Cómo hacer un buen país | Simon Anholt | TEDxAcademy

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED.

Simon Anholt, fundador de Buen País y el Índice de Buen País, responde a la pregunta, "¿Cómo hacer un buen país?"

Algo de lo que contaré

será perfectamente claro
para alguno de Uds.

No sé para cuántos.

Entre el 5 % y 95 % de Uds.

Y la razón por la que
les va a ser muy claro

es porque hablaré
de lo que es ser yo.

Y soy como algunos de Uds.,
del 5 % y 95 %.

Otros, no entenderán perfectamente
de qué hablaré.

Y no se sentirán muy bien con eso.

Podrán sentir una tentación a burlarse.

A esas personas les digo,

"¿Les importaría si tengo
una charla con los otros?

(Risas)

Y volveré a Uds. en unos
10 minutos, si no les importa".

¿Se acuerdan cómo era
cuando estábamos creciendo?

Parecía que empezábamos
la vida sintiendo

que otros países eran de alguna
manera más interesantes

que incluso nuestro
propio y maravilloso país.

En otros países,

había muchas cosas diferentes
y emocionantes por descubrir:

nuevos paisajes, nueva comida,
nueva gente,

nuevas costumbres, nueva historia,
nuevo idioma.

Y la gente que vivía
en esos otros países,

esperábamos que de alguna manera
fuera más interesante

que la gente interesante
de nuestro propio país.

Más exóticos, más extraordinarios,
más maravillosos.

No veíamos la hora de conocerlos.

Veíamos toda la Tierra como
un lugar mágico y complejo,

lleno de habitaciones mágicas
que podíamos entrar y salir

y quizá pasar el resto de nuestras vidas
descubriendo ese lugar extraordinario.

La primera vez que vimos esa fotografía
de la Tierra tomada por la NASA,

esa bola azul en el espacio,

sí, nuestras cabezas dijeron,
"Bonita foto",

pero nuestros corazones
dijeron, "Hogar".

Y de alguna manera nunca tuvimos
dificultad para imaginar el mundo.

Nunca tuvimos dificultad para imaginar

los 6000 millones y después los
7000 millones de hermanos y hermanas

como hermanos y hermanas.

Nuestras mentes pudieron abrirse

y pudimos entender eso,
y fue bueno.

Pero luego, cuando empezamos
a ser un poco más mayores,

descubrimos que los grandes problemas
que nos preocupaban

eran gestionados por un sistema
llamado política,

que nos dejó perplejos.

Parecía que había muchos niños
muy crecidos

discutiendo sobre cosas que

no parecían terriblemente importantes.

Y como niños,

en lugar de tratar
de llegar una solución,

lo que la mayoría de ellos parecen
hacer todo el tiempo

es culpar a los demás por las
cosas que no salieron bien

y atribuirse el crédito
por las cosas que fueron bien.

Vimos a estos niños discutir
en nuestros parlamentos

y al principio nos divirtió,

luego fuimos un poco incrédulos,

y finalmente nos aterró

que estas personas
gestionaran el planeta.

Vimos en los periódicos
y en la televisión

que están ocurriendo
cosas enormes y horribles.

Gente que muere de hambre,
que se mata entre sí,

gente que no se entiende mutuamente,
deliberadamente y no por accidente,

y el planeta se derrite.

Un día notamos que
destruimos el clima.

Y los niños siguen peleando
y discutiendo.

Luego quisieron que te unas
a algo llamado partido.

Un partido donde te apuntas
ciegamente a cada ocurrencia

que ellos tengan,
te guste o no.

Hoy, claramente, no nos gusta
ese tipo de sistema.

Si nos gusta una canción,
la compramos en iTunes.

No compramos el álbum entero.

Y todavía, la política
parecía ser así.

Tenías que comprar
el álbum entero.

De hecho, tenías que comprarte
toda la carrera del artista,

te gustase o no.

Y cuando fallaban
o cometían un error,

tenías que fingir que
era por culpa de los otros.

Y a veces empezaba a
parecer una pesadilla.

Tenías esta pesadilla repetida,
estabas en un barco

y el barco iba hacia las rocas
y hacia una catástrofe

y Uds. de alguna manera
eran los únicos pasajeros

que pudieron ver lo que iba pasar.

Y aun así el capitán y la
tripulación se estaban peleando

sobre quién debería llevar el timón.

Y como en toda pesadilla, intentaron
gritar y trataron de avisarles

que íbamos hacia las rocas.

No pudieron emitir sonido.

Nadie pudo oírles.

Esa también era mi pesadilla.

Bueno, todo suena mal, ¿no?

Pero una cosa que puedo decir
para asegurarles y asegurarme,

es que hay como mínimo 350 millones
de nosotros hoy en el mundo

que se sienten de esa manera.

Perdonen si en este poco tiempo

no explico exactamente
cómo llegué a ese número.

Pero 350 millones es un
mínimo muy conservador,

y actualmente en realidad hay
probablemente varios miles de millones

que no necesitan muchos ánimos
realmente para entender

que este mundo es como lo vemos.

El mundo es lo que importa.

La humanidad es lo que importa.

He pasado un tiempo pensando

sobre cuál es el problema

e intentando imaginar una solución

de la manera más simple.

El junio pasado creé este índice,
llamado "Índice de Buen País".

No hablaré de esto ahora

pero pueden verlo en
goodcountry.org

y traté, por primera vez,

de medir en todos los países
o al menos en 125,

en los que hay suficientes datos,

cómo contribuyen a la
humanidad y al planeta.

No lo que hacen en casa sino
lo que hacen por todos nosotros

porque vivimos, nos guste o no,

en un único sistema y siempre
hemos vivido en un único planeta.

Lo que hacen los países,

no solamente para sus ciudadanos

sino para cada hombre,
mujer y niño de la Tierra

es increíblemente
importante más que nunca.

Me pareció que sería
una buena idea

intentar medir, de hacer
un inventario de países

y no mirar el éxito
que tienen localmente,

sino cuál es exactamente
su contribución a la humanidad.

Lo publiqué en junio pasado,

y fue el comienzo de
una serie de iniciativas

que iré anunciando
en los próximos años,

para intentar conseguir
algo realmente muy ambicioso.

Ahora, es ambicioso.

Pero la cantidad de Uds.
a quienes mencioné al principio,

los cínicos, los realistas,
los gavilanes,

aquellos a quienes dije al principio

que posiblemente se estarán
burlando un poco de lo que digo,

bueno, quiero decirles
un par de cosas.

Primero, me gustaría preguntarles

¿con quién se han estado
mezclando todo este tiempo

que han formado esa
perspectiva de la humanidad,

que son egoístas, interesados,

que pensarían en Uds.

llegado el caso

antes que en otra persona?

¿En qué planeta han estado viviendo

que han formado esa perspectiva
de que la humidad es así?

Ciertamente no el mismo planeta
en el que he estado yo.

Cada día que pasa, confirmo más

que es mejor ver lo bueno
de la gente que lo malo.

Y lo otro que quisiera decirle

a los cínicos, a los gavilanes
y a los realistas,

es que ya hemos intentado
su método y no funciona.

O sea, intentemos el otro método.

El gran problema en el mundo como
lo veo son las naciones egoístas.

Cuando nace un niño,

nace con lealtad solo hacia sí mismo.

Somos seres perfectamente egoístas.

Así funciona la biología.

Y luego cuando vamos creciendo,

gradualmente aprendemos
a transferir un poco

de esa lealtad a nuestras madres,
y luego a nuestros padres,

y a nuestros hermanos
y vínculos de sangre.

Estamos en el siglo XXI,

donde la mayoría hemos aprendido
a transferir nuestra lealtad

a un invento llamado
"el estado nación".

Espero que esto sea algo temporal,
porque es una situación patológica

en la que las naciones
se miran a sí mismas

y solo consideran la causa egoísta

de sí mismos y de sus
propios ciudadanos,

hemos escuchado mucho
de eso en otras charlas.

Ahí pienso que está el problema.

Y pienso que la solución es muy directa.

Y hablaré de eso brevemente.

La solución es lo que
llamo "el doble mandato".

Todos los gobiernos,
sean de naciones,

de ciudades, de regiones, de pueblos,

o gestiones de compañías,

gestiones de organizaciones
de la sociedad civil,

todos funcionan de acuerdo a este
entendimiento de un único mandato.

Y el mandato es que son
responsables por su gente,

y son responsables por la parte
de territorio del planeta que ocupan.

Ese es su trabajo.

Ese único mandato,
pienso, se ha acabado.

Ya no es suficiente.

Si vamos a encarar
los problemas enormes

que enfrenta hoy la humanidad

los problemas compartidos,
sin fronteras, del cambio climático

de los derechos humanos
y el terrorismo,

las catástrofes económicas, etc.

tenemos que aprender a operar
de manera diferente,

y tendremos que decirle
a nuestros gobiernos

que tienen que operar
de manera diferente.

El doble mandato es muy simple.

Dice así:

Sí, eres responsable por
tus propios ciudadanos

pero también eres responsable

por cada ser humano sobre
la superficie de la Tierra,

por los 7000 millones.

Sí, eres responsable
por tu propia nación,

tu propia parte del territorio,

pero también eres responsable
por todo el planeta.

Ese es el doble mandato.

Ahora, obviamente las proporciones
cambiarán de caso en caso.

Gran parte del tiempo, los gobiernos tendrán
que priorizar a sus propios ciudadanos.

Eso es normal y es natural.

Pero el doble mandato requiere

que algún día en unos 5 años,
10 años, 100 años,

--espero que no sea en 100 años--

los gobiernos entiendan que
sea cual fuere la prioridad

no habrá otra discusión política

en la que se deje de lado
la dimensión internacional.

Así estemos discutiendo
algo a nivel nacional,

o algo puramente local,

tenemos que recordar
el factor externo,

el resto de la humanidad
y el resto del planeta.

Es un nuevo hábito de pensamiento,

una nueva cultura de gobierno,
que tenemos que adoptar

a nivel mundial.

Eso no va a pasar

solo porque yo le diga a los gobiernos
que esto tiene que ocurrir.

Los gobiernos solamente
adoptarán esa nueva cultura

que es un proceso difícil
y doloroso de transitar,

si Uds., nosotros, se lo decimos.

Nosotros, el demos,
tenemos que demandar eso.

Y la frase que usé
en mi última charla TED

fue muy simple, la consigna que tenemos
que hacer oír a nuestros gobiernos

es: "Quiero vivir en un país bueno",

no es suficiente vivir en un país exitoso,

no es suficiente vivir en un país feliz.

Tenemos que vivir en un país bueno,

para que sepamos que nuestras
contribuciones,

las cosas que nos enorgullecen,

contribuyen algo no
solamente a nosotros

sino a todo el planeta.

Ahí tenemos que llegar.

Ahí pienso que llegaremos.

Pienso que es hacia donde vamos,

pero tenemos que empujarlo un poco más.

Hay una buena manera y una mala manera

de animar a un político a hacer esto.

La mala manera, pienso, es criticando
protestando y acosándolo.

Intentar abochornarlo,

intentar avergonzarlo o mortificarlo
para hacerle cambiar su comportamiento.

Créanme, es mi trabajo,
aconsejo a políticos.

He descubierto que si uno
trata de criticarlos,

o avergonzarlos, o humillarlos,

seguirán haciendo lo mismo

pero en secreto.

Pasa eso.

Por eso tenemos que
animar a los políticos

a cumplir el doble mandato,
hay que insistir.

Tenemos que proyectarles ideas
políticas fantásticas y creativas

23 horas de cada 24

tenemos que formar equipos
competentes en todo el mundo

que puedan producir
mejores soluciones,

que pueden comprobar
que la agenda nacional

no es incompatible con
la agenda internacional.

De hecho, todo lo contrario.

Una solución internacional
o una solución informada internacional

a cualquier problema nacional

será 10 veces más fuerte que
simplemente una solución nacional

porque todos los problemas
hoy son mundiales.

Y necesitamos encontrar las maneras
de construir los sistemas que nos ayuden

a dar a nuestros políticos y gerentes

soluciones fantásticas,
imaginativas y creativas

que puedan combinar
lo local y lo mundial,

lo nacional y lo internacional.

Así tenemos que hacerlo.

Y pienso que probablemente se necesita

un país que tome la iniciativa.

Podría ser casi cualquier país.

¿Pero por qué no Grecia?

Una de las razones por las que
estoy particularmente feliz

de ser invitado
a este evento en Atenas

es porque Grecia me interesa mucho.

Grecia está en una situación única
y notable en el mundo actual.

Uds. están en una posición
en la que pueden cambiar.

Cuando a un país le va bien,
o normal,

navega serenamente por
un mar tranquilo,

su ruta está fija,

realmente es muy improbable
que vaya a cambiar de dirección.

Piensan que saben a dónde van,

y piensan que saben
cómo llegar hasta allí.

Y hay una enorme resistencia a
cambiar cuando las cosas van bien.

Pero cuando las cosas están yendo mal,
entonces se necesita el cambio.

Y la mente de la gente está abierta
a la posibilidad de cambiar.

Cuando un país se estrella
contra las rocas,

entonces no tiene otra
opción que fijar otra ruta

y zarpar hacia lo que Homero llamó
un mar oscuro como el vino,

buscar un nuevo puerto
y dirigirse hacia allí.

O sea, Grecia está en esa posición
extraordinariamente privilegiada

en la que podría hacer
un cambio cultural

en la manera de marchar y organizarse.

Desde el gobierno nacional hasta
las comunidades rurales más pequeñas,

la compañía más pequeña,

incluso las familias, digamos:
"Tomaremos una decisión política,

una decisión estratégica,
una decisión filosófica;

operaremos de acuerdo
a los principios del bien".

Grecia podría hacer eso
y, de hacerlo,

podrían pasar cosas grandes
y extraordinarias.

No estoy sugiriendo
que Grecia intente

convertirse en el país
más bueno de la Tierra,

solo porque es algo
bueno para hacer.

Y es algo bueno para hacer.

No estoy sugiriendo que
Grecia debería hacerlo

solo porque es lo apropiado.

Y es algo apropiado.

Tampoco estoy diciendo que Grecia
deba hacerlo porque hay beneficios.

Y los hay.

Si Grecia lo hace, y da
a la gente del mundo,

razones simples para sentirse todos
los días bien de que exista Grecia

entonces Grecia descubrirá
que es admirada y respetada,

digna de confianza y amada
por la comunidad internacional

como no lo ha sido en 2000 años.

Y eso hará que los griegos
se sientan mucho mejor

de lo que se han sentido
en mucho tiempo.

Y claramente atrae beneficios.

Si la gente te ama,
confía en ti, te admira

y te respeta como nación,

querrán hacer negocios contigo,

querrán comprar sus productos,

querrán visitarlos como turistas,

querrán invertir en su economía.

Y esa es una muy buena razón,
pero no es "la" razón.

La razón por la que Grecia
debería tratar de llegar

a ser el país más
bueno de la Tierra

es porque un país debe hacerlo,
si los otros van a seguirlo.

Y por eso, porque puede,
Grecia debe liderar.

Gracias.

(Aplausos)