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Mi nombre es Caren Sax.
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Soy catedrática y directora del
Departamento de Administración,
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Rehabilitación y Educación Superior
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en la Universidad Estatal de San Diego.
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Llevo casi 30 años trabajando aquí,
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pero empecé mi carrera
como profesora de educación especial.
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En mi primer año como docente,
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mis estudiantes pudieron ingresar
a una escuela pública
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debido a sus discapacidades.
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En 1975, se aprobó la ley que permite
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que los estudiantes con discapacidades
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puedan acceder a una escuela pública.
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Y ese fue el primer año
que empecé a enseñar.
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Estábamos en un pequeño pabellón
con casi 40 estudiantes.
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La mayoría éramos profesores jóvenes
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pensando en qué hacer
con estos chicos de 5 a 22 años de edad
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que por primera vez
entran a una escuela pública.
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Mucho antes de que se aprobara
la Ley para personas con discapacidades
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Aprendí mucho
sobre la falta de accesibilidad.
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De hecho, empecé enseñando
a los mayores y a los jóvenes
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pero no pasaba mucho tiempo con ellos
porque recién empezaban.
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Y me di cuenta de que
necesitaban aprender
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a acceder a su comunidad,
a encontrar trabajo,
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a saber todas esas habilidades básicas
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porque tienes muy poco tiempo con ellos.
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En mi distrito escolar
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contaban con personas cuya función era
buscar trabajos para los estudiantes.
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Cuando solicité a una persona
para nuestra escuela,
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me dijeron que no era posible
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porque nuestros estudiantes
no podían trabajar.
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Como imaginarás,
eso fue lo que me motivó a investigar.
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Sabía que ellos podían trabajar.
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Me reuní con algunos
de los empresarios del vecindario
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y me presentaron a otros empresarios.
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Así aprendí a cómo hablar con ellos
y fue excelente.
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Lo aprendí
cuando estudiaba para profesora
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en el programa de educación especial.
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Y, en efecto, comprobé
que mis estudiantes podían trabajar.
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Recurrí directamente
a los empleadores
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y me ayudaron
con las bases de todo esto.
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Comencé a enseñar
a mis estudiantes a usar el autobús
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y a buscar un lugar
en el que pudieran trabajar.
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Fue muy emocionante
cuando uno de ellos encontró un trabajo
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que le gustaba hacer
y en el que era bueno.
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Muchos de los padres jamás se imaginaron
que sus hijos e hijas podían trabajar
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y aun así vieron como ellos lo lograban.
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Había padres que estaban nerviosos
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de que se involucren en las comunidades.
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Pero fue emocionante
porque ellos se convirtieron
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en nuestros principales promotores
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de este programa educativo.
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Me di cuenta de que
adondequiera que vaya
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trataba de concientizar
y sobre todo de aumentar las expectativas
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de los estudiantes
con quienes trabajaba.
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Llegué a la Universidad Estatal
de San Diego
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para ver cómo podríamos usar
la tecnología asistiva
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para que las personas con discapacidades
puedan ir a la escuela,
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a encontrar un trabajo
y acceder a la comunidad de alguna manera.
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Por lo que, me enfoque en el área
de tecnología asistiva
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y teníamos un par
de subvenciones federales
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que nos ayudaron a financiar
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el desarrollo
de organizaciones comunitarias
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y a impulsar el desarrollo
de la tecnología asistiva.
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Esto fue apenas que se estableciera
la Ley sobre personas con discapacidades.
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Las comunidades
se empezaron a interesar,
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los empleadores
eran más conscientes,
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muchas personas de la comunidad
estaban dispuestos a ayudarnos
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a que las personas puedan acceder
a un trabajo que les guste.
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Empecé a enseñar junto con un miembro
de la facultad de Ingeniería
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un curso sobre
el uso de la tecnología asistiva.
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Participaron estudiantes
de educación especial,
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de rehabilitación,
de ingeniería, personas de la comunidad.
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También estaban terapeutas físicos,
ocupacionales y de lenguaje,
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personas que vendían equipos e
ingenieros de diversos ámbitos.
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Y de alguna manera
analizamos las posibilidades
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de relacionar
a las personas con discapacidades
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y a la tecnología asistiva
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para que puedan realizar
las actividades que querían hacer.
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Esto marcó una gran diferencia
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y permitió a que las personas
tengan el control de sus vidas.
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Una de las actividades
que se realizó en clase fue la encuesta
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sobre accesibilidad
de la ley de personas con discapacidades
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Fue muy revelador para mi,
para mis estudiantes
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y para las personas de la comunidad
con quienes trabajamos.
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Teníamos estudiantes
que salían a realizar las encuestas
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para averiguar qué tan accesible
eran sus vecindarios.
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Iban a lugares comerciales,
restaurantes, hoteles
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cualquier lugar que se encuentre
dentro de su vecindario.
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Y nos dimos cuenta
de que simplemente
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ya no volveríamos
a mirar un lugar de la misma manera.
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Tener la encuesta sobre accesibilidad
como medio y guía
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nos ayudaba
a ver donde se podrían hacer cambios.
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Parte de la tareas
no solo eran realizar las encuestas,
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averiguar los aspectos positivos
y las áreas donde se podría mejorar,
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sino también
promover y concientizar a las personas
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que hay todo un mercado ahí afuera
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en el que no habían pensado.
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Y para que ese mercado
acceda a sus negocios
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necesitan hacerlo más accesibles.
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Fue realmente fascinante
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y hasta ahora continúo enseñando
y realizando la encuesta.
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Por suerte, las cosas han mejorado,
hemos visto una gran cantidad de avances,
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aunque siempre
hay algunas cosas por mejorar.
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He visto muchos aspectos positivos
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tanto en el acceso físico
a los establecimientos
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como en el acceso
a la comunicación electrónica y digital.
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Y eso ha marcado
una gran diferencia.
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Creo que lo que pasa muy a menudo
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es que no pensamos
en estas cuestiones al principio,
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sino que lo hacemos
después de los hechos.
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Incluso en la universidad,
cuando se presenta un nuevo software,
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nuevas tecnologías,
nuevas plataformas que usamos.
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Siempre les pregunto,
¿qué hay de la accesibilidad?
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y a menudo las respuestas eran
“ya lo haremos” o “lo haremos después”.
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He visto ese cambio
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y las personas ahora se fijan mucho
en los problemas de accesibilidad.
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Creo que es algo que
debería pasar mas seguido.
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La idea de diseño universal
tiene que plantearse desde el principio
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ya que es mucho más inclusiva y rentable.
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Se debería tener en cuenta
la mentalidad de las personas.
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Tuve la oportunidad de trabajar
con estudiantes de arquitectura
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y poder presentarlos
a las personas con discapacidades
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les ha dado a entender que
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no solo se trata
de cumplir con las normas.
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Una vez que conocieron a las personas
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que accedían
a la comunidad de distintas maneras
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les ayudó a reflexionar
sobre un nuevo concepto de diseño
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y los motivó
a crear diseños mucho más accesibles
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ya sea en edificios,
lugares públicos u otros establecimientos.
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Me gustaría ver que la discapacidad
sea un tema importante
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en los debates sobre la diversidad.
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A menudo muchos de estos debates,
en especial los que se dan ahora,
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dejan de lado
el tema de la discapacidad.
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Además, la discapacidad
se conecta con todas las identidades
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ya sea de género, edad, etnia.
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En cada aspecto
encontrarás personas con discapacidades.
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Y de hecho, en cualquier momento
podemos ser parte de este grupo.
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La mayoría de nosotros
lo hará en algún momento de sus vidas.
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Es fundamental pensar de manera
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proactiva y holística
sobre la discapacidad
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y debe formar parte de las conversaciones
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que tenemos sobre la diversidad.