Nadie te hará preguntas sobre Harry Potter | Elizabeth Sagan | TEDxZorilorWomen

Elizabeth Sagan nos cuenta la historia de cómo se convirtió en "influencer" gracias a los libros que la influenciaron a ella. Primero es lectora, luego escritora y, por último, fotógrafa. Su arte nace de su amor por los libros, ya sea que se los lea, se los escriba o se los comparta. A través de su arte, Elizabeth manifiesta el poder de la imaginación y a la vez homenajea a los textos que la inspiran. Su objetivo es inculcar en otros el amor por las historias, ya que confía en que la necesidad de contarlas yace en todos nosotros.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en http://ted.com/tedx

"Nadie te hará preguntas
sobre Harry Potter"

Palabras fuertes para alguien
profundamente enamorado de los libros.

Cuando tenía 14 años,

creí que era posible leer
todos los libros que hay en el mundo.

Pero de repente lo entendí.

Entendí el hecho

de que mucha gente consigue
convertir su pasión en su trabajo,

pero ¿libros?

¿En serio?

¿Quién lee en estos días?

Yo no tenía oportunidad
de ser una de esas personas.

Porque historias de éxito solo hay pocas.

Y en realidad,

es bastante curioso que a medida
que me hago mayor,

el tipo de libros que me gustan
son más o menos los mismos.

Así no funciona la vida,

y entre más rápido acepte la verdad,
más fácil será todo.

¿Y cuál era la verdad?

La verdad era que yo no era suficiente.

Mi amor por la ficción no era suficiente.

Era literatura de la más baja calidad,

algo que tenía que superar
y poner atención a libros más serios,

a temas como las leyes y la filosofía,

y dejar atrás la niñez.

Así que decidí dejar de leer
los libros que me encantaban,

con dragones y magia,
para enfocarme en otros más serios.

"Debe ser fácil", pensé.

"Me encanta leer.

Solo tengo que entrenar mi mente
para que le guste lo que no le gusta".

Y lo admito, a veces funciona.

Soy gran partidaria de la frase
"Finge hasta que te lo creas".

Pero ¿qué hacer cuando quien somos
y quien intentamos ser son polos opuestos?

Y de hecho, ni siquiera
queremos ser esa persona,

pero es quien nos hemos convencido
que tenemos que ser

para ser un miembro
productivo de la sociedad.

Si alguna vez han intentado
amar a quien no amaban,

o no amar a quien sí amaban,

saben lo difícil que es no caminar
en la luz de su verdad.

Pero no fue tan mal al principio.

Me concentraba en
mis exámenes de la escuela,

en ser admitida en la facultad de derecho,

y me engañaba a mí misma
creyendo que estaba todo bien,

y que disfrutaba el aniquilar
lo que me hacía ser yo misma.

Caí en depresión

y por primera vez desde que tengo memoria,

no tenía ninguna historia en la mente,

en la que pensara al apoyar mi cabeza
sobre la almohada para dormir.

Quizás no parezca la gran cosa,

pero era algo que yo
hacía todas las noches

desde que me enamoré de la lectura,
y ahora había desaparecido.

En segundo año de la universidad,
comencé a leer de nuevo.

Me sentí culpable y avergonzada

porque no estaba leyendo
lo que se suponía debía leer

una futura abogada o jueza.

Pero, una vez más, no leía otra cosa.

Mi experimento falló por completo.

Casi logré destruir quien era yo,

pero no reemplacé esa persona
con alguien mejor.

Volví a ser yo misma, a leer y a escribir.

Pero después de tres años sin leer,

ya no tenía idea de
qué se estaba publicando,

y necesitaba una plataforma para estar
en contacto con los libros publicados.

Y así descubrí "Bookstagram",

que son las cuentas de Instagram
dedicadas a los libros.

Esta es la primera foto
que publiqué en 2016

en la que aparece un libro.

Un año después, en 2017.

Más tarde, a mediados de ese año,

y luego se hicieron conocidas.

A medida que mis fotografías
se volvían más complejas,

cuentas de arte y publicaciones
internacionales empezaron a compartirlas,

y mi cuenta creció de forma exponencial.

Por accidente, logré combinar

una cuenta de arte
y una cuenta de Bookstagram,

y así pude conectar con mucha más gente

de lo que habría podido con solo
una cuenta de Bookstagram.

Me había graduado en derecho
cuando eso ocurrió,

y no quería saber nada con las leyes,

pero sí con los libros.

Noté que la comunidad era mucho
más grande de lo que esperaba,

y llegó a lugares de todo el mundo,

conectando lectores,
escritores y editoriales

de una manera que no hubiera creído
posible en mis primeros años de lectura.

También me di cuenta

de que hay una manera de convertir
lo que me apasiona en un trabajo.

Conocí el término "influencer",

el cual no me gusta mucho,
porque todos conocemos los artículos

que difaman a los influencers,

la mayoría mujeres jóvenes
que se ganan la vida de esta manera,

y los comentarios de gente
que muy amablemente deja en claro

que esperan ansiosamente
a que les reviente la burbuja.

Dicen que los influencers
promocionan productos que no usan,

y que harían lo que sea por dinero,

pero en lo que a mí concierne,

he rechazado ofertas que
no eran compatibles con mis valores,

o en los que yo no creía.

Hago lo posible por etiquetar
mis colaboraciones

para que mis seguidores sepan

la relación que tengo con la empresa
con la que trabajo.

A grandes rasgos, promociono libros.

No creo que alguien pueda pensar
que no me gustan.

Dicen que no es un trabajo de verdad,

pero estamos en 2019,

y si ganas dinero y pagas impuestos,
es un trabajo de verdad.

Al mismo tiempo, se contradicen

al decir que es mucho más fácil
que la jornada regular de trabajo.

Ellos mismos podrían hacerlo,
o escribir un libro.

Es muy fácil.

Ellos también pueden hacerlo,

y la idea de hacerlo un negocio
también se les hubiera ocurrido.

Dicen que promovemos
el consumismo automático,

sin enfocarnos en problemáticas serias,

y sin embargo, me enviaron esto
después del 8 de marzo de 2018,

cuando hablé de mi mensaje

a chicas de todo el mundo
que están descubriéndose a sí mismas.

Hablé de lo que yo descubrí

luego de lidiar con problemas
de imagen corporal, dismorfofobia

y desórdenes alimentarios.

Descubrí que el cambio
debe venir desde el amor propio.

Al principio de mi historia,

cuando les conté que quise
cambiar quien era yo,

lo hice desde un lugar de odio a mí misma,

pues creía que odiándome

podría cambiar lo que no me gustaba de mi.

¿Ven lo triste que es eso?

Me di cuenta de que la felicidad
no depende del peso,

de que mi cuerpo me llevó a donde estoy,
y que debo amarlo y apreciarlo

porque dará lo mejor de sí
para corregir mis malas decisiones.

Me di cuenta de que
la vida sana y perdona,

de que las circunstancias
que vivo no me definen,

de que puedo usarlas
como peldaños para superarlas.

Descubrí que después de cierta edad,

no se puede culpar a otro
más que a uno mismo.

Ya sea que todo funcione o no,

será nuestro rostro el que veremos
reflejado en el espejo,

y será con uno mismo
con quien tendremos que convivir.

Así que, a la luz de la verdad
que nos hace a todos iguales,

¿por qué tenemos tanto miedo
de luchar por lo que queremos?

También me di cuenta de que
a nadie realmente le importa.

Solo a unos pocos,

pero a nadie le importa
qué tan cara es nuestra ropa,

porque nadie nos está mirando,
así como tampoco miramos a otros.

Todos estamos atrapados en este mundo,

con nuestros propios problemas,

así que cometer algún error
no es la gran cosa.

De todos los errores que cometí,

solo unos pocos
fueron importantes de verdad.

Y el primero de la lista

es no usar protector solar
en el verano de 2013.

Descubrí que la gente odia,

pero eso es cosa de ellos,
no de uno mismo.

Porque una persona realmente feliz,
contenta consigo misma,

no tiene espacio para odiar en el corazón.

Digo todo esto

resaltando el hecho de que
no soporto la palabra "influencer".

A todas luces, soy una influencer,

pero si me preguntaran qué hago,
diría: "En realidad no sé, pero funciona".

Él es mi mejor amigo,

con quien trabajo, y con quien
emprendí esta aventura.

Escribimos juntos,

trabajamos juntos,

nos sacamos fotos juntos,

y nos ayudamos mutuamente.

Aquí estamos después de ser invitados
a la feria del libro de Fráncfort,

la feria del libro más grande del mundo.

Pues resulta que, en verdad,

la gente sí me hace preguntas
sobre Harry Potter.

Gracias.

(Aplausos)