Doble muda Performance de Alejandra Pombo Su Soy Alejandra Pombo Su y soy artista. Doble Muda me interesa por esta palabra Muda que tiene este doble significado y que se relaciona con la voz, en el sentido de “muda”, de muda de voz y muda de la muda de la piel. Muda de la piel que, sobre todo, para mí es como, yo cuando hablo de la voz, hablo como de voz animal, no en un sentido de que imite al animal o de que me ponga en la piel de un animal, sino que es una voz como que proviene como más de algo instintivo y esencial. Entonces, hay algo como cuando digo, es como sacar esa selva que uno lleva dentro. Y siempre, en todos los trabajos que hago con la voz, en cada uno de ellos, porque cada uno se relaciona con el espacio de una manera específica. Es decir, que cada trabajo va a tener unas características determinadas según el espacio en que vaya a suceder. Y lo relaciono siempre con un animal en concreto. En este caso, ha sido con la serpiente, precisamente por esta... porque los reptiles, que mudan la piel. La relación que hago con esto, digamos, con la serpiente, como dije, no es algo figurativo, no es algo representativo, sino que es algo que a mí me ayuda en el proceso, como para conectarme con esa situación y con un estado para trabajar en ese proceso. Pero no es algo que se vaya a ver en la performance, sino que es algo que a mí me ayuda en el proceso. Sobre todo, me centro en esta idea de mudar la piel, que es como para mudar la piel los animales tienen que mudar la piel para crecer. PAra poder crecer, tienen que mudar. Entonces, en este trabajo, trabajo mucho desde ahí. Como qué para poder crecer, ¿qué tengo que mudar? ¿Qué tengo que desprender? Yo siempre me relaciono con el espacio de una manera que es como: Yo no quiero nunca modificarlo, sino que siempre es como entrar en ese espacio y trabajar desde ese espacio, ni tampoco, ni taparlo, ni adornarlo, sino como trabajar con él como de una forma muy directa. En este caso, claro, es la sala Serra y la pieza de Richard Serra es una parte digamos esencial de este espacio. Entonces, hay algo en el peso de esta pieza que me hizo como ¿Cómo puedo dar peso a mi cuerpo? ¿De qué manera puedo dar el mayor peso a mi cuerpo? Como para estar en diálogo con este espacio. Y estar en horizontal es de la forma que tú puedas dar más peso a tu cuerpo Mucho más que en vertical. Entonces, por eso tomé esta decisión. Yo digo que trabajo con la voz porque es, porque viene del cuerpo. No sería, no digo sonidos. Son sonidos, pero es voz porque viene del cuerpo. Y todo el trabajo que hago parte del grito y lo que hice como escuchar el grito, es como escucharlo, que no es lo que digamos que sería habitual. Y a partir de escuchar el grito, he ido desarrollando eso y centrándome, es decir, o focalizándome en todo lo que es la cuestión más estructural de ello, de intensidad, el volumen, la vibración. E ir trabajando sobre ello, porque para mí una cosa que es fundamental es no trabajar desde una narrativa, sino trabajar desde algo más formal y estructural. Y... Porque todo es un proceso para mí con el trabajo con la voz, de vaciamiento, de ir cada vez más a lo esencial. ¿De dónde viene esa voz? Es como de algo interior, pero que es como no va sobre mí, sino como a través de mí. Y entonces, todo va en pos de ese trabajo de ir quitando más, sí, de ir quitando. En el trabajo hay muchas formas en que me relaciono con el animal, desde que dije esto como de la voz animal, de esa voz como dejar que salga, como más relacionado con algo vital, institntivo. Cuando empiezo un trabajo con la voz que a veces hago como una propuesta de un animal porque pienso que se va a relacionar con el trabajo, otras veces se me aparece y otras veces, esa propuesta acaba siendo otra, porque se me acaba imponiendo por lo que voy viviendo en el proceso. Y todas esas cosas que van ocurriendo, hay algo como, claro, tú puedes decir, son accidentes o son coincidencias, pero hay algo que te va conectando de una manera como con la realidad de una manera que es como que te estás conectando con el mundo, de otra forma, no sé, como algo más, como señales, no sé. Como algo, sí, en cierta manera, mágico, que yo no le intento buscar explicaciones, sino simplemente es como que me da como seguridad en lo que estoy haciendo. Como que de repente digo: claro, es que se me tiene que aparecer porque estoy en esto, es como hay algo como que me va como acompañando y eso me da como seguridad en lo que estoy haciendo. La presencia animal es algo que es esta presencia plena, esta presencia del aquí y ahora. No se proyectan en el futuro, no están en el pasado, sino están aquí y ahora. Todo el comportamiento animal está como en esa experiencia de la situación, en sí misma, de una forma como de una relación muy directa, muy transparente, muy inocente. Y a mí esa es la presencia que me interesa trabajar. Cuando estoy con la voz. Esa presencia, es decir, de lo animal, es la que yo luego llevo a mi cuerpo. Es estar, es más en el estar, en ser espacio, en ser lugar. La atención está completamente ahí. Entonces, eso es lo que para mí, hace que todo se haga como muy presente y que todo sea un aquí y un ahora. Porque es ser voz. Y esa voz, que es lo que ocupa el espacio, es ser el espacio. La voz tampoco nunca está igual. Entonces, dependiendo de cómo tú estás, vas a ir por un lado o vas a ir por otro. O sea, que las decisiones las voy tomando en el propio momento. Por eso cuando digo que cuando hago como ensayos, no son ensayos, sino son más bien calentamientos, porque realmente el momento luego es único. No sé cómo va a ser. El trabajo siempre es como desde la voz en relación al espacio, y desde el material, que para mí es la voz, en relación al espacio, al lugar.