Conversaciones con los astronautas del Apolo | Don Eyles | TEDxBeaconStreet

Las historias de los astronautas que fueron a la Luna, encontradas por el autor cuando desarrolló un software para la computadora de guía a bordo del Módulo Lunar Apolo y observaciones sobre el clima cultural que respaldó el éxito del programa espacial de los Estados Unidos en los años sesenta y setenta. Don Eyles se unió al equipo Draper en 1966 y trabajó en el equipo de programación de software responsable de la computadora a bordo del Programa Espacial Apolo. Con una computadora diseñada para ser de 30 centímetros cúbicos y no del tamaño de una habitación entera, había memoria limitada con la que trabajar para programar un equipo que demostraría ser extremadamente importante.

Eyles fue responsable de escribir el software para el descenso y el alunizaje, que comenzó con la misión Apolo 5 y continuó hasta el Apolo 17, pasando completamente al programa espacial de la NASA después de 1972. Eyles y su equipo desarrollaron el sistema secuencial, Timeliner, mientras trabajaban en el laboratorio de instrumentación. Este sistema funciona en la Estación Espacial Internacional incluso hoy.

Cuando el interruptor "Abortar" del Apolo 14 se atascó antes de que el Módulo Lunar estuviera listo para alunizar, Eyles tuvo un tiempo limitado para escribir un nuevo código que instruiría a la computadora para ignorar el interruptor y permitir que el módulo alunizara sin problemas. De lo contrario, el módulo abortaría el alunizaje y regresaría a casa. Su éxito le hizo ganar elogios por salvar la misión Apolo 14.

A medida que avanzaba el proyecto Apolo, Eyles y los demás programadores de software modificaron el código y lo adaptaron para ayudar mejor a los astronautas con aterrizajes exitosos. Se retiró en 1998 después de continuar trabajando en proyectos de la NASA. Su libro "Sunburst and Luminary: An Apollo Memoir" se lanzó en marzo de 2018. Eyles también tiene una serie de fotografías caleidoscópicas tomadas en todo el mundo.

Esta charla se dio en un evento TEDx utilizando el formato de conferencia TED pero organizada de forma independiente por una comunidad local. Obtenga más información en https://www.ted.com/tedx

Hay varias partes de mi historia

que algunas personas encuentran
difíciles de creer en estos días.

Una de ellas es cómo conseguí
trabajo en el proyecto Apolo.

Otra es la relación
que a veces se desarrolló

entre los codificadores como yo y
nuestros usuarios, los astronautas.

Ese es mi tema principal,
y volveré a él en un minuto.

Pero primero, ¿cómo conseguí el trabajo?

Bueno, era el verano de 1966

y me acababa de graduar de
la Universidad de Boston un año tarde

con un no muy ilustre
grado en matemáticas.

Estaba recorriendo la ciudad
por entrevistas de trabajo

y acostumbrándome a ser rechazado.

Había escuchado un poco sobre
el laboratorio de instrumentación de MIT

bajo el liderazgo del
profesor Charles Stark Draper,

conocido como Doc Draper.

Se había convertido en la autoridad
mundial en sistemas de guía inercial,

y en 1961,

recibió el primer contrato
del programa Apolo

para proveer el principal
sistema de orientación

para la nave espacial Apolo

que iría a la Luna.

"¿Por qué una organización
de élite como esa

estaría interesada en alguien como yo?",

me pregunté.

Pero no tenía mucho que perder.

Pasé caminando por el laboratorio

en mi camino de regreso de
otra entrevista desalentadora.

Me dije, "Que más da"
y entré a pedir trabajo.

Si mi autoestima hubiera sido más alta,
hubiera dudado por más tiempo.

Resultó que tuve un momento de suerte.

Necesitaban personas
y estaban contratando.

Fui entrevistado en el acto
por el oficial de personal John McCarthy.

Y de repente me di cuenta que estaba
tratando de venderme el trabajo,

en lugar de ser al revés.

(Risas)

Me pasó a George Cherry,

que dirigió el esfuerzo de programación
para la computadora en el módulo lunar.

Esa es la nave espacial,
la nave espacial Apolo,

que volaría desde la órbita

y plantaría sus "no tan delicados pies"
sobre el polvo lunar.

No tenia experiencia en informática,

pero George dijo que incluso
había contratado licenciados en literatura

Dijo, "Nadie sabe mucho sobre programar

una computadora para naves espaciales,

y nadie sabe mucho sobre alunizajes.

Seremos quienes descubriremos ambos".

Mi salario inicial fue
de 640 dólares al mes.

Mi buena suerte continuó

cuando me asignaron
trabajar con Allan Klump,

cuya especialidad era
el descenso motorizado.

Este es el período
muy tenso de 12 minutos

entre la órbita lunar y
un aterrizaje suave en la superficie.

Esta es la fase más peligrosa
de una misión Apolo

y también la más intensa
para una computadora.

¿Cómo aterrizas en la Luna? Klumpp.

Pero era un gran trabajo,
y Allan necesitaba ayuda.

(Risas)

Éramos un buen equipo:
su análisis y mi código.

No me detendré ahora en las limitaciones

de la máquina con la
que estábamos trabajando,

excepto decir que tenía
76 kilobytes de memoria total,

casi mil computadoras
de orientación Apolo

en estos dias

podrian ser implementadas en un chip.

Nuestro primer trabajo fue Sunburst,

el programa para
la primera prueba no tripulada

del módulo lunar ML
en órbita terrestre,

que voló en enero de 1968.

yo programé la ecuación guía del alunizaje

la rutina de control del acelerador
y varias otras funciones.

Pero ya estábamos mirando
más allá de Sunburst a Luminary.

Ese fue el programa que controló el ML,

cuando intentó un aterrizaje real.

El 6 de noviembre de 1967,

estaba en mi oficina,
mirando una lista de programas

cuando Allan envió a alguien
para pedirme que fuera al aula,

la sala donde celebramos
grandes reuniones.

Nuestros superiores y
visitantes de la NASA

se sentaron alrededor de mesas
puestas en una amplia U.

Me senté al lado de
Allan Klumpp, al fondo.

Había escuchado que los astronautas
estarían allí, pero ¿dónde?

No se veía un traje de vuelo,

ni siquiera prendas de punto elegantes.

(Risas)

Allan me había llamado

porque el descenso lunar se acercaba
para la discusión, nuestro bebé.

Un tipo bajo y calvo con un traje de
cuadros parecía dirigir la reunión.

Lo tomé al principio por
un exitoso gerente de la NASA,

pero resultó ser
el astronauta Pete Conrad,

quien comandaría la misión Apolo 12

y sería la tercera persona
en caminar sobre la Luna.

A la izquierda se sentó
Neil Armstrong y Jim Lovell,

quien comandaría
Apolo 11 y Apolo 13,

en trajes oscuros de negocios.

Armstrong trajo un tema

que se repetiría una y
otra vez en los próximos años:

volar hacia versus volar de.

Se trataba de la dirección hacia
donde se mueve la palanca de control

para obtener el resultado deseado.

La mejor analogía es

si se tiene un panel táctil
en la computadora

de esta manera se tiene
configurado el desplazamiento.

Armstrong estaba confundido por el hecho

de que un instrumento
llamado los "punteros cruzados"

fuera montado verticalmente

en el panel de instrumentos
del módulo lunar,

mientras que en la parte
final del alunizaje,

se usaba para indicar velocidades
en las dimensiones horizontales.

Para Armstrong, eso creó una ambigüedad.

Pensé que era una ventana
al pensamiento de astronauta,

y también lo fue el siguiente punto.

Para el uso general de mostrar
la información a la tripulación,

el único medio de la computadora
era el teclado de pantalla

que llamábamos el"dis-key"

y el dis-key tiene tres
registros de cinco dígitos

para mostrar información numérica.

Y durante todo el curso del alunizaje,

dos de ellos se dedicaban
a los números vitales:

altitud, como es de esperar

y velocidad de descenso.

Entonces eso dejó un registro
de cinco dígitos para otros usos.

El alunizaje se dividió en tres fases:

la larga fase de frenado,

seguida por una fase
de unos 100 segundos

cuando la nave espacial seguiría
bajo control automático

pero con la superficie
de la Luna por delante

sería visible a través de
las ventanas frontales del ML.

Durante la fase de visibilidad,

proporcionamos el llamado
"designador del punto de aterrizaje".

La idea era que computaríamos
y mostraríamos un ángulo

que le dijo al comandante, que estaba
en el lado izquierdo de la cabina,

donde mirar a lo largo de
una escala en su ventana

para ver el punto

donde la nave espacial aterrizaría
si no tomaba más acciones.

El problema fue

que Pete Conrad pensó
que realmente se necesitaban dos números:

no solo el ángulo de mirada, por supuesto,

pero él también quería saber
la cantidad de tiempo restante

en el que una nueva designación
sería permitida.

La discusión se dio por adelantado,

pero sentado en el fondo de la sala,

me di cuenta de que fácilmente podía
calcular un número de cinco dígitos

que tenía el tiempo restante
en los dos primeros dígitos

y el ángulo de mirada
en los últimos dos dígitos.

"Creo que hay una manera de tener
ambos números ", dije en voz alta.

Allan, a mi lado, dio un pequeño salto.

y en la mesa del frente,

las cabezas daban vueltas
para ver quién había hablado,

y expliqué.

Pete Conrad dijo,
"¿Estás seguro de eso?"

"Completamente seguro", contesté.

Con eso, Conrad se volvió a
sus compañeros astronautas en la mesa

y dijo: "¡Debimos haber tenido a este tipo
en esa reunión la semana pasada!"

(Risas)

Hay otra razón por la que recuerdo
la fecha de la reunión.

Esa tarde había regresado al laboratorio
para verificar una simulación.

y de camino a casa, en mi motocicleta,

justo antes de medianoche,

la broma de Conard seguía
zumbándome en los oídos,

y fui golpeado en el lado izquierdo
por un auto que daba la vuelta

y quedé en el pavimento

con mi fémur izquierdo desplazado

30 grados a la izquierda
en el punto medio.

La tarde siguiente en el Hospital
General de Massachusetts

el Dr. Rober Boyd golpeó una varilla
intramedular en mi fémur.

Fue un procedimiento inventado
durante la Segunda Guerra Mundial

por un cirujano alemán
llamado Küntscher

para poner los pilotos
de vuelta al aire más rápido.

Había dejado las muletas
para Acción de Gracias

y estaba jugando tenis
a seis meses de la lesión,

finalmente algo
que agradecer a la Luftwaffe.

(Risas)

Para cada misión tuvimos

una reunión de entrenamiento
con la tripulación

en la que informamos y tenían
la oportunidad de preguntarnos.

La reunión para el Apolo 11
se celebró en una gran sala en Houston,

llena de espectadores.

George Cherry nos presentó.

Cuando se trataba de
la fase de visibilidad

y la capacidad de redesignación,

Armstrong dijo que no tenía
la intención de usarlo,

excepto quizás una vez
para mostrarnos que funcionaba

Eso fue algo decepcionante.

pero durante un descanso,
vi a Armstrong solo en el pasillo,

y me acerqué.

Le dije que habíamos probado
como locos la lógica de redesignación

y no debería dudar en usarla

"si ves algo interesante allá abajo".

"Bien hecho", dijo Armstrong,

"cualquier lugar donde pueda
alunizar será interesante".

(Risas)

Aún me estremezco un poco.

Ahora sé lo que debí haberle dicho:

"Primer alunizaje, suelo agreste
probabilidad de errores de navegación.

Puede que no bajes
exactamente donde se espera.

Si usas el redesignador
en la fase temprana

para desviar la trayectoria,

tal vez no tendrás
que asustarnos a todos

casi quedándote sin combustible
en la maniobra de la fase final".

(Risas)

En el momento,

Apolo 11 alunizó a poco más de 6 km
de donde se suponía que lo haría.

Fue un triunfo: era la Luna.

Como dijo Armstrong,
"Cualquier lugar sería interesante".

Sin embargo, me preguntaba
cómo recordó mi nombre.

Resultó que había
estado leyendo mis notas.

En un libro que salió el año siguiente,

él citó una de mis notas

como ejemplo de la jerga arcana
hablada por la gente de computación.

(Risas)

Había escrito la nota para
una audiencia muy selecta

que entendería cada palabra,

mis colegas codificadores.

La maravilla fue que tal nota

cruzaría el escritorio de
un comandante de la misión Apolo.

De todos modos,

en la siguiente mision, Apolo 12,

iba a ser necesario aterrizar
para hacer un aterrizaje preciso.

Eso iba a ser necesario

para ir a los lugares en los que estaban
interesados los geólogos.

Y así, Pete Conrad, en el Apolo 12,

se le asignó el objetivo de aterrizar
a poca distancia del Surveyor 3

una nave espacial no tripulada
que había aterrizado en la Luna en 1967.

Algunos cambios de software
fueron necesarios

Agregamos la capacidad de
corregir en el último minuto

basada en los datos de rastreo

tomados cuando el módulo lunar
salía detrás de la Luna

por última vez antes de
que intentara el alunizaje.

E inmediatamente, Conrad
nos invitó a Allan Klumpp y a mí

a bajar a Cabo Cañaveral
para explicarle la nueva capacidad

y también, creo,

para mostrarnos como se veía
el alunizaje desde su punto de vista.

El mejor lugar para hacer eso
era el simulador de misiones ML

en Cabo Cañaveral.

Ahí está.

Teníamos nuestra cabina
de madera en Cambridge,

pero aquí, la cabina era
realista hasta el último detalle

y vistas precisas de la superficie lunar
fueron provistas para las ventanas de ML.

Allan y yo volamos
un par de alunizajes

y luego volé unos cuantos más
con Pete Conrad en mi hombro izquierdo.

La reunión de entrenamiento de Apolo 12
también fue en Cabo Cañaveral,

en un pequeño salón del edificio
para entrenar la tripulación

Pete Conrad quería
mantener alejados a los gerentes

quienes habían abarrotado
la reunión en Houston.

Los astronautas parecían
más cómodos en Cabo Cañaveral

de lo que estaban en Houston.

Esta vez, fui uno de los presentadores.

En un momento, Conrad repasó
los procedimientos que cubriría,

si el motor diseñado para levantarlo
de la superficie lunar camino a casa

fallara al encender, al final,

si eso no funcionaba,
estropearía todo nuestro día.

(Risas)

En lenguaje de astronauta,

eso es lo peor que puede suceder.

En aquel momento

la misión de Conrad tuvo
un comienzo brillante

cuando el cohete fue alcanzado

por un rayo al despejar de la torre.

Pero no hubo ningún daño permanente.

Ellos llegaron a la Luna.

Conrad y su compañero
de tripulación del ML, Al Bean,

trajeron a casa piezas
de la nave espacial Surveyor.

Pero no hay nada más divertido
en el programa espacial, en mi opinión,

que escuchar a Pete Conrad
reírse en órbita

con casi todas las luces de alarma
en la cabina encendidas.

(Risas)

Probablemente fue
por la época de la reunión

de entrenamiento a
la tripulación de Apolo 14,

que fue justo antes
del vuelo del Apolo 13,

que John Young
vino a mí y se presentó.

Había sido nombrado para ser
comandante de la misión Apolo 16,

y quería hablar de una idea

que hubiera hecho posible
aterrizar el ML en una caja.

La idea era reutilizar el ángulo de mirada

que habíamos usado
durante la fase de visibilidad.

Pero esta vez, indicaría
un lugar en la Luna

sobre el cual el ML se detendría,

si en ese momento,
él volvía al control automático

para dejar que la computadora anulara
cualquier velocidad horizontal restante,

era una idea brillante.

Volamos algunos alunizajes ese día.

y entonces, como un mes después,

ahora después de Apolo 13,

volé de regreso a Cabo

con un gran carrete de cinta
magnética en mi bolso.

y después de unos días

esperando a que los chicos grandes
cedieran el simulador,

a la tripulación del Apolo 14,

Young y yo volamos una serie de
alunizajes usando la nueva capacidad.

"Esto a lo más habilidoso
que he visto", dijo.

El trauma de la casi desastrosa
misión Apolo 13 seguía muy fresco,

y yo no lo habría mencionado,

pero Young lo hizo.

"Fui a casa y lloré," dijo,

"No pensé que los muchachos
volvierían a casa".

Por supuesto, muy pronto él
estaba de vuelta en el simulador,

ayudando a verificar
los procedimientos

que tuvieron que ser desarrollados
para traerlos a casa.

Nunca pudimos obtener aprobación

para poner la nueva capacidad
en el código de vuelo,

pero habíamos avanzado

el estado del arte para el alunizaje en
un cuerpo sin aire, pobremente mapeado.

Durante Apolo, los codificadores
y los astronautas hablamos directamente.

Trabajamos juntos para un objetivo común,

Para hacer el alunizaje
más fácil y preciso.

De nuestro lado, dentro de la cultura
creada en el laboratorio por Doc Draper,

teníamos la libertad
de tomar la iniciativa.

teníamos una poderosa tecnología
en nuestras manos.

Podríamos pasar de una nueva idea

a un programa que podría volar
en el simulador bastante rápido

y teníamos muchas ideas.

Sabíamos de todo sobre la misión,

todo, desde un transistor errante
en lo profundo de la electrónica

a las principales decisiones operativas.

Pero teníamos una conexión
especial con los astronautas

porque nuestros pensamientos,
los pensamientos

que le habíamos dado a la computadora

estaban literalmente
en la cabina con ellos,

ayudando a operar la nave espacial.

Un ingeniero de software junior
que por un lado era un piloto diestro,

y por el otro, astronauta;

del lado del astronauta,

un astronauta con una idea
como John Young

podría acorralar a un ingeniero
de software dispuesto

y dentro de un período
de tiempo bastante corto,

tener una versión personalizada
del programa.

con el que podría jugar en el simulador.

Lo que teníamos en común
era el espíritu de exploración,

que en mi opinión no fue tan diferente
del espíritu de exploración

que estaba activo en la cultura
de los años 60 y principios de los 70.

Estábamos preparados para la aventura.

Valorábamos más nuestra libertad
de lo que valorábamos

nuestra seguridad o nuestros ingresos.

Quizás ese mismo espíritu
tendrá que volver a la cultura

antes de que podamos entrar

a una nueva era dorada
de la exploración espacial.

Gracias.

(Aplausos)