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EL 2017 fue un tremendo año
para la Primera Enmienda.
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Esta guerra cultural tuvo más auge
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en los campus y universidades de los EEUU
que en cualquier otro lugar,
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incluído aquí,
en la Universidad de Nevada, Reno.
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Dos estudiantes de la UNR ahora son
infames por su discurso el año pasado.
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se vieron involucrados en dos
de las más grandes controversias
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sobre libertad de expresión
en los últimos años.
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El estudiante Peter Cytanovic se convirtió
en el rostro del nacionalismo blanco
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cuando se volvió viral una foto de él
gruñendo y sosteniendo una antorcha tiki
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en el mitín Unite the Right
en Charlottesville.
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Al lado opuesto del espectro político,
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si podemos llamarle así,
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el graduado Colin Kaepernick
llegó a la NFL
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y con su posición resaltó la brutalidad
policiaca y la injusticia racial,
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arrodillándose durante el himno nacional.
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Ambos se volvieron controversiales
por su libertad de expresión.
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Había llamados y campañas para que fueran
expulsados por sus opiniones.
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Y uds. estén de acuerdo con uno,
ambos o ninguno,
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la primera enmienda los proteje
a ambos y a sus opiniones
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de la censura y represalias
por parte del gobierno.
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Eso es algo bueno,
y déjenme decirles por qué.
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Cada vez me es más común escuchar
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que debemos tener protecciones
más bajas en la expresión,
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en específico, que deberíamos
criminalizar expresión de odio.
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Escucho mucho esto de la izquierda.
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Creo que muchos progresistas
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imaginan un mundo donde las personas
como Colin Kaepernick
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pueden arrodillarse y protestar
sobre la injusticia racial,
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sin miedo a represalias
por parte del gobierno,
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sin miedo a que el presidente
presione a la NFL a despedirlo.
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Pero también quieren vivir en un mundo
donde una escuela de gobierno como la UNR
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pueda expulsar a un estudiante como
Peter Cytanovic por su opinión de odio.
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Esta es una fantasía.
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Y más que eso, es peligroso.
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Soy progresista,
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no me es difícil escoger entre
nacionalismo blanco y justicia racial.
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Una es detestable, la otra es una demanda
por derechos de igualdad atrasada.
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Pero, ¿qué pasaría si le diera
al gobierno el derecho de decidir
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cuál de esos hombres tiene
demasiado odio como para expresarse?
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El Presidente Trump es un barómetro útil.
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A los manifestantes de Charlottesfille
los llamó "personas muy buenas,"
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mientras reservaba su ira para
los jugadores de color que se arrodillan
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llamándolos "hijos de perra."
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Tu discurso de odio puede no encajar según
la creencia del gobierno.
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Ciertamente no es el mío.
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Pero aún cuando
estés de acuerdo con Trump,
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¿tienes la confianza que el siguiente
presidente, el siguiente gobierno,
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estén de acuerdo con tus ideas?
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No deberías.
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Es por eso, que sobretodo,
soy anti-autoritaria.
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Sé que el gobierno de los EEUU
tiene una larga historia
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de ejercer su poder contra
las comunidades vulnerables
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que hablan la verdad sobre ese poder,
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contra aquellos que quieren
cambiar las cosas.
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Y porque quiero que cada estudiante
sea capaz de arrodillarse
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sin miedo a la censura del gobierno,
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soy una verdadera creyente
de la primera enmienda.
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Pero aunque abogue
por la primera enmienda,
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Encuentro tropos comunes
y mitos sobre la primera enmienda
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realmente insatisfactorias.
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Así que repasaré tres de estos mitos,
los desempolvaré,
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y con suerte, en el proceso,
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tendremos tres prácticas reglas para ejercer
su derecho de libertad de expresión,
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con estrategia y poder.
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Sospecho que la primera la aprendimos
en el jardín de niños -
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Si recuerdan las rondas infantiles
pueden hacerme coro.
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Palos y piedras pueden romper mis huesos
pero las palabras jamás me lastimarán.
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Como adultos, ¿alguno realmente cree esto?
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Evidentemente es falso.
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Soy abogada de libertad de expresión precisamente porque creo que las palabras importan;
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es absurdo proteger la libertad
de expresión negando su propio poder.
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Entonces, ¿por qué mentirle
a los niños, no?
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¿Por qué fabricamos esto para ellos?
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Porque los humanos de todas las edades
pueden ser maliciosos; es la verdad.
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Y cuando un niño es atacado con injusticia,
con burlas y lenguaje de odio,
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queremos que ese niño tenga poder,
no lo disminuyan.
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En Febrero,
el infame trol Milo Yiannopoulos
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había planeado
un discurso para UC Berkeley.
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Los estudiantes y personas
de la comunidad se volvieron locos.
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Hubo protestas, revueltas,
quemaron cosas.
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La administración canceló su plática.
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En Abril, se repetió lo mismo,
excepto que esta vez fue Ann Coulter.
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Ella iba a hablar,
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personal de la escuela dijo,
"Habrá revueltas."
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Cancelaron su plática.
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Estos dos indivuduos, Ann y Milo,
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se convirtieron en mártires.
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Se convirtieron en víctimas
de la censura liberal.
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Tuvieron turs en los medios,
quienes los disfrutaron.
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Tuvieron más atención al ser silenciados
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intentando esparcir
sus puntos de vista sustanciales.
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Creo que ayuda pensar en profesionales,
provocadores y trols,
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como lo hacemos
con los bravucones de la escuela.
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Sus palabras pueden lastimar,
no podemos negar eso.
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Pero la mejor pregunta es,
¿cómo respondemos ante eso, no?
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Un trol, un provocador,
quieren que los censuremos.
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Es parte de la meta,
alimenta su poder,
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les da algo más qué vender.
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Así ue no tenemos que seguirlos.
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No tenemos que ser parte de ello.
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Y podemos pensar en ellos,
como los bravucones,
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sus palabras lastiman,
pero también hay poder en la insolencia.
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Hay poder al rehusarnos
ser provocados a pelear,
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o ser los que los censuran.
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Así que no lo hagan.
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Pero algunas palabras hieren
de manera diferente a otras.
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Lo que nos lleva al mito número dos.
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Escucho mucho este, en especial en línea.
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Sabemos que los discursos de odio
no son protegidos por la pimera enmienda.
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No del todo.
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Tal como esa anécdota de Trump,
que espero los hizo pensar,
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el discurso de odio
depende de quién lo mire,
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y de quien lo escuche.
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Esta semana en España,
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un hombre fue arrestado
por un crimen de odio - esto es real -
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Así es como se ve
cuando criticas tu gobierno
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en un país sin la primera enmienda.
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Pero no tenemos que proteger la libertad
de expresión por simple paranoia
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de que nuestro gobierno trasgiverse
lo que expresamos,
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A finales de los 60's,
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el líder del KKK, Charles Banrdenburg
fue arrestado por cargos criminales
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de incitación a violencia
por tener un mitín del KKK.
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Como pueden imaginarse, el discurso
fue abominable, violento y racista.
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Pero los abogados del KKK
lo llevaron hasta la Suprema Corte.
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Y objetaron al crimen,
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diciendo que su libertad de expresión
le daba derecho a ser miembro del KKK,
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y la Suprema Corte lo pensó y les dijo,
"Tienes razón."
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Antes de permitirle al gobierno
castigarte por tu expresión
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tiene que sobrepasar límites,
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tiene que haber un riesgo
específico e inmediato
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a violencia física hacia una persona real.
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Y este mitín del KKK, bueno,
era un grupo de racistas blancos,
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pero no había nadie alrededor
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con el que intentaban
llevar a cabo actos de violencia.
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Puede que sea difícil de aceptar esto.
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En particular
si eres una persona de color.
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Pero no es el final de la historia.
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Al mismo tiempo,
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