Deja de buscar tu pasión | Terri Trespicio | TEDxKC

¿Qué te apasiona? Te han dicho que estas tres palabras son la clave para tener una carrera y un propósito de vida exitosos. ¿Y si esta fuera la pregunta incorrecta? Esta charla cambia por completo el mensaje extendido que dice: «encuentra tu pasión».

Terri Trespicio es una estratega de marcas que ayuda a visionarios, expertos, empresarios y negocios a comunicarse con fuerza y precisión a través de plataformas de medios de comunicación. Consulta con una amplia gama de expertos, desde cirujanos y celebridades de redes sociales hasta emprendedores y geerentes de marcas.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

El día que me despidieron

de mi empleo en Martha Stewart,

me sentí aliviada.

(Risas)

Me encantaba el trabajo, de verdad.

Pero la relación había terminado,

no sabía cómo ponerle fin
y luego me dejó.

¿No les encanta cuando sucede así?

En ese momento, también era
presentadora en la radio

para la marca de Martha Stewart
en Sirius XM.

Y poco después también
cancelaron el programa.

En el día de mi último programa
me subí al elevador en el piso 36

y mientras comenzaba a bajar,

empecé a llorar.

Cada piso me alejaba cada vez
más de la persona que había sido:

una editora de revistas,

una presentadora de radio,

la persona con el trabajo genial
para hablar en las fiestas.

Ya saben.

Sinceramente, no tenía idea
de lo que iba a hacer.

Francamente, nadie me buscaba.

Entonces, hice lo que cualquiera
haría en esa situación.

Hice algunas llamadas:

«Hola, ¿en qué andas?

¿Mencioné que estoy disponible?»

Necesitaba que me pagaran
para hacer algo.

Vivo en Nueva York.

Si no te pagan para hacer algo
no vas a estar allí mucho tiempo.

Pero esta idea de que tenía que saber
lo que debía hacer ahora...

Debo seguir esta pasión.

Me molestaba.

Siempre me había molestado.

Porque es una idea
peligrosamente restrictiva

en el centro de todo lo que creemos

sobre el éxito y la vida en general.

Y es que tienes una pasión única,

tu trabajo es encontrarla

y perseguirla hasta el punto
de excluir todo lo demás.

Y si haces eso

todo se acomodará en su lugar,

y si no lo haces, habrás fracasado.

La presión comienza de muy jóvenes

y continúa toda tu vida,

pero tal vez sea más pronunciada
cuando te gradúas de la escuela.

Luego es: «¡El mundo está a tus pies!
¿Qué vas a hacer ahora?»

Es tan intimidante,

es como elegir una carrera de por vida.

Me resultó muy difícil elegir
una carrera durante cuatro años

y la cambié no una, sino dos veces.

Eran tan intimidante.

Y este imperativo cautivador,
es decir,

este imperativo cultural tan contundente
de elegir tu pasión,

me resulta estresante,

pero no sólo a mí,

sino a todos con los que hablo.

La mujer que me vendió este vestido.

Le conté para qué necesitaba el vestido,

sobre qué iba a hablar
y dijo: «Dios mío,

Necesito escuchar esa charla,
porque recién me gradué de la escuela.

Mis amigos y yo no sabemos
qué nos apasiona,

no sabemos qué debemos hacer».

No confío en la pasión
por algunas razones.

Pero una de ellas es que la pasión
no es un plan,

es un sentimiento.

Y los sentimientos cambian.

Cambian siempre.

Un día te puede apasionar
una persona, un trabajo,

y al otro día ya no te apasiona.

Lo sabemos y aún así continuamos

utilizando la pasión como el criterio

para juzgar todo,

en lugar de ver a la pasión
como lo que es realmente:

el fuego que se enciende
cuando frotas dos palitos.

De todos modos, era un desastre
durante mis veinte años,

un gran desastre.

Estaba tensa y deprimida
y no tenía una vida de la que hablar,

me tentaba mantener abiertas
mis opciones,

y me sentaba en ropa interior a la noche
a ver repeticiones de Seinfeld.

En realidad, todavía hago eso,
no es lo peor del mundo.

Está bien.

Pero llamaba a mi madre
todas las noches llorando

y rechazaba trabajos de jornada
completa perfectamente buenos.

¿Por qué? Porque tenía miedo.

Estaba segura de que eligiría
el equivocado

y me subiría al tren equivocado
que se dirigía al futuro equivocado.

Mi madre me suplicaba y decía:
«Por favor, acepta un trabajo, cualquiera.

No te vas a atascar,
¡estás atascada ahora!

No creas primero tu vida,
y luego la vives.

La creas viviéndola,
no agonizando sobre ella».

Tiene razón, siempre tuvo razón.

Entonces, acepté un trabajo
de jornada completa como asistente

en una empresa de consultoría gerencial,
donde no sabía nada de nada.

Cero.

Excepto que tenía una razón
para levantarme por la mañana,

ducharme, salir de casa,

había personas que me esperaban
cuando llegaba

y recibía un sueldo cada dos semanas.

Y esto es una razón tan buena para aceptar
un trabajo como cualquier otra.

¿Sabía si quería ser
una administrativa de oficina

durante el resto de mi vida?
¡No! ¡No tenía idea!

¡De verdad!

Pero esta idea de que todo
lo que deberías hacer

tiene que encajar en esta pasión
vertical es poco realista.

Y diré esto: es elitista.

Muéstrame a alguien
que limpia ventanas para vivir

y te apostaré un millón de dólares

que no es porque le apasiona
el cristal limpio.

Una de mis columnas favoritas es
del creador de Dilbert, Scott Adams.

Hace años, escribió un artículo
en The Wall Street Journal,

sobre cómo fracasó
en su camino al éxito.

Y uno de sus trabajos era
de responsable de créditos comerciales.

Y le enseñaron específicamente:

«No le des un préstamo a alguien
que sigue su pasión».

(Risas)

No, préstaselo a alguien
que quiere comenzar un negocio,

cuanto más aburrido, mejor.

(Risas)

Adam dice que en su vida,
el éxito impulsó a la pasión

más de lo que la pasión impulsó al éxito.

Cuando conseguí mi primer trabajo
como editora de revistas,

estaba emocionada.

Pero tuve que aceptar
un gran recorte de salario,

porque en ese momento era redactora
de catálogos en una empresa de pelucas.

(Risas)

Ríanse si quieren,
muchas otras personas se rieron.

Pero las pelucas dejaban dinero.

Entonces tuve que encontrar
un modo de ganar dinero.

Una amiga me invitó
a una fiesta de joyería,

dije: «¿Qué es una fiesta de joyería?»

Y dijo: «Es como una de Tupperware

pero con pulseras».

Y dije: «de acuerdo».

Fui y la pasé muy bien.

Charlaba, me probaba joyas,

las vendedoras la pasaban bien

y pensé: «Ese es un trabajo».

Podría...

Podría trabajar de esto».

Es decir, ella parece
que la está pasando bien.

No tenía experiencia en ventas,

y si contara cuando era
niña exploradora, era malísima.

Y no me apasionaban las joyas.

Sinceramente, mis pendientes
costaron US$ 20. Todos en total.

Y aun así pensé: «Creo que puedo venderles
joyas de plata a madres suburbanas

que beben daiquiris.

Sí, podría trabajar de esto».

Y lo hice, me apunté, me volví
vendedora de Silpada Designs

Y...

Escuchen, no arrasé enseguida.

En serio. Era muy torpe
y tenía miedo de vender.

Y luego mejoré,

mejoré,

comencé a ganar dinero,

empecé a apasionarme.

No sólo por el dinero, sino porque

las personas realmente
querían lo que vendía.

Les hacía felices pagar por las joyas.

Vendí tantas joyas ese año que me gané
un viaje gratis a Saint Thomas.

(Risas)

Es cierto.

Con el tiempo, dejé el negocio
de la joyería

porque mi trayectoria laboral cambió.

Pero me alegró que lo hice.

Porque plantó una semilla emprendedora
que no sabía que estaba allí.

Y produce frutos hasta el día de hoy.

Como saben, surgió
toda una industria

entorno a cómo ayudar
a las personas a encontrar su pasión.

Libros, entrenamiento, webinars,
lo que sea.

Sus intenciones son buenas, es grandioso,
me parece bien el autoconocimiento.

Bien.

Pero cuando le preguntas a alguien,
o te preguntan a ti:

«¿Cuál es tu pasión?»

Es un factor desencadenante.

Pensamos: «Dios mío,
tengo que responder bien esto».

Una de mis amigas que tiene
40 y tantos está pensando

en cómo va a ser su vida ahora.

Dice: «No sé qué me apasiona».

Y está legítimamente
preocupada por esto.

Está dispuesta a contratar
a todo un equipo.

¿Por qué nos preocupamos por esto?

Porque cree que tiene un problema.

Yo pensaba lo mismo
cuando iba en séptimo grado

y a todos les gustaban

las bandas de rock, los actores

y tallaban los nombres de esas bandas
en las mesas de la biblioteca.

Y yo nunca tallé nada porque
no se me ocurría qué tallar.

Me gustaba Bon Jovi como
a todas las chicas,

pero no tanto como para arruinar
una propiedad de la escuela.

(Risas)

Talvez esta sea la razón
por la que tampoco tengo tatuajes.

Supongo que esa es la razón.

Era tan aburrida que pensaba
que tenía un problema.

Pero ese es el temor, ¿no?

El temor de que cuando alguien te pregunte
en una fiesta, una cita, una entrevista:

«¿Qué te apasiona?»

Y no tengas una respuesta
muy cautivadora.

Significará que no eres interesante
o ambicioso,

que no tienes una obsesión única

o algún talento escalofriante oculto.

Y que tu vida no vale la pena.

No es cierto.

La pasión no es un trabajo,
un deporte o un pasatiempo.

Es el pleno rendimiento
de tu atención

y energía que dedicas a lo que sea
que esté enfrente de ti.

Si estás muy ocupado
buscando esta pasión,

podrías perderte oportunidades
que cambien tu vida.

También podrías perderte un gran amor.

Porque eso es lo que pasa
cuando tienes una visión estrecha,

e intentas encontrar al Indicado.

Todos creemos que sabemos
la clase de persona que somos

y la clase de persona que podríamos amar.

Pero a veces nos equivocamos.

Nos equivocamos totalmente.

A veces, no sabes qué
harás a continuación, ¿cierto?

Es decir, yo no lo sé.

Me encanta no saber lo que haré
dentro de cinco años

o qué me interesará entonces.

Y está bien, está bien no saberlo.

¿Sabes por qué?

Porque las relaciones
más satisfactorias,

las carreras más satisfactorias,

son las que aún tienen el poder
de sorprenderte.

Con respecto a las cosas
que sabes que quieres hacer...

Quieres escribir un libro,
quieres empezar un negocio,

quieres cambiar de carrera.

¡Grandioso!

Pero si estás sentado esperando
que la pasión aparezca,

vas a seguir esperando mucho tiempo.

No esperes.

En cambio, utiliza tu tiempo y atención

para resolver tus problemas favoritos.

Busca problemas que necesiten solución.

Sé útil,

generoso.

Las personas te lo agradecerán,
te abrazarán y te pagarán por ello

y ahí es donde está la pasión.

Donde tu energía y esfuerzo se encuentran
con la necesidad de otra persona.

Ahí te das cuenta:

que la pasión vive,

y entiendes qué tienes para contribuir.

¿Por qué crees que cuando le preguntamos

a las personas qué les apasiona,
responden, «Ayudar a otros»?

No esperes.

Escucha a mi madre.

Simplemente comienza a hacer algo.

Porque para vivir una vida
llena de significado y valor

no tienes que seguir tu pasión,
la pasión te sigue a ti.

Gracias.

(Aplausos)