Los peces que caminan en la tierra - Noah R. Bressman

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Creemos que los peces son exclusivamente acuáticos. Pero en realidad hay cientos de especies que son anfibias, es decir, que poseen características que les permiten sobrevivir en la tierra. Sin embargo, una vez allí, corren el riesgo de sofocarse, secarse, y de ser cazados por depredadores terrestres. Entonces, ¿por qué estos peces emigran del agua hacia la tierra? Noah R. Bressman explora las ingeniosas formas que tienen estos peces de sobrevivir.

Lección de Noah R. Bressman, dirigida por Anna Benner.

Este estanque ha sido
el único hogar de este pez.

Pero últimamente se ha llenado,
y la comida escasea.

Por suerte, tiene una opción
que muchos no.

Como pez gato andador,
puede salir del agua bailando,

y dirigirse hacia un mejor destino.

Sin embargo, ya en tierra,
se encuentra con muchos desafíos.

Está en peligro de sofocarse, secarse,

sufrir daños físicos debido a los suelos,

y ser cazado por depredadores terrestres.

Creemos que los peces
son exclusivamente acuáticos.

Pero el pez gato andador
solo es una entre cientos de especies

que, en realidad, son anfibias,

es decir, que poseen características
que les permiten sobrevivir en tierra.

Los peces anfibios son muy variados.

Por un lado, están las especies
como el pez mosquito,

que solo irá a tierra
cuando tenga que hacerlo.

Y por el otro, están las especies
como el pez del fango,

que de vez en cuando da saltitos
hacia la orilla pantanosa.

¿Pero por qué estos peces
salen del agua?

¿cómo manejan
este cambio drástico?

Si la temperatura se pone muy alta
para el rivulín de manglar

en las aguas tropicales
poco profundas en las que habita,

saltará a la orilla
para enfriarse en la sombra.

Mientras se seca,

puede sobrevivir durante
dos meses fuera del agua

quedándose en ambientes húmedos.

Mientras tanto, el pez gato anguila
emprende su viaje a tierra

para satisfacer su apetito
voraz de escarabajos.

Para otros, el traslado
es más parecido a un ritual.

Cada año, en la oscuridad de la noche,

en grandes cantidades,
el pejerrey californiano

emerge hacia las playas arenosas

donde las hembras depositan
miles de huevos en la arena

antes de volver al océano.

Bajo el agua, los peces
respiran por las branquias,

unos órganos delicados
llenos de vasos sanguíneos

que absorben el oxígeno
disuelto en el agua.

Pero al aire libre,
las branquias colapsan,

y quedan inútiles,

así que los peces anfibios
necesitan respirar de otra forma.

El estómago del pez gato acorazado
está repleto de vasos sanguíneos

y puede tragar aire y respirar
a través del estómago.

El pez pulmonado, emparentado
con los ancestros de todos los tetrápodos,

o vertebrados de cuatro extremidades,

posee pulmones funcionales.

De hecho, se ahogaría si permaneciera
en el agua por mucho tiempo.

La piel de los peces es permeable y fina,

y permite que componentes esenciales

se esparzan dentro y fuera de su cuerpo
cuando están bajo el agua.

Pero esto se les vuelve en contra
estando en tierra,

ya que su humedad corporal
se desvanece en el aire.

Para no deshidratarse, el pez del fango
se revuelca en el lodo, como un perrito.

Pero el pez pulmonado se lleva las palmas.

Los ríos en los que habita
desaparecen en temporada de sequía,

entonces se entierra,
y se envuelve en un capullo de mucosa.

Puede sobrevivir así por años

hasta ser resucitado
por la siguiente tormenta de lluvia.

Los peces anfibios tienen poderosas
aletas para moverse en la tierra

y herramientas ingeniosas
que usan para guiarse.

El pez escalador de Nopoli,
de apenas unos centímetros de largo,

escala las cascadas hawaianas
de cien metros de altura.

Sube lentamente alternando las ventosas

que tiene en la boca,
y en las aletas pélvicas.

Para localizar agua mientras
está en tierra, el fúndulo,

como la mayoría de estos peces,
busca superficies reflejantes.

Otros, como el pez mosquito,

usan su oído interno para saber
en dónde están en una pendiente,

y confían en la posibilidad
de encontrar agua cuesta abajo.

El pez gato andador, por otro lado,

usa las papilas gustativas
que cubren su cuerpo para orientarse.

Esas papilas están concentradas
en sus barbas, que a través del aire

actúan como sensores
que indican la proximidad y la calidad

del cuerpo de agua más cercano
y de las presas.

El pez gato andador irá balanceándose
tras atractivos aminoácidos volátiles

mientras se aleja de las aguas turbias
que emanan sulfuro de hidrógeno.

Si bien los peces anfibios
enfrentan grandes desafíos

al dejar el agua,

han desarrollado ingeniosas
estrategias para superarlos.

Resisten inundaciones y sequías

y tienen acceso
a nuevas presas como plan B

si tienen que escaparse de ambientes
competitivos, contaminados, o insalubres.

Ser un "pez fuera del agua"
está visto como algo malo,

pero para estas especies
es una ventaja indiscutible.