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- Era diciembre de 2015,
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un mes desde el final del
brote de ébola en Sierra Leona
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y estaba conduciendo por Grafton Road
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en las afueras de nuestra
ciudad capital, Freetown.
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Había conducido por
ese camino tantas veces
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durante los últimos 18
meses, pero honestamente,
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estaba tan preocupada que no
me di cuenta lo que me rodeaba.
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Pero esa tarde
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no estaba distraída y lo asimilé todo.
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Me quedé atónita.
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Gran parte de la exuberante
cubierta forestal verde
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simplemente había desaparecido.
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Me sentí físicamente enferma
mientras estacionaba mi auto
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y miré las colinas áridas que me rodeaban.
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No solo presenciaba y lamentaba
la pérdida de la belleza,
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aplastante aunque eso fue,
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estaba presenciando y llorando
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el impacto del cambio climático
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que se siente tanto en grandes
como en pequeños en mi ciudad
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mi país, y en mi continente.
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Sierra Leona ahora
experimenta regularmente
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patrones climáticos extremos,
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particularmente lluvias
anormalmente fuertes
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o lluvias retrasadas,
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ambas pueden conducir a malas cosechas
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y a su vez alimenta la
migración de personas
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desde las zonas rurales a las ciudades.
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En Freetown, una ciudad de
1,2 millones de habitantes,
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la presión por la vivienda
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y la ausencia de control del desarrollo
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ha llevado a este establecimiento de
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más de 70 asentamientos
informales en los últimos 20 años.
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Esto combinado con la
venta de bosques y tierras
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a constructores de viviendas
ha provocado la deforestación
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que entró en un enfoque tan
nítido para mí esa tarde.
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Menos de dos años después,
en agosto de 2017,
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un deslizamiento de tierra
masivo cerca de esa área
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llevó a la pérdida de unas mil vidas
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en menos de 2 minutos.
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Esta no es una crisis abstracta.
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La pérdida de nuestros bosques
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no se trata solo de perder algo de sombra.
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Se trata de la pérdida de
nuestra capacidad de vivir.
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Querer hacer algo al respecto
fue uno de los factores que
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llevó a mi decisión de postularme
para alcalde de Freetown,
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cargo que ocupo desde 2018.
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Y una de mis iniciativas favoritas
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es hacer de Freetown una
ciudad de árboles una vez más.
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Nuestro objetivo,
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aumentar la cobertura
vegetal en un 50% en Freetown
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al final de mi mandato en 2022.
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Eso significa que plantaremos
un millón de árboles
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en los dos próximos años.
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Y comenzamos plantando las
primeras 500.000 plántulas
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en esta estación lluviosa.
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Para que esto funcione,
debemos involucrar a todos.
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Necesitamos hacer que nuestra
ciudad se enorgullezca
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colectivamente de lo
que podemos hacer juntos
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para protegernos y nuestras casas.
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Por casi un año ya, se han cuidado
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15 especies diferentes
de árboles en 11 sitios
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a través de la ciudad.
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Y ahora cada árbol será plantado
en una casa, una escuela,
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una oficina, un espacio
público, en una ladera,
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o en un manglar por un
administrador de árboles.
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Cualquiera en Freetown puede optar
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por ser un administrador de árboles.
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Y el crecimiento de los
árboles será rastreado
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por nuestros equipos de
crecimiento basados en la comunidad
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utilizando nuestra aplicación
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de seguimiento de árboles hecha a medida.
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No se trata solo de plantar árboles,
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se trata de cultivar árboles
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y se trata de asegurarnos
que cada uno de nosotros
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sea parte del proceso.
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Un millón de árboles no
arreglarán el cambio climático,
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pero reducirán el riesgo
de deslizamientos de tierra
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e inundaciones y reintroducirán
la biodiversidad.
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Ya he visto de nuevo a las
mariposas en el parque.
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Y protegerán nuestras captaciones de agua.
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Un millón de árboles
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es la pequeña contribución
de nuestra ciudad
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para aumentar el sumidero de
carbono global tan necesario.
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Quizás deberías plantar
algunos árboles también.
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Gracias.