En favor de la política - Edi Rama en TEDxThessaloniki

Renovador urbano y político, Edi Rama habla en favor de la política en TEDxThessaloniki 2012. Pintor en el pasado, Rama habla sobre llevar el color en muchos de los viejos edificios de Tirana y edificaciones de la era comunista con el argumento de que la belleza, si se le da la ocasión, traerá belleza.

Kalispera
[Buenos Días].

Este es un evento
que me resulta duro.

Hablo inglés,

pero mi dominio
del idioma inglés

es tan bueno como

el dominio de los banqueros
en la economía global.

(Risas) (Aplausos)

Soy...

un extranjero que visita un país

actualmente acosado de problemas

casi tan abrumadores
como para contemplarlos.

Y, sí, igualmente no es suficiente,

también soy un político.

En estos momentos, esta estirpe

está a la par de un vendedor
de autos de segunda mano.

Entonces,

como sea, hoy, ser un político
no siempre ha sido tan difícil.

Si fuera Barack Obama,

estarían emocionados, ¿o no?

¡Vamos! ¡Admítanlo!

Tiene carisma a montones.

Es el líder de
un país tan poderoso

que sus decisiones
nos afectan a todos,

no sólo a los estadounidenses.

Pero también estarían emocionados,
si yo fuera Angela Merkel también.

No tiene su carisma,

pero tiene poder real
como líder del país europeo

más grande, y todos Uds.
saben algo al respecto ¿no?

Y si fuera Francois Hollande, también

estarían emocionados porque
es el hombre del momento.

Así que de dónde venimos

es un factor muy determinante
en nuestras vidas.

¿Ven a veces fútbol

y piensan, por ejemplo,

¿cuán diferente Lionel Messi

y la vida de Lionel Messi
hubiese sido

si hubiese sido de Luxemburgo
y no de Argentina?

¿O Pelé de Kosovo?

¿O Maradona de Creta?

¿O si Churchill o Lincoln o
Napoléon de Groenlandia?

Yo soy de Albania.

No es Groenlandia

pero tampoco es
los Estados Unidos,

ni Alemania ni Francia.

Estoy en la oposición

no en el gobierno.

Entonces, sí, lo sé.

Sé lo que estaban pensando,
muchos de Uds. cuando

un amigo les llamó y les dijo,

"Oye, ¿quieres venir
a este TEDx

y oír a este tipo
Edi Rama hablar?"

"¿Edi, quién?"

"Sí, Edi Rama, el líder
de la oposición albenia".

"De acuerdo".

-"Es socialista".
-"¡Ah, sí, qué emocionante!"

Pero supongo que las cosas
pudieron haber sido incluso peor.

Pude haber sido el líder del PASOK
[Movimiento socialista panhelénico]

(Risas) (Aplausos)

Pero espero

que lo tengo que decir

sea digno de ser escuchado

porque en esta era de cinismo,

quiero hablar en
pro de la política.

En mi vida anterior, fui artista.

Todavía pinto, me gusta el arte.

Adoro la alegría que
el color puede dar

a nuestras vidas,
a nuestras comunidades.

Y trato de llevar algo

del artista en mí a la política.

La política no es
en sí misma aburrida.

Tiene significado

y tiene propósito.

Y veo

que parte de mi trabajo actual,

la razón por la
que estoy aquí,

no es sólo de hacer
campaña para mi partido

sino en favor de la política
y el rol que puede jugar

para mejorar nuestras vidas.

Durante 11 años,
fui alcalde de Tirana,

nuestra capital.

Nos enfrentamos a muchos retos,

El arte fue parte de mi respuesta.

Y mi nombre en el mero comienzo

estuvo ligado a dos cosas:

demolición de construcciones ilegales,

con el fin de recuperar
espacio público

y el uso de colores

para revivir la esperanza que
se había perdido en mi ciudad.

Pero este uso de colores
no sólo fue un acto artístico,

más bien fue una
forma de acción política

en un contexto donde los presupuestos
de la ciudad que tenía disponibles,

una vez electo, totalizaban
cero punto algo.

Cuando pintamos el primer edificio
arrojando un naranja radiante

en una fachada de gris sombrío

en una de las entradas de Tirana

algo inimaginable ocurrió.

Hubo un embotellamiento
de tráfico y se juntó una multitud

como si fuera la locación de
algún accidente espectacular

o la repentina aparición por
la visita de una estrella pop.

El funcionario francés de la UE
a cargo del financiamiento

se apuró a bloquear
la labor de pintura.

Gritó que bloqueraría
el financiamiento.

"¿Pero por qué?", le inquirí.

"Porque los colores
que has ordenado

no cumplen con los estándares
europeos", contestó.

"Bueno", le dije,

"los alrededores no cumplen
con estándares europeos

aunque no es esto
lo que queremos

escogeremos los colores
nosotros mismos

porque esto es lo que
exactamente queremos.

Y si no nos deja seguir
con nuestro trabajo

celebraré una conferencia
de prensa justo aquí ahora

en esta calle y le diremos
a la gente que Ud. me trata

justo como los censores de
la era del realismo socialista".

Con lo que se contrarió y
me pidió llegar a un arreglo.

Le contesté, "No, lo siento.

"Un acuerdo en los colores
es usar gris

y tenemos bastante de gris
como para que dure toda una vida".

(Aplausos)

Así que, es hora del cambio.

La rehabilitación de
espacios públicos

revive el sentimiento de
pertenencia de la ciudad

que la gente perdió,
el orgullo de la gente

por su propio lugar donde viven.

Y había sentimientos que
habían estado enterrados por años

bajo el furor de las atroces
construcciones ilegales

que surgieron en
los espacios públicos.

Y cuando los colores salieron
reluciendo en todos lados

un cambio de ánimo
empezó a transformar

el espíritu de la gente.
Pero también un ruido aumentó.

Un fuerte ruido. "¿Qué es esto?
¿Qué nos está haciendo el color?"

Así, el valor de crear algo
fue abordado con cierta duda:

¿Acaso estoy aquí
destruyendo mi mandato

más rápido con estos colores?

Hicimos una encuesta, la más
fascinante que haya visto en mi vida.

Le preguntamos a la gente,
"¿Quisieran

esta acción y que
los edificios se pinten así?

Luego la segunda pregunta fue,

"¿Quieren que sigamos o paramos?"

De la primera pregunta,
el 63% de la gente dijo:

"Sí, nos gusta".
37% dijo: "No, no nos gusta".

Pero a la segunda pregunta,

la mitad de a quienes no gusta,
quería que siguieramos.

Entonces notamos un cambio.

La gente empezó a tirar menos
basura en las calles, por ejemplo.

Empezó a pagar impuestos,

empezó a sentir algo
que habían olvidado.

Y la belleza fungía
como un guardían

en donde la polícia municipal o
el estado mismo estaban ausentes.

Un día, recuerdo estar
caminando por una calle,

que acaba de ser pintada

y en la que se iban
a sembrar árboles,

cuando vi a un
dependiente y su esposa

colocar un vidrio en
la fachada en la tienda.

Había tirado la cortina vieja
al bote de la basura.

"¿Por qué tira la cortina?"
Les inquirí.

"Bueno, porque las calles son
más seguras ahora", respondieron.

"¿Más seguras? ¿Por qué?
¿Han asignado más policías aquí?

"¡Vamos, hombre! ¿Cuál policía?
¡Puedes verlo tú mismo!

Hay colores, alumbrado público,

aceras nuevas,
no hay baches, árboles;

está bello, es seguro".

En efecto, la belleza estaba
brindando a la gente

este sentimiento de protección.

Incluso por los delicuentes.

Al final este no fue
un sentimiento desacertado.

El crimen sí bajó.

La libertad que
se ganó en 1990

trajo consigo un estado
de anarquía a la ciudad.

Bueno, el barbarismo
de la década de los 90

trajo pérdida de esperanza
para la ciudad.

Pintar las paredes
no alimentó a los niños,

ni atendió a los enfermos
o educó a los ignorantes.

Pero les dió esperanza y luz

y sirvió para que
la gente viera,

que podría haber una forma
diferente de hacer las cosas,

un espíritu diferente, un sentimiento
diferente en nuestras vidas

y que si llevásemos
la misma energía

y esperanza a nuestra política,

podríamos construir una
mejor vida para cada uno

y para nuestro país.

Retiramos 123 mil
toneladas de concreto

tan solo de las orillas de los ríos.

Demolimos más de 5 mil
construcciones ilegales

por toda la ciudad

una de 8 pisos de alto,
la más alta de ellas.

Plantamos 55 mil

árboles y arbustos
en las calles.

Establecimos un impuesto verde.

Luego todos lo aceptaron

y todos los hombres de negocios
lo pagaron regularmente.

Mediante la competencia abierta

logramos reclutar a muchos jóvenes
en nuestra administración

y por ende logramos construir
una institución pública despolitizada,

con representación equitativa
de hombres y mujeres.

Sirvió también para
[combatir] la corrupción.

Organizaciones internacionales
han invertido mucho en Albania

en estos 20 años;
no todo bien gastado.

Cuando les dije a los directores
del Banco Mundial

que quería que
financiaran un proyecto

para construir una sala de recepción
modelo para los ciudadanos,

precisamente para combatir
la corrupción endémica cotidiana,

no me entendieron.

La gente hacia largas filas,

a la intemperie
con sol o lluvia

para obtener un certificado

o sólo para hacer
una simple respuesta

de dos ventanitas

de dos kioscos metálicos.

Estaban pagando para
poder saltarse la fila,

la larga fila.

La respuesta a sus peticiones

provenía de una voz que
salía de un agujero negro.

Y, por otro lado,

una mano misteriosa salía
para tomar sus documentos,

mientras buscaba en
los documentos el soborno.

Podíamos cambiar a estos empleados
invisibles de los kioskos cada semana,

pero no podíamos cambiar
la práctica corrupta.

"Estoy convencido", le dije
al funcionario alemán

del Banco Mundial,

"que sería imposible
que fueran sobornados,

si estuviesen en Alemania,

en su administración alemana.

E igualmente estoy convencido que
si pusiéramos funcionarios alemanes

de la administración
alemana en estos agujeros

serían sobornados
de la misma forma".

No se trata...

(Aplausos)

No se trata de genes,

no se trata de que algunos
tengan más conciencia

y que otros no la tengan.

Se trata del sistema,
se trata de la organización.

Se trata del entorno y el respeto.

Retiramos los kioscos.

Construimos una nueva
sala de recepción iluminada

que hizo que la gente,
los ciudadanos de Tirana,

pensaran que habían
viajado al extranjero,

cuando entraban para
hacer sus peticiones.

Creamos un sistema
de control en línea

y así agilizamos
todos los procesos.

Pusimos a los ciudadamos
primero y no a los empleados.

La corrupción

en la administración estatal
de países como Albania,

no está en mí decirlo,
también como en Grecia

se pueda combatir sólo
con la modernización.

Reinventar los gobiernos

reinventando la política
misma es la respuesta.

Y no reinventando a la gente
con base a una fórmula preparada

que el mundo desarrollado a
menudo intenta en vano imponer

a gente así.

Las cosas...

(Aplausos)

Las cosas han
llegado a este punto,

porque los políticos, en general,

pero especialmente en
nuestros países, aceptémoslo,

piensan que la gente
es estúpida.

Lo dan por hecho

de que hagan lo que hagan,
la gente los tiene que seguir

mientras que la política
cada vez más y más

falla en dar respuestas

a los asuntos públicos

o las exigencias
de la gente común.

La política ha llegado a parecerse
a un juego de equipo cínico

jugado por los políticos,

mientras que el público
ha sido hecho a un lado,

como si estuvieran sentados en
las gradas de un estadio,

en el que la pasión por la política
gradualmente está dejando lugar

a la ceguera y a
la desesperación.

Visto desde estas gradas,

todo los políticos actuales
parecen iguales.

Y la política ha
llegado a parecerse

a un deporte que inspira
más agresividad

y pesimismo que
cohesión social

y el deseo de
un protagonismo cívico.

Barack Obama ganó porque...

(aplausos)

porque él movilizó a la gente,

como nunca antes, a través
del uso de redes sociales.

Él no conocía a todos
y cada uno de ellos

pero con admirable ingenio

logró transformarlos en activistas

al poner en sus manos
toda la posibilidad,

los argumentos y los instrumentos,

que cada uno llegó a necesitar para
hacer campaña en su nombre

haciendo su propia campaña.

Yo tuiteo, lo adoro.

Lo... adoro, porque me permite
hacer llegar el mensaje,

pero también permite que
la gente me mande sus mensajes.

Esto es política. No una jerarquía,

sino que es de abajo
a arriba y a los lados,

Que permite que la voz
de todos sea escuchada

exactamente lo que necesitamos.
La política no es sólo sobre los líderes.

No es sólo acerca
de políticos y leyes.

Es acerca de cómo
piensa la gente.

Cómo ven el mundo
a su alrededor,

cómo usan su tiempo
y su energía.

Cuando la gente dice que
todos los políticos son iguales,

pregúntensen,
¿es Obama igual a Bush?

¿Es Francois Hollande
igual a Sarkozy?

No lo son.

Son seres humanos
con visiones diferentes

y distintas formas
de ver el mundo.

Cuando la gente dice,
que nada puede cambiar,

paren y piensen
cómo era el mundo

hace 10, 20, 50, 100 años.

Nuestro mundo se define
por el ritmo del cambio.

Todos podemos
cambiar el mundo.

Les dí un ejemplo
muy pequeño

de cómo una cosa,

el uso de color, puede
hacer que el cambio ocurra.

Quiero hacer más cambios

como Primer Ministro
de mi país,

pero cada uno de Uds. puede
hacer que el cambio ocurra

si lo quieren.

Empecé con un Presidente
de los Estados Unidos

y terminaré con otro, Roosevelt,

que dijo, "Cree en poder hacerlo y
tendrás medio camino recorrido".

Efcharisto y kalinichta.
[Gracias y buenos días]

(Aplausos)