Soy de Irlanda. Me crie en el Distrito de los Lagos en Irlanda. Y aquí estamos en el Distrito de los Lagos en Italia. Crecí con seis hermanos; somos siete hijos en total. Nuestra madre era profesora, nuestro padre era músico, y vivíamos en una granja de 20 hectáreas. Ahora bien, la razón por la que les cuento esta historia es porque en aquella época, había cierta forma de vida que quisiera que ustedes imaginaran y mantuvieran en la mente durante toda esta conversación. Cultivábamos nuestros alimentos: naturales y de cosecha propia. En el río había peces. Éramos buenos pescadores, y todavía lo somos. Cada animal tenía un nombre: las vacas tenían nombre, vivían en la naturaleza, nos proveían de carne y leche. La nutrición. ¿Y el estilo de vida? Los granjeros estaban ocupados por la madrugada y la tarde, y trabajaban físicamente hasta después del atardecer. Quiero que piensen en eso, y quiero pasar a hablar sobre la salud, más específicamente, sobre las enfermedades crónicas mortales. Pues bien, la realidad es que en Europa, hoy en día, más de un 86 % de las muertes son por enfermedades crónicas. Estas personas llevan vidas devastadoras, y sus seres queridos sufren. Es una situación terrible. De hecho, para cuando termine esta conversación, doce personas habrán muerto en Europa a causa de una enfermedad crónica. Las muertes por enfermedades crónicas son prematuras. Aun así vivimos cada vez más años. La expectativa de vida está subiendo. Pero ¿qué hay de la calidad de vida? El aumento en la calidad de vida no sigue el ritmo de la expectativa de vida. Esto significa que la gente sufre hasta unos 20 años de mala salud antes de morir prematuramente. Eso sí, nos pasamos hablando de los ataques terroristas, de la seguridad aeronáutica, el clima, la situación económica. Hablemos del gran problema que se ignora. Es hora de hablar sobre esto. Es momento de presentarles estas enfermedades crónicas mortales. Las enfermedades crónicas mortales pueden afectar a cualquiera de nosotros. No nos equivoquemos. La principal enfermedad crónica mortal es la enfermedad cardiovascular. La enfermedad cardiovascular se cobra un 40 % de las vidas en Europa y, por cierto, estas cifras son parecidas –incluso peores– en el resto del planeta. Analicemos la número dos: el cáncer. El cáncer consiste en el crecimiento anormal de un tumor que invade el cuerpo. Todos conocemos la fortaleza del cáncer. En la Comisión Europea, tenemos el sistema de información sobre el cáncer y podemos decirles que este año, en Europa, habrá unos 3,9 millones de nuevos casos de cáncer. Más de 1,9 millones de personas morirán. Pasemos a la número tres: la diabetes. La diabetes es un conjunto de trastornos metabólicos que elevan el nivel de azúcar en el torrente sanguíneo a través de periodos largos de tiempo. Damas y caballeros, he allí los tres principales asesinos: conforman el 86 % de las muertes. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué hacemos para desactivar estas bombas de tiempo, que son las enfermedades crónicas? ¡Un momento! Quizá algunas sean prevenibles. ¿Les gustaría saber cuán prevenibles son estas enfermedades? Volvamos a la número uno: la enfermedad cardiovascular. Las pruebas demuestran –y prepárense– que el 90 % de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles. El 90 %, no nueve, 90. Consideren el cáncer. Entre el 40 % y 45 % de los cánceres son prevenibles. Consideremos la diabetes. Un 80 % de los casos de diabetes son prevenibles. ¡Pues son noticias fantásticas! ¡Es increíble! ¡Es fantástico! Pero si miramos la realidad, lo que está pasando hoy, si miramos el gasto sanitario en Europa, es alrededor del 10 % del PIB. No son millones, ni miles de millones; son billones de euros. Pero la realidad es que de todo el dinero que gastamos en la salud, menos del 1 % se destina a la prevención. Pero no estamos aquí para señalar, culpar ni avergonzar. Las cosas son como son. Nosotros como humanidad hemos creado esta situación, pero tengo más buenas noticias. Si hablamos de la prevención, hay dos maneras principales de prevenir enfermedades. Número uno... Ahora quiero que recuerden esa imagen de mis seis hermanos y yo, allá en Irlanda. Número uno: la nutrición. Lo que comemos cada día. Y la número dos es el estilo de vida. Hablemos un poco sobre la nutrición. ¿Saben cuánta azúcar, sal y grasa ha ingresado hoy a su organismo? ¿Han comido al menos 400 gramos de frutas y verduras hoy? Son unas cinco porciones. ¿Y su consumo de carne roja? En Europa consumimos el doble de carne roja de lo que deberíamos y la mitad de pescado de lo que deberíamos. ¿Qué hay de las legumbres, las fibras? Luego está el estilo de vida. El estilo de vida, todos lo sabemos: fumar es muy perjudicial. En el código europeo contra el cáncer es la principal causa de muerte. La segunda causa más común de cáncer, según este código, es el tabaquismo pasivo. Así que si no fuman, no toleren el humo de otras personas. ¿Y el alcohol? Limítenlo. Limítenlo tanto como sea posible. Y lo más importante: la actividad física. ¿Recuerdan a los granjeros de antes, que trabajaban de sol a sol? ¿Qué hacemos ahora el día entero? Esto. Luego volvemos a casa y hacemos esto. Y luego nos acostamos. Básicamente, eso es lo principal. Han pasado más de 40 años. Hoy estoy en el Distrito de los Lagos en Italia, y me encanta. Soy científico en el JRC. Trabajo en sanidad pública, en el área de las enfermedades crónicas para la comisión europea del JRC. Debo decirles que la UE y la Comisión no tienen poder legal para imponer legislación a los estados miembros. Eso depende de los estados miembros, los países de la Unión Europea. Pero podemos hacer y hacemos muy buenos trabajos y proyectos. Permítanme dar uno o dos ejemplos, y luego concluiré la charla. En el JRC hemos trazado políticas alimentarias para los colegios. Los niños son el futuro. Si los niños aprenden buenos hábitos –y la escuela es un ambiente controlado y propicio para esto–, mantendrán esos buenos hábitos, igual que si se aprendieran malos hábitos, serían difíciles de cambiar. Con estas políticas alimentarias escolares, reunimos a los estados miembros y todos intercambiaron ideas sobre cómo podemos arreglar o mejorar esta situación. Hemos investigado cómo alentar el consumo de frutas, verduras y agua en las escuelas. Hasta hemos investigado los requisitos alimentarios nacionales, y puedo presentarles datos estadísticos sorprendentes. Consideren el arroz blanco en su forma natural. Contiene unos 0,5 gramos por 100 gramos. Eso es la mitad de uno por ciento. Pero si observamos qué hay en el mercado, ¿qué compra y consume la gente? Algunos de esos productos contienen más de 30 gramos de azúcar. Son 30 gramos por 100 gramos, es decir, 60 o 70 veces más azúcar. Investigamos los cereales, los cereales de toda Europa, las muy variadas categorías. Hay una tabla desde cero hasta 35 gramos por 100 gramos. Estaba en rojo, especialmente en el caso de los niños. Los cereales para niños están llenos de azúcar. Van a la escuela tras haber superado, tal vez, la dosis diaria. Hemos investigado también el etiquetado. Pregunté hace un momento: ¿saben cuánta azúcar, sal y grasa han consumido hoy? Para ser honesto, serían unos genios si pudieran calcularlo, porque es muy difícil. Cuando compran algo y quieren comerlo o beberlo, ¿pueden leer la etiqueta y comprender lo que se explica allí? Estamos intentando mejorar esa situación. Trazamos todas las técnicas de etiquetado de productos y encabezamos un proyecto para poder cambiar esto. Si no podemos comunicar esto a la gente, pues la gente no cambiará. Tenía más ejemplos de lo que podemos hacer. Podría mencionarlos, pero necesito concluir esta charla. Ahora bien, si mejoran la alimentación y el estilo de vida, no lograrán únicamente reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Hay otras dos ventajas fantásticas. Número uno... Piénsenlo: si el 86 % de nosotros muere a causa de enfermedades crónicas, ¿cuántos de nosotros ya estamos "intoxicados"? ¿Cómo nos sentimos? ¿Nos sentimos bien? Si avanzamos en esta dirección, nos sentiremos mejor. Pensaremos mejor, dormiremos mejor, nos moveremos mejor. Todo será mejor. Lo que consideraban como una carga o estrés se convertirá de repente en un reto: "Superaré esto". No deberíamos desestimar nuestro bienestar. Esto es importante para ustedes, para todos nosotros. Y hay una segunda gran ventaja: nuestro valioso medio ambiente. Imaginen si millones de personas dieran este pequeño paso hacia una buena nutrición y un mejor estilo de vida. Al hacer ese cambio –al usar una bici o caminar al trabajo en lugar de usar el automóvil– el aire se haría más limpio. Usen las escaleras, no el ascensor: así se ahorra energía. Energía, cambio climático... todos conocemos la historia. Hay muchas cosas que podemos hacer. Hay tantas ventajas de observar estas cifras y decidir :"Voy a hacer algo". Ahora, casi hemos llegado al final. Y los miro porque quiero hacerles un pedido: que se lleven al menos una idea de esta charla. Quizá desde esta noche o mañana cuando salgan de paseo después de la cena antes de acostarse, piensen en su consumo de frutas y verduras; quizá beban más agua. Por favor recuerden estas ideas y se sentirán mejor. Sus seres queridos lo apreciarán mucho. Y quizá entonces podamos cambiar el curso de las enfermedades crónicas. (Aplausos)