El otro lado del clóset: Habla una esposa heterosexual | Emily Reese | TEDxUniversityofNevada

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Después de que Emily Fay Reese descubrió que su esposo es homosexual, comenzó un largo y difícil proceso para lograr sanar. Casi una década después, está agradecida por tener una vida genuina y transparente, que usa para animar al cónyuge heterosexual y a aquellos que han salido del clóset. Su objetivo es comunicar a otros que es posible sanar. Su blog es www.samesidesupportforstraightspouses.com

Cuando era niña soñaba con
conocer a mi príncipe azul.

Me enamoraría como loca.

Nos casaríamos y, tal vez,
practicaríamos hacer bebés.

Y viviríamos felices por siempre,
y la vida sería perfecta.

Sí conocí a mi príncipe azul,
sí me enamoré como loca.

Tuvimos tres hijos hermosos.

Y vivíamos una vida perfecta,
como un cuento de hadas.

Después de 8 años de casados,

comencé a sentir, a intuir,

que algo no estaba bien.

¿Era yo?

¿Era él?

¿Era nuestra relación?

Algo no estaba bien.

Entonces le pregunté.

Y me aseguró que no.

Tuve que concluir que la loca era yo.

Un día, encontré un gasto
en nuestra cuenta de banco

que me hizo pensar
que me estaba siendo infiel.

Lo confronté.

Y me contestó de manera enfática y amable.

"Emily, yo nunca te engañaría
con otra mujer".

Por supuesto que no quería pensar en ello,
y no sabía qué responder,

y recurrí a mi lado sarcástico,

y le dije, "¿Qué eres entonces?
¿Homosexual o qué?"

Su silencio era un grito a voces
que yo no comprendía.

Me respondió con una pregunta:

"¿Lo has sabido todo este tiempo?"

El siguiente año y medio
lidié con tantas cosas

que ni siquiera tengo el tiempo
para contarlo todo,

pero les daré una pequeña lista
de las cosas más generales

para que tengan una idea
de lo que me estaba pasando.

Me sentía sola,
y no quería contarle a nadie,

porque no quería que pensaran
que era una tonta.

¿Cómo pude ser tan ingenua?

Lo último que quería en el mundo
era divorciarme de mi esposo,

porque lo amaba.

Y había gente que decía,

"Evidentemente, tu única opción
es divorciarte".

Y otros, incluyéndome, nos debatíamos
entre las dos cosas.

Para honrar mis valores cristianos,

mi fe cristiana, mis votos matrimoniales
y las Escrituras,

tenía que seguir casada con él.

Me sentía atrapada.

Traté de manipularlo
y de cambiar quien era.

Estaba en negación.

Usé a los niños en su contra.

Usé las Escrituras en su contra.

Estaba desesperada.

Estaba desesperada porque no sabía
quién era yo sin él.

¿Quién sería yo si me separaba de él?

Mi vida perfecta se desmoronó.

Quiero hablarles sobre esta situación

a dos distintos tipos de personas.

Primero me dirigiré a quien llamo
el cónyuge heterosexual.

Y después, me dirigiré a la otra persona
que forma parte de la relación.

En ocasiones me referiré a ella
como LGBTQ, son muchas letras.

Por supuesto que es más que eso.

O diré "cónyuge gay o lesbiana".

Solo sepan que en este contexto

los usaré de manera indistinta.

Mi deseo, incluso si afortunadamente
no han tenido que lidiar con esto,

es que aprendan algo,

porque de esto se desprenden
algunos buenos principios.

Primero, al cónyuge heterosexual.

Le quiero decir dos cosas.

Una: no estás solo.

Voy a repetirlo.

No estás solo.

Hay cientos de miles, algunos estiman
que hasta dos millones de nosotros

que han pasado por esto
o que están pasando por esto,

o que pueden pasar por esto.

Lo interesante es que no existe una guía,

no hay ninguna receta,

no hay un manual de instrucciones.

De haberlos,

me encantaría poder escribir alguno o,
más bien, ni siquiera estaría hoy aquí.

Cuando estás viviendo algo que
no tiene un manual paso a paso,

debes encontrar personas
que ya hayan pasado por eso

y personas que estén viviendo lo mismo.

Esto te ayuda a saber que no estás solo,

lo cual es un gran paso para sanar.

La segunda cosa que quiero decirle
al cónyuge heterosexual

es que descubra quién es en el fondo.

Lo explicaré brevemente.

Cuando estás en una relación,
no importa cuánto tiempo lleven juntos,

especialmente si llevan
mucho tiempo juntos,

acabas perdiendo parte de tu identidad

y esta se funde con la de la otra persona.

Esto no es necesariamente malo.

Pero, cuando hay una traición,

te tambaleas

si no tienes algo sólido donde apoyarte.

Cuando esto pasa, y espero
que no les pase a Uds.,

descubran quiénes son en su interior,
conózcanse y ámense,

porque van a tener que tomar
decisiones muy difíciles,

y, por tanto,

van a necesitar algo sólido
en donde apoyarse.

Si van a establecer un límite
que sea difícil de no sobrepasar,

tienen que conocerse y amarse a fondo,

para que tengan algo sólido

en donde apoyarse.

Eso es un gran paso para sanar.

Ahora, a la pareja LGBTQ,
homosexual o lesbiana.

Primero quiero que reconozcan algo.

Bien,

sé es que es difícil salir del clóset.

Nadie en mi mundo les va a decir
que eso es algo malo.

Yo solía pensar así,

hasta que mi esposo salió del clóset.

Les voy a dar dos consejos.

Creo que es importante compartir
esta información.

Me contactan personas en mi blog
y a través de otros sitios

preguntando qué pueden hacer
para ayudar a su pareja.

He aquí mis dos consejos.

Digan la verdad.

Toda.

Es fácil pensar que una vez
que dices la verdad,

se te quita un peso de encima, ¿no?

Lo sepan o no, han cargado
con ese peso toda su vida,

y se lo quitan de encima
al salir del clóset.

Y se siente bien. Lo sé.

Eso no quiere decir
que en adelante va a ser fácil,

pero te quitas ese peso de encima

y la carga ahora pasa
a tu pareja desprevenida.

Y se siente como si
se desentendieran del problema.

No lo digo para reprochárselo a nadie,
solo quiero que entiendan.

Cuando pedimos que nos digan la verdad,
no nos digan la verdad a medias,

no dejen de contarnos la verdad
por miedo a lastimarnos más.

Hace falta atar cabos
de cosas que pasaron desde antes

y la única forma de entender

es sabiendo toda la verdad.

Por tanto, los quiero exhortar.

Cuando su pareja les pregunte,
no se alejen.

No se alejen porque se sienten más ligeros
o creen que no es importante.

La segunda cosa que quiero decirle
a la pareja gay o lesbiana,

es que sean humildes y hagan lo que puedan
para reparar el daño hecho.

No es que puedan regresar el tiempo
y cambiar algo.

Preocuparse por el pasado
no ayuda en nada,

pero quiero exhortarlos a que
a partir de ese momento,

no digan, "Lo siento, pero...",

como diciendo, "Perdón por lastimarte,
pero no pude evitarlo".

Verán, cuando damos excusas

se generan muros de amargura
y resentimiento para ambas partes.

Lo que necesitamos oír y sentir
es una humildad verdadera.

Sabemos reconocerla.

Eso nos hace sentir que podemos
comenzar a sanar.

No puedo decirles qué deben de decir.

No sé cómo es su relación,

pero sí sé, porque lo he oído también
de personas cuya pareja salió del clóset,

que el haberse sincerado con ellos

y desde un lugar amoroso,

es un gran paso para que podamos sanar.

Manéjenlo como Uds. consideren
que es mejor, pero háganlo.

Ahora,

cuando uno se lastima en una relación,

el sanar puede parecer imposible
si te sientes solo.

Sanar puede parecer inalcanzable
si no conoces toda la verdad.

Sanar puede parecer incomprensible

si el que te lastima no adopta
una postura de humildad.

Para el cónyuge heterosexual
y el cónyuge LGBTQ:

sean auténticos,

conózcanse y ámense a sí mismos.

Y, sobre todo, hagan lo que puedan
para ayudar al otro a sanar.

Y, por último, a mi exmarido,

a quien amo y apoyo,

quiero agradecerle
por haber salido del clóset,

porque si no lo hubiera hecho,
no me conocería ni me amaría a mí misma.

Esto, a pesar de cualquier persona o cosa,

incluyendo esta vida imperfecta
que he vivido.

Gracias.

(Aplausos)