus altibajos,
sus más y sus menos,

tener sexo y no tenerlo, a veces,

todo forma parte
de la experiencia sexual humana.

Es una parte normal de la vida

creo que tenemos que salir ahí fuera
y hacer que sea algo normal.

Tengo un interés profesional,
por supuesto,

porque creo que si logramos
que sea algo normal,

si ayudamos a que nos sintamos cómodos,

denunciaremos las violaciones
y los abusos con más facilidad.

Hablarán de las ETS
y sus pruebas con más facilidad,

y también del amor,

la intimidad y la conexión
con sus parejas.

Pero también tengo un interés personal.

Porque, como muchos de Uds.

conozco la tristeza, la frustración
y el dolor de los problemas de pareja,

cuando una pareja
no es capaz de hablar de sexo.

También conozco la alegría,
la intimidad y el placer,

fruto de una relación que es
capaz de hablar de sexo.

Mi otro interés personal es que,

cuando pienso en niñas
de 13 años en sus bicis,

que compran tampones a escondidas
circulando por calles transitadas,

desobedeciendo a sus padres,

quiero que tengan un mundo
en el que puedan ir en bici

a la casa de amigos,

disfrutando de la libertad
de ser jóvenes y libres.

Porque vivirán en un mundo

en el que el sexo, los cuerpos, el período
y la pubertad son cosas muy normales

ya que todos nosotros
conseguimos que lo fuera.

Gracias.

(Aplausos)