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Ésos son los que han trocado la Dirección
por el extravío, el perdón por el castigo.
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¿Cómo pueden permanecer imperturbables ante
el Fuego? Sagrado Corán, Sura 2, Aleya175.
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Un estado de adormecimiento profundo impide
al grueso de nuestra especie ocuparse, a consciencia
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y con acción, de la emergencia vital en la
que pusimos colectivamente a nuestro hogar
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cósmico, el planeta Tierra. Si nuestros congéneres
no son siquiera capaces de actuar en su propio
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beneficio, menos lo harán a favor, ni de
sus seres queridos, ni de los otros seres.
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Hay en verdad un grupo mayoritario de terrícolas
y demonios al que el destino de sus vidas
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y de su hábitat no le ocupa un segundo. Este
coma moral es una pieza clave del menú fúnebre
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al que añadimos ahora el indigesto caldo
atómico. Entonces la labor que podemos realizar
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adquiere mayor prioridad y también incrementa
su mérito.
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En este tenor inscribimos nuestro diálogo.
Responderá quien anhele el buen futuro en
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esta vida finita, y en el devenir eterno que
le espera. Aquel que se abstenga de preocuparse
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y actuar en medida de su capacidad, que medite
si no se ha enrolado en las filas de aquellos
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que, como reza el Sagrado Corán, "han trocado
la Dirección por el extravío", y que discierna
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si no es que "ha cambiado el perdón por el
castigo", pues en esto se juega su destino.
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Nadie hay exento de contaminarse con las llamas
que alimentaron a las industrias y calentaron
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e iluminaron nuestras casas. La aldea planetaria
arde, con nosotros dentro; en medio de este
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incendio, "¿cómo pueden permanecer imperturbables
ante el fuego?".
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Quien acuda a la leva de bomberos, se ha de
preguntar, ¿qué puedo hacer, además de
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ingerir las medicinas de Dios, de purificarme,
de medirme en el consumo de energía y medios
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que realizo? A estos inquirientes ha de guiárseles
a la verdad, pues como Jesús, hijo de María,
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dijo alguna vez, "sólo la verdad os hará
libres". Y la verdad, para infortunio del
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ignorante y recompensa del buscador, ha sido
ocultada bajo la espesa nata de los medios
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de comunicación de paga (subcomandante Marcos
"dixit"); sí, aquellos medios que como pericos
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entrenados dan propaganda en vez de información,
programación de masas en vez de educación
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de clases, inducción comercial en vez de
criterio de compra. Esos mismos medios que
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acallaron la gravedad del sismo de 1985 en
nuestro país, México, y no para que el pánico
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permaneciera a raya, sino para impedir que
la solidaridad nos organizara como nación
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en medio de esa crisis, no fuera a convertirse
esa unión en movimiento revolucionario. Esas
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plumas cortesanas, esas gargantas a la venta,
no osan destacar el rasgo trágico del siniestro
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inducido de Japón. ¿Por qué?, porque entonces
se les pediría que también nos guiaran en
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la odisea radioactiva, y para hacerlo, tendrían
que cantar unas cuantas verdades como las
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que estamos exponiendo aquí y ahora, y este
conocimiento, como podrá inducirse, dejaría
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sin clientes a muchas empresas, como los laboratorios
farmacéuticos, por dar sólo un ejemplo.
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Para estos prostitutos el cheque quincenal
es más importante que sus tumores a corto
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plazo. Así de perdidos se encuentran. Estas
personas (si podemos llamarlas así) son los
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pastores de la masa. ¿A dónde es que la
guían? "Ésos os llaman al Fuego, en tanto
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que Dios os llama al Jardín y al perdón"
(Sagrado Corán, Sura 2, Aleya 221, fragmento).
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La información que secuestraron, y cuyo uso
se han arrogado en exclusiva, es por principio
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salvífica. Entre otras cosas consiste en
los datos que suministramos al inicio de este
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escrito sobre una de las medicinas clave para
los casos de contaminación radioactiva y
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guerra química, además del conocimiento
sobre quién posee la capacidad de descontaminar
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el aire, la tierra, y el agua de estas sustancias,
y sus emanaciones mortales. Como anunciamos
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al comienzo, el país que detenta estas sabidurías
y está desarrollando sus tecnologías, es
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Irán, y el científico que eligió Dios para
administrar esta Revelación es el persa Mehran
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Tavakoli Keshe. Abundemos ahora sobre este
país y este hombre, si el Soberano incuestionable
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nos otorga permiso.
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Hace algunos meses un avión yanqui no tripulado,
invisible a luz diurna, indetectable al radar
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convencional, y con autodestrucción programada
en captura, entró al espacio aéreo iraní
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para fisgonear, y para sorpresa del imperio
decadente, el ejército persa le interceptó,
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y lo llevó a un hangar para aplicarle ingeniería
inversa y producirlo en serie mejorado. El
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punto a destacar es que la opinión especializada
especuló bastante sobre la forma en que practicaron
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cetrería con esta incauta palomita. Un servidor
supuso que hackearon la vía radial de telecomando
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de la nave, emulando además el sistema de
navegación con destreza inigualable. La investigación
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posterior demostró que lo ocurrido realmente
fue todavía más increíble que lo que supusimos
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todos.
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Unos cuantos años antes de que el drón tuviera
el atrevimiento de invadir esta nación inexpugnable,
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un científico resolvió al fin la ecuación
humana que seguramente le atenazó durante
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un tiempo sicológico interminable el corazón
y el intelecto. Esta pregunta era: ¿a qué
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país he de legar primero la teoría unificada
que he descubierto, con el poder que su aplicación
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conlleva? Al verificar la altura moral del
pueblo iraní, la duda se despejó, y procedió
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a compartir su sabiduría con sus connacionales,
lo cual le ha de haber dado un gran gusto,
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pues no es lo mismo entregar las llaves del
Reino al extranjero, que hacerlo con los compatriotas.
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Recalquemos que su elección no fue influida
por la pertenencia territorial, sino por el
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discernimiento ético a término.
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Persia desarrolló a marchas forzadas, y en
la mayor secrecía, las tecnologías derivadas
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de esta imagen nítida e integral de las leyes
materiales (y metafísicas) de la creación,
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pero le dio prioridad al aspecto defensivo
de estas novedosas capacidades, y por obvias
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razones: desde el inicio de la Revolución
Islámica se ha visto agredida en todos los
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frentes por las potencias, y era y sigue siendo
necesario fortificar y blindar los logros
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que sin cesar se consiguen en el resguardo
de esta gesta heroica. De esta forma se consiguió
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inventar algo que para muchos sigue siendo
un sueño irrealizable: un platillo volador,
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un arma gravitacional, y un rayo anulador
de los espectros electromagnéticos. Con esta
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tríada, más un radar inédito y todavía
secreto, se logró enjaular y destripar al
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polluelo imberbe de los otrora soberbios gringos.
Aunque usted no lo crea, todavía.
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Para infortunio mundial, la prioridad bélica
de autodefensa ha obrado en detrimento de
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las otras capacidades tecnológicas que estas
nuevas ciencias son capaces de germinar, pues
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no se puede estar en misa y repicar campanas
a la vez, es decir, les ha sido imposible
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dedicar al mismo tiempo su capacidad humana
disponible para el ámbito de la defensa,
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y el de la ecología. Esto puede observarse
en la necesidad occidental iraní de limpieza
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profunda que se ha vuelto indispensable a
partir de la guerra química, que a nombre
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de los zionistas y del imperio, protagonizó
Sadam Husein y su tropa de impíos. Las secuelas
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de esta defensa sagrada las observamos en
la terrible teratogenia que tienen todavía
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que pagar las familias persas que moran al
oeste de Irán, es decir, justo allí donde
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el tirano iraquí dejó caer los arsenales
químicos que generosamente le regalaron las
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potencias genocidas.
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Si la guerra zionisto-imperial diera un respiro
al imperio científico iranio, de inmediato
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dedicarían sus contingentes de sabios, y
sus plantas industriales, a fabricar la aspiradora
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gravitacional de emanaciones y partículas
radioactivas, émula de aquella que atrajo
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hacia sí al jilguerillo incauto. Y con ésta,
el mundo entero sería en breve limpiado a
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profundidad de los detritos maléficos que
decenios y decenios de irresponsabilidad han
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vertido sin compasión en él.
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Para conseguir esta meta tan alta, es necesario
romper varios cercos. El primero es el mediático.
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Debemos entender la palabra oficial de los
gobiernos, las empresas, y sus portavoces,
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como un monólogo que se vendió al postor
más maléfico e inhumano. Y dejar de creerles,
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y trabajar porque otros les descrean.
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El segundo cerco es el dogma encostrado en
nuestra mente, capaz de maniatarnos hasta
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la muerte. Debemos comprobar si las aseveraciones
expresadas, tanto las malas al respecto de
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Fukushima, como las buenas sobre Irán, son
verdaderas, o no. Para ello disponemos de
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un medio alterno que está por desbancar de
una vez y para siempre a los medios "de paga",
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aquellos que nos venden venenos por alimentos
y medicinas, y mentira y ambigüedad por certeza
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y verdad: internet.
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El tercero es el cerco del prójimo. Hemos
de compartirle nuestras consecuciones de todas
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las formas posibles: un correo electrónico
reenviado a nuestros contactos y a los que
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vayamos consiguiendo, una carta con nuestras
gentes como destinatarios y con las demás
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personas que vayamos conociendo, un disco
que clonamos y obsequiamos generosamente a
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propios y extraños, un blog permanente al
que invitamos a cuantos podemos, una charla
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incansable que ilumina y orienta, etcétera,
etcétera, etcétera.
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Así, en estas tres fases, podremos en realidad
salvar nuestra casa, y la de todos y todas,
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de la extinción inminente. Primero obtenemos
la verdad, en seguida la incorporamos a nuestra
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existencia, y de inmediato la compartimos
de cualquier forma y con cualquiera. Es evidente,
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una vez comprobado lo dicho, que no hay por
ahora asunto de mayor prioridad que éste.
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Esta es una invitación noble al futuro, éste
es un pase automático a la esperanza. Acudamos
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todos.
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www.keshefoundation.org
www.hispantv.com
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www.presstv.com
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Iván Ardila Anzúres, México;
Agosto 1º, 2013 -- Ramadán 24, 1434.
