Por qué calificar a los estudiantes de "superdotados" no funciona

Cuando Ava Ehard tenía 5 años, hizo un examen que la puso en un programa para superdotados y talentosos. Su participación en este programa le brindó grandes oportunidades, pero también la hizo pensar: ¿por qué era tan "especial", y por qué esta "singularidad" se determinó a tan temprana edad? Actualmente, en la escuela secundaria, Ava se pregunta si su calificación de "superdotada y talentosa" tenía más que ver con su educación privilegiada que con sus capacidades innatas. En esta detallada charla, Ava explica por qué las escuelas deben considerar la relación entre la naturaleza y la educación, y concentrarse más en celebrar los muchos tipos diferentes de inteligencia que existen entre los estudiantes.

A los 5 años,

me pusieron en una pequeña habitación
para que resolviera un rompecabezas.

Tanto el administrador como mis padres
me aseguraron que era solo por diversión

y no significaba nada;

pero mis padres sospechaban
que tendría éxito, e incluso lo esperaban,

sabiendo que me sería beneficioso
si me iba bien en la prueba.

En ese momento, apenas sabía
lo que era una prueba,

y entendía mucho menos
cómo esas oraciones, formas y números

impactarían en el curso de mi vida.

Ocho años más tarde, un grupito de niños
se reunieron alrededor de una mesa.

Los habían sacado de clase,
separados de los otros estudiantes,

que apenas se daban cuenta
de nuestra reunión.

Desde que nos salió bien esa prueba,
nos encontrábamos dos veces por semana.

Muchas escuelas disponen
de este tipo de programas,

pero la mía lo llama
para "superdotados y talentosos",

término que significa
que nos fue bien en una prueba,

y que somos más inteligentes
que los demás estudiantes.

¿Qué significa eso?

Es como si te hubieran dado un regalo,

y ese regalo es solo
tu cerebro extraespecial.

Ahora bien, ese día me sentía más ansiosa;

el tema que debíamos abordar

consistía en escribir
nuestras propias charlas TED-Ed,

y escribí la mía sobre los problemas de
nuestro grupo "supertalentoso" tan unido.

Me preparé para las reacciones negativas.

Pero cuando me levanté
y expuse mi argumento al grupo,

todos se entusiasmaron
y sus ojos se iluminaron.

Compartimos historias de cómo
el ser parte de este programa

había alterado el curso de nuestra vida.

Discutimos sobre cómo nos pusieron
en el grupo para "inteligentes",

obligados a interactuar,
siendo observados de cerca,

y forzados a estar a la altura
de los superdotados,

aunque no nos sentíamos
diferentes de los demás.

Vimos cómo las expectativas puestas
en nosotros a temprana edad

nos llevaron a la ansiedad
y al perfeccionismo en toda nuestra vida,

cómo se exageraron nuestros errores

porque se suponía que
éramos especiales de manera innata.

Y debíamos ser los ganadores
en la educación para superdotados.

Según la "Asociación nacional
para niños superdotados",

de 3 a 5 millones de estudiantes
ingresan a este tipo de programas.

Me pusieron en este sistema
en el jardín de infancia,

tras haber hecho una prueba de CI.

Pero ¿por qué yo?

Resulta que tenía menos que ver conmigo

y más que ver con
las circunstancias de mi vida.

Tenía padres comprometidos
que me alimentaban bien,

me daban acceso
a una atención médica adecuada,

a una casa en una zona segura,
y me leían textos a menudo.

Así que en preescolar,
estaba entre los primeros de la clase.

Pero ¿qué hay de los niños
sin padres como los míos?

¿Qué hay de los niños cuyas circunstancias
son muy diferentes a las mías?

Resulta que la raza y los ingresos
tienen un impacto considerable

en si un niño recibe o no
una educación para superdotados.

Entre los hogares de bajos ingresos, solo
un 10 % de los estudiantes afroamericanos

y un 14 % de estudiantes latinos
pueden leer correctamente en tercer grado.

Incluso ajustando los ingresos,

solo el 14 % de los afroamericanos
y el 58 % de los estudiantes blancos

pueden leer bien en el tercer grado.

Ahí es cuando a los niños los eligen
para la educación de superdotados,

una etapa en que la habilidad innata
de un niño determina sus oportunidades

para el resto de su vida.

¿Y si esta habilidad que
es supuestamente innata

tiene más que ver
con las circunstancias de su vida?

Es por esto que quienes
comienzan atrás, se quedan atrás.

Resulta que en ese jardín de infantes

puede que yo no haya sido más
especial que mis compañeros.

Fui criada en un ambiente positivo.

Era blanca, y me enseñaron a leer en casa.

Pero ¿y si me fue bien dentro del sistema

porque mis padres tuvieron
mayores expectativas conmigo

y me dieron las herramientas
para desarrollarme?

El programa para superdotados se basa
en que la inteligencia es fija.

Un 6 % de los estudiantes de escuelas
públicas están incluidos en este sistema.

Pero la inteligencia
se contrae y se expande

en función de los desafíos que
buscamos para nosotros mismos.

La inteligencia se manifiesta
de muchas formas.

La inteligencia puede ser silenciosa.

Nuestro énfasis en la inteligencia
pasa por alto otros rasgos importantes:

curiosidad, creatividad, perseverancia.

Y finalmente, el colocarnos en
una caja etiquetada como "superdotados"

socava nuestra confianza
en nuestra capacidad de aprender

y, en última instancia,
de dar forma a nuestra vida.

¿Cómo podemos desarrollar un sistema
educativo para estimular a todos

sin separarlos en función de
la limitada definición de inteligencia?

Podemos comenzar
por confiar en los estudiantes

con proyectos individuales a gran escala
en clases según sus intereses,

y celebrar intereses no incluidos
en un currículum avanzado.

Podemos dejar de poner a los niños
en programas para superdotados

durante la escuela primaria,

cuando la habilidad es más vulnerable
a diferencias en ingresos y entorno.

Podemos invertir
en programas extracurriculares

que exploran aplicaciones
del mundo real y temas avanzados.

Sobre todo, podemos dar tiempo
a los niños y espacio para explorar.

Y a los padres y maestros:

¿Qué pasaría si su papel fuera fomentar
la curiosidad, la empatía y la creatividad

en lugar de solo identificar
a los niños como superdotados?

¿Qué pasaría si mostramos a los niños cómo
crecer en lugar de decirles quiénes son?

¿Qué pasaría si en vez
de identificar a los superdotados,

diéramos lugar a todo tipo de niños?

A los niños que luchan por su identidad,

a los que desafían nuestros estándares,
a los creativos, los apasionados,

y mostrarles cómo ellos, con sus dones,
también pueden modelar nuestro mundo.

Gracias.

(Aplausos)

(Ovaciones)