Cuatro formas de evitar una sequía catastrófica | David Sedlak | TEDxMarin

A medida que los patrones climáticos mundiales van cambiando de manera impredecible, las regiones donde alguna vez fue abundante el agua potable pronto podrían encontrar sus embalses y presas secos y sus acuíferos subterráneos agotados. En esta charla, el ingeniero civil y ambiental David Sedlak comparte cuatro soluciones prácticas para la actual crisis hídrica urbana. Su objetivo: pasar del actual sistema de suministro de agua hacia nuevas fuentes locales y crear un sistema capaz de enfrentar los desafíos que pudiese plantearnos el cambio climático en los años venideros.

Esta charla se presentó en un evento TEDx utilizando el formato de las conferencias TED pero organizada independientemente por una comunidad local. Para más información, visite: http://ted.com/tedx

La generación de nuestros abuelos
creó un asombroso sistema

de canales y embalses
que permitieron

a la gente vivir en regiones
donde había poca agua.

Por ejemplo,
durante la Gran Depresión,

crearon la represa Hoover,

que, a su vez,
dio origen al lago Mead

e hizo posible que ciudades
como Las Vegas, Phoenix

y Los Ángeles dieran agua

a quienes vivían
en regiones demasiado secas.

Literalmente, en el siglo XX,
gastamos billones de dólares

en construir una infraestructura
para traer agua a las ciudades.

En términos de desarrollo económico,
fue una gran inversión.

Pero en la última década,
vimos el efecto combinado

del cambio climático, la sobrepoblación
y la competencia por los recursos hídricos

amenazar esta vital fuente de vida
y los recursos hídricos.

Las cifras muestran el cambio
en el nivel del lago Mead

que se dio en los últimos 15 años.

Observen que, a partir del año 2000,

el nivel del lago empezó a bajar.

Y bajaba a tal ritmo

que habría dejado secas
las tomas de agua potable de Las Vegas.

La ciudad se preocupó tanto por esto

que construyó recientemente
una nueva estructura de toma de agua

a la que llaman "tercer tubo"

para extraer agua
de las profundidades del lago.

Los desafíos que implica
proveer agua a una ciudad moderna

no se limitan al suroeste de EE. UU.

En 2007, la tercera ciudad
más grande de Australia, Brisbane,

casi se quedó seis meses sin agua.

Un drama similar tiene lugar hoy
en San Pablo, Brasil,

donde la principal reserva de la ciudad

pasó de estar
totalmente llena en 2010

a estar hoy casi vacía,

con la ciudad próxima
a las Olimpíadas del 2016.

Aquellos que tenemos
la suerte de vivir

en una de las ciudades
más grandes del mundo

nunca hemos sufrido de verdad
el efecto de una sequía catastrófica.

Nos gusta quejarnos
por tener que darnos duchas cortas.

Nos gusta que los vecinos vean
el auto sucio y el césped marrón.

Y, en realidad, jamás enfrentamos
la posibilidad de abrir la llave

y que no salga nada.

Y es porque, cuando todo
se ponía difícil,

siempre era posible
expandir una reserva

o cavar otro pozo
de agua subterránea.

En tiempos en que se habla
de defender todos los recursos hídricos,

no será posible basarse
en esta forma ya conocida

de proveernos de agua.

Algunos piensan que resolveremos
el problema hídrico urbano

tomando el agua
de los vecinos rurales.

Pero es un enfoque lleno
de riesgos políticos, legales y sociales.

Y aun si logramos tomar el agua
de las áreas rurales,

sólo trasladaremos el problema a otro.

y es muy posible
que eso se nos vuelva en contra

en forma de alimentos más caros

y daños al ecosistema acuático
que ya depende de esas aguas.

Pienso que existe una mejor forma
de resolver la crisis hídrica

y que consiste en abrir
cuatro nuevas fuentes de agua locales

que son como las llaves del lavamanos.

Si invertimos con inteligencia
en estas nuevas fuentes

durante los próximos años,

podremos resolver
nuestro problema hídrico

y reducir la probabilidad
de enfrentar algún día

los efectos de una sequía catastrófica.

Si hace 20 años
me hubieran dicho

que una ciudad moderna podía existir
sin provisión de agua importada,

seguramente los hubiera considerado
soñadores irrealistas y desinformados.

Pero mis experiencias

de trabajo con algunas de las ciudades
con más sequía de las últimas décadas

me demostraron que tenemos
la tecnología y la capacidad de gestión

para dejar de utilizar
el agua importada,

y es de eso de lo
que quiero hablarles esta noche.

La primera fuente de agua local
que debemos desarrollar

para solucionar nuestro problema hídrico

vendrá del agua de lluvia
que cae en las ciudades.

Una de las grandes tragedias
del desarrollo urbano

es que, a medida que crecían las ciudades,

empezamos a cubrir toda superficie
con concreto y asfalto.

Y después de eso,
hubo que hacer bocas de tormenta

para sacar el agua
que caía en la ciudad

para evitar inundaciones,

y eso es un desperdicio
de un recurso hídrico vital.

Les pongo un ejemplo.

Esta cifra muestra
el volumen de agua

que se podría recolectar
en la ciudad de San José

si recogieran el agua de tormenta
que cae sobre la ciudad.

Observen en la intersección
de la línea azul con la punteada negra

que, si San José capturase sólo
la mitad del agua que cae en la ciudad,

tendría suficiente agua
para consumir un año entero.

Ahora bien, sé lo que pueden pensar
algunos de Uds.

"La solución al problema
es empezar a fabricar grandes tanques

y ubicarlos en la boca
de las canaletas del tejado,

para recoger el agua de lluvia".

Esa es una idea
que puede funcionar en algunas partes.

Pero si uno vive en una región
donde llueve más en invierno

y la mayor demanda de agua
es en la época estival,

no es una forma muy rentable
de resolver el problema hídrico.

Y si uno vive las secuelas
de una sequía de varios años,

como pasa actualmente en California,

no hay tanques suficientemente grandes
para solucionar el problema.

Creo que existe una forma
mucho más práctica

de recoger el agua de lluvia
que cae en las ciudades,

y consiste en capturarla
y dejar que se filtre en la tierra.

Total, nuestras ciudades están
sobre un sistema natural de almacenamiento

que puede alojar
grandes volúmenes de agua.

Por ejemplo, históricamente,
Los Ángeles ha obtenido

casi un tercio de su provisión de agua
de un acuífero masivo

que yace bajo el Valle de San Fernando.

Ahora bien, al ver el agua
que cae de sus tejados,

corre por el césped
y fluye por la canaleta,

pueden pensar:
"¿Voy a beber eso?"

Bueno, la respuesta es que
no vas a tomarla

hasta que haya sido tratada.

Por eso, el desafío
de la recogida de agua urbana

es capturar el agua, depurarla

y ponerla bajo tierra.

Y es exactamente lo que hace
la ciudad de Los Ángeles

con un nuevo proyecto que
tienen en Burbank, California.

Este es el parque de agua de tormenta
que construyen

conectando sistemas de recolección
o canalización de agua de lluvia

y enrutando el agua
hacia una cantera de grava abandonada.

El agua capturada en la cantera

pasa lentamente
por un humedal artificial

para luego entrar
en ese 'estadio de béisbol'

y filtrarse en la tierra,

lo que recarga el acuífero
de agua potable de la ciudad.

Y durante el proceso de paso
a través del humedal

y filtrado en la tierra,

el agua encuentra microbios
que habitan la superficie

de las plantas y el suelo,

y con eso se purifica.

Y si el agua aún no está
lo bastante limpia

tras este proceso
de tratamiento natural,

la ciudad la vuelve a tratar

cuando la bombea fuera
de los acuíferos subterráneos

antes de distribuirla para su consumo.

La segunda llave que debemos abrir
para solucionar el problema hídrico

vendrá de las aguas residuales

provenientes de las plantas depuradoras.

Muchos de Uds. probablemente
conocen el concepto de agua reciclada.

Seguramente han visto estos carteles

que dicen que los arbustos,
las medianas de la autopista

y el club de golf local

se riegan con agua

que salió de una planta depuradora.

Ya lo hemos hecho
durante un par de décadas.

Pero lo que aprendimos
de la experiencia

es que este procedimiento
es mucho más caro de lo esperado.

Porque, una vez construidos
los primeros sistemas de reciclado

cerca de la planta depuradora,

debemos construir redes de tubería
cada vez más largas

para llevar esas aguas donde se necesitan.

Y esto se vuelve prohibitivo
en cuanto a costos.

Lo que descubrimos

es que un sistema de reciclado de agua
mucho más rentable y práctico

es convertir el agua residual
en agua potable

mediante un proceso de dos pasos.

En el primer paso del proceso,
presurizamos el agua

y la pasamos por una membrana
de ósmosis inversa:

una membrana plástica
delgada y permeable

que permite el paso
de las moléculas de agua

pero captura y retiene las sales,
virus y químicos orgánicos

presentes en el agua residual.

En el segundo paso del proceso,

añadimos un poco de
peróxido de hidrógeno

y alumbramos el agua
con luz ultravioleta.

La luz ultravioleta
se adhiere al peróxido de hidrógeno

en dos partes llamadas
radicales hidroxilos,

y estos radicales hidroxilos
son formas muy potentes de oxígeno

que descomponen la mayoría
de los químicos orgánicos.

Después de que el agua pasa
por este proceso de dos etapas,

la pueden tomar.

(Risas)

Ya sé,

he estudiado el agua reciclada

usando toda técnica de análisis
conocida por la ciencia moderna

durante los últimos quince años.

Hemos detectado algunos químicos

que pueden pasar
la primera etapa del proceso,

pero al llegar a la segunda etapa,

el proceso de oxidación avanzada,

raramente hay presencia de químicos.

Y eso está en crudo contraste
con los suministros de agua que conocemos

y que consumimos con regularidad.

Existe otra forma de reciclar el agua.

Consiste en un humedal de tratamiento
que diseñamos

sobre el Río Santa Ana
al sur de California.

El humedal de tratamiento recibe agua
de una parte del Río Santa Ana

que, en verano, consta casi por completo
de efluentes de aguas residuales

de ciudades como Riverside
y San Bernardino.

El agua entra a nuestro
humedal de tratamiento,

se expone a la luz solar y a las algas

y éstas descomponen
los químicos orgánicos,

eliminan los nutrientes
y desactivan los patógenos fluviales.

El agua se devuelve al Río Santa Ana,

fluye hacia Anaheim,

se bombea en Anaheim
y se filtra en la tierra,

y es el agua para consumo
de la ciudad de Anaheim,

lo que completa su viaje
desde las cloacas de Riverside

a la red de agua potable
del condado de Orange.

Tal vez piensen que la idea
de beber agua residual

es una especie de fantasía futurista
o algo poco común.

Bueno, en California, ya reciclamos
unos 152 mil millones de litros anuales

de agua residual a través del proceso
de tratamiento de dos etapas

del que les hablé.

Es suficiente agua para abastecer
alrededor de un millón de personas

si fuese su único suministro.

La tercera llave que debemos abrir
no será exactamente una llave,

será como una llave virtual,

la conservación del agua
que logremos hacer.

Y el lugar donde pensar
en conservar el agua es en exteriores

porque, en California
y otras ciudades modernas de EE. UU.,

casi la mitad del uso de agua
lo hacemos en exteriores.

En la actual sequía,

hemos visto que es posible

hacer que sobreviva
nuestro césped y plantas

con la mitad del agua.

Así que no hace falta
pintar el concreto de verde,

poner césped artificial
y comprar cactos.

Puede existir un paisajismo de California
con detectores de humedad del suelo,

controladores inteligentes de riego

y un hermoso paisaje verde
en nuestras ciudades.

La cuarta y última llave
que debemos abrir

para solucionar nuestro problema hídrico

vendrá del agua de mar desalinizada.

Sé lo que habrán oído decir
sobre la desalinización del agua de mar.

"Es algo grandioso si tienes
mucho petróleo y poca agua

y no te preocupa el cambio climático".

La desalinización requiere mucha energía,
sin importar cuánto la fracciones.

Pero esa caracterización
de la desalinización de aguas,

por ser imposible,
es irremediablemente obsoleta.

Hemos hecho enormes avances
en la desalinización de agua marina

las últimas dos décadas.

Esta foto muestra

la planta de desalinización más grande
del hemisferio occidental

que se construye actualmente
en el norte de San Diego.

Comparada con
la planta de desalinización

construida en Santa Bárbara
hace 25 años,

esta planta de tratamiento
usará casi la mitad de la energía

para producir un galón de agua.

Pero sólo porque la desalinización
consuma menos energía

no significa que debemos construir
desalinizadoras en todas partes.

Entre las distintas opciones que tenemos,

es la que más energía consume

y tal vez la más dañina
para el medio ambiente

de las opciones para crear
suministros de agua local.

Así que ahí está.

Con estas cuatro fuentes de agua,

podemos dejar de depender
del agua importada.

Reformando la manera de diseñar
nuestras superficies y propiedades,

reduciremos el uso exterior del agua
en casi 50 por ciento,

con lo cual incrementaremos
el suministro en 25 por ciento.

Podemos reutilizar el agua,

reciclar el agua que llega a los desagües,

e incrementar así
el suministro de agua en 40 por ciento.

Y podemos compensar la diferencia
con la combinación

de la cosecha de agua de lluvia
y desalinización del agua de mar.

Ahora bien, construir
un nuevo sistema hídrico

que dependa de los recursos locales
no será fácil.

Pero es exactamente el desafío
que afrontaron nuestro abuelos,

y con mucho éxito,

lo que nos permitió desarrollar
las ciudades del siglo XX.

Entonces, hagamos un suministro de agua

capaz de soportar cualquier desafío

que plantee el cambio climático
en los años venideros.

Construyamos un suministro de agua
que use fuentes locales

y deje más agua en el medioambiente
para los peces y el alimento.

Construyamos un sistema hídrico
coherente con los valores ambientales.

Y hagámoslo por nuestros hijos
y nietos,

y digámosle que es el sistema

que deben cuidar en el futuro

pues es nuestra última oportunidad
de crear un nuevo sistema hídrico.

Muchas gracias por su atención.

(Aplausos)