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- Ravioli líquido de solomillo con infusión de ajo.
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- Nos los podrías traer todos juntos a la vez,
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así te ahorras mucho viaje, ¿no te parece?
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- Es alta cocina, señor.
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- Ya ya, alta no discuto pero escasa...
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- Le recordamos que lleva dos meses sin
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pagados de deuda.
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- Lo siento a casa somos todos católicos.
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- Oiga perdone.
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- ¿Qué está pasando? Se llevan todo.
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- ¿Papá dónde estás ahora?
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- Pues entrando en una comida de negocios.
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¿Qué tal?, ¿qué tenemos
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para hoy hermana, un besuguito al horno?
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- Nico.
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- ¿Queeeeé?
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- Si este año sacas todas sobresalientes
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te prometo unas vacaciones que lo vas a flipar.
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- ¿En serio?
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- Vale vamos a ver, que yo no digo que
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mi hijo no sea listo, pero todo
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dieces tampoco existe.
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- Su hijo Micky…
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- Nico.
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- Eso, ha hecho unos exámenes perfectos.
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- ¿Pero no sería posible bajarle un poco la media?
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Gimnasia por ejemplo a notable.
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¿No ha notado que pisa un poquito raro?
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Que pone el pie aquí, que el otro le va como al
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revés como si fuera un poquito, disfunción.
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- ¿Y ahora qué vas a hacer tú?
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Pero si te han embargado hasta el coche.
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- ¿Te acuerdas de Paco, mi amigo?
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- ¿El que está en la cárcel?
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- Sí, pues me presta el suyo.
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- ¡Vamos, venga!
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- ¿Fuenteovejas?
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- El pueblo donde nació tu padre.
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- En esta casa tan grande tú estarás muy sola.
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- De sola nada que tengo a mi gato, Don Ricardo.
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Por lo menos hay dos críos de tu edad en
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el pueblo. Los hijos del primo Rafa.
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Hace un año que no los veo. También se los llevó.
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Nico, ¿un besito al primo? Venga, luego.
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- Tú tranquilo hijo, tu padre siempre tiene un plan.
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- ¿Os gustaría pasar unos días aquí, en el Resort?
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- Hola.
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- Pero es que hay que anular el avión,
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la reserva del hotel,
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las clases de zumba en la playa…
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- Con todos los gastos pagados.
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- Pues venga.
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- Aquí se hospedó hace poco el primer
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ministro francés.
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- Espero que hayan cambiado las sábanas,
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¿verdad?
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- Él es Victor, la pareja de mi mamá.
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- Tenéis ahí un rollo como la madrastra
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de cenicienta pero en plan yupi.
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- Jajaja, no te he entendido.
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- Permítame presentarle a mi mujer.
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- Encantado.
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- Igualmente.
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- Mi hija, Carmen.
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- Encantada.
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- Pero…
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- Y a la niña…
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- Que no me diga más. Que es la abuela ¿verdad?
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- Ehhh, ¿nos ponemos a bailar?
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- ¡Estás perdiendo a mamá!
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- ¿Cuántos créditos ha tenido que pedir
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para pagar eso?
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- ¡Tienes que hacer algo!
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- ¡Que Carmena es la mujer de tu vida, joder!
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- Daniela.
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- Tienes que aprender a respirar Curro.
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- Llevo 52 años vivo, no lo estaré
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haciendo tan mal.
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- ¡Ahhh!
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- Estamos aquí, con esta gente tan rica,
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en este yate fabuloso…
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Pero no quiero que creas que esto es la felicidad.
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La felicidad es…
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¡Aquello! ¡Mira que pedazo yate,
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dos motores, cuatro piscinas,
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- Papá...
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veinte camarotes!
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- Siempre hay que aspirar a más, hijo
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siempre hay que aspirar a más.
