Sordos en el Ejército | Keith Nolan | TEDxIslay

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Keith Nolan es sordo pero eso no lo detendrá para servir a su país uniéndose al Ejército. Él nos cuenta su historia para derrumbar prejuicios, la manera en que sus compañeros soldados dependen de él tanto como él depende de ellos y cómo está defendiendo su causa de permitir a los sordos sumarse al Ejército.

Para saber cómo apoyar este movimiento, visita: www.facebook.com/cadetnolan

Hola a todos. Mi nombre es Keith Nolan.

Soy un soldado raso.

Mi conferencia es respecto de la milicia.

¿Cuántos de Uds. pensaron alguna vez
en unirse a la milicia?

Veo asentir a algunos de Uds.
Yo estuve igual.

Al crecer yo siempre quise
unirme a la milicia.

Me encanta la historia militar y
he leído bastante sobre la materia.

Además, varios miembros de mi familia,
por ejemplo, mi abuelo

y mis tíos abuelos pelaron
en la Segunda Guerra Mundial.

Y yo, tal como ellos,
quería servir a mi país.

¿Puedo?

No, no puedo.

¿Por qué?

Simplemente porque soy sordo.

No obstante, aún tenía ese anhelo
de pertenecer a la milicia.

Por ejemplo, después de graduarme
de la secundaria,

tres meses antes del 11-S fui

a un centro de reclutamiento naval con
grandes esperanzas de unirme a la Marina.

Entré y un marino robusto
se puso de pie y me abordó.

Me fue imposible leer sus labios,
entonces le dije "Lo siento, soy sordo".

Cortó un trozo de papel
y escribió tres palabras:

"Mal oído, descalif."

Ni siquiera escribió completa
la palabra "descalificado",

solo "mal oído, descalif."

Intenté en varios sitios,
en varias ocasiones,

pero una y otra vez
obtenía la misma respuesta.

"Lo sentimos, estás sordo.
No podemos aceptarte".

Entonces cambié de marcha
y decidí convertirme en profesor.

Obtuve un posgrado
en educación para sordos.

Impartí clases durante casi dos años.

Luego, la primavera pasada,
ocurrieron tres cosas:

La primera mientras enseñaba
en una clase de historia.

Enseñaba sobre la guerra
entre México y EE.UU.

La campana había sonado
y me senté en mi escritorio.

Uno de mis alumnos sordos se acercó
y me dijo que quería unirse a la milicia.

Le dije: "Perdona, no puedes, eres sordo".

Entonces me sorprendí a mí mismo.

Todo el tiempo me habían dicho
"No, no puedes",

y hoy estaba perpetuando
el mismo mensaje

a la siguiente generación,
a mi propio estudiante.

Ese entendimiento tuvo un gran impacto
y realmente resonó en mí.

La segunda cosa que ocurrió fue
que mi amigo se mudó a Israel.

¿Sabían que en Israel se acepta
a los sordos en la milicia?

Se preguntarán: "¿Cómo los sordos
pueden estar en la milicia?" ¿no?

¿Será cierto? ¡Por favor!

Entonces fui a Israel el verano pasado
a comprobarlo por mí mismo.

Entrevisté a 10 soldados israelíes sordos.

Tengo entrevistas en vídeo
y he llegado a conclusiones.

Se las compartiré después.

Lo tercero es que aquí en CSUN,
mi alma máter,

recientemente inició un programa ROTC.

ROTC significa Cuerpo de Entrenamiento
de Oficiales de Reserva.

Los estudiantes en la universidad

pueden participar al mismo tiempo
en el programa ROTC.

Al graduarse, los estudiantes de ROTC
han concluido la carrera militar

y les están esperando.

De modo que, si uno se une a la milicia,
puede comisionarse como subteniente.

Ese es el programa ROTC aquí en CSUN.

Yo ya tenía una carrera como profesor,

pero continué y envié
un correo electrónico al programa.

Expliqué que soy un profesor para sordos

y me preguntaba si podía
tomar algunas clases con ellos,

de modo que quizás podría compartir
sus clases con mis estudiantes.

Recibí una respuesta
vía correo electrónico.

Sorprendentemente, fue la primera vez
que no me dijeron "no puedes, eres sordo".

Decía "bueno, eso suena interesante.

Quizás podemos hacer algo y puedes
tomar algunas clases con nosotros".

Esto no tenía precedentes.

Por supuesto, estaba impactado.

Aunque estaba enseñando, decidí tomar
esta oportunidad inmediatamente

y poner manos a la obra.

Así lo hice.

Ahora, con todas mis experiencias de vida,

hablando con toda esa gente
y leído todo lo que he leído,

decidí escribir una investigación
llamada "Sordos en la milicia".

Les compartiré los hallazgos de
estas 98 páginas de investigación.

Aquí en los EE.UU. tuvimos soldados
sordos en servicio en el pasado.

Durante la guerra de
independencia de Texas

hubo un personaje clave
llamado Sordo Smith,

quien contribuyó en gran parte a que
Texas lograra su independencia.

En la Guerra Civil de EE.UU.,

la Universidad de Gallaudet realizó
una lista de soldados sordos

que lucharon para el Norte y para el Sur

y que inclusive lucharon
uno contra el otro.

En la Segunda Guerra Mundial
hay algunos ejemplos raros también.

Entonces algunos sordos ingresaron
a la milicia y sirvieron a su país.

La historia muestra que EE.UU. ha tenido
soldados sordos en servicio antes.

En mi investigación también hablo
sobre los soldados israelíes sordos.

Descubrí que ellos sirven
en roles fuera de combate.

Ellos no están en el frente de batalla

sino detrás, en las líneas de soporte.

Hay una multitud de trabajos fuera
de combate accesibles para sordos.

Inteligencia, tecnología computacional,

dibujo de mapas, suministro,
entrenamiento de perros, y la lista sigue.

La comunicación entre los soldados
israelíes sordos y los demás

es el mismo que usan los sordos
y las personas auditivas normalmente

Se puede usar la voz, la lectura
de labios, los gestos.

Algunas veces algún otro soldado sabe
lenguaje de señas y eso se puede usar.

Papel y bolígrafo, textos,
computadoras, correos electrónicos.

No hay varita mágica.
Es lo mismo que hacemos a diario.

Los intérpretes se usan principalmente
para el entrenamiento básico.

Para el trabajo promedio no es necesario
tener un intérprete al lado.

El ejército israelí está compuesto
de pequeños grupos.

Cada unidad con soldados sordos
ha desarrollado su propia manera

de comunicarse entre ellos,

así que los intérpretes no son necesarios.

La fotografía en la parte superior
es un soldado sordo que conocí.

La fotografía en la parte de abajo es él
con el primer ministro Begin de Israel.

Mi investigación habla de soldados
discapacitados en la milicia de EE.UU.

Obviamente el trabajo militar es peligroso
y puede resultar en heridas.

Un ejemplo es el Capitán Luckett.

Por una explosión perdió la pierna.

Se recuperó y actualmente
usa una prótesis.

Ahora que está bien, volvió al combate
y está luchando en Afganistán actualmente.

Es admirable.

Y adivinen qué: no es el único.

Hay otros 40 soldados como él, amputados
que están sirviendo en zonas de combate.

Increíble.

También aquí tenemos un soldado ciego.

En Irak una explosión de
un coche bomba lo dejó sin vista.

Se recuperó y no ha dejado la milicia.

Sigue activo en el Ejército.

Actualmente está dirigiendo
un hospital para soldados heridos.

También encontré en línea
a un soldado sordo de un oído.

Ha desarrollado programas civiles en Irak,

uno de los cuales inició
una escuela para sordos en Irak.

Todo esto es increíble,
pero les preguntaré:

Si la milicia estadounidense puede
retener a sus soldados discapacitados

¿por qué no pueden aceptar a sus
ciudadanos discapacitados también?

Además, el 80 % de los trabajos en
el Ejército de EE.UU. son no combativos.

Hay muchos trabajos que la comunidad
de sordos podemos hacer.

Si estuviera en la milicia,
me gustaría hacer trabajo de inteligencia.

Pero hay muchas otras cosas que
podríamos hacer, como mecánica,

finanzas, medicina, y más.

Para resumir, he presentado tres premisas
para apoyar mi argumento.

Primera: la defensa israelí
abiertamente acepta soldados sordos.

Si tienes las cualidades y habilidades
requeridos, ellos te aceptarán.

Segunda: EE.UU. tiene lo necesario para
retener a sus soldados discapacitados.

Tercera: el 80 % de los puestos
en la milicia son no combativos.

Les pregunto: ¿Los estadounidenses
sordos podemos servir a nuestro país?

¡Sí, por supuesto! ¡Sin duda!

Explicaré un poco sobre mi experiencia en
la Milicia ROTC que empecé el otoño pasado.

He estado involucrado en esto
hasta ahora y sigo adelante.

Necesito explicar esto.

Esta es la primera vez que en
mi batallón tienen un soldado sordo.

Nunca han vivido eso antes.

Entonces, claro, se asustaron
preguntándose al principio:

¿Cómo haremos esto o lo otro?
¿Cómo nos vamos a comunicar y demás?

Es una reacción natural,

muchos nunca han interactuado
con una persona sorda antes.

A mí también me asustó.
Era real, estaba en el Ejército.

Tuve que aprender un nuevo mundo.

Jerga militar, su propia cultura, todo.

Así que empezamos lento,

nos conocimos y aprendimos
a trabajar juntos.

Por ejemplo,

el primer día de clases no tenía uniforme.

Me presenté en ropa común

mientras que los demás soldados
estaban uniformados.

Me enteré de que cada mañana a las 5:30
había entrenamiento físico, PT.

Los viernes había laboratorios,
que es entrenamiento de campo.

Y ocasionalmente teníamos entrenamiento
de fin de semana en una base militar.

Entonces me presenté a las 5:30

con todos los cadetes uniformados
y yo vestido de civil.

Me dijeron: "Oye,
tú no necesitas ejercitarte,

puedes simplemente tomar clases".

Les dije que quería ir de todos modos.

Lo entendieron y seguí presentándome
todas las mañanas para entrenar.

Cuando llegó el viernes, pedí ir
al entrenamiento de campo.

Me dijeron que no
y que me mantuviera en clases.

Insistí en que quería intentar.

A regañadientes me dejaron atender,
pero solo para observar.

No podía participar, solo mirar.

Bien por mí.

Me presenté el viernes.

Estaban enseñando a los cadetes
las órdenes para marchar.

Ponerse de pie con la instrucción,
cómo saludar adecuadamente, lo básico.

Pregunté nuevamente si me podía unir.

Me dijeron que sí. Me uní a la formación.

Descubrí que era mejor pararme
en la segunda línea.

De ese modo podía mirar lo que hacían
los cadetes delante de mí.

Pero el funcionario que "me abrió
las puertas" al programa ROTC...

me vio en la parte de atrás y dijo:
"No, te quiero en el frente".

"¿Quieres ser un soldado?

Aprenderás las órdenes
como todos los demás".

"No vas a seguir a otros,
aprenderás por ti mismo".

Pensé "guau, me está viendo
como a cualquier otra persona".

Eso me impactó.

Conforme pasaron las semanas,
seguía sin tener uniforme.

Pregunté si podía tener uno
pero me dijeron que no.

Entonces seguí como estaba

hasta que un día me dijeron
que tendría un uniforme.

Dije: "¿En verdad? ¿Por qué?
¿Qué cambió?"

Me dijeron: "Vemos tu motivación,
te presentas cada mañana dedicado

y siempre das un esfuerzo del 110 %".

Me querían dar el uniforme.

Impresionante.

Cuando llegamos al almacén,

pensé que recibiría un uniforme
y un par de botas, nada más.

Pero llenaron dos bolsos marineros
cada uno con herramienta:

Un casco, chaleco para municiones, pala,
bolsa de dormir... el equipo completo.

Estaba asombrado.

Debo decirles

que cada mañana que me levanto
y visto el uniforme,

me siento privilegiado.

Es un verdadero honor vestir el uniforme.

Entonces... avanzando en la historia...

Cuando fue el momento
de entrenar en la base,

primero se me dijo que no podía ir.

Había preocupación
sobre la responsabilidad

en caso de que el intérprete saliera
herido durante el entrenamiento.

Tuvimos que resolver todos esos problemas,

Pero lo logramos y al final me dejaron ir.

Así sucedieron los hechos,
poco a poco iba haciendo más y más.

Un día al volver a la base,

en un día de entrenamiento había
un enorme helicóptero Chinook,

con sus rotores tándem, aterrizó
cerca y rotó el aire violentamente.

Todos debíamos abordarlo.

Todos estábamos listos arriba.

No obstante, el cuadro había decidido
que yo no abordaría el Chinook.

Temían que si el piloto gritaba órdenes,

yo no podría seguirlas.

Podría causar un trastorno.

Entonces me paré a un lado mientras
los otros se perfilaban al helicóptero

Veía al cuadro reunirse,
discutir, dándole vueltas.

En el último minuto, uno de ellos dijo:
"¡Vamos! ¡Sube al helicóptero!"

Me apresuré y lo abordé.
Fue excitante.

Aprendimos uno del otro
y nos apoyamos uno a otro.

Desde entonces me involucran
en todo, sin separaciones.

Esta es mi pasión.

Les quiero.
Les mostraré algunas fotografías.

Batallón Bruin, Compañía Bravo.
Es el nombre del grupo al que pertenezco.

El cuadro son los oficiales y sargentos
que supervisan el programa ROTC.

Al principio era incómodo,

pero cuando me conocieron
y supieron de lo que soy capaz,

me han brindado gran apoyo y unidad.

Los cadetes, mis compañeros...

cuando se entrena y se suda con alguien,

se siente la unión y camaradería
de inmediato.

Una unión de hermandad
los hace como de mi familia.

En el entrenamiento y clases de ciencia
militar, aprendemos teorías de guerra:

Cómo liderar soldados, cómo hacer
exploraciones de reconocimiento,

estrategias, cómo abrir un búnker,

navegación terrestre, encontrar
el camino en las montañas...

Según las posibilidades,
me han proporcionado intérpretes

mediante el Centro Nacional
de Sordera, aquí en CSUN.

Realmente se los agradezco.

Es difícil encontrar intérpretes
que deseen levantarse a las 4:30

o a veces a las 3:30.

Él es el funcionario que me escribió
diciendo que podía tomar algunas clases.

Teniente Mendoza.

Él es mi intérprete,
antes de empezar las clases.

Esa es del otoño pasado cuando
éramos nuevos en el entrenamiento.

Él es el teniente coronel Phelps.
Este es su nombre en señas.

Él es el comandante del Batallón Bruin.

Cada que lo veo por ahí, me inspira.

La forma en que se presenta a sí mismo,
se nota que es el paradigma de un soldado.

Además, él no me ve como sordo.

En su lugar, él se fija en mis
habilidades y capacidades.

Él me ha impulsado mucho
y lo respeto por todo ello.

Ese soy yo durante uno de los ejercicios.

Y ese es el helicóptero Chinook.
Estuve a punto de no subir.

Cada cadete tiene un mentor.
Mi mentor es Cinati.

Es un soldado perspicaz. Me enseña
los puntos finos y cómo ejecutarlos.

Arriba es cuando un grupo fuimos
a Las Vegas a competir en una prueba

para ver de igualar los estándares de
entrenamiento físico del Ejército Alemán.

Implicaba nadar, correr con tiempo,
puntería y otros ejercicios físicos.

Los pasé y satisfice los requerimientos

y fui premiado con esta insignia
del Ejército Alemán. (Aplausos)

Él es uno de los sargentos,
el sargento Richardson.

Me encanta. No rebaja a los cadetes.

Esta es de una mañana en que
caminamos durante 12 km

con una mochila de 18 kg
en menos de 2 horas.

Aquí están algunos
de mis compañeros cadetes.

He estado con ellos tanto tiempo
que he creado señas para sus nombres.

A la derecha está Trinidad, le puse
esta seña porque es muy sarcástico.

Es un veterano que ha servido
en Irak y Afganistán.

La mujer es Frigo,
cuyo apodo es Refrigerador.

Siempre estamos compitiendo en clase.

El cadete al final es Jarvy.
Es uno de los mejores atletas.

Le puse este signo
por la cicatriz que tiene aquí.

¿Saben quién es él?

Es el Jefe del Estado Mayor Conjunto.

Es el oficial de mayor rango,

el principal asesor militar
del presidente Obama

y Secretario de Defensa Gates.

Dio una conferencia en UCLA
con público lleno.

Al terminar, hice fila
para estrecharle la mano.

"Es un placer conocerle".
Yo usé señas, mi intérprete habló.

El almirante Mullen fue al intérprete
y le dijo: "Es un gusto conocerte".

El intérprete se abstuvo de aclarar.
Parecía confundido.

Él continuó saludando
a los demás soldados.

No sé si sabía que soy sordo o no.

Todo se movió rápida y oficiosamente.

Hasta hace dos semanas... ¿o la semana
pasada? No, fue hace dos semanas,

cuando algo ocurrió.

Bueno, el ROTC tiene cuatro niveles.

Ahora estoy cursando los primeros dos,
que terminan en mayo.

El tercer nivel empezará en el otoño.

Pero para ascender se necesita
pasar un examen médico.

Por supuesto, siendo sordo
reprobaría un examen auditivo.

Entonces nos sentamos y me dijeron

que si quería seguir al tercer nivel

no podía hacer ninguno de los
entrenamientos físicos en la mañana,

ni los entrenamientos en campo
los viernes, ni en la base.

Tendría que devolver mi uniforme.

Podría tomar las clases
como observador, pero nada más.

Eso me dolió. Fue un golpe enorme.

Muchos oficiales y cadetes
empatizaron conmigo.

Estaban sorprendidos y decepcionados,
se preguntaban por qué tenía que ser así.

Mi oficial de mando, el coronel Phelps,
trató de hablar con sus superiores

en la línea de mando,

explicando que soy
uno de los mejores cadetes.

Pasé todas las actividades
y tuve altas notas en mis exámenes.

Pero su respuesta es firme.
Las políticas son las políticas.

Si eres sordo, estás descalificado.

El cuadro ha tratado de encontrar
opciones para mí.

Descubrieron que hay otro cadete sordo.

Él está en The Citadel, un colegio
militar en Carolina del Sur.

Él va a cumplir su cuarto año ahí

y se graduará en mayo.

Aunque está en el mismo dilema que yo.

No podrá unirse al Ejército por ser sordo.

Aún así, mis compañeros y los oficiales
me han dicho que no me rinda.

Las políticas deben cambiar.

Me sugirieron hablar con
el diputado de mi distrito.

Así que hablé de esto con Henry Waxman,

él es el diputado de distrito
aquí en Los Ángeles,

para que empezara a defender mi causa.

Pero necesito su ayuda y apoyo
para ejercer presión.

Todos nosotros.

Antes los soldados negros no podían
unirse al Ejército, ahora pueden.

Las mujeres estaban prohibidas,
ahora pueden unirse.

La milicia ha cambiado y está cambiando.

Ahora es nuestro turno.

Es nuestro momento.

¡Oh!

(Aplausos)