Trabajadoras sexuales: la verdad detrás de la sonrisa | Antoinette Welch | TEDxAntioch

En esta charla, Antoinette Welch, ex ayudante del fiscal del distrito en Nashville, Tennessee, quien ganó un caso histórico relativo a la legislación mejorada sobre tráfico sexual, identifica y trata temas relacionados con la percepción desigual de la prostitución que tiene la sociedad y que ahoga a esas mujeres en el círculo de la prostitución. También explica como el Hannah Project allana el terreno para las que quieren y necesitan salir de ese círculo vicioso.

El Proyecto Hannah trabaja junto con el sistema judicial y es un programa de un día designado por el juzgado y dirigido a mujeres arrestadas por prostitución. Su misión es ser el eslabón perdido entre el sistema judicial y la ayuda e identificación de las víctimas del tráfico sexual y de las personas atrapadas en el ciclo de la prostitución. Es el primer programa de este tipo en EE.UU.

Antoinette Welch, ex ayudante del fiscal del distrito en Nashville, Tennessee, es la fundadora del programa llamado Hannah Project. Es un programa que se utiliza tanto para detectar a víctimas de tráfico sexual como para ayudar a mujeres atrapadas en el círculo de la prostitución con diversas opciones de tratamiento y asesoramiento. El Proyecto Hannah ha salido en 5 documentales y en el libro superventas de Nicolas Kristoff, ganador del Premio Pulitzer, relativo al tráfico sexual. Antoinette Welch trabajó 8 años como instructora en la Escuela John de Nashville en un programa dirigido a personas detenidas por primera vez por solicitar los servicios de una prostituta para que entiendan las consecuencias de su conducta y prevenir futuros delitos.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

¿Saben qué soñaba de pequeña?

Soñaba con ser agente de policía

y se hizo realidad.

Durante los 14 primeros años
de mi carrera profesional

fui agente de policia.

Y ya saben

que los agentes de policía
cuentan las mejores anécdotas.

Pero antes de contarles las mías,

quisiera advertirles que una de ellas
contiene una mala palabra.

Así que cuando llegue a esa parte
con la mala palabra,

pararé y haré esto

y Uds. elegirán la palabra
malsonante que prefieran.

Pero sólo mentalmente, ¿de acuerdo?

¿Sí?

Bien, pues...

Ahí estaba yo, cumpliendo mi anhelado
sueño de ser agente de policía.

Recién graduada de la Academia de policía,

no veía al momento de salir
y salvar el mundo.

Así que, por supuesto,

mi primera misión fue
vestirme como una prostituta

y esperar a que los hombres
se me acercaran.

No era así como me imaginaba
salvando el mundo.

Allí estaba yo, de pie en una esquina

asumiendo que todos
habían tenido la misma vida que yo,

ya saben, tener un poni,
pertenecer a una hermandad,

graduarse en la universidad...
Experiencias normales de la vida, ¿verdad?

Decir que era ingenua es quedarse corto.

Ahí estaba yo, pasando el rato,

cuando se acercó un hombre
en una camioneta

y me hizo una señal.

Entonces me acerqué caminando así

y me preguntó:

"¿Cuánto cobras por ...te?"

Y yo solté un "¡Oh, Dios mío!"

(Risas)

Me miró y exclamó: "¡Eres de la policía!"
Y se alejó a toda prisa.

Dije: "¿Cómo supo que yo era policía?"

Y mi sargento respondió:
"Quizá por tu reacción".

(Risas)

Para defenderme le pregunté:
"¿Pero ha oído lo que me ha dicho?

¿La gente habla así?"

Otro día volvía a estar en la calle.

Un hombre se me acerca en su auto

y está completamente desnudo.

No lleva nada de ropa
ni siquiera en su auto.

Resulta bastante raro preguntarle:
"Hola, señor. ¿Puedo ayudarle en algo?"

Mientras lo llevábamos detenido,
todo lo que pensaba era:

"Espero que este hombre tenga
un garaje donde suela aparcar."

(Risas)

Los años pasaron
en el departamento de policía

y me di cuenta de que en realidad
la prostitución no hace ninguna gracia.

Vi diez cadáveres durante mi carrera
como agente de policía.

Cuatro de ellos eran
prostitutas asesinadas

y los asesinatos habían sido
extremadamente violentos:

un apuñalamiento sangriento,

una herida de bala,

un cráneo aplastado.

Y una mujer estrangulada
que no fue encontrada durante días

hasta que los vecinos se quejaron

del mal olor procedente
de un auto abandonado.

También pude comprobar que las mujeres
involucradas en la prostitución

eran el grupo demográfico más proclive

a ser golpeadas, apuñaladas,
disparadas, violadas o asesinadas.

Las que sobrevivían a esos ataques
decían que no llamaban a la policía

por miedo a que no les creyeran,

les preocupaba que las detuvieran,

pero sobre todo dijeron
que no llamaban a la policía

porque pensaban que a nadie le importaba.

Existe el mito de que las mujeres
quieren ser prostitutas,

que lo disfrutan.

Me gusta llamarlo el síndrome social
de "la puta guapa y feliz".

En los últimos 20 años,

he conocido a cientos de mujeres
involucradas en la prostitución,

y lo de la puta feliz no puede estar
más alejado de la realidad.

Ninguna niña sueña
con convertirse en prostituta.

La realidad es que

más del 90% de las mujeres
que están involucradas en la prostitución

han sido víctimas de abuso sexual infantil

o fueron violadas a los 18 años.

La edad media de las niñas al empezar
a prostituirse es de 13 años.

Y las que empiezan a prostituirse de niñas

suelen hacerlo por miembros
de su propia familia.

Empiezan a ofrecerlas a cambio
del alquiler, drogas o algo de dinero.

Una mujer prostituta que conocí

me contó que su madre
empezó a prostituirla

cuando sólo tenía 6 años.

A estas mujeres se les dice durante
toda su vida que su único valor

es el que otro pague por su cuerpo.

Otro mito es que estas mujeres
desean hacerlo, que es todo voluntario,

son adultas que dan su consentimiento.

No se dejen engañar por la mujer
que sonríe al entrar en en hotel,

o en la cabina de masajes,
o cuando se sube a su auto.

Es una farsa.

Los traficantes y chulos de estas mujeres

saben cómo hacerles daño,

y utilizan el miedo para controlarlas.

Les dicen cosas como
"Mejor que sonrías y lo hagas,

o te pegaré hasta reventarte".

Otro mito es que estas mujeres
son todas extranjeras,

o que sólo ocurre en el extranjero.

¿Y las mujeres de las que les he hablado?
Son todas estadounidenses.

El tráfico sexual y de prostitución
ocurre en la mayoría de ciudades de EE.UU.

¿Qué aspecto tiene una prostituta?

Bien, puede lucir así,

o así, o cualquier cosa intermedia.

Yo las he conocido personalmente
como madres, hijas,

hermanas y abuelas.

La raza no es un factor.

La edad no es un factor.

La mujer de más edad que he conocido
y que se prostituía

era una abuela de 64 años.

Algunas mujeres se prostituyen

porque tienen alguna adicción terrible

y lo hacen para pagarse las dosis.

Otras son víctimas
de abuso sexual infantil

y lo hacen porque piensan
que solo valen para eso.

Otras son fugitivas o sin hogar,

y tienen que prostituirse
para conseguir algo de comer

o un lugar donde quedarse.

También están las madres solteras
que tienen miedo,

se sienten atrapadas y desesperadas.

Pero saben que, en un fin de semana,
pueden ganar dinero suficiente

para mantener a sus familias
durante el resto del mes.

¿Les parece que estas mujeres
quieren prostituirse?

Al hablar con ellas
todas cuentan lo mismo:

Que odian lo que hacen,

que no tienen esperanza,

que deben inhalar una raya de cocaína

para poder forzar una sonrisa y hacerlo,

que cada día que pasa
se lleva un trocito de sus almas,

que no tienen esperanza,
que se sienten completamente inútiles.

¿Les parece que estas mujeres
quieren estar haciendo eso?

¿O más bien parecen mujeres
que están siendo obligadas,

ya sea por su chulo o proxeneta,

su adicción, su estado mental

o la simple desesperación por sobrevivir?

Hace ocho años dejé
el departamento de policía

para trabajar como fiscal
del estado de Tennessee.

Al trabajar en el sistema judicial,

vi como muchas mujeres empezaban
a ser detenidas por prostituirse;

hubo una explosión.

Al mismo tiempo, páginas web como Backpage

empezaron a publicar
anuncios de prostitución.

Y me di cuenta de que todas estas mujeres
detenidas por prostitución

la mayoría no era consciente del
rechazo social que supone

una condena por prostitución.

Y lo que es más importante,
muchas de ellas no se daban cuenta

del riesgo que corrían de ser violadas,

brutalmente agredidas
o incluso asesinadas.

Y también empecé a sospechar

que muchas de estas mujeres
arrestadas por prostitución

eran en realidad víctimas
del tráfico sexual.

A estas víctimas no les gusta contarle
a la policía lo que está pasando,

porque han sido manipuladas

para creer
que la policía no las ayudará,

o que si lo cuentan

y su proxeneta o traficante
las encuentra más tarde,

sin duda hará que se arrepientan.

Para siempre.

Las consecuencias
de una condena por prostitución

afectan para el resto de la vida.

Nosotros, como sociedad, pensamos
que no hay nada de malo

en menospreciar a una mujer
involucrada en el tráfico sexual.

Bromeamos sobre ello.

A nadie parece importarle mucho.

Pero lo cierto es

que creo que si todos
nos analizamos atentamente

veremos que juzgamos.

Podemos decir, "No,
yo no juzgo a nadie",

pero, ¿y si descubrimos
que alguien que nos importa

o un familiar o un compañero de trabajo

o un amigo tiene
una condena por prostitución?

Creo que cambiaría nuestra opinión
sobre ellos para siempre.

Si tienen una condena por prostitución,

no podrían optar a alquilar
un apartamento durante cinco años.

Los empleadores no quieren contratar
a alguien con delitos sexuales.

Entonces, ¿qué les queda a estas mujeres?

No tienen donde vivir
ni cómo ganarse la vida,

así que básicamente las forzamos
a volver a la prostitución

para simplemente sobrevivir.

Comparen todo esto con los hombres
arrestados por contratar prostitutas.

Es más aceptable.

Los perdonamos rápidamente porque,
ya saben, tienen sus necesidades.

Pero no se lo echamos
en cara para siempre.

¿Por qué?

¿Porque los hombres siempre serán hombres?

Me di cuenta de que
era necesario hacer algo,

que como sociedad teníamos
que ser conscientes

de las ramificaciones de este
proceso de pensamiento

y de que teníamos que hacer algo
para romper el círculo de la prostitución

e identificar a las víctimas
del tráfico sexual.

Estas mujeres necesitaban
una segunda oportunidad.

Necesitaban una experiencia positiva
con el sistema judicial.

Pero sobre todo, lo que más necesitaban
era saber que tenían valor,

que merecían amor y apoyo.

Entonces Dios puso algo en mi corazón,

y se me ocurrió el Hannah Project.

Hannah, Ana en el Antiguo Testamento,
fue juzgada con dureza por su estatus.

Pero escuchar que tenía valor,

que merecía amor y respeto,

cambió su vida por completo.

El Proyecto Hannah es único;
colabora con el sistema judicial.

Cuando alguien
es detenido por prostitución,

ahora tiene la oportunidad
de asistir al Proyecto Hannah.

Cuando acuden e él,

el juez accede a retirar los cargos

y borrarlos del registro.

Se trata de algo muy importante,
es un renacer para estas mujeres.

¿Qué hacemos en el Proyecto Hannah?

Es un programa de un día
organizado por el juzgado

donde las mujeres reciben un test gratuito
de VIH y ETS y una clase sobre ETS;

se les informa sobre
cómo conseguir apoyo psicológico

sobre agresiones sexuales y traumas;

un representante del sistema judicial

les expone casos locales de mujeres
involucradas en la prostitución

que han sido asesinadas
o gravemente heridas.

No lo hacemos para asustarlas,

lo hacemos para concienciarlas
de la realidad que tenemos aquí,

sin importar el tamaño de la ciudad.

Finalmente, habla una ponente

que ha sido víctima del tráfico sexual
y de la prostitución.

Puede dirigirse a estas mujeres
a un nivel muy personal

y asegurarles que la huida
y la recuperación son posibles.

Colaboramos con varias organizaciones

que pueden ayudarlas inmediatamente,

ya sea a escapar, a conseguir
un trabajo o una vivienda

o ayuda con su adicción a las drogas.

Pero lo que más me ha sorprendido
del Proyecto Hannah,

lo más efectivo ha sido tratar
a estas mujeres con amor y respeto.

Al final del día, las mujeres
llenan una encuesta

donde hay un apartado para comentarios.

Una mujer escribió lo siguiente:

"En esta clase
he sido igual que las demás,

y así me han tratado desde el principio.

Eso ha significado mucho para mí".

Es triste

que tratar a alguien como una persona
suponga una diferencia tan grande.

¿Cómo les mostramos amor y respeto?

Con afirmaciones verbales
y actos de servicio.

En cada Proyecto Hannah
hay voluntarios que acuden

y que no hacen nada más que
amar a estas mujeres y servirlas.

Les servimos el desayuno,
les servimos el almuerzo,

y les damos un detalle al final del día.

Es increíble cómo un grupo de mujeres
que acuden por la mañana

tristes, descompuestas
y muy a la defensiva,

a medida que pasa el día
ven que hay esperanza,

empiezan a darse cuenta de que
la gente se preocupa por ellas,

de que merecen amor.

Al final del día, nos abrazamos,

lloramos y nos amamos unos a otros.

Es increíble.

¿Y cómo sé yo que es el amor y el respeto

lo que marca esta gran diferencia?

Porque ellas me lo dicen.
Y lo escriben.

Muchas han escrito lo mismo
que escribió esta mujer:

"Gracias por preocuparse."

¿Funciona el Proyecto Hannah?

Sí, desde luego.

Hay mujeres que me llaman,
mandan correos o me visitan

para contarme cómo ha cambiado su vida
tras participar en el Proyecto Hannah.

Empezaremos nuevos Proyectos Hannah

en diferentes ciudades
del estado de Tennessee

y del estado de Georgia.

Más de 1 000 personas han asistido
al Proyecto Hannah desde 2011.

Un tercio esas personas fueron víctimas
del tráfico sexual.

De no ser por el Proyecto Hannah,
el sistema judicial

las habría condenado
por un delito sin saberlo.

En nuestra cultura, a causa
de nuestra actitud cultural,

evitamos que estas mujeres busquen ayuda,

y les colgamos para siempre el sambenito
de la vergüenza y la crítica.

Nosotros, como sociedad, debemos cambiar
nuestra visión de la prostitución

e informar a quienes nos rodean

de que la prostitución
no es un delito sin víctimas.

Entonces, ¿qué verdad esconde la sonrisa
de una trabajadora del sexo?

La sonrisa es una máscara
que esconde miedo, violencia,

amenazas, abuso sexual infantil,
violación, adicción y vergüenza.

Me pregunto qué soñaban
ser de mayor estas mujeres.

Gracias.

(Aplausos)