Usar tu "ruptura" para romper barreras | Grace Quantock | TEDxAylesbury

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Experimentar dolor, aflicción, traumas y dificultades aparentemente insalvables es inevitable para la condición humana. Pero, ¿y si estar "roto" (ser un "inadaptado") sirve de catalizador para la liberación y para un propósito aún mayor?

Seguro que no era la primera estudiante
que caía al piso aturdida,

balbuceando, mareada,
luchando por levantarse,

pero en mi caso, no era una noche
de viernes en la Unión.

Estaba tirada en el descanso del 6° piso
de la facultad de Humanidades,

tratando de llegar
al seminario de Historia.

Y no estaba borracha sino discapacitada.

Y ahí, boca arriba, viendo
a mis compañeros pasar de largo a clase,

me pregunté
cómo terminé en esa situación.

Y para contarles qué pasó, primero
tengo que ir un poco más atrás.

Existen pocas cosas
más devastadoras para una chica

que está en la cúspide
de dejar su huella en el mundo

que sentir que le arrancan sus sueños.

Yo era esa chica.

Como muchas otras, era normal;
tenía sueños y esperanzas.

Y, de repente, ya no lo era.

Me diagnosticaron una enfermedad
crónica autoinmune a los 18,

y mi vida quedó arrasada
por un torbellino de dolor, lucha,

diagnósticos y confusión.

Sentí que incluso mostrarme al mundo
era imposible en mi estado.

Y ahora les pregunto:
¿Dónde sintieron que vivir era imposible?

¿Y dónde sintieron
una alteridad no deseada?

Yo sentía mi alteridad con más fuerza
cuando planeaba salir de compras.

Para ir de compras,
primero tengo que salir de la cama.

Créanme, todo un desafío.

Después, por supuesto,
me tengo que vestir,

lo que, con las articulaciones doloridas
y los achaques, era muy, muy arduo.

Una lista de compras, con pérdida
de memoria y disfunción cognitiva,

era otro desafío, pero entonces,
la mayor de las luchas:

llegar a la parada del bus.

Y así salía de casa,
trastabillando por la calle,

agarrándome de las paredes
de los vecinos para avanzar.

¿Saben? La gente es muy desconsiderada
al diseñar sus cercados.

Si piensan hacer una cerca en el jardín,
por favor, pregúntenme,

porque son un obstáculo;

O sea, algunas son bajas, otras altas,

otras puntiagudas,
¡y eso es una maldad!

(Risas)

Si quieren poner arbustos,
háganme caso,

el ideal es el boj, bien podado,

para que cuando me caiga encima,
rebote y me tambalee hacia adelante.

Pero entonces,
cuando llegaba a la parada del bus,

estaba la alteridad, la dificultad,

la gente me miraba fijo, me observaba,

me veía obligada a justificar
y defender mi alteridad,

a explicar.

"Cariño, ¿qué tienes?

Estás muy enferma, pero eres muy joven.

¡Tan enferma y tan joven!"

Una y otra vez.

Yo solo quería ir de compras
igual que ellos.

Solo quería ser normal.

Y sentía que la única forma
de lograr la normalidad

era dejar de estar enferma,
no ser una "otra",

y entonces busqué una cura.

Y los médicos me dijeron
que no había cura,

que me fuera a casa
y me acostumbrara a vivir así.

Pero, por supuesto,
eso no era vivir, ¿no?

Pero esta historia no es sobre
"la chica lisiada que se curó".

Es el vivir bien,
y no la historia de una cura milagrosa,

lo que hace mi final feliz.

Y esta historia no es solo sobre mí,

es sobre todos nosotros,
con o sin silla de ruedas,

enfermos o no.

Porque todos somos humanos;
todos tenemos problemas,

y llevamos nuestras propias heridas.

Esta historia no es sobre encajar,

porque cuando abrazas tu alteridad,
puedes hacer mucho más.

Es una historia llena de inadaptados,

llena de personas física o
psicológicamente imperfectas,

llena de personas que, de alguna forma,
lograron abrazar su alteridad,

aceptar sus dificultades,
y entonces, ir más allá.

No se definen por lo que los limita,

sino que se definen
por la grandeza de sus logros

más allá de su llamada "alteridad":

La artista Frida Kahlo,

la luchadora por la libertad,
Malala Yousafzai,

y la paraolímpica Tanni Grey-Thompson.

Y todos los otros inadaptados olvidados
que también debemos mencionar.

Pero claro, no puedo compararme
con Frida Kahlo,

porque me temo que
un portarretrato mío

se limita estrictamente
al clic #selfie.

Y no puedo atribuirme ni una pizca
del coraje de Malala Yousafzai

porque después de leer Harry Potter,
tengo que esconderme bajo la manta

porque me aterra que Voldemort
venga a buscarme.

Y por más que me encanta moverme,

ese atletismo de la paraolímpica
Tanni Grey-Thompson...

ni me aproximo.

Pero con lo que sí me identifico
es con su búsqueda y su logro

de aceptación y significado

tras la indeseada, inimaginada
e irreversible alteridad

que les tocó vivir.

Hace unos años,
cuando me dijeron que no había cura,

me senté a hablar con un amigo
y a tomar decisiones:

"Bueno, vamos a darle
una oportunidad a mi cuerpo.

Probar y crear las mejores
condiciones posibles para sanar,

y veamos qué pasa".

Comía alimentos con más
propiedades antiinflamatorias

porque si ingería
más comida antiinflamatoria,

tomaría menos
analgésicos antiinflamatorios.

Así que mientras hablábamos de eso,

su hermano se asomó a la habitación,

me miró y dijo:

"Grace, ¡qué desagradable!"

Yo dije: "Bien, ¿qué?
¿Qué, qué, qué?"

Y pensé, bueno, estoy despeinada,
pero no es tan terrible,

y tengo toda la ropa puesta.

"¿Qué?"

Y era mi jarra de jugo verde,
brillante y virulenta de vegetales,

(Risas)

lo que le pareció desagradable.

Y en ese momento,
me sentí un bicho raro,

una inadaptada, un fenómeno.

Y me harté de vivir
siempre en el límite,

ser siempre la que hace
cosas saludables raras y locas

que nadie conocía y de las que
ni siquiera estábamos seguros.

Y eso dolió.

Me fui a casa y, llorando,
le dije a mi marido:

"Estoy harta de ser siempre
el 'pollito enfermo',

siempre el bicho raro".

Y me dijo: "Grace, ¿y si no lo eres?
¿Qué tal si no eres la inadaptada?

¿Qué tal si eres la pionera?

¿Qué tal si no eres el fenómeno?

¿Qué tal si eres la precursora?"

Y ese momento me cambió todo.

Sin embargo, no creo

que esa "ruptura" sea algo
a lo que aspirar en la vida.

No es una insignia de honor.

Vivir con una herida no te obliga
a ser un orador inspirador,

a pesar de demostrarse lo contrario.

(Risas)

De hecho, pienso que vivir el día a día
siendo tú mismo y queriéndote

tal como eres es un acto
revolucionario para un inadaptado.

Pero, ¿qué pasa si la idea misma
de ser inadaptado es un mito?

Verán, existe el concepto

de que si nos esforzamos lo suficiente,
y lo intentamos,

si compramos los libros correctos
y tomamos las clases correctas,

si compramos ropa adecuada y
pagamos lo suficiente a la gente correcta,

un día, también nos volveremos perfectos,

y también encajaremos.

Pero los inadaptados
cometen errores y hacen magia.

El perfeccionismo es opuesto
a los pioneros.

Hace poco, sufrí lo que los médicos
pensaron era un ACV.

Tras años de dedicación y avances,
sentí que todo se derrumbaba de nuevo.

Perdí casi toda la sensibilidad

y mucha fuerza y movilidad
en el lado derecho del cuerpo.

Debí aprender a escribir de nuevo.

Debí aprender a caminar de nuevo,
otra vez.

Y en ese momento, cuando ni siquiera
una parte de mí encajaba con el resto,

el día que me dieron
el alta del hospital,

busqué y encargué a un artista
que pintaba con henna

que me hiciera un lindo trabajo artístico
en el lado de mi cuerpo que no sentía,

y de esa forma, reclamé,
abracé y acepté

mi parte problemática.

Y creo que es cuando
nos aceptamos a nosotros mismos

que ocurren los milagros
internos y emocionales.

Hice cosas, fui bendecida y privilegiada
para hacer cosas increíbles;

cosas que la chica de
la que hablé al principio

nunca hubiera creído posibles.

Inicié dos negocios internacionales.

Enseñé a gente de todo el mundo a
vivir bien con enfermedades y problemas.

Si hubiera pasado mi vida
tratando de encajar,

nunca hubiera llegado a ser
una defensora de las mujeres,

de los discapacitados,

de los inadaptados y los pioneros
a esta escala.

Tal vez Uds. sufren sus propias heridas
y sus propias dificultades.

Tal vez sobrellevan
el dolor y la discapacidad como yo.

O quizás es alcoholismo,
una familia disfuncional, o pobreza,

o la homofobia, es algo
que va en tu contra,

o el racismo,
lo que sea que les pase.

Pero creo sincera y profundamente
que estamos haciendo un cambio,

porque todos somos precursores.

Nosotros, los pedacitos rotos.

Así que no importa
qué parte de ti está rota,

no importa qué parte se siente inferior,
o como un fenómeno o un inadaptado,

o enfrenta dificultades,

en este momento, les pido una pausa,

que lo piensen bien y decidan

qué parte de Uds. transformarán
de inadaptadas a pioneras,

conscientes de ser nosotros quienes
iniciamos la revolución, cambiamos.

Por eso los invito a unirse a mí
para trazar este camino juntos.

Gracias.

(Aplausos)