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El llamado de Jesús
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Bienvenidos a esta lección 6: "La cosecha
es abundante".
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Quiero decir otra vez: la cosecha es
abundante.
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Esta es una muy, muy importante verdad
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que tú y yo necesitamos entender.
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Que todos nosotros necesitamos entender:
la cosecha es abundante.
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Y cuando entiendas esta verdad, te
liberará.
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Pero esta es la verdad que no solo te
liberará,
-
sino que también a personas alrededor
de ti.
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Porque cuando tú entiendes esta simple
verdad,
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que la cosecha es abundante,
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cambiará no solamente tu vida,
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sino que cambiará la forma en que
compartes a Jesús a las personas alrededor
tuyo.
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Cambiará la manera en que vives tu vida
con las personas alrededor tuyo,
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de modo que otras personas alrededor de ti
empiecen también a experimentar un cambio
en sus vidas.
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Así que, si escuchas y entiendes lo que
Jesús está diciendo,
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cuando Él dice que la mies es abundante...
-
¡Aleluya! Lo cambiará todo.
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Y, por lo tanto, también verás que nuestro
enemigo, Satanás,
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ha estado muy, muy, muy ocupado en lo que
concierne a esto.
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Él ha estado esparciendo mentiras acerca
de la mies.
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Mentiras que dicen que la cosecha no es
abundante.
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Así que, espero que estés listo a oír
esta lección,
-
porque es demasiado importante.
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Así que, empecemos leyendo aquí, de Lucas
capítulo 10 (versículo 2), cuando Jesús
dice esto:
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"La mies a la verdad es mucha, mas los
obreros pocos;
-
por tanto, rogad al Señor de la mies que
envíe obreros a su mies".
-
Y hay tantísima verdad en esas pocas
palabras que Jesús está diciendo aquí.
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Y pasaré los siguientes tres vídeos,
solamente en este versículo.
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Porque hay muchísimo en esto.
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Pero, ahora, vamos a ver a la primera
línea.
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La primera cosa que Jesús está diciendo.
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Y la primera cosa que Jesús está diciendo
aquí a sus discípulos
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y lo que Él nos dice a ti y a a mi, a la
iglesia hoy día,
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es que la mies es abundante.
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Otra traducción dice que la
cosecha es mucha.
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Así que la mies es abundante. La cosecha
es mucha.
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Pero... ¿qué es la cosecha?
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Esa es la primera cosa.
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¿Qué es la cosecha?
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La cosecha son esas personas allá afuera
que necesitan a Jesús.
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Hay tantísima gente allá afuera que están
listos para recibir a Jesús.
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Que están listos para ser sanados. Que
están listos para ser liberados.
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Que están listos para oír el Evangelio,
para arrepentirse.
-
Hay tantísima gente allá afuera que están
listos.
-
Ellos son muchos.
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La cosecha está lista.
-
La cosecha es abundante.
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La cosecha no es el problema,
-
y la cosecha nunca ha sido el problema.
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El problema son los obreros.
-
Los obreros son pocos.
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Y eso es algo que vamos a mirar luego.
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Pero, primeramente, quiero decir que la
cosecha es abundante.
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La mies es mucha.
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Pero no es solo abundante, no es solo
mucha.
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La cosecha está lista para ser cosechada.
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Y vemos eso muy claramente en Juan
capítulo 4.
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En Juan capítulo 4 puedes leer que Jesús
caminó con sus discípulos
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y Él necesitaba ir a Samaria.
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Así que, aquí leemos que Jesús vino y se
encontró con una mujer junto a un pozo,
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y Él empezó a hablar con esa mujer,
-
y esa mujer empezó a creer en Jesús.
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Ella tenía fe en Jesús.
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Que Él era aquel que Dios había prometido
que Él enviaría.
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Y esa mujer creyó en Jesús
-
y luego leemos que esa mujer fue y le dijo
a todos en la ciudad
-
y todos vinieron a la fe, vinieron y
querían conocer a Jesús ellos mismos.
-
Y podemos leer cómo los discípulos de
Jesús regresaron luego,
-
mientras Jesús seguía hablando con esa
mujer,
-
y ellos estaban muy, muy sorprendidos.
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¿Por qué Jesús habla con esa mujer?
-
¿Una mujer? ¿Una mujer samaritana?
-
¿Por qué Jesús habla con esa pecadora?
-
Así que, los discípulos de Jesús estaban
muy sorprendidos de que Jesús estuviera
hablando con esa mujer.
-
Pero entonces Jesús les dijo algo a ellos,
que es muy, muy, muy importante
-
algo que Él nos dice a ti y a mi hoy
en día.
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Podemos leer eso en Juan 4:35-38.
Jesús dijo esto:
-
"¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro
meses para que llegue la siega?
-
He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y
mirad los campos,
-
porque ya están blancos para la siega".
-
Así que, Jesús estaba diciendo:
-
"¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro
meses para que llegue la siega?"
-
Pero luego Él continúa: "Alzad vuestros
ojos y mirad los campos,
-
porque ya están blancos para la siega".
La cosecha está lista.
-
¿Por qué estaba diciéndole esto Jesús a
sus discípulos?
-
¿Por qué está diciéndonos eso a ti y a mi?
-
Porque los discípulos de Jesús, cuando
llegaron allí,
-
ellos vieron a la mujer junto a ese pozo
y, en sus ojos,
-
esa mujer no estaba lista para la cosecha.
-
Así que, ellos creyeron en una mentira.
-
Ellos creyeron que todavía quedaban cuatro
meses más para la cosecha.
-
Pero Jesús no creyó en esas mentiras.
-
Jesús sabía cuál era la verdad y cuál
es la verdad,
-
y la verdad es que la cosecha está lista.
La cosecha es abundante.
-
Y lo que Jesús está diciendo aquí a sus
discípulos, y a ti y a mi,
-
es tan, tan poderoso, y es tan importante,
-
y es algo de lo que Satanás nos
intenta mantener alejados.
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Él ha estado tratando de decir que la
cosecha no está lista.
-
No, no. La cosecha no es abundante.
-
No, no, no. Todavía necesitas aguardar
cuatro meses.
-
Todavía necesitas aguardar dos años.
Todavía necesitas aguardar diez años.
-
Y ahí, tal vez, la cosecha estará lista.
-
Esto es en lo que Satanás nos ha estado
mintiendo, una y otra y otra vez
-
y muchas, muchas, muchas personas
-
cree en sus mentiras.
-
Pero si tú crees en sus mentiras, que la
cosecha no está lista,
-
no verás ningún fruto.
-
Necesitas verlo de la forma correcta.
-
Déjame dar un ejemplo.
-
¿Qué crees que pasará si
-
no hubiese sido Jesús el que viniera a esa
mujer, sino que hubiesen sido sus
discípulos?
-
Si hubiesen sido los discípulos de Jesús
quienes hubiesen ido allí y hubiesen
visto a esa mujer junto al pozo,
-
primeramente: ellos no hubiesen ido, para
nada, a Samaria.
-
Porque... ¿por qué ir a Samaria?
¡Esa gente!
-
Ellos ya habían escuchado un montón de
cosas negativas acerca de la gente en
Samaria,
-
y ellos no querían ir allí para nada.
-
Como mucha gente hoy en día en las
iglesias, han oído tanta negatividad.
-
"Oh, no vayas allá afuera y compartas...
No, no, no. Sé cuidadoso.
-
Esa gente allá afuera son peligrosos.
Ellos no nos quieren oír a nosotros.
-
Así que, digamos que los discípulos de
Jesús hubiesen ido allí, a Samaria,
-
y ellos hubiesen visto a esa mujer allí.
¿Qué hubiesen visto?
-
¿Hubiesen visto lo que Jesús vio: una
cosecha que estaba lista y abundante?
-
No. Ellos hubiesen solamente visto a
una mujer, una pecadora,
-
una mujer trabajando allí en el pozo.
"No, no, no.
-
Vamos a rodearla. No hablemos con ella".
¿Por qué?
-
Porque ellos habían oído un montón de
cosas negativas, un montón de rumores y
-
ellos la vieron muy diferente a como
Jesús la vio.
-
Si ellos hubiesen estado allí, a solas,
ellos no la hubiesen visto
-
entregarle su vida a Cristo. Ellos no la
hubiesen visto recibir.
-
¿Por qué? Porque ellos solo hubiesen
pasado por el lado de ella.
-
Y eso muestra que cómo vemos la cosecha
es muy, muy, muy importante.
-
Si vemos a la cosecha como los discípulos
de Jesús en aquel tiempo,
-
no veríamos la cosecha producirse. No
veríamos a personas ser salvadas.
-
Pero si vemos a la cosecha de la manera
en que Jesús la vio,
-
que la cosecha está lista y que la cosecha
es abundante...
-
¡Aleluya! Veríamos cosas asombrosas.
-
Y creo que Jesús necesitaba ir a Samaria
en ese momento,
-
en ese tiempo. ¿Por qué? A causa de ella y
porque Él quería enseñarnos
-
a ti y a mi, que vivimos hoy en día, esta
muy, muy importante cosa.
-
Primera cosa: No escuches los rumores.
-
No escuches los rumores.
-
¿Cuántas veces hemos oído a la gente
decir:
-
"Oh, la cosecha no está lista. Oh, la
cosecha no es abundante.
-
Oh, las personas no quieren a Jesús en
nuestra ciudad.
-
Oh, en este país las personas no quieren
a Jesús.
-
Oh, este lugar de trabajo. Nadie por aquí
quiere a Jesús.
-
Oh, este vecindario. Oh, nadie quiere
a Jesús ahora mismo.
-
No están listos todavía".
-
Oh, cuántas veces hemos oído a la gente
decir:
-
"Oh, el próximo año, no este año, sino el
próximo año.
-
Tal vez la cosecha esté lista el próximo
año,
-
o el siguiente año, de nuevo. La cosecha
no está lista para nada ahora mismo".
-
¿Sabes que todas esas palabras son una
mentira desde el pozo del infierno?
-
Es una mentira de nuestro enemigo:
Satanás.
-
Quien ha cegado a las personas con
sus mentiras,
-
de modo que, primeramente, no veamos a
la cosecha lista y, en segundo lugar, no
salgamos afuera
-
y veamos que la cosecha está lista.
¿Por qué? Porque hemos creído en
sus mentiras.
-
¿Por qué intenta Satanás mentirnos y
alejarnos de esta verdad, como dije.
-
Porque cómo vemos la cosecha determina
si es que vemos fruto o no.
-
Porque si tú ves la cosecha como mucha
gente lo hace hoy,
-
no saldrás afuera, no abrirás tu boca,
-
solo pasarás por el lado de ellos.
-
No te tomarás el tiempo de parar y
compartir a Jesús.
-
Pero si es que ves la cosecha del modo que
Jesús lo hizo,
-
tú irás a ellos, tú le hablarás a ellos,
-
y estarás sorprendido cuanta mucha gente
están listas y están abiertas
-
a recibir a Jesús.
-
Otra vez, cuan seguido has escuchado, cuan
seguido hemos escuchado
-
a la gente decir: la cosecha no está lista
todavía.
-
No es el tiempo todavía.
-
Quiero leerte algo de mi libro:
"El llamado de Jesús".
-
"Pero, como dije antes, nuestro enemigo:
Satanás, ha estado ocupado cegando a la
iglesia con sus mentiras
-
Hay solo unos pocos que, en verdad, ven
esto, que lo entienden,
-
y que salen a traer la cosecha adentro.
-
He viajado a muchos países. Casi en todos
los lugares que voy,
-
experimento las mismas cosas. Siempre
conozco cristianos
-
que tienen una visión errada de la
cosecha.
-
He oído a muchas personas decirme que
creen que es asombroso lo que Dios
está haciendo
-
en otros lugares del mundo.
-
Pero, ellos siempre me cuentan que nadie
está abierto al Evangelio en su ciudad,
-
o donde ellos están. Ellos usualmente
me cuentan que las personas en su propio
país
-
son muy religiosas, o materialistas,
o alguna otra cosa,
-
y que ellos no quieren a Dios.
-
Ellos dicen cosas como: <Es tan difícil en
nuestra propia ciudad".
-
Sí. Cristianos que he conocido tienen una
totalmente diferente visión de la cosecha
-
de la que Jesús está hablando acerca>.
-
Quiero decir que lo he visto en todo
lugar.
-
He estado en tantos, tantos países,
como aquí leí,
-
y en todo lugar es siempre lo mismo.
-
"Oh, es tan asombroso lo que Dios está
haciendo ahí y allí y más allá.
-
Pero en nuestra ciudad... ¡Wow! Oh, somos
tan religiosos y nuestra ciudad es tan
materialista,
-
o en nuestra ciudad son tan ateos, o en
nuestra ciudad son tan pobres,
-
o son tan ricos...". Y siempre he oído
lo mismo, una y otra y otra vez.
-
La gente siempre le echa la culpa a la
cosecha del porqué las cosas no pasan
donde ellos están.
-
Pero Jesús dijo que la cosecha no es
el problema.
-
El problema son los obreros.
-
Déjame seguir leyendo aquí:
-
"Por favor oye las palabras de Jesús y
abre tus ojos para ver que la cosecha
está lista.
-
No digas que tomará cuatro meses y
entonces la cosecha estará lista,
-
porque hoy es el día de la salvación.
(2da de Corintios 6:2)
-
La cosecha no es y nunca será el problema.
-
El problema son los obreros.
-
El problema somos nosotros. Pero podemos
hacer algo acerca de ello".
-
Sí, nosotros podemos. Podemos hacer algo
acerca de ello.
-
Y puedo compartir tantas historias
asombrosas
-
de gente que nunca había guiado una
persona a Cristo,
-
que nunca había sanado a los enfermos, que
nunca había echado fuera algún demonio,
-
que nunca antes, verdaderamente, había
llevado fruto.
-
Pero entonces, repentinamente, sus ojos
son abiertos
-
y todo está cambiando.
-
Ahora están viendo a tantas personas
sanadas, tantas personas ser liberadas,
-
tantas personas alrededor de ellos
que nacen otra vez.
-
¿Qué pasó con ellos?
-
No fue la cosecha que, repentinamente,
cambió.
-
No. Ellos cambiaron.
-
Si hubiese sido la cosecha la que cambió,
repentinamente,
-
entonces todos alrededor de ellos, en sus
iglesias, los cristianos en esa ciudad,
-
también empezarían a ver, repentinamente,
el mismo fruto.
-
Pero eso no sucede.
-
¿Por qué? Porque ellos no han cambiado.
-
Y la cosecha no ha cambiado.
-
He visto a gente sentarse en la iglesia
por 20 años.
-
En 20 años nunca han guiado una persona
a Cristo.
-
Y luego, repentinamente,
-
algo sucede.
-
Sus ojos son abiertos.
-
La cosecha está lista. Ellos empiezan a
ver. Ellos empiezan a experimentar.
-
Y ellos empiezan a guiar personas a Cristo
en todas partes.
-
No el resto, en sus iglesias. Pero ellos.
-
Otra vez: ¿Por qué? Porque no era la
cosecha la que había cambiado.
-
Era ellos quienes cambiaron.
-
Cuando entiendes esto, lo que Jesús
está diciendo aquí,
-
que la cosecha está lista, que la cosecha
es abundante,
-
te va a cambiar, y te va a cambiar no
solamente a ti, sino que a la gente a tu
alrededor.
-
Porque cambiará la manera en que tú
hablas con la gente,
-
la manera en que vas a la gente, la manera
en que tú ves a las personas.
-
Cambiará la manera en la que oras.
Lo cambiará todo
-
cuando empiezas a entender lo que Jesús
está diciendo.
-
De nuevo, si tú crees que la cosecha
no está lista,
-
nada va a pasar
-
o muy poco va a pasar.
-
Pero cuando ves lo que Jesús te está
tratando de decir...
-
¡Aleluya! Cuando ves esto y comienzas
a experimentarlo,
-
tú vivirás cada día la vida como en el
libro de los Hechos.
-
Donde serás guiado a esa persona de paz,
y personas son sanadas,
-
y ser liberadas, y nacen de nuevo, en
todas partes. ¿Por qué?
-
Porque esta es la verdad y lo he visto una
y otra y otra vez.
-
Puedo entregar un ejemplo más.
-
Hace algunos años atrás, yo estaba en
Holanda.
-
Y había un tipo de Finlandia que voló
a Holanda para estar conmigo,
-
para volar a casa unas pocas horas
después, o el día siguiente.
-
Él vino, él había nacido en Finlandia, él
había estado en la iglesia toda su vida.
-
Él nunca había guiado a nadie a Cristo, él
nunca había sanado a los enfermos,
-
él nunca había echado afuera un demonio.
¿Qué sucedió?
-
Él vino a Holanda, para estar conmigo unas
pocas horas, y luego el voló de vuelta a
casa en Finlandia.
-
La siguiente semana en Finlandia él
había sanado el primer enfermo,
-
él había echado afuera el primer demonio,
y él había bautizado al primero
-
en agua y en el Espíritu Santo.
-
30 o 40 años en la iglesia, y no ver
ninguna persona ser sanada,
-
una persona venir a Cristo.
-
Y luego él vino y se junto conmigo unas
pocas horas, y luego él regresó a casa,
-
y luego los siguientes días, la siguiente
semana; él lo había visto todo.
-
¿Qué sucedió?
-
¿Fue la cosecha la que repentinamente
cambió mientras él estaba afuera?
-
No. La cosecha no había cambiado aquellas
24 horas en las que él se había ido.
-
Él cambió.
-
¿Cómo cambió él?
-
Caminamos en Holanda, conversamos.
-
Y le pregunté si es que había alguna vez
orado por alguien que había sido luego
sanado.
-
Él dijo: "No". Yo le dije: "Hey, la
cosecha está lista.
-
Tú lo puedes hacer. Ven conmigo". Fuimos
al McDonald's,
-
fui a una mesa y dije: "¿Hay alguien que
esté enfermo?"
-
Había una chica que estaba enferma.
Le dije a él: ahora ora por ella.
-
Y el impuso sus manos, y él oró, y esa
chica fue sanada.
-
Cuando ella fue sanada, por su mano...
Algo sucedió en él.
-
Él repentinamente entendió que había
creído en una mentira durante toda
su vida.
-
Él repentinamente entendió que la cosecha
está lista.
-
Él entendió que es fácil. Él entendió que
él podía hacerlo.
-
Esa visita al McDonald's, cuando él oró
por alguien,
-
él entendió que la cosecha está lista.
-
Eso era lo que él necesitaba.
-
Cuando él regresó a casa en Finlandia, la
siguiente semana, personas fueron sanadas,
-
liberadas y nacieron otra vez.
-
Esto es lo que necesitamos.
-
Y puedo compartir muchos más testimonios
como este.
-
El siguiente vídeo que haré se titula:
"Cree que la cosecha está lista".
-
Allí quiero compartir más testimonios
como este. ¿Por qué?
-
Porque no es suficiente que lo oigamos.
-
Necesitamos creer en eso.
-
Y lo que te motivo que hagas es que...
-
te tomes un tiempo, hasta que nos veamos
la siguiente vez.
-
Tómate un tiempo y escucha las palabras
de Jesús.
-
Oye lo que Jesús está diciendo, que la
cosecha es abundante,
-
la cosecha está madura. La cosecha es
abundante. La cosecha está madura.
-
Y luego ora, ora, ora, ora, ora que Jesús
abra tus ojos.
-
Ora que Él abra tus ojos, de modo que
puedas ver lo que Jesús está diciendo.
-
Ora para que Él te ayude,
-
porque cuando este se convierta en
una revelación para ti,
-
cuando empieces a creer,
-
lo que Jesús está diciendo que la cosecha
está madura, que la cosecha es abundante,
-
cambiará tus acciones hacia la gente,
-
y cambiará, otra vez, el fruto que
estás viendo.
-
Pero si sigues creyendo en las mentiras de
Satanás y dices:
-
"La cosecha no es abundante, todavía
quedan cuatro meses para la siega,
-
tú no vas a ver nada.
-
Tú estás creyendo en una mentira.
-
Así que, tómate el tiempo, toma las
palabras de Jesús, óyelas.
-
Ora, ora para que Dios abra tus ojos.
-
Y luego, deja que despierte algo en ti.
-
Cuando vayas por una caminata y cuando
veas a las personas alrededor tuyo,
-
empieza a mirarlos a través de los
ojos de Jesús.
-
Cuando veas personas, en vez de pensar:
"Ah, esa persona,
-
no creo que esa persona esté lista". Y:
"Esa persona se ve como
-
que él no quiere a Dios". Y: "Ella se ve
como que no quiere a Dios".
-
En vez de eso, empieza a ver a las
personas a través de los ojos de Jesús,
-
como Jesús vio esa mujer en Samaria.
-
Míralos y di: "¡Whoa! Hay alguien aquí que
puede estar muy, muy abierto.
-
Hay alguien aquí que, tal vez, quiere
a Dios.
-
Sé que Jesús dice luego, en Lucas 10, que
hay personas
-
que no lo quiere, en donde solo sacudimos
el polvo de nuestras manos y pies,
-
y es algo de lo que hablaré más acerca
de ello después.
-
Pero eso no es en lo que estamos
enfocándonos ahora.
-
No estamos enfocándonos en esas pocas
personas que no lo quieren.
-
Estamos enfocándonos en que la cosecha
está lista.
-
Estamos enfocándonos en esas personas
que lo quieren, como esa mujer en Samaria.
-
Así que, hasta la próxima vez, tómate un
tiempo, medita, ora,
-
habla las palabras de Jesús. La cosecha
es abundante.
-
La cosecha es abundante. La cosecha está
madura. La cosecha está madura.
-
Y, luego, cuando camines, cuando estés
manejando
-
y veas a la gente, míralos y di:
-
"¡Whoa! La cosecha está madura.
-
Esa persona allí puede ser como la mujer
en Samaria.
-
Esa persona ahí puede ser la persona que
está lista para recibir".
-
Si tú haces eso, espero y creo que va a
cambiar tu vida,
-
y verás asombroso, asombroso fruto.
-
Así que, empieza a orar, empieza a
hablarlo,
-
empieza a creer en lo que Jesús
está diciendo,
-
y luego, espero verte la siguiente vez.
-
¡Dios los bendiga a todos ustedes allá
afuera! ¡Chao, chao!
-
El llamado de Jesús