¿Funcionan las vallas para detener la inmigración? | Dani Villanueva | TEDxVitoriaGasteiz

Necesitamos repensar las fronteras y los muros tal y como los estamos creando. El número de kilómetros de vallas y muros artificiales se ha incrementado de forma drástica en las dos últimas décadas. Tenemos más información que nunca, más movimientos migratorios y sin embargo, cada vez hay más zonas oscuras en los mapas. Dani Villanueva SJ propone como solución el preocuparnos, el hacernos conscientes y más humanos.

Jesuit. Computer engineer and Theologian, with post-graduate studies in Humanitarian Assistance, NGOs Management, Leadership and Social Innovation, and a Global Executive MBA. He is the Executive Vice President of the NGO Entreculturas/Alboan. His obsessions are education, networks, and communications. This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at https://www.ted.com/tedx

[Música]

Estoy seguro que habéis visto
esta imagen miles de veces.

Lo que os pido es que hoy la veamos
con los ojos nuevos

para intentar descubrir mayores matices.

Yo la utilizo mucho en talleres
con profesorado y pregunto:

¿para qué utilizaríais
esta imagen en una clase?

Los primeros, los más racionales,
que son los que responden al principio,

dicen: “pues para hablar del
consumo energético del mundo,”

o “para hablar de
la densidad poblacional”

o también hay quien dice
“pues con esto podríamos hablar

de la historia colonial”

o “del efecto del clima y de la orografía

en los asentamientos humanos”.

Cuando ya vamos entrando en calor
llegamos a la gente

que tiene un poco más
de capacidad de profundizar

y dicen: “esta es la imagen
perfecta para hablar

de la desigualdad en el mundo”

o, por ejemplo, “para expresar
la paradoja del origen

y el consumo de los recursos naturales”

o “para hablar del
creciente proceso de urbanización

en el que estamos metidos en el mundo”.

O esta que me gusta mucho,
que dice “nos serviría muy bien

para hablar de la relación
entre desarrollo y movilidad humana”.

Me encanta esta imagen
porque nos permite ver claramente

las diferentes lecturas que podemos
hacer de una misma mirada,

las distintas profundidades que
podemos hacer de la misma realidad.

Y fijaros que siempre,
en todos los talleres que hago,

al final, casi con timidez y despacito,

alguien se atreve a decir:

“yo la utilizaría para preguntar
qué es lo que sabemos

de aquellos sitios donde no hay luz”.

Os reto a pensar mentalmente
cuál es este país y cuál es su capital,

o por ejemplo este otro
¿qué régimen político tiene?

¿algún pensador famoso
que haya tenido influencia?

o este otro: ¿cuál es el recurso
principal que tiene su economía?

o por ejemplo ¿cuál ha sido el
último conflicto que han vivido?

Estaréis conmigo que hay muchísimas
realidades de las que apenas sabemos nada.

Y es normal, pero es
importante hacerse esta pregunta:

¿de qué sé?, ¿sobre qué leo?,

¿de qué hablo cuando tomo
café con mis amigos y mis amigas?,

¿de qué puedo decir que
estoy más o menos al tanto?,

¿qué es lo que me mueve
cuando busco información?

Esto es importantísimo
para aquellos que, por ejemplo,

tenéis familia o trabajamos
en medios de comunicación o en educación.

Filosóficamente la pregunta sería:
¿cómo me relaciono con la realidad

que va más allá de mi contexto?

Y esto es importantísimo,
porque la pregunta en el fondo es:

¿qué mundo transmitimos
a las generaciones más jóvenes?

¿de qué les hablamos?
o, más bien, ¿de qué no hablamos?

y, por lo tanto, quizá estemos
perpetuando estas zonas de sombra

que a nadie le importan,
de las que nadie sabe,

lugares a los que nadie mira.

Esto es bien normal, ocurre mucho
en la historia de la humanidad.

Es bien difícil ser consciente,
o interpretar, situaciones

y eventos históricos
cuando uno los está viviendo.

Hace bien poco veíamos
en las noticias, y nos escandalizaba,

que la mediados del siglo XIX,
aquí en España, teníamos

anuncios en prensa
en los que se vendían esclavos.

Nos parece alucinante.
O, por ejemplo, hace unos años

me fui en coche desde mi casa
hasta Auschwitz, sólo para unir

mi realidad con uno de los
episodios más oscuros

de la historia de la humanidad.

Que pese a que lo estudiamos
en los libros de historia ha ocurrido,

como quien dice ayer,
a unas 20 horas en coche

desde aquí, desde Vitoria.

¿No es flipante?

O algo mucho más cercano,
el muro de Berlín.

Todavía recuerdo en el 89
cuando cayó el muro,

estar viendo las noticias.

Me parece cuando menos
sorprendente, el pensar

cómo la población coetánea
de ese momento pudo

convivir con la existencia
de estos 160 km

de muro y de vallas que
durante 26 años dividieron

a la población,
impidiendo su libre circulación.

Más de 100 mil personas
intentaron saltar esta valla.

Muchas de ellas fueron
detenidas, algunas perecieron.

Esto ha ocurrido muchísimo
en la historia de la humanidad:

Poblaciones enteras han vivido
durante mucho tiempo

ignorando realidades
bien visibles que, luego,

con la luz del tiempo y de la historia,

hemos calificado
de injusticias sangrantes.

¡Qué difícil es interpretar la realidad
cuando somos parte de ella!, ¿verdad?

No sé si conocéis esta ciudad,
es una ciudad española.

Bonita foto, bonita ciudad.

Es Ceuta, está en el lado
africano del estrecho de Gibraltar.

Son 18 km cuadrados
del territorio separados de Marruecos

por una valla de 8 km de largo
y 6 m de altura.

Y os tengo que confesar que
la mitad de las fotos que he puesto

cuando hablaba del muro
de Berlín eran de nuestra valla de Ceuta.

Una valla que está funcionando
en este momento,

que está sostenida
con nuestros impuestos,

que está defendida
por nuestras fuerzas de seguridad.

Es nuestro país.

En esta valla se da el salto de PIB
más grande del mundo.

Es la frontera en la que se da
el salto de PIB más grande del mundo.

Fue construida en el año 98
con fondos paradójicamente llamados,

de la Unión Europea,
para el desarrollo regional.

¿Os dáis cuenta de la paradoja?:
para crear el espacio Schengen

y tener una Europa sin fronteras,
nos vemos obligados a crear

la frontera más desigual del mundo,
en la que en este momento

estamos frenando las expectativas,
las ilusiones, los caminos, de miles

de personas que están escapando
de la pobreza, de la injusticia,

de la persecución, de la guerra.

Estoy convencido que en el futuro
alguien, en una charla como ésta,

mirará hacia atrás y dirá: ¡cómo
pudieron vivir tranquilos y tranquilas

con semejante vulneración
de derechos en su patio trasero

Esto es por lo que me gusta
llevar a la gente joven a Ceuta,

porque cuando descubren
la valla uno puede apreciar en sus ojos

cómo cambia para siempre
su percepción de nuestro mundo.

Es como si al darse cuenta de que
nuestro concepto de estado del bienestar

está apoyado en semejante
barrera de contención,

cambia para siempre
la forma en la que entendemos el mundo.

Es lo mismo en el “Show de Truman,”
no sé si visteis la película.

Cuando el protagonista escapa
en el velero y choca contra el decorado,

y todo lo que hasta ese momento
había sido el mundo para él,

se da cuenta de que se trata
de un escenario, de un plató de TV.

Conocer la valla de Ceuta o de Melilla,
para la gente joven,

equivale a este despertar
a la complejidad del mundo,

es añadir un nivel más de profundidad
a la interpretación de ese mapamundi,

es iluminar una zona que estaba a oscuras.

Y una vez que se descubre,
ya no hay marcha atrás.

Esto es lo que llamamos
conciencia de ciudadanía global,

por la que todos y todas
deberíamos de pasar.

esto está yendo a más.

Si en el año 89 cuando cayó el muro
de Berlín había 16 muros y vallas

en fronteras exteriores del mundo,

el año pasado contabilizábamos ya 70.

Sólo en la Unión Europea hemos
construido, en los últimos 30 años,

casi 1000 km de vallas y muros exteriores.

De ellos, 2 vallas en nuestro país:
18,7 km.

Pese a que los expertos
dicen una y otra vez

que esta no es manera
de gestionar los flujos migratorios,

en los últimos cinco años
se han construido

25 nuevos muros y vallas en el mundo,

más que en ningún otro período
de la edad moderna.

Y lo curioso es que estas vallas o estos
muros son simbólicos más que reales,

porque no son eficientes,
y está comprobado que no disuaden

y mucho menos resuelven el problema

de la movilidad forzosa o
de la movilidad humana.

Lo que ocurre es que mueven
los flujos a otros lugares

normalmente a rutas
más inseguras con mayor peligro.

En el año 2016 se batió
el récord de muertes de personas

cruzando una frontera en el mundo: 7200.

De ellas 5000 en nuestro
querido Mediterráneo.

¡Vaya si nos toca de cerca este problema!

En este momento 1 de cada 13 personas
que intenta

cruzar de Libia hasta Italia, fallece.

Pensemos bien ¿quién en su
cordura es capaz de jugarse la vida

con semejante probabilidad,
salvo que esté a la desesperada?

Son personas, igual que
a nosotros nos escandaliza

hablar de la esclavitud o
de los campos de concentración,

nos van a mirar y van a decir:

"¿pero no se dieron cuenta
de que eran seres humanos?"

La única manera en la que
estamos conviviendo con esta situación,

fijaros bien, es
porque los tenemos a oscuras,

porque no tienen rostro,
no tienen nombre,

no tienen historia, no hay relación.
No nos importan.

Por eso es tan importante poner luz, ser
conscientes, experimentar, crear relación.

Porque si fueran nuestra familia,
o nuestros conocidos,

os aseguro que encontraríamos
la manera de solucionar esta situación.

Así que dejarme que lo diga bien claro:

el concepto actual de frontera
que manejamos es inhumano,

y en el futuro se escandalizará de
la forma en la que estamos abordando

la movilidad humana en un mundo
donde cada vez hay más vallas,

cada vez hay más muros, cada vez
hay más fronteras contra personas.

La clave está en nuestra conciencia
de ser parte de la familia humana,

¿quién es mi gente? y ¿por qué ellos no?,
y la conciencia de ciudadanía global:

¿hasta dónde llega aquello de lo que
yo me siento responsable?

y ¿por qué de esto no?

Así que ojalá que la próxima vez
que vayamos a buscar qué libro leer,

o sobre qué leer en internet,

o de qué vamos a hablar en el próximo
café con nuestros amigos y amigas,

recordemos la enorme
fuerza que podemos tener

sólo trayendo luz sobre
la movilidad humana

que es una de las grandes
causas sociales de nuestra era.

Sin duda uno de los mayores errores
colectivos de nuestro tiempo.

Y no olvidéis la enorme fuerza que tiene

la toma de conciencia colectiva
de forma progresiva,

porque a lo largo de la humanidad
ha demostrado

ser la más importante fuerza
para el cambio,

capaz de tumbar y derribar
muros y barreras

que en su tiempo parecían imposibles.

Así que pongamos luz en esta situación.

Depende de ti, depende de mí,
depende de todos.

Abramos los ojos. Es nuestro tiempo.

Que no nos digan que no nos dimos cuenta.

Muchas gracias.

(Aplausos)