Cómo descubrir lo que realmente quieres | Ashley Stahl| TEDxLeidenUniversity

¿Te has preguntado qué es lo que en realidad quieres? Entonces escucha a Ashley Stahl, consejera vocacional, que también trabajó contra el terrorismo y es entrevistadora para pódcasts. En esta charla, nos comparte los tres pasos clave que te ayudarán a conectar con tu propósito en la vida, descubrir tu trabajo ideal y hacer lo que ella llama un "giro de 180 grados", la decisión de salir del miedo y llegar a lo que realmente quieres de la vida.

Cada semana, Ashley recibe inspiradores invitados en su programa "The You Turn Podcast", con la intención de ayudar a sus oyentes a mejorar la mentalidad tanto en el trabajo como en el amor, y conseguir un nuevo trabajo que amen.

Ashley ha sido nombrada una de las 99 líderes de política exterior menores de 33 años por la revista "Diplomatic Courier" y joven profesional en política exterior. Es columnista de Forbes, y su trabajo ha aparecido en el Wall Street Journal, CBS, SELF, Washington Post, Chicago Tribune y otras publicaciones.

Ashley obtuvo una maestría en relaciones internacionales en King’s College de Londres, y otra en psicología espiritual en la Universidad de Santa Mónica. Tiene una licenciatura de la Universidad de Redlands sobre gobierno, historia y francés.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en http://ted.com/tedx

Eran las 2:45 p. m.

de un viernes lluvioso en Los Ángeles.

Mi papá estaba preparando
una taza de café en la cocina

cuando respondió a la llamada
de un número desconocido.

Se quedó congelado cuando escuchó
a una mujer llorando desconsoladamente

y gritando al otro lado del teléfono.

Luego, una fuerte voz masculina se oyó.

Y le dijo a mi padre:

"Tenemos a tu hija,

y si no escuchas cada palabra
que te digamos,

vamos a matarla".

Mi papá hizo una pausa,

perdió el aliento por un momento,

y consiguió preguntar:

"¿Puedo hablar con ella?".

"¿Quieres que le rompamos el brazo?",

le dijeron en tono amenazante.

Quiero que sepan que mis padres
tenían dos hijas, y yo soy una de ellas.

Lamentablemente,

justo seis meses antes
de esa llamada telefónica,

desconectamos a mi hermana mayor
del respirador artificial.

Nunca olvidaré el día que ella murió.

Mi papa me miró con un dolor,
con un profunda tristeza,

más grande que el cielo entero

y desde entonces siempre me repetía:

"Ahora solo me queda una hija".

Entonces, como cualquiera haría
cuando tiene miedo, se dio por vencido

y desesperadamente
dijo a los secuestradores:

"Es mi única hija. Haré lo que me pidan".

"¿Estás solo?", preguntaron
los secuestradores

Y en ese momento intercambió
la mirada con mi mamá en la cocina,

se puso los dedos en la boca,
para indicarle que se quedara callada,

y les dijo "Si, estoy solo",
mientras escribía en una servilleta.

Escribió:

"Ve afuera, en silencio. Llama al 911.
Ashley fue secuestrada".

Mi dulce mamá salió deprisa
con las manos temblando

y logró llamar al 911.

Mientras tanto, los secuestradores
daban instrucciones a mi papá.

"Métete en tu auto", le dijeron.

"Vas a ir al banco,
nos vas a mantener en línea

y vas a pagar un rescate.

Y si no cooperas,

te vamos a mandar las partes
de su cuerpo por correo".

Mi mamá le dijo a la policía que
se encontrara con ella en el banco,

y se metió discretamente en el auto
para que no la oyeran.

La conversación en el auto
hacia el banco fue continua:

por momentos le preguntaban
a mi padre como era su día,

y al siguiente minuto,
amenazaban con violarme.

Se detuvieron en el banco y mi mamá
fue a encontrarse con el policía.

Mientras tanto, mi papá
entró al banco con el cuerpo tieso

y el teléfono en el bolsillo,
exactamente como prometió,

para que el secuestrador pudiera oirlo
mientras retiraba el dinero.

Al mismo tiempo,
mientras todo esto ocurría,

yo estaba, en realidad, sentada
en mi pintoresca y pequeña oficina

en Beverly Hills,

llevando a cabo una entrevista
para un pódcast.

Recuerdo que durante
la charla con mi invitado

me pareció ver mi teléfono
iluminarse en mi escritorio

pero no le puse cuidado.

Recién cuando mi invitado se fue,
vi una gran cantidad de llamadas perdidas.

Y lo más importante

es que vi un mensaje de texto
que nunca olvidaré.

Decía: "Es la policía. Estamos
con su familia. Por favor llame".

Entre los 20 y los 25 años,

trabajé contra el terrorismo
en el Pentágono, en Washington D. C.,

así que créanme cuando les digo
que mi imaginación

de lo que podría salir mal
está llena de color.

Pero en ese momento nunca
había recibido un mensaje como ese

y pensé que, tal vez, lo que fuera
que habría al otro lado de la línea

iba a arruinar mi vida.

Entonces me quedé sentada
hasta reunir el coraje para llamar.

El policía dijo: "Soy el oficial
Johnson. ¿Es Ud. Ashley?".

"Sí", respondí, y dijo:
"Confirme su nombre".

Dije "Soy Ashley Michelle Stahl.
Mi familia está bien?".

Y entonces escuché una conmoción.

El policía le gritó a mi papá en el banco:

"¡Señor Stahl, corte la llamada!
Ella está en la línea. ¡Es un engaño!".

Escuché un gran griterío

y luego mi papá tomó
el teléfono del policía

y se puso en la línea conmigo,

con la voz más frágil que nunca,

y todo lo que dijo fue: "¿Eres tú?".

Le dije: "Sí, soy yo".

Y por primera vez en mi vida
escuché a mi papá derrumbarse y sollozar.

Él nunca sollozaba así
cuando yo era niña.

Recuerdo cuando uno
de sus negocios quebró

y para la familia fueron tiempos
increíblemente difíciles,

pero nunca sollozó así.

Cuando estaba en la secundaria,
llegué a casa un día

y mi papá me dijo que tenía
cáncer en estadio III.

Tampoco sollozó así
el día que mi hermana mayor murió.

Nunca.

Siguió preguntándome si era yo

y sentí que tenía que probar que era yo.

Entonces le dije "Sí, papá, soy yo.

Nos disfrazamos de perros calientes
juntos para Halloween.

Te encanta el 'cheesecake'.

Acabo de firmar el contrato
de mi libro. Soy yo, papá".

Y me respondió con una pregunta:

"¿Puedes venir a casa?".

Entonces fui a mi casa,

y recuerdo que al llegar
a la puerta de ingreso,

mi papá corrió hacia mí,
nos abrazamos con el corazón

y sentí su dolor de una manera
que nunca he sentido en otra persona.

Fue en ese momento
cuando también me di cuenta

de que los padres no son superhumanos,

sino solo personas, como Uds., como yo,

que hacen lo mejor que pueden.

Me contó sobre la charla telefónica
de principio a fin

y yo no podía creer

que, durante dos horas,
él vivió una realidad

mientras que yo vivía
otra completamente distinta.

Pero sabiendo que la verdad
siempre deja pistas,

no pude evitar preguntarme:

¿cómo es que mi superinteligente papá
fue engañado tan fácilmente?

Y ¿acaso la mujer que gritaba
tenía una voz parecida a la mía?

Y ¿cómo se rindió tan rápidamente
frente a unos extraños?

Así que le pregunté:

"¿Alguna vez dudaste que fuera real?".

Y me dio una respuesta
que todos solemos dar

cuando la vida nos arrincona
y nos carcome el miedo.

Me dijo:

"Pensé que no tenía otra opción".

Y continuó hablando
de lo mucho que uno se asusta,

y cuando alguien grita en la línea
y no se detiene a pensar en eso.

Y en ese momento, me pareció muy lógico,

pero durante el resto de la noche
me quedé allí sentada,

triste y enojada,

mirando cuán traumatizado
había quedado mi padre de 75 años.

Y me preguntaba cómo alguien
podía hacerle esto a otra persona.

Y fue en ese momento

cuando algo completamente
inesperado se apoderó de mí:

la compasión.

No solo por mi papá, sino también
por los falsos secuestradores.

Me pregunté

por qué alguien escoge ese trabajo,
asustando a la gente de esa forma,

para robarle los ahorros de toda la vida.

La única respuesta que se me ocurrió

fue que quizás pensaron
que no tenían una mejor opción,

o tal vez fue lo que
sus padres les enseñaron,

tal como mis padres me enseñaron
lo que era posible para mí en mi carrera,

o quizás no sabían que hay otra salida.

Simplemente, tal vez eso era lo mejor
que creían que podían hacer

para sobrevivir, cubrir sus necesidades

y pagar sus cuentas

A veces, nos secuestramos
a nosotros mismos de la vida que queremos

porque creemos que un camino diferente

nos va a ayudar a sobrevivir,
pagar las cuentas

o satisfacer nuestras necesidades.

Saqué mi diario
y escribí en la parte superior:

"Soy mi propia secuestradora".

Hice una lista de todas las veces
en todos estos años

en las que silencié la verdad
de lo que en realidad quiero.

Todas las veces en las que
fue mi propio rehén

en viajes horribles en los que
ni siquiera quería estar.

Pensé en cuántos elegimos carreras
universitarias o trabajos

que no deseamos

porque creemos que nos ayudarán

a sobrevivir o a satisfacer
nuestras necesidades.

Pero no tiene que ser así.

Los animo a preguntarse:

"En qué aspectos estoy
secuestrándome a mí mismo

de la vida que realmente quiero?".

"¿Cuánto estoy renunciando a mi poder,
llenándome de miedo

solo para satisfacer mis necesidades?".

Cuando nos llenamos de miedo,
renunciamos a nuestro poder

y desconectamos de quien
en realidad somos y lo que queremos.

Pero como consejera vocacional,
he aprendido que hay tres pasos clave

que pueden dar ahora mismo

para hacer lo que yo llamo
un "giro de 180 grados",

que es la decisión de salir del miedo
y volver a ser uno mismo.

El primer paso es indagarse uno mismo.

Pregúntense: "¿En qué aspectos
me tengo a mí mismo de rehén?".

Esto significa ser honesto con uno mismo

acerca de dónde están,
qué funciona para Uds. y qué no.

Si se detienen a pensarlo,
venimos a este mundo

en nuestro estado natural, que
es con mucho amor y creatividad.

Piensen en los niños,
que tienen inspiración

y con el tiempo nos enseñan a temer.

El temor es una alarma interna necesaria,

fundamental para sobrevivir
en el mundo físico.

Por ejemplo, aprendemos a mirar
a ambos lados de la calle al cruzar,

aprendemos que no debemos tocar
la estufa cuando está caliente,

aprendemos que no hay
que hablar con extraños.

Pero, con el tiempo, nos lastimamos.

La vida nos golpea.

Aprendemos a dejar de tomar riesgos
y empezamos a asustarnos.

Nos asusta salir allí fuera,

empezamos a llamarnos
"prácticos" o "realistas"

por tomar decisiones
que parecen "responsables",

cuando en realidad solo
estamos asustados de las críticas.

Y para ser honestos con nosotros mismos,

quienes se autodenominan "realistas"
son en realidad soñadores

a quienes en algún momento de la vida
les rompieron el corazón.

Entonces ¿cómo se hace
un giro de 180 grados?

Hay que indagar en uno mismo,

hay que volver a ser uno mismo.

Una de las preguntas que
más me gusta hacerle a la gente es:

"¿Qué es lo que sabes
y desearías no saber?".

¿Qué es lo que Uds. saben
y desearían no saber?

Tal vez algunos de Uds. saben
que se están escondiendo de la verdad.

En lo más íntimo, saben que
se están escondiendo de la verdad.

Quizás se escondan del hecho
de que odian su trabajo,

pero no lo admiten porque están asustados
y no saben adónde ir luego.

O quizás están asustados por haberse
casado con la persona equivocada,

pero temen admitirlo porque se
les desmoronará la vida con un divorcio.

O quizás saben que algo pasa con su salud

pero están asustados de ir al doctor
porque no quieren escuchar el diagnóstico.

Sea lo que sea, tomen lo que es
profundamente cierto para Uds.,

viendo las cosas como son:

ni peor de lo que son,
ni mejor de lo que son,

sino como realmente son.

Para descubrir lo que realmente quieren

deben encontrar la verdad de dónde están.

Quizás ahora sientan cierto dolor interno

al analizar lo que es la verdad para Uds.

Pero no olviden esto:

el dolor suele ser un trampolín

que los catapultará
a la próxima etapa de la vida,

si dejamos que ocurra.

El segundo paso es seguir la libertad.

Sigan la libertad.

Esto significa poner atención a lo que
les parece que es bueno para Uds.

para que puedan finalmente liberarse.

Probablemente se pregunten:

"Bueno, Ashley, ¿cómo sé
lo que es bueno para mí?".

Una pregunta lógica.

Vivimos en un mundo lleno de troles
en internet, tuits y mensajes de texto.

Los datos son oficiales:
estamos tan conectados

que, de alguna manera,
de acuerdo a las investigaciones,

estamos más desconectados que nunca.

De hecho, solo en EE. UU., el 71% de
la fuerza de trabajo está buscando empleo,

y yo creo, como experta en carreras,

que es porque a la gente
no le gusta estar donde está.

Más del 70 % de la gente en EE. UU.
toma medicamentos recetados,

y más de la mitad de los matrimonios
están terminando en divorcios.

Lo hemos escuchado antes:

"Haz lo que amas,
y el dinero vendrá solo".

O el consejo que menos
me gusta: "Sigue tu pasión".

Esas expresiones cortas
no llevan a menudo a ninguna parte.

Pero cuando aprenden a seguir
lo que realmente les gusta,

el objetivo está justo
frente a Uds., o en la periferia.

Se estarán preguntando:

"¿Cómo conecto realmente con mi cuerpo?
¿Cómo sé qué es lo que me gusta?".

Que se hagan esas preguntas
es totalmente lógico.

Hoy los científicos dicen que
el intestino es nuestro "segundo cerebro",

y quizá hayan oído de investigaciones

según las cuales hay más de 200 millones
de neuronas en nuestro intestino,

lo cual es equivalente al tamaño
del cerebro de un gato o un perro.

¿Qué significa esto?

Significa que si en el sistema nervioso

sentimos algún tipo
de ansiedad o desconexión,

algo de nervios o malestar,

debemos confiar en ello
porque el cuerpo es un mensajero

que constantemente nos dice algo.

Cuando a los 20 y tantos

me mudé a Washington D. C.
para trabajar contra el terrorismo,

no sabía si ese iba a ser
mi trabajo definitivo,

pero algo hizo que me sintiera bien.

Adivinen qué pasó en la periferia.

Tuve éxito en mi trabajo.

Aprendí a manejar la búsqueda de empleo.

Y me convertí en experta en carreras.

Y adivinen qué pasó
en la periferia de eso.

Me convertí en escritora, mi mayor sueño.

En un mundo donde luchan
por las jerarquías empresariales,

planes de cinco años,
y títulos innecesarios,

todos nos esforzamos por algo
muy poco realista:

la perfección.

Pero quien es uno a la edad de 25
no será el mismo que a la edad de 30,

y ciertamente tampoco
será el mismo a los 40.

Y es por eso que los invito
a ver su trabajo como un experimento

que realmente los encuentre donde están,

un vehículo de la expresión
de ustedes mismos.

Pueden empezar escribiendo todas las ideas

y chequearlas con el cuerpo,
para ver cómo las sienten.

¿Sienten alegría o miedo?

¿Sienten expansión o contracción?

¿Sienten liberación o asfixia?

Por eso, una de mis herramientas
preferidas que le recomiendo a la gente

es un "diario de la alegría".

Cuando se sientan desconectados,

durante 30 días, tómense
el tiempo de escribir cada momento,

ese momento que más
los iluminó cada día.

Y no importa si es la mujer
a quien le hablan en la fila

para entrar al baño en el club

o la reunión que lideraron en el trabajo.

Presten atención.

Y al cabo de los 30 días,

tomen nota si ven
algún patrón en su inspiración.

Realmente pregúntense:

¿qué habilidades estoy usando
cuando estoy más inpirado?

Porque cuando están inspirados,

no se están dejando manejar
ni secuestrar por el miedo.

Y el tercer paso es comprometerse.

Obviamente, el tierno diario de la alegría

no va a traerles ese amor
que han estado deseando

ni ese trabajo de ensueño que querían.

La acción lo hará.

Pero el perfeccionismo
es enemigo de la acción.

Y me di cuenta de que, en general,
el perfeccionismo es una máscara

que portamos cuando tememos al fracaso.

Entonces pregúntense:
"¿Soy perfeccionista?".

Porque la verdad es que la claridad
viene del compromiso,

no del pensamiento.

El limbo no tiene poder.

Si quieren ser poderosos, miren su lista,

escojan algo que les guste.

Muéstrense, observen qué
mensajes les da el universo,

asuman un compromiso y sepan
que pueden corregir el curso en el camino.

Cuando miro hacia atrás y pienso
en el incidente del falso secuestro,

pienso mucho en mi papá
y en todo el trauma que vivió ese día,

cuando estuvo a punto de dar
los ahorros de toda la vida

a unos extraños por teléfono.

Pienso en cómo la verdad
siempre deja pistas.

Él pensó en preguntar si era yo
o si podía hablar conmigo.

Porque al principio de la conversación
con los secuestradores,

él quiso hablar conmigo como prueba.

Una parte de él lo supo.

Pienso en cómo se rindió
ante la desesperación y el miedo,

como todos lo hacemos.

Y sobre todo,

pienso en mi compasión
por los secuestradores

y en todas las lecciones que aprendí.

Todos tenemos la oportunidad
de liberarnos a nosotros mismos.

Y se empieza observando quiénes somos,

indagando en nosotros mismos,

siguiendo lo que nos gusta

y actuando.

No importa en qué momento
de la vida estén ahora mismo.

Tienen la oportunidad
de hacer un giro de 180 grados.

Esto significa conectar con la verdad,

conectar con el cuerpo,

conectar con la alegría.

Significa, básicamente,
hacer un giro de 180 grados.

Gracias.

(Aplausos)