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[Reportero] A sus 91,
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Alina Dabrowska aún está consumida
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por el horror de lo que
le pasó en este mismo lugar.
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Es por eso que trae consigo
a su nieta, Eva,
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por la primera vez.
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Y también es por lo que quiere
hablar de sus memorias.
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Y es la razón por la cual en 50 años
no ha conseguido poner pie aquí.
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[Sra. Dabrowska] Una vez
intenté volver
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con mis hijos
y no pude moverme.
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Estaba paralizada.
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[Reportero] En estos edificios,
Alina fue víctima
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de los crueles experimentos
llevados a cabo por este hombre,
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el doctor nazi, Josef Mengele,
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conocido como "El ángel de la muerte".
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Por la primera vez, Alina ve
algunos de los utensilios usados por él
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para sus crueles experimentos:
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esterilizaciones, transplantes,
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y aquí, incluso el tifus
que se le inyectó a Alina
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como a un conejo de indias,
para probar medicinas.
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Tenía alucinaciones,
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tuve una fiebre altísima.
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Nunca en mi vida,
antes o después,
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he sufrido
una fiebre tan alta.
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-¿Pensaste que ibas a morir?
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Sí,
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[Reportero] Cerca del Bloque 10,
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donde mucho de los experimentos
tenían lugar,
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es donde ella no consigue
cruzar el umbral.
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[Sra. Dabrowska] Estoy contenta
de que nos quedemos aquí,
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sin ir más allá.
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[Reportero] ¿Y quién puede culparla?
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Este lugar sigue siendo
inquietante y repugnante,
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lleno de pasillos oscuros,
y cuartos con horribles secretos.
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En uno de ellos, una mesa de disecciones.
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¿Qué atrocidades grotescas
fueron llevadas a cabo
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por doctores, aquí, en el nombre
de la "investigación médica"?
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[Sra. Dabrowska] No creo que
fueran hombres normales.
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No puedo encontrar una palabra
adecuada..."bestia".
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[Reportero] Bestia.
[Sra. D.] Bestia.
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[Reportero] Antes de irse,
ella me muestra una marca en su brazo.
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Es su número de prisión: 44165.
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Casi borrado, pero con ella
de por vida,
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como las memorias de un lugar
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que quiera que su nieta
y el mundo
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nunca olviden.